LA HORA DE LOS VENDEDORES AMBULANTES
En la época colonial, una buena manera de estar al tanto de la hora del día
en la que uno se encontraba, era estar atento al paso de los vendedores
ambulantes. "¿Qué quiere decir?", se preguntarán ustedes ...
Cada vendedor ambulante tenía su horario fijo para ofrecer sus productos:
7:00 - pasaba el lechero
8:00 - era el turno del panadero
9:00 - hora de los "¡pastelitos calientes!"
10:00 - para el aguatero
11:00 - llegaba el momento de los vendedores de frutas
12:00 - los pescaderos
13:00 - hora de saborear los alfeñiques y mantecados
14:00 - a la hora de la siesta, llegaba la "mazamorra para quitar la
modorra"
15:00 - pasaba el encargado de vender aceitunas con ajo y perejil
17:00 - hora de los higos y las uvas
18:00 - alfajores y masitas
20:00 - las esclavas ofrecían "buñuelos calientes para las viejas sin
dientes"
A partir de esta hora, dejaban de pasar los vendedores. Pero desde las diez
de la noche, se podía escuchar al guardián anunciando "las diez han dado y
sereno..."