Cualquier tiempo pasado fue mejor…
Expresión proverbial con la que se da a entender que el recuerdo del tiempo pasado, por malo que haya sido, siempre nos ofrece una idea de felicidad, en ocasiones falsa e ilusoria.
Su origen: el verso de las famosas “Coplas” de Jorge Manrique dedicadas a la muerte de su padre y que son todo un símbolo acerca de la fugacidad de la vida humana en nuestra literatura en lengua castellana. En las “Coplas” de Manrique (1440-1479) se expone la vanidad de las cosas mundanas y la necesidad de lograr una fama basada sólo en el bien y en la piedad. Por su sobriedad y perfección técnica, las “Coplas” de nuestro Jorge Manrique alcanzan una de las más altas cuotas de nuestra literatura.
Recordamos la estrofa origen del dicho:
“Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando como se pasa la vida como se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, como después de acordado da dolor; como, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”.
Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia, 1440? – † Santa María del Campo, Cuenca, 1479), poeta español. Es autor de las Coplas por la muerte de su padre, uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos.
Su obra poética no es extensa, apenas unas 40 composiciones. Se suele clasificar en tres grupos: amoroso, burlesco y doctrinal. Son, en general, obras satíricas y amorosas convencionales dentro de los cánones de la poesía cancioneril de la época, todavía bajo influencia provenzal, con un tono de galantería erótica velada por medio de finas alegorías.
Sin embargo, entre toda ella, destacan de forma señera por su conjunción de tradición y originalidad las Coplas por la muerte de su padre. En ellas Jorge Manrique hace el elogio fúnebre de su padre, Don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte. El poema es uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos. Lope de Vega llegó a decir de ella que «merecía estar escrita en letras de oro».
Sus recursos métricos se limitan al uso reiterado de la canción, la copla real, la copla castellana, la copla de pie quebrado, la esparza (una sola estrofa que condensa un pensamiento artísticamente expresado) y la copla de arte menor. La rima, en ocasiones, no está muy cuidada.
No abusa del cultismo y prefiere un lenguaje llano frente a poetas como Juan de Mena y el Marqués de Santillana y, en general, de la lírica cancioneril de su tiempo. Hay incluso vulgarismos, que dan un aire de sencillez y sobriedad, y que los hace encajar perfectamente en las técnicas retóricas y juegos de palabras típicos de los poetas cuatrocentistas.
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