Mi querida Larisa:
Ay, amiga! Ahora entiendo por qué dejaste todo para irte a París junto a Marcos! Recién ahora lo entiendo! Qué cosa poderosa es el amor!
Creo que me moriría si no pudiera estar junto a Emilio. Cuando lo veo llegar me falta el aire...
El otro día, aprovechando que papá no andaba rondando, tomó mi mano y la besó. Su beso no fue suave ni de compromiso. Había fuerza y pasión en él...y su mirada! Sus ojos parecían dos brasas... Y sólo fue un beso en la mano! Mi Dios! Me imagino... no mejor que no imagine nada.
Cuando pienso en ese beso me tiemblan las rodillas!
Bueno, basta de escribir de mí. ¿Cómo anda...?
Señor L. Gomez Aguilar
Al fin hemos logrado localizar al muchacho en Córdoba.
Su madre es una sirvienta llamada Ignacia Garay que ha trabajado para usted.
Abandonó Buenos Aires embarazada y se instaló en Córdoba, en casa de una tía.
Ha tenido dos hijos: el mayor, Alberto, nacido en 19... (fallecido) y Emilio, el menor nacido en 19... Este hijo es nacido dentro del matrimonio.
Actualmente la mujer es viuda.
No está prontuariada al igual que su hijo.
No figuran arrestos de ninguno de los dos.
Le envío la dirección actual.
Tenga en cuenta señor, que como la mujer es analfabeta, alguien deberá leer su carta si es que decide usted escribirle por alguna razón.
Creo que con estos datos, quedan finalizadas las investigaciones a no ser que usted decida lo contrario.
Como siempre, cuente usted con mi total discreción.
Atte.
Señor Emilio Navarro:
Le escribo porque temo que, de verlo personalmente, pudiera violentarme con Ud.
¿Qué es eso de llegar a mi casa "casualmente" y entablar amistad con mi hijo y cortejar a Julia? ¿Cómo se atreve?
¡El hijo de una sirvienta!
Se ha introducido en mi hogar por medio de subterfugios utilizando para tal fin al inocente Roberto de la Cuesta.
Sí, sí, lo he investigado! ¿Qué creía? Que no lo iba a hacer? Usted demostraba no ser uno de los nuestros.
Pero, ¿Qué ha estado pensando?
No sé qué le ha contado su madre, pero seguramente no es verdad. Yo la ayudé cuando quiso irse después de su falta ¡Le pagué el pasaje, señor!
Y le di un poco de dinero. Y cuando me comunicó que su hijo, el hermano de usted, estaba enfermo, le recomendé un buen médico. Y hablé con él para que fuera discreto en sus honorarios.
Comprenda que su madre se había casado y el enfermo no era mi responsabilidad. Nunca lo fue.
Las jóvenes solteras cuando deciden embarazarse deberían saber a lo que se exponen.
Por eso es que se ha creado el sacrosanto matrimonio bajo la bendición del Señor.
Le exijo que de aquí en adelante no vuelva a pisar mi casa ni a tener contacto con ninguno de mis hijos.
De lo contrario, deberé llamar a la policía!
Lisandro Gómez Aguilar
Señor:
No sólo seguiré frecuentando su casa sino que cortejaré formalmente a Julia y usted no podrá oponerse.
Ella me ama. Le haré saber que sus sentimientos son correspondidos.
Ignoro cómo dos buenos jóvenes como sus hijos han podido ser engendrados por un ser horrible como usted.
Leo y releo su misiva y no puedo creerlo. Con qué liviandad habla usted de mi madre! Como escribe "las jóvenes solteras que deciden..." Mi madre nunca decidió nada, señor. Ud. decidía por ella cuando la tomaba por la fuerza en la cocina! Una joven de dieciséis años, analfabeta, perseguida por el señor de la casa! ¿Cree usted que tuvo oportunidad de elegir?
Y cuando quedó embarazada de "su hijo" como lo llama usted, se libró de ella con un pasaje de tren, antes de que se viera manchada su imagen impoluta.
Pronto seré su colega, señor. El hijo de Ignacia Garay, abogado! Y con honores! Y seré el prometido de Julia. ¿ Como va a explicarle a su hija que esto no sea así? ¿ Le dirá que soy medio hermano de su medio hermano?
Sepa que cuando vine a Buenos Aires luego de la muerte de mi hermano Alberto, mi intención era la de destruirlo, destruir todo lo usted era y tenía: su reputación como presidente de esa absurda asociación de buenos modales y moralidad, destruirlo a usted, su matrimonio, su familia, exponerlo ante sus amistades...pero entonces conocí a Arturo, mi amigo, y conocí a Julia a la que amo mucho más que a la venganza que vine a cumplir.
Me casaré con ella en cuanto me reciba y usted, señor, nos dará la bendición a no ser que quiera arriesgarse. No está en situación de imponer condiciones.
Emilio Navarro
Querida Larisa:
Ojalá estuvieras aquí!Las cosas se han precipitado tan rápidamente que aún no puedo creerlo!
El viernes me caso!!! Y en el Santísimo como tú! Soy tan feliz! Pasaré a contarte.
Emilio, como era de esperarse, se recibió con honores. Qué orgullo!
En algún momento habló con papá ya que desde entonces me cortejó formalmente.
Un mes y poco y fijamos fecha para este viernes.
Papá anda muy nervioso, como si en vez de una boda pendiera sobre su cabeza un terrible peligro. Mamá dijo en su momento que es porque cree que va a perder a su niñita.
Por otro lado, inesperadamente, accedió llamar "hijo mío" y "mi hijo" a Emilio. Raro, no? Emilio se lo pidió y, luego de mirarlo muy fijo, suspiró y accedió.
Mi futura suegra ha llegado. Está parando en un hotelito.
Cuando mamá la vio, se quedó muda. Creo que fue porque esperaba encontrar a una señora más elegante, pero como es viuda y ha perdido a su hijo mayor, ha debido trabajar para sostenerse. Todos los ahorros iban para pagar los gastos de la facultad de Emilio.
La buena mujer es un encanto. Hemos salido a pasear en coche con ella y Emilio por la Avenida Alvear y la plaza San Martín. Mamá estaba invitada pero le dolía la cabeza y no quiso venir. Otra vez será! Habrá muchas más oportunidades.
No te asombres: se ha acordado ( esto fue un pedido especial de Emilio) que en la ceremonia, mi futura suegra, (Ignacia se llama) se siente a un lado de mi padre y mi mamá al otro lado.
Emilio adujo que la pobre ha perdido marido e hijo y no quiere que se sienta mal ubicándose sola en el primer banco del lado opuesto. No tiene a nadie más en el mundo, pobre señora.
Mis padres quedaron atónitos ante este pedido que rompe todos los protocolos, más aún porque estarán todos los acartonados y moralistas conocidos de papá.
Papá protestó al principio citando a sus amistades copetudas, pero Emilio le contestó: "Por eso, papá. Recuerde que estarán todos sus amigos. No lo olvide."
No entendí mucho esa parte pero quedé embelesada y conmovida cuando Emilio lo llamó "papá". Creo que llamarlo así lo reconforta y lo hace sentir menos huérfano.
Es maravilloso como Emilio se ha integrado a la familia y como mis padres escuchan y atienden sus pedidos.
Bueno, amiga del alma, esas son las novedades.
Soy muy feliz y estoy muy contenta que todo se haya desenvuelto de manera armónica para satisfacción de todos.
Una boda sin sobresaltos! Una boda tal cual he querido siempre: feliz, apacible y sin secretos.
Tu amiga que te quiere
Julia.
Autora: Andrea Gaos Keller
25 de febrero 2021