Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

PERLASYANGELES
¡ Feliz Cumpleaños trygarthzurth !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 ♥LA DIVINA MISERICORDIA♥ 
 ♥BIBLIA♥ 
 ~(,, ,,"> P宣α <*,, ,,)~ 
 ☜♥☞ANGELES☜♥☞ 
 ♫♫.-MUSICA.-♫♫ 
 ♥POESIAS♥ 
 ♥Reflexionando♥ 
 CAPILLA DE ORACION 
 :) REGALITOS 2017:) 
 ♥MARYJO♥ 
 ♥Guisando rico♥( =o= ) 
 ♥♥♫NAVIDAD♫♥♥ 
 
 
  Herramientas
 
General: ♥AL SAGRADO CORAZON DE JESUS♥
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 36 en el tema 
De: perladelmar  (Mensaje original) Enviado: 31/05/2012 20:50
 

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN


¡Dulcísimo Corazón de Jesús,
que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.


MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
   ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
   Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
 

 

 

 


Primer  Anterior  7 a 21 de 36  Siguiente   Último 
Respuesta  Mensaje 7 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 03/06/2012 00:52

 

 
 
 
 

DÍA 3
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE OBEDIENCIA

 

I

E

l Sagrado Corazón de Jesús es modelo de la más perfecta obediencia. Para dar el mayor y más fino ejemplo de ella, baja el Verbo a este valle de lágrimas, y toda su vida mortal puede compendiarse en esta sola palabra: obedecer. Es Rey de los cielos, y obedece. Es Dueño de todo lo creado, y obedece. Es árbitro poderoso de cuanto existe, y no obstante obedece.

   ¿Y, a quién obedece? Además de la obediencia de continuo prestada al Padre celestial, los demás a quienes obedeció fueron siempre criaturas suyas, y por tanto infinitamente inferiores a Él. Le mandaba María, le mandaba José, le mandaba el juez impío, le mandaban los verdugos. Y a todos obedecía. Hoy mismo, en este augusto Sacramento obedece a la voz de sus ministros, a quienes ha dado en cierto modo la facultad de mandarle colocarse en nuestros altares.

   ¡Oh confusión de mi orgullosa independencia! El gusano vil no gusta sino mandar y hacer su propia voluntad, cuando Dios mismo le da el ejemplo de tan rendida obediencia! Avergüénzate aquí, corazón mío, y aprende del Sagrado Corazón tan excelente virtud.

   Medítese unos minutos.

II

   ¡Oh Señor! Si toda tu vida fue obedecer, la mía, infeliz y desdichada, fue siempre continua desobediencia. Soy un miserable esclavo que nunca ha sabido más que rebelarse contra tu suavísima voluntad. Mi rey ha sido mi gusto, mi regla los vanos antojos de mi veleidoso corazón. Obedecías Vos, y yo insolente pretendía elevarme con el mando. Te hacíais Vos esclavo, y yo quise darme en todo, aires de señor.

   En mi corazón he levantado tronos y altares; pero no han sido para Vos, sino para dar culto en ellos a mis ambiciosas pretensiones, a mi insensata arrogancia. ¿Qué freno hubo que me contuviese? ¿Qué valla me pusiste que yo no saltase? ¿Qué precepto me dictaste que yo no rompiese?

   ¡Oh siervo rebelde, digno del más infame castigo! ¡Oh mal esclavo, merecedor de la cárcel perpetua! ¡Oh hijo porfiado, indigno de la herencia de tan buen padre! Pero, perdóname, Jesús mío; perdona al extraviado, que sumiso ya y lloroso vuelve a Dios. Manda, Señor, que a mí me toca obedecer. Prometo desde hoy a tu ley, a tus inspiraciones, a tus ministros, a mis superiores, formal, perpetua y decidida obediencia.

   Medítese, y pídase la gracia particular.

 

  
 
 
 
  CREACIONES PATITO 

Respuesta  Mensaje 8 de 36 en el tema 
De: Delfina Enviado: 03/06/2012 02:03
Delfina_imagesia-com_jo9

Respuesta  Mensaje 9 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 04/06/2012 00:03
  Enviado: 02/06/2012 18:24

 

