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General: Proverbios 28:1
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Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león” Proverbios 28:1
El famoso y sabio rey Salomón es el autor del libro de los Proverbios, una verdadera joya de la sabiduría de Dios. Cuando habla del impío se refiere al hombre que vive de espaldas a Dios. Es aquel que se obstina en conducirse de acuerdo a sus propios patrones de conducta. Es la persona que, no sólo no conoce ni teme a Dios, sino que hace todo aquello que lo ofende. Es lógico entonces entender estas palabras de Salomón. Cuando nos dice que el impío huye sin quien lo persiga, nos dice que la culpa que siente por su pecado lo terminan convirtiendo en una persona acosada por su propia conciencia. El dicho popular sostiene esta sentencia “El que mal anda mal acaba”. Sin tomar esta frase como una fórmula matemática infalible, sin embargo tiene mucho de razón. Todas las personas que deciden hacer en vida todo lo que el Dios Creador prohíbe, empiezan a caer en una pendiente de inmoralidad, vergüenza y culpa. En cambio, siempre según las palabras que este sabio escribió bajo la guía y dirección del Espíritu Santo, los justos viven confiada y reposadamente. Los justos son aquellos que han conocido a Dios al recibir a Jesucristo como Señor de sus vidas. Son los que han abandonado los errados caminos de su propia voluntad para comenzar una vida totalmente nueva. Lo que se han arrepentido de sus pecados. Son justos los que leen a Biblia con fe, sabiendo que es la palabra de Dios. Los que la reciben en su corazón y la ponen en práctica. Así esas vidas se van transformando día a día, hasta alcanzar la estatura espiritual que Dios anhela. Son justos los que buscan hacer la voluntad de Dios antes que la propia. Los que oran al cielo esperando confiados la llegada de un milagro |
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