Velad en Oración
(1 Pedro 4:7)
No te marches amiga mía, al mundo peligroso sin orar. Arrodíllate por las noches para orar. El sueño puede hacer pesado tus párpados, un día de mucho trabajo puede ser una especie de excusa, para que cortes tus oraciones y te resignes a descansar. La mañana viene y puede ocurrir que te levantes tarde y no hagas tus devociones matinales o que las hagas de prisa de una forma irregular.
Ninguna vigilancia en la oración! Una vez más has omitido el permanecer vigilante. Es posible reparar esto ahora? Creemos solamente que no.
Se ha hecho lo que no podemos deshacer. Tú has dejado de orar y por ello has de sufrir.
La tentación la tienes delante y no estás preparado para vencerla. Hay un sentimiento de culpabilidad en tu alma y tú permaneces dudando y distanciado de Dios. No es de extrañar si en aquel día en que el sueño te domina e interviene en tu oración, que en ese día no cumplas con tu deber.
Los momentos de oración que a causa de nuestra pereza despreciamos, no los recuperamos. Podremos obtener experiencia pero no podemos recibir nuevamente la rica frescura y fortaleza que había envueltos en aquellos momento.
Si Jesús, el poderoso Hijo de Dios, sintió necesario el levantarse antes del amanecer para derramar su corazón delante de Dios por medio de la oración, con cuánta más razón debes tú orar a Aquél que es el Dador de todo don bueno y perfecto y que ha prometido todas las cosas necesarias para nuestro bien.
Lo que Jesús recibió en su vida por sus oraciones nunca podremos saberlo, pero sabemos muy bien que una vida exenta de oración, es una vida sin poder. Una vida sin oración puede ser una vida sin ruido y alboroto acerca de mucho; pero tal clase de vida está muy alejada de Aquél que durante el día y la durante la noche oró a Dios.
Frederick W. Robertson
Padre amado en el nombre de tu Hijo Jesucristo, hoy venimos ante Ti, a rogarte perdón porque hemos descuidado lo más hermoso que es nuestra relación contigo, perdónanos Padre Santo, porque le hemos dado más importancia a un sin fín de cosas a la casa, trabajo, familia y nos hemos apartado de Ti, hoy te rogamos que nos ayudes derramando sobre nosotras un espíritu de gracia y de oración, que velaremos porque el enemigo asecha, nuestra familia, nuestra iglesia, nuestra nación esta sufriendo violencia, hoy tomamos la decisión de ser mujeres de oración, atalayas, valientes guerreras; hoy le hacemos un alto al enemigo y volvemos nuestro rostro a Ti y ganaremos las batallas con nuestras rodillas, clamando a Ti que eres un Dios Vivo, reconociendo que tus oidos están prestos al clamor de tus hijos y solamente Tu tienes Palabras de vida Eterna, hoy decidimos ser Mujeres de Oración para tu gloria y honra. Amén.
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