DÍA 4
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE PACIENCIA
I
¿DESEAS, corazón mío, conocer a fondo la inagotable paciencia del Corazón de Jesús? Mírale cómo se dignó manifestarse a su devota Santa Margarita, herido por la lanza, coronado de espinas, clavado en el centro de la cruz. He aquí las insignias del Sagrado Corazón, he aquí su escudo de armas.
   Se Diría que para eso sólo vino al mundo, para padecer.
   ¿Y qué padece? Dolores crudelísimos así en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo pobreza, persecución, azotes, bofetadas, espinas, cruz. En el alma perfidias, ingratitud, tristezas, agonías, abandono de los suyos. Tal es la amarga historia de su vida pasible y mortal.
   ¿Y cómo padece? Callando, sin soltar la menor queja, sin mostrar iracundo el rostro, sin manifes-tarse cansado por tanto sufrir. Aun hoy en este Santísimo Sacramento, si pudiera padecer, no sería el sagrario para Él un trono de gloria, sino un Calvario de nuevos e ignorados dolores.
   Mira si no cómo le tratan los hombres. ¡Con qué odios le blasfeman unos! ¡Con qué desprecio le miran otros! ¡Con qué frialdad y negligencia la mayoría! ¡Con qué tibieza los mismos que se dicen amigos suyos! ¡Cuán pocos con verdadero amor!
   ¡Pobre Jesús mío, tan sufrido y tan paciente! Enséñale a mi enfermo corazón el secreto de esta heroica paciencia.
   Medítese unos minutos.
II 
   ¡Cuánto me confunde, oh buen Jesús, esta consideración! Tú, inocente, no te cansas de padecer por mí; yo criminal, ni un instante me dispongo a padecer por Ti. Se me hace insoportable cualquier pequeña aflicción; la menor de tus espinas, acaba con mi escasa paciencia.
   Y no obstante, Tú quieres que padezca, y hasta me lo aconseja mi propio interés. Me has coloca-do en este valle de lágrimas, donde desde la cuna hasta la sepultura, me acompaña la tribulación. Quiera o no quiera el hombre, es éste su patrimonio. La salud, la fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de nuestro carácter, son para nosotros fuentes permanentes de desazones y desabrimientos. Es necesario sufrir, he aquí la sentencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente. Sufrir, pues, con paciencia, como Vos, es el único modo de hacer suave y llevadera esta necesidad.
   ¡Ah! Sufriré, Dios mío, sufriré contigo y por Ti, y como Tú quieras y hasta donde Tú quieras. Contemplaré tu Corazón herido y coronado de espinas, para alentarme más a sufrir con paciencia las mías. Alzaré los ojos a ese cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer en los presentes combates. Tú lo has dicho, y está escrito: ¡Sólo se va a él por el camino de la cruz!
   ¡Feliz quien la abrace contigo en esta vida, para recoger contigo sus dulces frutos en la eternidad!

Medítese y pídase la gracia particular.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
 
 

Respuesta  Mensaje 10 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 05/06/2012 01:22

 

 

DÍA 5
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE GENEROSIDAD
I   
FIJEMOS hoy los ojos del alma en esta especial virtud del Sagrado Corazón. Su generosidad ha sido para con nosotros tan grande, que mayor no puede ya exigirla ni concebirla nuestra imaginación. Todo, todo, hasta sí mismo, nos lo ha dado generosamente el Sagrado Corazón de Jesús. Mientras vivió en carne mortal, se empleó todo en servicio del hombre; por él obró sus milagros, hizo su predicación, se fatigó, sudó, derramó lágrimas y sangre.
   Se acercaba la hora de su Pasión, y después de haberse empleado todo por el hombre, inventó un milagro especial para poder darse a Sí mismo en su verdadero Cuerpo y Sangre por medio del Santísimo Sacramento.
   ¿Podría dar otra cosa? Sí, todavía otra cosa. Vio al pie de la cruz a su Madre, y aun de ella nos hizo al morir, generosa entrega. ¿Le quedaba aún algo que dar? Unas pocas gotas de sangre quedaban en su Corazón, y ya difunto, permite que se lo rompa un soldado, para que ni éstas dejen de derramarse en provecho nuestro. Aun hoy se nos da a todas horas en nuestros altares, a todos sin distinción, dispuesto siempre a ser generoso hasta con los más ingratos.
   De modo que por su inefable generosidad, es nuestra su doctrina, es nuestra su propia Madre, son nuestros su Cuerpo y Sangre, es nuestro su cielo. Sí, porque después de habérsenos dado por maes-tro, por alimento y por redención, quiere por toda la eternidad ser Él mismo, y no otro, nuestra re-compensa. 
   ¡Oh generosidad inmensa de tan generosísimo Corazón! 
   Medítese unos minutos.
II
¡Qué distante se halla de corresponder a esta sublime virtud del Sagrado Corazón de Jesús, mi mez-quino corazón! El suyo es todo generosidad; el mío es todo egoísmo. Tal vez sirvo a Dios, es ver-dad; pero midiendo y escatimando mis servicios, por temor de hacer siempre demasiado. Cuando no me obliga algo bajo precepto de pecado mortal, me basta eso quizá para creerme ya desobligado. Me parece que amo ya lo suficiente cuando no agravio, o que soy ya el mejor de los amigos cuando no soy un traidor.
   ¿Qué hago por quien tanto hizo por mí? Cualquier sacrificio se me hace imposible; cualquier res-peto humano basta para detenerme. Y cuando me resuelvo a hacer algo por mi Dios, ¿es desinteresado mi servicio? ¿Qué haría si no me amenazara Él con el infierno?  ¡Ah! Tal vez el mismo cielo no tuviera para mí bastantes atractivos.
   ¡Oh criatura vil, que sólo sirve por temor o por la paga! ¡Oh ! diré con la Imitación "¿Cuándo habrá alguien, oh Señor, que se disponga a servirte gratuitamente?"
   Yo he de ser, ¡Jesús mío!, yo he de ser. Seré generoso, ¡oh buen Jesús!, no me limitaré a lo que manda tu ley, sino que me extenderé a todo lo que yo sepa que sea de tu mayor agrado. Tómalo todo de mí, ¡oh buen Jesús!: cuerpo, alma, salud, fuerza, libertad, honra, intereses, vida.
   De todo esto te hago ofrenda, y en todo quiero que seas Tú única y exclusivamente servido. 

