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NUESTRO TESTIMONIO
Parte 1
Nuestro primer testimonio, por el cual Dios es nuestro Señor, por el cual lo seguimos y servimos, es el que debemos compartir para que sea de bendición a otras personas. Si de alguna forma no nos vamos a avergonzar de Dios, es hablando de nuestro testimonio
I Corintios 1:6Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros.
Esta salutación es muy común en el apóstol Pablo. A mí me llamaron la atención tres cosas muy importantes. La primera es que en el verso 4, dice que hay una gracia dada hacia nosotros y es por medio de Jesucristo; que no es por obras, no es por nuestro sacrificio, sino que ya fue dada. Romanos 5:1 dice que nosotros tenemos de esa gracia porque hemos creído en El.
La segunda cosa es que hemos sido enriquecidos en todas las cosas. Que no podamos disfrutarlas, que no sepamos hacerlo y que no lo reconozcamos es otro tema, pero en El hemos sido enriquecidos.
La tercera es la que dice: “Así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros”. ¿De qué forma puede ser confirmado el testimonio de Cristo en ti? Cómo actúas, tu cambio de vida, tu forma de conversación. Lo importante es que se mire que hay un cambio. Puede ser que haya un cambio, pero no que el nombre de Cristo sea confirmado en nosotros, o que el nombre de Dios sea confirmado en nuestro testimonio.
Este tema empezó a inquietarme en lo personal durante un viaje que hicimos a Londres con mi esposo. Es impresionante porque es otra cultura muy diferente; lo que más me llamó la atención es que todos tienden a leer. Y cuando íbamos por las calles, había ciertos lugares específicos donde acumulaban libros. La gente llegaba, tomaba un libro y dejaba otro, no cobraban. Cuando observaba eso, Dios me habló y me dijo: -¿Qué crees que están leyendo ellos?-. -Pues historias, filosofías, cosas raras, locuras -le respondí. -Sí -me dijo El- todo lo que ves en esos libros son diferentes clases de historias-. Y me dijo algo que me llamó la atención: -¿Quieres bendecir a esta cultura? Pues tú tienes para escribir muchos libros en tu iglesia. Cada uno de los que están en la congregación tiene una vida que puede impactar no sólo a Guatemala, sino a todo el mundo. Tu vida tiene tanto valor que para ti probablemente puede ser rara, pero para los que no han oído de Dios, puede ser más rara aún. Tu vida es tan única que es la riqueza que Dios te dio a ti, es algo propio. Lo que tienes lo has vivido, no te lo inventaste. De la forma que Dios trató contigo fue muy diferente a como lo hizo conmigo. Posiblemente, a lado tuyo hay una persona que empieza a vivir algo que tú ya pasaste. ¿Cómo podrías bendecirlo? Así me empezó Dios a hablar del testimonio.
El Señor me dijo: -¿Cuál es tu testimonio? Tuve que perdonar, ir a la iglesia, aprender a alabar a Dios, a ofrendar, etc.-. El me dijo: -No, yo quiero que me digas el primero, por el cual yo soy tu Señor, por el cual me hiciste tu Dios-. Y entonces, comencé a meditar más atrás y el Señor me mostraba que cuando uno no logra ver ese primer testimonio, sino que se distrae con el segundo o tercero, está perdiendo bendición de Dios. Uno comienza a contar del segundo o tercero, y hay una razón, porque en el primero, hay tantas intimidades que uno no quiere avergonzarse ni avergonzar a los familiares. Yo le pregunté al Señor qué más me quería enseñar. Y me dijo: -¿Cómo fue que supiste que había un Dios, quién te lo dijo, por qué hablaste con El?-. En ese primer testimonio es donde Dios es glorificado, porque nadie puede pelear contigo, ninguna religión, porque no se abren las puertas para nada. Vemos varios testimonios en la Biblia y el que me impresiona y del que les quiero enseñar es el de Juan.
Juan 1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan, este vino por testimonio para que diese testimonio de la luz a fin de que todos creyesen por él.
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