Hoy
entre tantas noticias
quizás merezca espacio
(en sección policiales)
un breve comentario:
En Munro, este domingo,
por causas que investigan
(así es el latiguillo)
otra bala bandida
respondiendo al gatillo
de un señor delincuente,
se quedó con la vida
de un vecino corriente.
De profesión quiosquero
(devenido por fuerza),
treinta y nueve sus años,
dos hijas que supieron
como llega la muerte,
una esposa turbada
impotente en su llanto.
El mundo sigue en tanto
y aunque proteste en vano
no puedo soslayarlo:
¡Han matado a otro hermano