Confiando en lo que Dios hará
Debemos de confiar en Su Palabra y sus promesas pues Él no nos fallará
¿Cómo fortalezco mi fe para seguir creyendo que mi esposo llegará a Cristo?
Primero, debes reconocer que al casarte hiciste un pacto con Dios y con tu esposo, la palabra “Pacto” significa un compromiso fuerte, lealtad, hasta la muerte. Eclesiastés 4:12 dice: “…cordón de 3 dobleces no se rompe fácilmente”.
Segundo, en 1 de Pedro 3.1,2 dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.”
Su palabra dice claramente que ellos serán ganados SIN PALABRA, y por nuestra CONDUCTA. ¿Es tu conducta la de una esposa de acuerdo a la voluntad de Dios? Cuánto te esfuerzas para hacerlo sentir amado, respetado, que estás para ayudarlo (ayuda idónea significa adecuada para rodear, cuidar), de esta forma cumples tú con tu parte del pacto. Por ejemplo: atenderlo, tú eres la encargada de poner una atmósfera agradable en tu casa, de limpiarla y de arreglarte para serle agradable a él. Te recomiendo leer 1 de Corintios 13 y tomar en cuenta lo siguiente para mantener bien tu matrimonio:
• Amarlo
• Ten un corazón perdonador
• Reconoce el papel que ocupas en el matrimonio
• Acéptalo tal como es. Míralo como Dios lo ve.
• Recuerda que debes luchar contra el diablo, no con tu esposo.
• Intercede ante Dios por el, y no desmayes ni te descuides en esto.
Tercero, no olvides que Jesús está más interesado que tú, de que tu esposo lo conozca, El ya pagó el máximo precio por él. Así que te toca a ti rendirte delante de El y decirle que LO NECESITAS, la Palabra dice que “la fe viene por el oír y el oír de la Palabra de Dios”, ¿qué es fe? En Hebreos 11.1 vemos que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” es tiempo que empieces a alimentar tu fe por medio de tu boca y que empieces a declarar que tu esposo ya es salvo y que es un ungido por Dios, tal vez no lo veas ahora pero cree (plena certeza) de que así será y por eso lo hablas como si ya fuese. Recuerda que tu fe agrada a Dios y le saca una sonrisa, como la mujer con flujo de sangre quien al acercarse con fe “tan solo a tocar su manto” obtuvo su milagro. “Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.” (Lucas 8:46)
Así que declara en voz alta lo que tu esposo es en Cristo, para que tu alma pueda escucharlo y creerlo. Busca en la Biblia todas las citas que puedas encontrar acerca de las promesas que Dios te da a ti y a tu esposo; decláralas día a día y verás como Su palabra alimenta tu fe y podrás gozarte con el resultado que verás en tu esposo.