¿Cómo podría éste 2011 ser realmente diferente del 2010? ¿Cómo podría ésta nueva década que empezamos ser realmente diferente a la de los últimos diez años?
Antes de que puedas lograr cualquier cosa significativa en la vida, debes ver lo que Dios ve, con el fin de ver lo que Dios puede hacer en tu vida. Una vez que veas lo que Dios puede hacer, entonces debes creer que Él realmente lo hará. Debes creer que te puede ayudar a hacer los cambios que necesitas hacer. Si tú no crees que el cambio es posible, ni siquiera harás el esfuerzo de cambiar. Pero una vez que creas que puedes cambiar, entonces podrás establecer las metas de fe.
Establecer metas es parte de la disciplina espiritual. No es tan sólo una buena idea; la Biblia dice que necesitas establecer metas para crecer en tu fe. Las metas te esfuerzan y te ayudan a ser todo lo que Dios quiere que seas.
Establecer metas es una disciplina espiritual porque Dios establece metas. ¿Sabías eso? Dios establece metas, y así como vas madurando en carácter como el de Cristo, tú también necesitarás establecer metas. Dios tiene metas para la historia que aún no han sucedido. Dios tiene metas para Su familia – la iglesia – que aún no han sucedido. Dios tiene metas para tu vida que aún no han sucedido.
La Biblia dice que Dios planea y por eso sabemos que el planear es espiritual. Dios planeó el universo, y mientras más lo estudiamos científicamente, nos damos cuenta qué tan bien planeado realmente está
La Biblia dice que Dios tiene planes de llevar toda la historia a su meta en Cristo, toda la vida está en marcha hacia un destino. Un día Jesucristo regresará y cada rodilla se doblará y cada lengua confesará que Jesús es Señor. Un día Dios cerrará los libros en la tierra y comenzará un nuevo cielo en la tierra, y “reunirá todas las cosas del cielo y de la tierra, al frente de las cuales pondrá como jefe a Cristo” (Efesios 1:10 TLA).
Dios es un Dios que establece metas, y Él espera que tú también las establezcas. Como el apóstol Pablo, quiere que digamos, “Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire”. (1 Corintios 9:26 NVI).
Gloria A. Florez - Ceballos