Poema 8
Abeja blanca zumbas -ebria de
miel- en mi alma y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el
desesperado, la palabra sin ecos, el que lo perdió todo, y el que todo lo
tuvo.
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. En mi tierra
desierta eres la última rosa.
Ah silenciosa!
Cierra tus ojos
profundos. Allí aletea la noche. Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos donde la noche alea. Frescos brazos de flor y
regazo de rosa.
Se parecen tus senos a los caracoles blancos. Ha
venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Ah silenciosa!
He aquí la soledad de donde estás ausente. Llueve. El viento del mar
caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca,
ausente, aún zumbas en mi alma. Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa
PABLO NERUDA
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