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General: ♥AL SAGRADO CORAZON DE JESUS♥
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 31/05/2012 20:50 |
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven. ¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén. Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.


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DÍA 1 EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE AMOR
¿Q UÉ motivos han inducido al Señor a darnos su Sagrado Corazón? Sólo motivos de amor. Porque nos amó se hizo hombre, porque nos amó sufrió Pasión y muerte, porque nos amó quiso quedarse en la Eucaristía, porque nos amó se dignó manifestarnos en estos últimos tiempos las riquezas de su adorable Corazón. ¿Y a quién amó? A criaturas ingratas y culpables, indignas de ocupar uno solo de sus pensamien-tos. Nos vio como éramos, pobres, infelices, llenos de corrupción y de pecados. Por nuestra suma miseria nos amó. ¡Oh amor tiernísimo del Corazón de Jesús! ¿Y cómo nos amó? No como aman los hombres, ni como aman los Ángeles, ni como ama la mis-ma Virgen María. Nos amó como sólo puede amar Él; con amor eterno, infinito, divino, amor del Corazón de un Dios. ¡Oh Pobre corazón mío! ¡Qué nobleza la tuya! Has sido amado a pesar de tu miseria por el Co-razón de todo un Dios! ¿Conoces ¡oh hombre! hasta qué punto te ha engrandecido Dios, haciéndote objeto de su amor? Medítese unos minutos, II ¿Y qué pide el Corazón de Jesús a cambio de este amor? No pide nuestra vida, nuestra salud ni nuestras riquezas. Pide sólo el amor de nuestro corazón. Pide sólo ser amado, no como merece El, sino como podemos amar nosotros con nuestro pobre corazón. Con una gotita del nuestro se con-tenta Él, a cambio del océano que nos da del suyo. ¡Tengo sed!, clama desde este sagrario, como desde la cruz. Tengo sed de vuestro amor. ¡Ah! ¡hermanos! ¡no nos hagamos los sordos a este grito amoroso del Corazón de Jesús! ¡Amemos al Sagrado Corazón! ¿Y cómo se le ama? Se le ama guardando su ley, procurando seguir sus inspiraciones; buscándole amigos que le quieran; ganándoles almas que un día sean con El dichosas; evitándole injurias y menosprecios; desagraviándole por ellos. Así se aman los hombres unos a otros. Así debemos amar a Jesús. ¿Qué haces tú por aquel padre, por aquella esposa, por aquel hermano, por aquel amigo a quien amas tanto? ¿Cómo les hablas? ¿Cómo les sirves? ¿Cómo les contentas? pues bien; haz lo mismo con el Corazón de tu buen Jesús, y estará satisfecho de ti. ¡Ay de ti si no le amas por lo menos de esta manera! ¡Infeliz! Deberás aborrecerlo por toda la eternidad. Medítese. y pídase la gracia particular


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LINDO APORTE PARA EL MES DEL SAGRADO CORAZON
BESOS
LETI |
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DÍA 2 EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE HUMILDAD
I Mira, alma mía, la profundísima humildad del Corazón de Jesús. Siendo Jesucristo Dios, y como tal potentísimo y excelso, no le bastó hacerse Niño en las entrañas de una mujer, y nacer luego en una cueva de animales, y trabajar más tarde en un taller, y morir, finalmente, como reo miserable en una cruz. Aún después de su existencia mortal vive glorioso en el cielo, es verdad, “pero en la tierra vive humillado y abatido”. Contémplale en este Sacramento. Ha escogido para vivir entre nosotros las apariencias más modestas. Se deja encerrar como prisionero en el fondo de nuestros pobres tabernáculos, en nuestras iglesias mil veces desiertas y abandonadas. ¡Ah mi buen Jesús! Cómo eres Tú el mismo hoy que cuando naciste en Belén, trabajaste en Nazareth, recorrias a pie los campos y aldeas de Judea, y morías entre injurias y desprecios en el Calvario! No has cambiado tu condición llana y sencilla; no has dejado tus humildes maneras, a fin de que se acerquen a Ti sin temor los pobres y pequeños, y aprendan en Ti sencillez y humildad los vanos y orgullosos. ¡Oh! ¡humildísimo Jesús! ¡Enséñame a mí, altivo y presuntuoso que soy, esta santa virtud de la humildad! Medítese unos minutos. II Me avergüenzo y me espanto ¡oh Jesús mío! cuando doy una mirada a mi pobre corazón. Es todo al revés del vuestro, tan sencillo y tan humilde. Está lleno de vanidad, presunción, necio orgullo, insaciable amor propio. Busca siempre el aplauso y la alabanza, sobresalir y brillar, obscurecer a los demás, hacerse superior a todos. No son éstas las lecciones de tu humildísimo Corazón. Tú me quieres humilde para con Dios, para con mis prójimos y para conmigo mismo. Para con Dios, reconociéndome siervo y discípulo suyo, acatando sin murmurar todas sus disposiciones, sujetándome sin réplica a su dulce Providencia, agradeciendo como cosa suya todo lo que de bueno haya en mí. Para con mis prójimos, portándome como si fuese el menor de todos ellos, sufriéndolos con cari-dad, tratándolos con dulzura, perdonando sus injurias, huyendo sus aplausos y alabanzas. Para conmigo mismo, teniéndome por lo que soy, criatura miserable, indigna del polvo que piso, del cielo que contemplo y del aire que respiro, reconociéndome infeliz pecador que sólo por la divina compasión no ardo ya en los infiernos. ¡Corazón de Jesús humilde! Dame ese espíritu de perfecta humildad, para que consiga sentarme un día en el trono que reseras a tu lado a los humildes como Tú. Medítese, y pídase la gracia particular.
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