Medítese., y pídase la gracia particular.
 
 
  

Respuesta  Mensaje 11 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 06/06/2012 02:24
 
 
 
 
 

DÍA 6
EL SAGRADO CORAZÓN,

 MODELO DE MANSEDUMBRE

I

A

dmira hoy, alma mía, la suma mansedumbre y benignidad de este adorabilísimo Corazón. Nunca dejó de mostrarse manso y cariñoso, para que en Él aprendieses tú los atractivos de esta celestial virtud. Con este carácter lo habían ya de antemano retratado los Profetas; con este mismo le vieron después y nos lo retrataron los Evangelistas.

   Mira cómo trata a los pobres e ignorantes, cómo recibe a los pecadores, cómo acaricia a los niños. Muy contadas veces se pinta el enojo en su rostro, para darte a entender que si la indignación es buena alguna vez, casi siempre son preferibles la suavidad y la mansedumbre.

   ¡Con qué dulzura tolera la rudeza de sus primeros discípulos! ¡Con qué palabras tan suaves alienta a la Magdalena! ¡Qué acentos tan delicados emplea con el mismo apóstol traidor! ¡Con que serena majestad contesta al interrogatorio de Pilatos!

   ¡Oh benignidad y mansedumbre del Corazón adorable de Jesús! ¿A quién no enamoran y atraen tan suaves ejemplos?

   Medítese unos minutos.

II

   No me canso, oh Señor, de admirar en Ti esta delicada virtud. Pero ¡ay! ¡que a mi corazón se le hace siempre duro y difícil el practicarla!

   Mis palabras, mi rostro, mis ademanes traspasan muy a menudo las reglas de la caridad, que Tú me has impuesto en el trato con nuestros hermanos. El disgusto de mi corazón rebosa frecuentemente en mis labios. Trato a mis superiores con altivez, a mis iguales con indiferencia, a mis inferiores con dureza. Soy en la prosperidad altanero, y en la aflicción ceñudo y malhumorado. Confundo muchas veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.

   Dame ¡oh Señor! la dulce caridad y la afectuosa mansedumbre, distintivo de los Santos. Sea igual y suave y serena mi condición, sin arrebatos ni decaimientos, sin ruidosas alegrías, ni enojosos desalientos. Vean mis prójimos en mi rostro y en mis palabras y acciones, la suavísima imagen de tu mansísimo Corazón.

   Dame esas bellas cualidades, para ganarte con ellas almas que en la tierra te sigan y te amen, y en el cielo te gocen y glorifiquen por toda la eternidad.

 

    Medítese, y pídase la gracia particular.

 
 
 
 
 
 
 
 
------------------------------------------------------------------------------------------------------ 

Respuesta  Mensaje 12 de 36 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 06/06/2012 09:26
 


Respuesta  Mensaje 13 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 06/06/2012 23:09
 
 
 
 

DÍA 7
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE CELO

I

S

erá hoy objeto de nuestra meditación el celo del Sagrado Corazón de Jesús. Se entiende por celo un deseo ardiente de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, y una actividad siempre en movimiento para conseguir esos objetos. ¿Quién podrá debidamente ponderar cuáles fueron este deseo y esta actividad en el Sagrado Corazón de Jesús? Un solo pensamiento era el suyo, uno solo el que le hacía palpitar noche y día: glorificar al Padre celestial y salvar al mundo. Si predica, si obra milagros, si anda a pie largas jornadas, si toma parte en los banquetes de los pecadores, si se transfigura glorioso en el Tabor o se deja aplastar como un gusano por sus enemigos, si muere, por .fin, o si resucita, todo obedece a un mismo plan, todo tiene por blanco glorificar a Dios, salvar al hombre. 

