Recordemos a quienes estuvieron allí y su importancia
La crucifixión de nuestro Señor y Salvador es fundamental para la fe cristiana. Reunimos aquí estos breves bosquejos de algunas de las personas que estuvieron involucradas en lo que sucedió aquel Viernes Santo, con la esperanza de que reflexionemos más profundamente sobre el regalo maravilloso de lo que Jesús hizo por nosotros.
Los líderes religiosos
En este tiempo de altibajos laborales, muchas personas han enfrentado el temor y la crisis que se producen cuando se pierde un empleo. Los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas lo habrían entendido. Esa inquietante perspectiva los había estado preocupando durante tres años y medio cuando Jesús comenzó a enseñar y contrastar su mensaje con el de ellos (Mt 5.20; 7.29).
Angustiados por el cambio que veían venir, los líderes religiosos concluyeron: “Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (Jn 11. 48). Les gustaba su estilo de vida. Un nuevo régimen podía significar pérdida de posición, o al menos un nivel social menos prestigioso.
A menudo, pensamos en los líderes religiosos como personas que rechazaban a Cristo, pero muchos de ellos realmente creían en Él. Sin embargo, temían tomar posición a favor del Señor (Jn 12.42, 43). Por eso, aunque con frecuencia estaban en desacuerdo entre ellos sobre filosofía religiosa, fariseos y saduceos se unieron en su común deseo de preservar el statu quo. ¿Su solución? Deshacerse de Jesús.
Junto a la cruz, los líderes religiosos asumieron que sus valiosas posiciones estaban ahora a salvo. No fueron capaces de reconocer que su posición espiritual era igual a la de todos los demás: pecadores necesitados de un Salvador. Solo tenían que renunciar a su apreciado estatus humano para recibir otro mucho más grande: de herederos de Dios y partícipes de su gloria (1 P 5.1).
ilustrado por Jeff Gregory
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
Junto a la cruz, los líderes religiosos asumieron que sus valiosas posiciones estaban ahora a salvo. No fueron capaces de reconocer que su posición espiritual era igual a la de todos los demás: pecadores necesitados de un Salvador. Solo tenían que renunciar a su apreciado estatus humano para recibir otro mucho más grande: de herederos de Dios y partícipes de su gloria (1 P 5.1).........................................................
Estar junto a la cruz de Cristo, es saber hacer su voluntad, es reconocer que no hay otro por quien podamos ser salvos, es llegar al pleno conocimiento que Jesùs hizo un sacrificio sin
ser pecador, sin haber cometido ningùn delito, es llenar a lo màximo de la humillaciòn soportarlo como èl lo hizo, es simple y sencillamente, reconocer a Cristo como nuestro ùnico Salvador.