DE DONDE VIENE LA EXPRESIÓN
“DE PE A PA”
El origen de la expresión "de pe a pa" y por qué es más importante de lo que parece ...
Parece un sinsentido, pero la expresión "de pe a pa" tiene una historia bastante lógica. Conozcámosla, puesto que, como dijo Machado, la gran literatura se entiende por lo sencillo.
Igual que sucede con “erre que erre” o “al tuntún”, “de pe a pa” es una de esas expresiones que, por parecer casi una onomatopeya, nos dicen poco sobre su origen. Para el lingüista, un problema mayor, pues, ¿Por dónde empezar a investigar? Aparentemente, es solo una reunión aleatoria de sílabas.
Más de uno pensará ¿Y a quién le importa? En el excelente prólogo al libro Abecedario de dichos y frases hechas (1999), el catedrático de Lengua Guillermo Suazo Pascual recuperó una hermosa sentencia de Antonio Machado: “Preguntadlo todo, como hacen los niños. ¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? ¿Por qué lo de más allá? En España no se dialoga porque nadie pregunta, como no sea para responderse a sí mismo. Todos queremos estar de vuelta sin haber ido a ninguna parte. Somos esencialmente paletos. Vosotros preguntad siempre, sin que os detenga ni siquiera el aparente absurdo de vuestras interrogaciones. Veréis que el absurdo es casi siempre una especialidad de las respuestas”.
Machado lo dijo con la autoridad del que dedicó su poesía a hacerse eco de la sabiduría tradicional, incluso de la más aparentemente banal. No en vano, era nieto de Cipriana Álvarez Durán (c. 1828-c. 1904), una gran recopiladora del folclore español. De ahí ese amor por lo popular, que él fusionó con un compromiso con el presente, hallando en esa mezcolanza una justificación a su poesía.
De este modo, y con una curiosidad infantil, que es lo contrario al cinismo, halló terreno fértil en las expresiones más vulgares. Para él, eran “las más ricas en contenido”. Fijarse en lo más plebeyo para hallar lo más medular, justamente eso recomendaba a sus pupilos el profesor Juan de Mairena, en realidad, un apócrifo que Machado se inventó para hablar directamente a sus lectores.
“Reparad en ésta, tan cordial y benévola: ‘Me alegro de verte bueno’. Y en ésta, de carácter metafísico: ‘¿Adónde vamos a parar?’. Y en estotra, tan ingenuamente blasfematoria: ‘Por allí nos espere muchos años’. Habéis de ahondar en las frases hechas antes de pretender hacer otras mejores”.
Visto esto, el significado cultural de esas pocas sílabas que forman la locución de pe a pa se nos amplía más de lo que esperábamos. Eso sí, con más dudas que certezas. Aunque pueda parecer una expresión no mucho más antigua que otras de nuevo cuño, como crack o yass, lo único seguro es que ya se usaba en el siglo XV.
Lo sabemos porque aparece en un fragmento de la única obra que se le atribuye a Fernando de Rojas, La Celestina (c. 1499). La usa el rufián Centurio cuando le jura a Areúsa “por el santo martirologio, de pe a pa”, que haría cualquier cosa por ella. Al muy fanfarrón, que estaba prendado de una prostituta, no se le ocurre nada mejor que jurar por todos los santos.
Otro autor del Siglo de Oro, Francisco de Quevedo, también recuperó el modismo en su Cuento de cuentos (1626), que no es otra cosa que una ingeniosa y algo abigarrada recopilación de coloquialismos, quizá la más condensada de la historia de la literatura española.
Los dos literatos la usaron con idéntico significado, el mismo que hoy en día recoge el diccionario de la Real Academia Española (DRAE): “Enteramente, desde el principio al fin”. Como ya sabemos, una locución adverbial que usamos para referir, por ejemplo, que hemos completado alguna tarea. Pero ¿Quién fue el primero en acuñarla?.
Tratándose de un coloquialismo, es imposible saberlo, aunque la historia nos ha dejado algunas migas de pan sobre el cómo y el porqué. Arturo Ortega Morán, un escritor mexicano que investigó el origen de palabras y expresiones castellanas, creyó haber descubierto una de esas pistas en los escribanos que transcribían los textos clásicos antes de que apareciera la imprenta en el siglo XV. Al parecer, para demostrar que su transcripción había sido fiel al original, los frailes añadían la frase “de palabra a palabra” a sus textos. De ahí la abreviatura “de P. a P.”, para indicar que algo se había expresado de forma íntegra.
Más tarde, el humanista Gonzalo Correas dio plausibilidad a esta posibilidad cuando, en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), definió la locución como “Decir las cosas distintas y claras. Palabra por palabra”. No obstante, sin contradecir a los anteriores, en su libro Significado y origen de dichos españoles (2018), Antonio Fernández Vera da otra acepción.
Aunque el DRAE ya no recoja este sentido, Fernández Vera nos explica que en el siglo XVI la expresión también se usaba para referirse a algo que es obvio. Según él, porque probablemente los maestros usarían fórmulas como con la “pe” y con la “a” sale “pa”, para enseñar a los pequeños o a los iletrados a construir las sílabas más básicas. Una posibilidad sugerente.
Sea como fuere, la historia nos ha permitido dar un poco de lógica a esta expresión aparentemente simplona, satisfaciendo el ruego de Machado: “Procurad, sobre todo, que no se os muera la lengua viva, que es el gran peligro de las aulas”.
La Vanguardia, 2022
Posteo Eva Epstein
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