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General: PISANDO FIRME
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PISANDO FIRME
Amados hermanos, es la Palabra de hoy un alentador mensaje para buscar en todo momento la respuesta de Dios, y como esa respuesta nos permite “Pisar tierra firme” y así poder ser agradecidos para con Él y de ese modo reconocer todo lo que ya nos ha dado. Y esa gratitud es la mejor manera de prepararnos para recibir todo lo que nos quiere seguir dando.
El texto inicial lo hallamos en las palabras de David en el salmo 40. Leeremos hasta el verso 5. En dicho salmo vemos un corazón agradecido por la misericordia del cielo. Leamos Salmo 40:1-5 1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor 2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. 4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. 5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados.
David inicia el salmo y nos habla que aguardó con paciencia la respuesta del Señor y afirma que se inclinó a él para oír su gemido. Agrega que la intervención de su mano salvadora lo rescató de la desesperación y del dolor. Y afirma que sus pies fueron puestos sobre terreno firme. Y aquí hermanos empezamos a descubrir el porque de la gratitud de David hacia Jehová. Él podía reconocer y ver su mano salvadora porque ya no estaba en el pozo de la angustia y la muerte. Podía ver ahora con claridad. Y ese pisar terreno firme era clave para ser agradecido. Luego nos dice que Dios mismo había inspirado en su alma alabarle y adorarle por su amor, poder y generosidad. Luego atribuye mayor gloria al Señor al decir que su propio testimonio de vida sería de gran inspiración para los de buen corazón y de terror para aquellos que eran sus enemigos. Y concluye reconociendo que su Dios había aumentado y multiplicado sobre su vida sus obras maravillosas de un modo tal que resultaban incontables e imposibles de ser enumeradas. Hermanos queridos, David amaba a Dios y le estaba enteramente agradecido. Y porque había alcanzado un alto grado de madurez en su fe podía ver claramente su mano fiel y protectora. Entonces por ser agradecido podía esperar confiado que Jehová seguiría derramando sobre su vida cada vez mayores y mejores bendiciones. Pero insisto con el concepto: David podía reconocer esto porque pisaba terreno firme. Su corazón no vagaba de aquí para allá en su relación con Dios. No estaba sujeto a la inestabilidad emocional. Su relación con Dios no era de amor un día y desamor al otro. No sentía que Dios estaba en deuda con él. Era un hombre maduro en la fe. Y esa madurez es la que debemos alcanzar cada uno de nosotros. Dejar las chiquilinadas y los berrinches y ponernos los “pantalones largos” de la fe y la confianza ilimitada en el poder del Espíritu Santo. Solo así podremos ver su mano poderosa, y tributarle la gloria que solo Él merece. Eso es ser agradecidos con Dios. Y es la llave que abre los tesoros extraordinarios del cielo. La gratitud a Dios aún de las cosas más pequeñas nos hará merecedores de las más grandes. Es un principio bíblico. Mateo 25:23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Ese es el mismo sentir del apóstol Pablo cuando escribe la carta a los efesios. Leamos: Efesios 3:14-2114Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, (Muchísimo. No dice de sus riquezas, sino conforme) el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.20Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
También Pablo oraba a Dios para que los hermanos de Éfeso, y nosotros también claro, fuéramos afirmados en nuestro hombre interior por El Espíritu Santo. Por eso escribe ser afirmados y arraigados en amor. Solo así, siendo llenos del Espíritu (eso significa que Cristo habite en nuestros corazones) podremos alcanzar el grado de revelación de la dimensión extraordinaria del poder y el amor de Cristo. Es entender que somos hijos del Dios Vivo y Verdadero y que como tales tenemos pleno derecho a todas las promesas bíblicas Y eso queridos hermanos nos permite ver y reconocer ese poder. Si no lo vemos jamás podremos reconocerlo y mucho menos agradecerlo. Y la pregunta es ¿Si no somos agradecidos al Señor cómo podremos esperar que Él multiplique sobre nosotros sus maravillas?
Y ahora hermanos amados qué les parece si nos detenemos a pensar si hemos agradecido a Dios por todo los que ya nos ha dado. Si hablamos de las maravillas de Dios tan sólo espirituales podemos mencionar: Elección, Predestinación, Justificación, Redención, Propiciación, Perdón, Limpieza, Salvación, Nuevo nacimiento, El Espíritu que mora en nosotros, El sello del Espíritu, Las arras del Espíritu, la unción, la santificación, aceptación como hijos y herederos y la Glorificación. Y si a todo eso le sumamos las materiales: La vida misma, La salud para poder disfrutarla, La familia, los amigos, El Trabajo, La provisión diaria, La Iglesia, Los hermanos, Los pastores, El servicio, y tantas otras cosas. Hermano amado, ¿Sos de aquellos que parados sobre terreno firme agradecen a Dios o sos de los que van de pozo en pozo lamentándose, quejándose, protestando y reclamando a Dios con impaciencia como si estuviera en deuda con vos? Si es así pedí ayuda ahora mismo al Espíritu Santo y renunciá a esa debilidad para que te fortaleza con su poder en tu vida espiritual. ¡Y entonces podrás ver todo lo que el Dios Todopoderoso ya ha hecho en tu vida y todo lo que traerá de aquí en adelante!
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De: maritza |
Enviado: 30/06/2010 00:56 |
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