Por hijos libres de la rebelión
Señor, hoy te alabo. Eres Señor del cielo y la tierra; eres el Señor en mi vida. Te alabo, precioso Rey y Señor.
Eres Dios de misericordia, de redención y restauración. Por ello, sé que el Consolador da sentido a todo sufrimiento y puedes hacer que éste obre para bendición en la vida de quienes te aman. Con los ojos puestos en ti, confieso que mi hijo es tuyo y que lo amas más que lo que yo podré amarlo jamás. Eres su Creador y lo conoces perfectamente bien. Él tiene propósito y gran valor para ti.
Clamo por su vida, Señor, y pido que tus ángeles acampan a su alrededor, cuidándolo y guardándolo. Oro que su deseo de pertenecer y ser independiente no te excluyan de su vida, Señor. Haz de mi hijo una persona sabia y con espíritu sensible al Espíritu Santo. Ablanda su corazón y trae crecimiento a la semilla que he sembrado en oración en su vida.
Intercedo por mi hijo y pido que sea prudente al escoger a sus amistades; que pueda ver más allá de la apariencia o lo glamoroso y reconozca las intenciones en el corazón de los demás y escoja el bien y no el mal. Libra su pie de quedar preso en el lazo del cazador, Señor. No permitas, Señor, que el oropel del mundo lo seduzca, llenándolo de egoísmo. Sobrenaturalmente muéstrale la verdadera naturaleza del mundo y sus argucias, que lo único que desean es su destrucción.
Oro que lleves a su vida personas que hablen con sentido común y temor de Dios y abre los oídos espirituales de mi hijo a sus palabras.
Señor, te pido que sanes la comunicación entre mi hijo y yo. Perdona las veces que he hablado mal de mi hijo, ventilando la frustración y hablando lo que no conviene; perdona, porque sé qué es lo bueno y no hacerlo me es contado como pecado. Me retracto de las palabras de duda y juicio sin misericordia que pronuncié sobre mi hijo. Ayúdame a medir mis palabras, a ser prudente, a no ofenderme fácilmente, a ser objetivo y misericordioso al hablar.
Padre celestial, con todo mi ser bendigo a mi hijo, declaro que él confía en ti y no en su propia inteligencia, te reconoce en todos sus caminos y huye del mal. Mi hijo adquiere sabiduría y su camino es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Declaro que el propósito eterno por el cual lo creaste se cumple y su vida es plena y fructífera. Amén.
(Jn. 14:16; He. 12:2; Sal. 91:11; Lc. 8:8; Dt. 30:19; Sal 91:3; 141:3; Pr. 21:23
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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