   El celo por esa empresa le tenía siempre inquieto y extasiado, y le hacía hablar de sus próximos sufrimientos como de gloriosos triunfos. Al dirigirse a Jerusalén la última vez para ser allí preso y crucificado se admiraban los discípulos de que llevase el paso más  apresurado que de costumbre. Era su celo ardiente que le atraía como de sí a la realización de sus constantes deseos.

   Medítese unos minutos.

II

   ¡Cómo contrasta esa actividad ardorosa del Corazón de Jesús con la frialdad ordinaria del mío! ¡Ah! Es verdad. También el mío se mueve, se agita, se acalora, se enciende, pero ¿es por la gloria de Dios? ¿es por el bien de mis hermanos? ¿O es al contrario por viles intereses del momento, por sutiles Puntos de honra, por miserables competencias del amor propio? ¡Ah! ¡que el celo que me devora no es tal vez sino ambición, codicia, vanidad, esto es, el celo del mundo!

   ¿Qué hago, en efecto, por la honra divina? ¿Cómo siento sus injurias? ¿Cómo me esfuerzo en evitarlas o siquiera en repararlas? Si estuviesen tan amenazados mis intereses como lo están siempre los de Dios, ¿estaría tan tranquilo y sosegado como estoy ahora en presencia de la guerra impía que se le hace? ¡Ojalá no sea yo de aquellos mismos que, con su flojedad y malos ejemplos, contribuyen a esa deshonra de la Religión y ruina de las almas!

   ¡Oh Señor! Dame una chispa, una chispa sólo de ese fuego abrasador que consumió tu Corazón; dámela para que experimente como Tú la pasión de tu celo. Quiero ser Apóstol de tu gloria y de tu nombre, en la medida que lo permitan mis fuerzas y condición. Con mi conversación, con mi porte exterior, con mi influencia, con mis relaciones, con mi dinero, con mi oración, procuraré trabajar cuanto pueda, para que seas cada día más honrado y glorificado.

 

Medítese, y pídase la gracia particular.

 
 
 
------------------------------------------------------------------------------------------------------ 
 

Respuesta  Mensaje 14 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 08/06/2012 01:30
 
 

 

DÍA 8
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE RECOGIMIENTO
 Y MODESTIA
I
¿QUÉ ves, alma cristiana, en la figura exterior de tu Divino Jesús? Ves el retrato más acabado del recogimiento y de la modestia cristiana. Mírale bien y aprende de Él cómo has de ser en tu porte y maneras, si quieres hasta en eso llevar el sello del Sagrado Corazón.
   Su voz es quieta y sumisa, sus palabras prudentes y pocas, Su andar grave y mesurado, su mirada recogida y bondadosa. El semblante de Jesús era tal, que inspiraba sentimientos de virtud a quien lo contemplaba, y era imposible verlo interiormente mejorado.
   Sus enemigos nunca pudieron tacharle de ligereza y desenvoltura. Los que sin cesar buscaban por agarrarle la palabra, jamás pudieron echarle en rostro una que fuese inconveniente. Su alegría era tan edificante como su austeridad; nadie le oyó ruidosas carcajadas, ni le vio desacompasados movimientos. Todo su exterior era el reflejo de orden, paz, igualdad y armonía en su divino interior.
   Dame a conocer ¡oh dulce Jesús! los suaves encantos de esta celestial virtud.
   Medítese unos minutos.
II
   El rostro y los ademanes son el espejo de lo que pasa en el corazón, por eso, llevo retratados en ellos la disipación y el desorden del mío.
   ¿Soy cristiano o pagano? ¿Sirvo a Dios o al mundo su enemigo? Nadie creería lo primero, sino más bien lo segundo, oyendo tal vez mis conversaciones, mirando mi modo de vestir, observando mis actitudes.
   ¿A qué tengo dedicados mis sentidos sino a culpables o por lo menos peligrosas tonterías? ¿Qué ley pongo a mis ojos, para que no tropiecen con mil escollos para la honestidad? ¿Qué freno aplico a mi lengua, para que no hiera la reputación ajena o no se deslice en mil y mil superfluidades? ¿Qué muro he puesto a mis oídos, para que no se vayan tras la curiosidad y mundanos pasatiempos? ¡Ah! que estos medios que se me han dado para servir con ellos a Dios y al prójimo, sólo los empleo yo, para que me rinda y esclavice el mundo con todas sus vanidades. 
   ¡Pobre corazón mío, abierto así sin el muro de la modestia a todos los embates del enemigo! ¡Pobre corazón, expuesto así por mi culpa a todas las oleadas de este mar de corrupción!
   Rodéalo, Señor, de esta preciosa virtud como de fortísima muralla, para que sea plaza cerrada e inexpugnable donde sólo entres Tú, y nunca jamás tu enemigo.
   Medítese, y pídase la gracia particular.
 

