UNA ACTITUD FELIZ
Si como lo comentamos en la entrega anterior, los elementos físicos necesarios para subsistir no son difíciles de lograr, y los factores de carácter espiritual necesarios se encuentran disponibles dentro de cada ser humano y dependen de su voluntad, surge una nueva pregunta:
¿Por qué tantas personas dicen que les es difícil o imposible lograr la felicidad?
Creo que se trata de que para ser felices, en principio, es indispensable la disposición a sentir, más que predicar o aconsejar, qué hacer para sentirse feliz. Se requiere experimentar en el cuerpo y en el alma la extraordinaria sensación de vivir. Conviene asumir nuestra temporalidad sobre este planeta y como consecuencia, no desperdiciar ni un segundo para disfrutar de tantas bendiciones que sobre el existen para nuestro deleite; especialmente nuestros hermanos humanos.
Ser feliz no es difícil; amerita una actitud personal positiva frente a todo evento y circunstancia vivencial. Cada instante de nuestra vida es una oportunidad para la bonanza, el solaz, la ternura, el amor y el compartir. Toda circunstancia, por desagradable que pareciere, tiene una parte positiva y/o didáctica que nos prepara para un futuro mejor.
Se trata de nuestra disposición personal para ver la parte bella de la vida, la parte edificante de las situaciones humanas; de aceptar los buenos momentos como regalos de Dios, y los desagradables, como la enseñanza necesaria para lograr una vida plena.
Como producto natural somos un milagro; como la obra de Dios, simplemente magníficos. Tenemos la máxima capacidad de adaptación a cualquier medio y a cualquier situación por grave que fuere. No hay límites para nuestra felicidad, más que aquellos que nosotros mismos nos imponemos. Fuimos diseñados por Dios para ser felices y no serlo es… anatema.
No importa el tiempo o espacio donde nos ubiquemos, porque en cualquier dimensión conocida existen las condiciones para la realización personal. Nuestra inteligencia, sentidos y el poder recibido de Dios, son superiores a cualquier dificultad. Por eso siempre, en todas partes y en todos los tiempos existieron personas felices que entendieron esta realidad y disfrutaron de una vida edificante y plena. Otras que las ignoraron y como consecuencia disminuyeron su capacidad para ser felices.
Nosotros, los cristianos, aprendimos de Jesús que si tenemos a Dios en nuestro corazón, para lo cual debemos tener paz, amor y actuar con justicia, todo lo demás nos será dado por añadidura, y… eso hacemos.
Por todo eso no dudo en asegurar que ser felices no es nada difícil, porque se reduce a una actitud, a una forma de ser; a la utilización positiva de nuestro estado de ánimo.
De alguna manera, la felicidad responde a nuestra seguridad de que no estamos solos en este planeta, sino que Dios está con nosotros, manteniéndonos todas las condiciones para que podamos realizarnos material y espiritualmente.
Es así de simple. Depende de nosotros y de nadie más aceptar estas verdades, hacerlas parte de nuestra vida y vivir intensamente cada segundo de esta bella vida que dios nos regaló. Por cierto, pudiera ser nuestra más bella oración de agradecimiento a nuestro Creador.
“DE NUESTRO ESTADO DE ANIMO DEPENDE NUESTRA FELICIDAD”
Dr. Amauri Castillo
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