Mujer: Vermeer representa a una criada vertiendo leche sobre un cuenco de forma humilde y honesta, con la cabeza agachada, como aceptando su destino.
Luz: En la pintura de Vermeer la luz es algo fundamental, inundando la estancia siguiendo la técnica del pointillé, que es una técnica decorativa a base de puntos que inundan la superficie. Así, la sensación es que los puntos de luz están por toda la estancia.
Bodegón: Representa en primer término un bodegón de pan y cuenco de leche, lo que algunos ven una alusión a la eucaristía y a la pureza.
Ventana: Vermeer representaba sobre todo interiores y en ellos seguía un esquema parecido, con una ventana a la izquierda desde la que entraba el haz de luz que iluminaba toda la estancia, que se veía a medias.
Color: Usa ricos colores pero aquí curiosamente usa sobre todo el amarillo y el azul, los colores holandeses.
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Óleo sobre tela del pintor chileno Alfredo Helsby (1862-1933) que muestra la cordillera chilena que en su estilo particular se acerca al romanticismo y al neoimpresionismo. Los paisajes de este pintor tienen una atmosfera especial que transmiten de manera intensa la sensación de un instante en el tiempo
La Última Cena. Es proverbial la lentitud con que realizaba sus pinturas el genial Leonardo. Sólo en La Última Cena invirtió diez años, permaneciendo ocupado en ella desde 1488 a 1498. Este fresco, pintado en el refectorio del Convento de Santa María delle Grazie de Milán, es sin duda una de las obras capitales de todo el Renacimiento.