 

 

 

 

Respuesta  Mensaje 15 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 09/06/2012 02:58
 

 

DÍA 9
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE DESPRENDIMIENTO

I

L

a virtud que quiere enseñarte hoy, alma mía, el Sagrado Corazón de Jesús, es la muy heroica del desprendimiento. Tan desprendido de todo lo humano estuvo el Sagrado Corazón, que nada ejercía sobre él peso, ni influencia alguna, como no fuese la voluntad de su Padre celestial.

   Estuvo desprendido de todo interés material, hasta el punto de nacer privado de todo, en una cueva, y morir desnudo de todo, en la Cruz y en el intermedio de su vida, nunca tuvo cosa que llamase suya. Las limosnas que le daba la piedad de los fieles, las volvía Él a los pobres, o las depositaba en poder de sus discípulos.

   En cuanto a los afectos de sangre, ninguno de ellos obstaculizó para nada la libertad y desprendimiento del adorable Corazón de Jesús. Niño aún, deja a su Madre y San José y se separa por tres días de su dulce compañía y si éstos se atreven a formular una queja "¿No sabéis, les dice, que a Mí me toca atender primero a las cosas de mi Padre celestial?".

    ¡Oh sublime libertad de espíritu! ¡Oh total desprendimiento de lazos humanos! ¡Oh soberana independencia del corazón entregado únicamente a Dios!

   Medítese unos minutos.

II

    No es así ¡oh Jesús mío! mi pobre corazón, esclavo de tantos señores y atado a tan miserables cadenas, que de todas partes detienen su vuelo hacia Dios.

   Me ata el amor a los bienes temporales; me ata el ansia por las comodidades de mi persona; me ata el afecto exagerado a los amigos. Mi corazón ha echado tan profundas raíces en esta tierra vil que le rodea, que no sabe vivir sino con ella y por ella. Y así como la planta se nutre y forma de los jugos que bebe del suelo por medio de sus raíces, así mi corazón vive y se nutre sólo de la miseria del mundo por medio de los mil y un afectos que le tienen atado a él.

  Desarraiga, Jesús mío, mi alma de esta tierra de pecado, donde no crece, ni florece como debiera sólo para Ti. Que yo viva en este mundo sólo corporalmente, pero viva espiritualmente fuera de él. No me llenen afectos humanos a mí, que estoy llamado a poseer un objeto divino. Haz que encuentre amargura y desabrimiento en todo lo que no seas Tú, para que no se pegue mi corazón más que a Ti.

   Si contigo tan sólo he de reinar eternamente, ¿Cómo soy tan fácil en entregar mi corazón a esas tristes criaturas que tan pronto voy a abandonar?

 

   Medítese, y pídase la gracia particular.

 

 

Respuesta  Mensaje 16 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 12/06/2012 01:24

 

 

DÍA 12
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
 HALLAREMOS EL MÁS
  SEGURO MAESTRO

I

C

onsideremos hoy bajo este punto de vista el Sagrado Corazón de Jesús. A peso de oro y a costa de largos viajes buscan los hombres para sí, aventajados maestros, y tienen por gran honor y gran dicha hacerse discípulos suyos y aprender de sus labios ciencias humanas. A menos costa y con menos fatiga podemos nosotros encontrar en el Sagrado Corazón de Jesús el más seguro maestro.

   Dos clases de lecciones nos da este Divino Preceptor: unas exteriores, por medio de la voz de la Iglesia; otras interiores, por medio de su secreta inspiración. ¿Y qué enseña? Grandes verdades, máximas de vida eterna, consejos de salvación, prudencia toda celestial. Adoctrinados por ese Maestro Divino, se han visto en la Iglesia de Dios, hombres y mujeres sin letras, admirar y confundir a los sabios, y dejar a los venideros, monumentos de profunda ciencia interior, no adquirida en las escuelas, sino en el trato y familiaridad con este Sagrado Corazón.

