• POR LA DESOBEDIENCIA A DIOS EL HOMBRE ENTRÓ EN UN ESTADO
PECAMINOSO Y FUE DESTIUIDO DE LA PRESENCIA DE DIOS Y DE SU DIRECCIÓN.
“Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2: 16-17)
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuando todos
pecaron.” (Romanos 5:12)
“…Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.”
(Romanos 3:23)
Por cuanto Adán obedeció a una mentira de Satanás y así desobedeció a Dios (ver
Génesis 3), la raza humana fue destituida de la presencia de Dios, y de su dirección y
comunión. Adán y Eva ejercieron su libre albedrío y escogieron poder conocer tanto el
bien como el mal. Todos los hombres nacen en ese estado de muerte espiritual,
separados de Dios.
“Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23).
El pecado separa al hombre de Dios.
Mientras que el hombre siga haciendo su propia voluntad en lugar de la voluntad de Dios en su vida, continuará separado de El.
Así que como la trasgresión de uno (Adán) vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno (Cristo) vino a todos los hombres la justificación de vida. (Romanos 5:18)
3. A TRAVÉS DE CRISTO DIOS PROVEYÓ EL CAMINO PARA RESTABLECER LA
COMUNIÓN ENTRE ÉL MISMO Y EL HOMBRE
UN CAMINO
Jesús le contestó: Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre
sino por mí.” (Juan 14:6)
Y en ningún otro hay salvación, porque Dios no nos ha dado el nombre de ningún
otro en el mundo, por el cual podamos ser salvos.” (Hechos 4:12 Dios llega al
Hombre)
Pues es por el amor de Dios que ustedes han sido salvados, por medio de la fe.
Esto no es algo que ustedes mismos hayan hecho, sino que les ha sido dado por
Dios. No es por medio de algo que uno hace, de modo que nadie puede sentirse
orgulloso. (Efesios 2:8-9 Dios llega al Hombre)
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
salvarlo.” (Juan 3:17, Dios llega al hombre)
Jesucristo, el mismo Hijo de Dios, llenó el abismo que separa al hombre pecaminoso del
Dios Santo e hizo posible la restauración para la vida eterna.
“Así como todos mueren (por unión de la naturaleza) por ser de Adán, así
también todos tendrán vida por ser de Cristo (1 Co 15.22).