De Gitanjali (Otra versión)
rabindranath tagore 1861 – 1941 (
india
)
Reseña biográfica
Poeta,
filósofo y pintor indú nacido en Calcuta en 1861. Hijo de un líder Brahmo Samaj, fue el menor de catorce
hermanos. Recibió la educación básica en casa
donde existió un gran ambiente intelectual. A los diecisiete años fue
enviado a Inglaterra para completar su educación; sin embargo, interrumpió los
estudios cuando asistía a University College de Londres y regresó a su país para
matricularse en escuela experimental en Shantiniketan.
La primera parte de su
obra está contenida en "Carta de un viajero en Europa" 1881,
"Canciones del atardecer" 1882 y "El despertar de la fuente" 1882.
Después de su matrimonio en 1883, continuó
su larga carrera literaria, destacándose especialmente como poeta, con obras
como "Gitanjali" 1912, "El Jardinero" 1913, "Luna
Creciente" 1913, "Punashcha" 1932, "Shes Saptak" 1935, y
"Patraput"
1936.En 1912 regresó a Londres, en 1913
recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1915 fue nombrado Caballero por el
Rey Jorge V.Falleció el 7 de agosto de
1941.
46
No sé desde qué tiempos
distantes estás viniendo a mí.
Tu
sol y tus estrellas no podrán nunca esconderte de mí para
siempre. ¡ Cuántas mañanas y cuántas noches he
oído tus pasos !
¡ Cuántas tu
mensajero entró en mi corazón y me llamó en secreto ! Hoy, no sé por qué, mi
vida está loca, y una trémula alegría me pasa el corazón. Es como si hubiese llegado el tiempo de acabar mi trabajo.
Y
siento en el aire no sé qué vago aroma de tu dulce presencia.
2.
Reino dorado
Los niños
En la última playa del mundo los
niños se reúnen. El infinito azul está a su lado, al alcance de sus manos.
En la orilla del mundo, más allá de la luna, los niños se reúnen, y ríen,
gritan y bailan entre una nube de oro.
Con la
arena rosa, dorada, violeta - en el alba, al medio día, por la tarde -
edifican sus casas volanderas. Y juegan con las menudas conchas vacías.
Y con las hojas secas aparejan sus barcas y, sonriendo, las echan al
insondable mar. Los niños juegan en la ribera del mundo, más allá del
cielo.
No saben navegar, ni
saben lanzar las redes. Los niños pescadores de perlas se hunden en el mar
y, al alba, los mercaderes se hacen a la vela; los niños entretanto acumulan
guijarros de colores y luego, sonriendo, los dispersan.
No buscan tesoros
escondidos, ni saben echar las redes. Sube la marea, con su ancha risa, y la playa,
sonríe con su pálido resplandor. Las ondas en que habita la muerte cantan
para los niños baladas sin sentido, como canta una madre que mece la cuna de
su hijo. La ola baila y juega con los niños y la playa sonríe con su pálido
resplandor.
En la última ribera del mundo los niños se reúnen. Pasa la
tempestad por el cielo solitario, zozobran los navíos en el océano sin
caminos, anda la muerte, anda la muerte, y los niños juegan, entre una nube
de oro. En la orilla del mundo, más allá de la luna, los niños se reúnen en
inmensa asamblea de risas y de danzas y de juegos
y de cantos.
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