   ¡Oh Maestro de verdad! ¡Oh libro siempre abierto para quien desea penetrar sus secretos! ¡Oh cátedra santa, donde ni Moisés ni los profetas, ni los filósofos, sino el mismo Dios dicta lecciones de verdad a los discípulos de su Corazón!

  Abre, Señor, el mío, para que reciba dócil tan divinas enseñanzas, y las siga y las practique con toda fidelidad.

   Medítese unos minutos.

II

    ¿A quién has escuchado hasta hoy, alma mía? A maestros de seductoras palabras que te han guiado por caminos de perdición.

   Han sido tus maestros: el mundo con sus necias máximas, las pasiones con su maligna sugestión, la vanidad, el amor propio, la ira y demás apetitos desordenados. Estas lecciones he escuchado, Jesús mío, y estas me han hecho permanecer sordo a los suaves consejos de tu ley. Habla ahora, Señor; habla, Divino Maestro, que tu fiel discípulo te escucha. Habla a lo íntimo de mi corazón desde las profundidades del tuyo; que oiga yo tu dulce voz, y aprenda de ella los secretos de la vida eterna, que nadie más me puede enseñar. Sordo quiero ser en adelante a todos los que hasta hoy me han seducido o engañado.

   ¡Oh Maestro Divino! ¡Admíteme en la escuela de tu Corazón, de donde han salido tantos y tan aprovechados discípulos! Soy ignorante como un niño, hazte cargo de mi ignorancia, compadécete de mi cortedad. No quiero por maestro más que a Ti: enséñame, Maestro mío, a hacer siempre tu santa voluntad.

   Medítese, y pídase la gracia particular.

 

 

 

Respuesta  Mensaje 17 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 13/06/2012 01:36

 

 

DÍA 13
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
 HALLAREMOS EL MÁS
  PRECIADO TESORO

I

S

e cansan los hombres y se exponen a gravísimos peligros, para adquirirse una fortuna; atraviesan mares, desafían climas; todo les parece poco, si pueden hacerse con un puñado de oro para pasar mejor esta miserable vida. ¡Cuántos, no obstante, ven defraudadas sus esperanzas! y aún cuando consigan verse llenos de riquezas, ¿acaso dan éstas, paz y felicidad a su corazón? Al revés, porque el temor de perderlas o la tristeza de tener que abandonarlas con la muerte, bastan para turbar la alegría de su posesión.

   Alma mía, no busques con loco afán estas riquezas perecederas. Sea tu mejor riqueza el Sagrado Corazón de Jesús. He aquí un tesoro que sin gran esfuerzo puedes alcanzar. No has de emprender para ganarlo, largos viajes, ni costosos trabajos, ni difíciles industrias, ni luchar con los elementos, ni arriesgar la salud o la existencia. Todo esto lo hacen los hombres por el oro y la plata de este mundo. Nada de esto exige de ti el Sagrado Corazón de Jesús. Le tienes cerca; está a tu mano. Él mismo se te ofrece y convida. Sólo debes querer ser rica, con las riquezas de éste para dejarse poseer con toda seguridad. 

   ¿Deseas, alma mía, esta brillante fortuna? ¿Te decides a querer ser rica con las riquezas de este Sagrado Corazón?

   Medítese unos minutos.

II

   ¡Oh vanas riquezas del mundo, que tantas veces han excitado mi codicia! ¡Oh mezquinos tesoros de oro y plata, o mejor, de lodo y basura, en los cuales suele poner el hombre su corazón! ¿Qué son en comparación de las riquezas. eternas de ese Corazón Divino, tesoro de los bienaventurados y garantía de toda su felicidad? ¡Qué necios son los hombres que se desviven por alcanzarlos, sabiendo que van a morir, y que los han de dejar apenas hayan empezado a poseeros!

   ¡Oh Señor, que eres la verdadera riqueza de tus elegidos! No quiero otra cosa que a Ti, ni busco mejor tesoro. Estoy seguro de que si llego a poseerte, ni ladrones, ni adversidades, ni la muerte misma me han de separar de Ti. Los poderosos del mundo tienen suntuosos palacios; a mí me basta un asilo en el nido amoroso de tu Corazón; se cubren con galas y joyas de gran precio; yo sólo quiero para mi alma las joyas de tu gracia; se gozan ellos en espléndidos banquetes y ruidosas músicas; a mí me basta saborear los inefables consuelos de tu amor.

   ¡Oh Señor, riqueza inagotable! ¡Qué pobre es el corazón que no te posee aunque posea todos los bienes de la. tierra! 

   Medítese, y pídase la gracia particular.


