Lectura: 1 Reyes 18:19-39
Dios ha dado a Sus hijos el privilegio de acudir a Él para todas sus necesidades, al igual que ha prometido responderles. También ha incluido el derecho que tenemos de hacerle peticiones en favor de los demás.
La Biblia nos dice que la oración del justo puede mucho (Stg. 5:16). Para ser considerados justos a los ojos del Padre, tenemos que haber aceptado Su oferta de salvación. Antes de ser redimidos, éramos personas injustas bajo condenación (Ef. 2:1, 3). Pero, por la fe en Cristo como nuestro Salvador, somos hechos nuevos y declarados santos delante de Él.
Entonces, para que nuestras peticiones sean poderosas y eficaces, tienen que estar de acuerdo con Su voluntad (1 Jn. 5:14, 15). El secreto para hacer peticiones que se ajusten a Su plan, es conocer el carácter y las prioridades del Padre celestial.
Elías es un buen ejemplo de alguien que oraba con autoridad. El Señor lo envió a enfrentarse al impío rey Acab y a los 450 profetas de Baal. Se trataba de un conflicto espiritual para demostrar quién era el Dios verdadero: Baal o el Señor de Israel. Las armas de Elías eran su conocimiento del plan del Padre celestial, y la autoridad que tenía en la oración como profeta de Dios. Su petición, hecha públicamente delante de sus adversarios, armonizaba con la voluntad del Señor: que supieran quién era Jehová (1 R. 18:37). Cuando Dios respondió la oración de Elías, el pueblo declaró: “¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (v. 39 NVI).
¿Es usted un hijo de Dios? Si lo es, puede orar con autoridad y poder espiritual, seguro de que sus peticiones están de acuerdo con la voluntad del Señor.
Dr.Charles F. Stanley
Jesús delega a sus doce discípulos el poder que Él mismo poseía; esto es, "la autoridad" de llevar adelante el minosterio mesiánico, a través de la sanidad de todo tipo de dolencia por medio del exorcirsmo. Mt 10:1-2
Los ministerios ineficaces se vuelven poderosos con el descubrimiento de que el poder reside en el nombre y en la sangre de Jesús. Marcos 3:15 dice: y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades, y para echar fuera demonios. Jesús da a sus seguidores la autoridad (derecho, privilegio, capacidad) para predicar, enseñar, sanar y liberar y esa autoridad nunca ha sido abrogada.. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Juan 14:15
Ora y espera, Dios es Dios y no sabe fallar.
Dios te bendiga,