Usted necesita más
Esto desconcierta superficialmente, pero se resuelve con facilidad al profundizar. Muchas veces tenemos todo lo que necesitamos, pero no nos beneficiamos plenamente de esas cosas porque no hacemos nada con ellas, ya sea por pereza, ignorancia, o nuestra negativa a hacerlo. Conozco a un hombre que tiene todo lo que necesita para construir una casa: las herramientas, los materiales, los planos, los permisos, el tiempo y la habilidad. Pero la casa está a medio hacer y arruinándose, y su familia vive literalmente en un granero, porque él utiliza sus energías en otras cosas.
Pedro nos advierte que, a menos que poseamos estas virtudes en una medida cada vez mayor (más, y más, y más), tendremos cada vez menos y menos de la vida de Dios. En otras palabras, usted prosperará si se aferra a ellas, y se debilitará si no lo hace. Poséalas en una medida cada vez mayor, y la vida de Cristo podrá fluir sin obstáculos a través de usted. Pero no las procure, y acabará como ese viejo personaje de los dibujos animados, Mr. Magoo, “miope y ciego”, distraído, desviándose en todas las direcciones y causando estragos, inconsciente de lo que está haciendo (1.9). Todo eso, y aun algo peor: usted olvidará que ha sido perdonado, “habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados”, y vivirá como si no lo ha sido. Una vida así es trágica mírese como se mire.
Hasta que tomé esto en serio, no se me había ocurrido que los períodos en que me sentía estancado se debían a una virtud mal alimentada. Pensaba que la causa principal era otra: las tretas de Satanás, las presiones de la vida. Pensaba que la razón de mi estancamiento era culpa de algo o de alguien más. “Si solo…” se convirtió en mi frase favorita. Si solo tuviera la ayuda de alguien. Si solo tuviera más tiempo o más dinero, entonces podría avanzar.
Quedarse estancado no tiene nada que ver con lo anterior. Casi siempre, tiene que ver conmigo. Pedro me ayudó a entenderlo. Todo lo que necesitamos para la vida y para la devoción a Dios ha sido puesto a mi disposición completamente. Solamente se necesita cierto ensamblaje, un poco de acción. Ahora tengo que hacer todo lo posible para alcanzar lo que ya poseo, o mejor dicho, para disfrutar lo que ya tengo. Un auto que no es conducido no va a ninguna parte. Un dólar que nunca se gasta no compra nada. Y un “te amo” que nunca se dice, no enamora a nadie. Puedo ganar todo el mundo entero, y también el cielo, y perderlos si no los uso. Puedo dejar que una provisión sobrenatural, como el maná, se pudra por amontonarla.
Pedro nos ha recordado que algo extremadamente bueno, más allá de lo que pedimos o entendemos, ha entrado en nuestras vidas por medio de Cristo. Él no nos ha negado nada. Pero, para saborear la plenitud de este regalo, usted debe aceptarlo con pasión, determinación y disciplina. Tiene que hacerse presente, buscarlo, escarbar, alargar el brazo, llegar y luchar. Tiene que lanzarse de cabeza y meterse con denuedo en la pelea. No descanse hasta que lo tenga. Haga que todo esto valga.