 

 

Respuesta  Mensaje 18 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 14/06/2012 01:34
 
 
 
 
 

 

DÍA 14
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
 HALLAREMOS LA MÁS
  FIRME ESPERANZA

I

V

anas son las esperanzas del mundo y desgraciado quien fía en ellas. Pasa la juventud, se cambia la fortuna, caen las ilusiones, se entibia la amistad; nada, en una palabra, queda en pie de cuanto parece algunas veces halagar al hombre en su breve paso sobre la tierra.

   Y sin embargo, el pobre corazón humano necesita algo firme y permanente a que arrimarse, para no caer en los horrores de la desesperación. ¿En qué podrá, pues, fijar su esperanza? ¡Ah! Todo se pasa, ha dicho Santa Teresa de Jesús, todo se pasa, es verdad;. pero Dios no se muda. He aquí, pues, el centro fijo en que podemos colocar nuestras esperanzas los que deseamos colocarlas en algo seguro e inmutable.

   ¡Oh Corazón Divino de mi amadísimo Jesús! ¡Todo se escapa y desaparece a nuestro amor, dejándonos vacíos y desolados! Sólo Tú permaneces eternamente como faro de luz y norte resplandeciente para el corazón que te ama. ¡Que me falte todo, Dios mío, pero que no me faltes Tú! ¡En Ti pongo mi esperanza, y no seré nunca defraudado.

   Medítese unos minutos.

II

   ¡Oh vida humana llena cada día de tantos y tan crueles desengaños! ¡Oh alma mía, que en tantos objetos has querido cifrar tu felicidad, sin que hayan logrado calmar tus ansias! ¡Oh pobre mortal! que eres como hoja seca que el viento arremolina y agita, buscando en todo la dicha y no hallándola en ninguna de las cosas creadas!

   ¡Fíjate aquí y detente! Ahonda aquí tus raíces en el amor de tu buen Jesús, único que puede calmar tu amoroso anhelo, único que no defraudará tus esperanzas. Pobre barquillo, siempre llevado acá y allá por las olas, y siempre con el abismo bajo los pies temiendo el naufragio! Echa aquí tus anclas si quieres hallar puerto seguro, donde algo puedas reposar y rehacerte de las fatigas de tu azarosa navegación. ¡Paloma cansada de volar por todas partes, sin hallar donde fijar los pies! Éntrate por la abertura de esa Arca, que te espera para ofrecerte asilo seguro contra todas las borrascas.

   ¡Corazón de Jesús! Sé todo para mí, pues de Ti lo espera todo mi afligido corazón. Promesas seductoras del siglo, que, tantas veces han engañado mi alma, yo las miro por lo que son, polvo, nada. ¿Qué puede prometerse quien pone sus esperanzas en el polvo y en la nada?

   ¡Oh Dios de cielos y tierra! ¡Qué sosegado descanso alcanza el que todo lo espera de Ti y nada fuera de Ti!

   Medítese, y pídase la gracia particular.

 
 
------------------------------------------------------------------------------------------------------ 

Respuesta  Mensaje 19 de 36 en el tema 
De: MELODY 976 Enviado: 14/06/2012 01:53
 

Respuesta  Mensaje 20 de 36 en el tema 
De: XCristinaX Enviado: 14/06/2012 12:05
 

 

