Recordemos a quienes estuvieron allí y su importancia
La crucifixión de nuestro Señor y Salvador es fundamental para la fe cristiana. Reunimos aquí estos breves bosquejos de algunas de las personas que estuvieron involucradas en lo que sucedió aquel Viernes Santo, con la esperanza de que reflexionemos más profundamente sobre el regalo maravilloso de lo que Jesús hizo por nosotros.
El centurión
Ejecutar a criminales en Palestina era el trabajo del oficial romano que presidió la crucifixión del Señor Jesucristo. La coraza que cubría su corazón tenía el sello de su amo, César, el emperador de Roma. Era un honor ser un centurión, un valeroso guerrero a cargo de cien valientes soldados entrenados para defender al Imperio Romano. En cruces como las que estaban frente a él, se habían cumplido innumerables sentencias con el propósito de preservar la paz.
Pero el Señor Jesús no era como otros criminales que él había visto. Desnudo, azotado y ensangrentado, este Hijo del Hombre no había luchado por su vida como otros. Tampoco había rogado o maldecido. Incluso, después de que los militares echaron suertes sobre sus ropas y mojaron con vinagre su boca reseca, no imploró clemencia.
Cuando el Señor Jesucristo, finalmente, dio un grito con el último aliento que le quedaba (Lc 23.46) y la tierra comenzó a temblar, algo pareció cambiar en el corazón y la mente del centurión. Lo único que pudo decir, fue: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (Mr 15.39 NVI).
Jeff Gregory
En la actualidad el Señor sigue invitándonos a arrepentimiento y, después, responder con "frutos dignos de arrepentimiento" (Mateo 3:8) El arrepentimiento implica confesar el pecado, con una tristeza piadosa, y después abandonarlo. Juan el Bautista llamaba a la gente a dejar una forma de vivir para adoptar otra que honrara a Dios. Los que se arrepienten y aceptan la provisión de Cristo para el perdón de los pecadospor medio de Su muerte se salvarán de la muerte espiritual (Juan 3:16)
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
Cuando el Señor Jesucristo, finalmente, dio un grito con el último aliento que le quedaba (Lc 23.46) y la tierra comenzó a temblar, algo pareció cambiar en el corazón y la mente del centurión. Lo único que pudo decir, fue: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” (Mr 15.39 NVI)......................................................
Cuando el centurion dijo, eso ya para què, aunque nos duela que ellos hallan reconocido ya tarde que verdaderamente era el Hijo de Dios, sabemos que todo lo que està plasmado en la Palabra de Dios, tiene que darse en cumplimiento, y la muerte de Jesùs forma parte de ese cumplimiento, porque sabemos que si eso no hubiera sucedido de esta forma, entonces no tendrìamos salvaciòn alguna todos los seres humanos.