Según cuentan varios de los expertos y entendidos de los más conocidos géneros literarios que han sido más traducidos en todo el orbe, en una ocasión tuvieron la oportunidad de conocer los textos originales que el católico D. Miguel de Cervantes escribió con su prodigiosa pluma y, entre diversas notas y apuntes, encontraron una página suelta de la cual no pudieron ubicar en el libro de D. Quijote que relataba lo siguiente:
Hastiado de su incomprensión ante su grueso amigo y el resto del mundo, aprovechando en una ocasión en la que Sancho disfrutaba de su prolongada siesta, dejando a su caballo Rocinante en una fresca sombra se puso en camino a pie hacia una pequeña parroquia de la cual podía ver su campanario con su distinguida y hermosa cruz metálica. Con mucho respeto al entrar se quitó el yelmo, se santiguó e hizo su correspondiente reverencia al Santísimo y dirigiéndose al confesionario, de rodillas exclamó con aire desesperado, ! Ave María Purísima!.
-Sin pecado concebida.
-Padre, no son muchos los pecados los que contienen mi armadura, aunque es posible que no haya sido demasiado tarde estudiar la posibilidad de tener un director espiritual. ¿Le importaría a usted darme una orientación?.
-Con humildad y oración todo se puede sondear hijo, dime ¿Cuál es la adversidad que experimentas?
-En primer lugar, en mi andanza no dejo de ver en todo momento a gigantes y en ocasiones pienso que si fuese mejor católico éstos serían polvo bajo mis zapatos.
-Efectivamente hijo, los gigantes de las tentaciones se ven acompañados por otros gigantes de mayor o menor estatura que sólo pueden ser derribados con la frecuencia de los sacramentos y de la oración perseverante.
-Todas estas recomendaciones son muy reconfortantes para un noble caballero que vive un poco alejado de una vida más piadosa, pero todos mis más allegados desconocen que por Cristo muchos me toman por loco.
- Hijo, debes de saber que en esta vida han existido siempre personas que han intentado comprender el Amor de Dios con sus pobres mentes, y en el intento perdieron completamente la cabeza, pero a diferencia de otras personas en el mundo que los consideran enfermos, estos son muy conscientes de que no quieren ser como antes, porque en verdad ellos han encontrado definitivamente la mejor de las medicinas.
-Pero no puedo seguir así padre, vivo en la más honda incomprensión.
-No te preocupes hijo, es posible que algún día llegues a comprender la paradoja del saber, que es aquélla que consiste en comprender mucho de lo que a uno le rodea, pero experimentando a su vez en primera persona el hecho de no poder ser comprendido por los demás.
-Esto era algo que desconocía por completo padre, pero es muy sufrido verse muy hábil de mente y que muchos piensen que estás enfermo, pues no sé como asimilarlo.
-Querido cristiano andante, ten por cuenta desde hoy que uno de los mayores errores de la humanidad ha sido pensar que la locura es una enfermedad, pues tan sólo es la posología necesaria para poder vivir correctamente nuestra vida, siendo precisamente esta la cualidad que nos diferencia de los tibios.
- Padre, empiezo a percibir que para los que no nos comprenden nos llaman locos, pero para aquéllos que lo experimentan somos asilvestrados.
- Así es hijo, en la historia del hombre muchos han sido los que han ansiado el don de la sabiduría, sin ser conscientes a su vez que ello conllevaría vivir bajo la piel de un loco, pues los restos conocidos e incluso envidiados tan sólo han sido banas apariencias.
-Eso es muy hermoso padre, pero muchos desconocen que es un verdadero loco y no sabría cómo decirles.
-La marca indeleble de un verdadero loco es su nobleza ante sus semejantes, pero a su vez muy agresivo con el mundo.
- Pero, ¿qué les diré para que sepan diferenciar mi carácter y no crean que he enloquecido?.
-Es sencillo hijo, tendrás que enseñarles que cuando en la vida se defiende con la palabra una causa noble, no deben confundir el celo por la verdad con la agresividad, la soberbia o la ira.
- Creo padre que ahora veo más clara mi postura de incomprendido, ya que sin darme cuenta he dejado de lado la tibieza que me impone el mundo, pues la locura es fecunda cuando se vive pero muy dolorosa cuando se reprime.
-Hijo, ahora ya sabes que Dios no se ha cansado de enviar al mundo más locos, pero no con el fin de que sean manipulados, sino para que puedan enseñar a aquéllas personas que se consideran normales, así que si algún día tienes el gran deseo de no volver a ser la persona que eras antes, serás un verdadero loco más.
-Deme la absolución padre pues desde hoy mi oración constante será decirle a Dios que cada día le entregaré mi pobre cordura, para atarme por siempre a la locura, con el fin de poder amar y ser libre sin limitaciones.
- Hijo, no tengas reparo en adelante de refugiarte en el Incomprendido entre los más Incomprendidos que es Aquél que de nada lo dio todo, Aquél del cual no podemos comprender ni sus designios ni sus sentencias, pues si estuviera de nuevo entre nosotros volveríamos a vestirlo de Loco, lo estimaríamos en poco, sería motivo de escarnio y nos mofaríamos de Él. Somos bienaventurados aquéllos a los que Dios comparte sus sufrimientos, sea de la manera que sea. Tratemos de ser generosos y no le neguemos nada que nos pueda pedir. Querido hijo, por último quisiera decirte que en nuestro obsesivo deseo de aparentar personas sensatas, equilibradas o respetables es uno de los principales obstáculos a la santidad, por ello te exhorto a que si quieres ser algún día un gran santo y hacer grandes cosas por Dios, debes de perder el miedo a que te tomen por loco, con lo que no debemos de excluir las cosas “absurdas” de la lista de cosas que Dios puede exigirnos.
- Como penitencia, reza la Salve. Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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