DÍA 8
EL SAGRADO CORAZÓN,
 MODELO DE RECOGIMIENTO
 Y MODESTIA
I
¿QUÉ ves, alma cristiana, en la figura exterior de tu Divino Jesús? Ves el retrato más acabado del recogimiento y de la modestia cristiana. Mírale bien y aprende de Él cómo has de ser en tu porte y maneras, si quieres hasta en eso llevar el sello del Sagrado Corazón.
   Su voz es quieta y sumisa, sus palabras prudentes y pocas, Su andar grave y mesurado, su mirada recogida y bondadosa. El semblante de Jesús era tal, que inspiraba sentimientos de virtud a quien lo contemplaba, y era imposible verlo interiormente mejorado.
   Sus enemigos nunca pudieron tacharle de ligereza y desenvoltura. Los que sin cesar buscaban por agarrarle la palabra, jamás pudieron echarle en rostro una que fuese inconveniente. Su alegría era tan edificante como su austeridad; nadie le oyó ruidosas carcajadas, ni le vio desacompasados movimientos. Todo su exterior era el reflejo de orden, paz, igualdad y armonía en su divino interior.
   Dame a conocer ¡oh dulce Jesús! los suaves encantos de esta celestial virtud.
   Medítese unos minutos.
II
   El rostro y los ademanes son el espejo de lo que pasa en el corazón, por eso, llevo retratados en ellos la disipación y el desorden del mío.
   ¿Soy cristiano o pagano? ¿Sirvo a Dios o al mundo su enemigo? Nadie creería lo primero, sino más bien lo segundo, oyendo tal vez mis conversaciones, mirando mi modo de vestir, observando mis actitudes.
   ¿A qué tengo dedicados mis sentidos sino a culpables o por lo menos peligrosas tonterías? ¿Qué ley pongo a mis ojos, para que no tropiecen con mil escollos para la honestidad? ¿Qué freno aplico a mi lengua, para que no hiera la reputación ajena o no se deslice en mil y mil superfluidades? ¿Qué muro he puesto a mis oídos, para que no se vayan tras la curiosidad y mundanos pasatiempos? ¡Ah! que estos medios que se me han dado para servir con ellos a Dios y al prójimo, sólo los empleo yo, para que me rinda y esclavice el mundo con todas sus vanidades. 
   ¡Pobre corazón mío, abierto así sin el muro de la modestia a todos los embates del enemigo! ¡Pobre corazón, expuesto así por mi culpa a todas las oleadas de este mar de corrupción!
   Rodéalo, Señor, de esta preciosa virtud como de fortísima muralla, para que sea plaza cerrada e inexpugnable donde sólo entres Tú, y nunca jamás tu enemigo.
   Medítese, y pídase la gracia particular.
 

 

 

 


Respuesta  Mensaje 21 de 36 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 15/06/2012 02:01
 

 

 

DÍA 15
EN EL SAGRADO CORAZÓN,
 HALLAREMOS LA MÁS
  AMOROSA FORTALEZA

I

E

n nada se conoce tanto la profunda miseria del hombre como en su debilidad. Nuestra alma ha quedado, después de la culpa original, tan débil y endeble, que cualquier esfuerzo del enemigo basta para derribarla, si no tiene al lado una fuerza superior que la sostenga. Puede asimismo tan poco para obrar el bien, que cualquier leve dificultad la acobarda y arredra. ¿Quieres ser fuerte en medio de esta debilidad? Acude a buscar la fortaleza en el Sagrado Corazón de Jesús.

   Allí fueron a buscarla los Santos, criaturas débiles y de carne ruin y débil como la nuestra, y gracias a eso fueron fuertes y obraron maravillas. Recorramos la historia de la Iglesia, y veremos a delicadas jóvenes y a pobres ancianos, burlarse de todo el Poder de los enemigos de Cristo, y hacerse superiores a los halagos, a los tormentos y a la muerte. Los claustros y los desiertos, la vida doméstica y las mismas cortes y campamentos, están llenos de hombres y mujeres que en la flor de su edad y en medio de todas las seducciones son fuertes para renunciarlo todo y seguir a Jesucristo, hasta elevarse a la mayor dignidad.

   ¡Alma mía! Nada hicieron ellos que no lo puedas tú, si te procuras los mismos auxilios.

   ¿Dónde Se hallan éstos? acude al Sagrado Corazón.

   Medítese unos minutos.

II

   Eres débil y frágil, alma mía, porque quieres. Sí, porque quieres. ¿Qué disculpa tendría el niño, que no pudiese levantarse del suelo, por no querer alargar su mano a la que le tiende su buena madre? Por eso son frecuentes tus caídas y tropiezos, por eso sientes abatimiento y desconfianza ante la más pequeña dificultad. ¡Quizás para mayor desgracia has presumido algo de tu propio valer, y con necia arrogancia has creído poder prescindir de todo amparo! 

   Acude, alma mía, a Dios, tu ayudador y poderoso auxilio, y estás salvada. Nada podrán contra ti los más fieros enemigos, nada las más borrascosas pasiones. Sentirás agilidad, ligereza, facilidad para toda obra buena y para todo costoso sacrificio.

   ¡Oh Corazón de Jesús, fortaleza de los débiles y caídos! mi corazón anda de continuo desalentado, y acude a Vos para que lo sostengas. Dame la mano, Señor, como la distes a tantos que por Ti se levantaron del lodo y subieron a la cumbre de la virtud, como la diste a Santa Magdalena, a San Pablo, a San Agustín.

   ¿Qué podría el más valeroso si Tú lo abandonases? Pero ¿qué no podrá el más débil si Tú le fortaleces?  ¡Oh Dios mío, fortaleza mía. Hazme fuerte contigo, para contigo reinar eternamente victorioso.

   Medítese, y pídase la gracia particular.

 


Primer  Anterior  7 a 21 de 36  Siguiente   Último 
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados