Sin embargo, cuando damos para sentir el reconocimiento, para manipular, chantajear,
para reclamar algo a cambio
o para tenerlo como carta bajo la manga cuando sea oportuno sacarlo a relucir, lo estamos haciendo desde el lugar equivocado,
estamos dando para solamente alimentar nuestro ego, para sentir poder, control, para inclusive sentirnos bondadosos,
pero eso ya es egoísmo, cuando das de corazón, no estás pensando en cosas como: Soy un 5% más bondadoso
que antes o ahora soy mejor persona, eso es el ego.
Siempre tenemos la oportunidad de ayudar a alguien, mientras más ayudemos, más enriquecedora se volverá nuestra vida
(este no es el fin, pero es una ganancia tácita), compartir lo que tenemos, lo multiplica, ayudar a otros le da un propósito adicional
de vida, nos afianza a la vida y nos otorga la sensación de ser importantes para quienes nos rodean.
Los gestos de ayuda los podemos ofrecer en cualquier momento, ayudar a un anciano a cruzar la calle,
cuidar a los sobrinos en algún momento, visitar a un amigo enfermo, adoptar a una mascota, proveer insumos a los necesitados,
dando ideas… en fin, hay muchas maneras de ayudar. No es necesario tener bienes o dinero para ello,
solo disposición, porque siempre tendremos algo que dar, porque nuestro espíritu es de naturaleza bondadosa
y totalmente independiente de bienes materiales
. Explotemos esa cualidad y ayudemos al mundo a ser mejor… sin esperar un aplauso