EL PODER DE DIOS EN NUESTRA BOCA
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío." Salmo 42:5
¿Sabías que hay un poder muy grande en las palabras que salen de nuestra boca porque al escucharlas nos auto- influenciamos?.
Hay un ejemplo hermoso . El escritor del Salmo 42 estaba en el norte del país y no podía ir al templo a adorar a Dios, el cual se encontraba en Jerusalén; deseaba con todo su ser, ser parte de los adoradores que allí se reunían. La gente que lo escuchaba se reía de él y hacía burla de su situación, esto le produjo una gran desilusión. Pero en lugar de deprimirse y desesperarse, se dijo a sí mismo que las circunstancias cambiarían algún día, todavía él iba a adorar a Dios.
¡Esta actitud le hizo real la presencia de Dios y aun en ese lugar donde él se encontraba! y mientras él se hablaba a si mismo de estas verdades de Dios, quien nos bendice dondequiera que nos encontremos, se sintió animado y fortalecido con la esperanza y la realidad de Su presencia.
Por eso, cuando se sienta con el ánimo bajo, desanimado o inclusive desilusionado, comience a decirse en voz alta: Dios me ama, Él me ha salvado, Él se encuentra en el centro de mi vida y de todo lo que me rodea, Dios me llevará al cielo un día.
Verá que estas verdades habladas en voz alta entrarán por sus oídos directo a su corazón y serán el antídoto para los estados depresivos y de tristeza. Pruébelo y disfrútelo.
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