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De: ₤ε √aмριrε (Mensaje original) |
Enviado: 29/10/2009 04:12 |
|[x.Aspros D Géminis.x]|
11.
Hasgard de Tauro vs Regulus de Leo.
Lugar: Coliseo Griego Ateniense.
Inicia: Hasgard.
Juez: Kardia de Escorpion.
Clima: Noche templada.
.::Rol/On::.
.Reglas.
Turnos: Pactados a 48 horas exactas, plazo pactado y fatal. Maximo de turnos, 30, despues de los cuales se dara el veredicto.
Rol: URM 2.0 y Anexas.
Sé culto en tu pasión, y magnífico en tu maldad. Cualquier imbécil puede añorar el mundo; para convertirse en un Dios hace falta auténtica sabiduría.
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** La luna, hermosa dama de la noche que con sus hilos de plata asemeja a la tierra una saliente del firmamento, cuento de hadas, perenne que soslaya la imaginacion de los poetas, hermosas sombras se perfilan contra la tierra, victimas involuntarias de aquellas tenues y hermosas rafagas de viento que mueven las ramas de los arboles haciendo que sobre los adoquinados pisos se observen caprichosas figuras un tanto fantasmales, el viento es suave, se escucha su ulular por entre medio de aquellas ramas moviles, hojarascas que se truenan al menor quiebre, la noche habia caido ecuanime, sin embargo el clima era exacrito, templado, nubil, hermosa nocha, sin embargo, aquella no reflejaba lo que pronto aconteceria. -- Es tiempo -- susurraba una voz mientras se ponia su coraza, y preparaba su cimera sobre su testa, elevado sobre sus pies el personaje avanzaba con determinacion sobre las baldosas petreas, sus ojos tranquilos observan la luna y suavemente desksan sobre sus orbes tras un leve parpadeo, suspira y se coloca aquel casco en el cual se observa una hermosa cornamente, dado su rango, la luna arranca unos destellos finos del color que representa a su antagonista, y homonimo, el sol, sus pasos son tranquilos, en poco tiempo, entre salto y salto, abandona la segunda casa, y llega hasta el sitio de la cita, lo observa desde sus rincones mas agrestes en la cima de aquel circulo que guarda recuerdos tan importantes, sangre derramada con honor, se quita la capa blanca que denota su rango entre los de su linaje, y la coloca sobre una saliente, sonrie, y comienza a descender escalon por escalon hacia el centro de la arena, se inclina, y toma entre sus dedos aquella arcilla y la deja caer suavemente dejando que el viento se lleve el polvo que emana de esta, como si aquel acto le trajera viejos recuerdos, se levanta, y se sienta sobre un dosal con tranquilidad, -- te espero -- es lo que vuelve a mencionar como si estuviera hablando para si mismo **
ll.suzaku.ll@msn.com
Atentamente :::::... αιє∂αιℓ тяιѕкαℓ ℓυχσя αℓαтσяу ..:::: Taurus No Hasgard // El muro de Athenas
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| [.Regulus de Leo.] |
La noche es jovial, es serena y parsimoniosa, oscura pero luminiscente, pues entre el lienzo de sus tinieblas se dibujan perfectas y titilantes estrellas. Estrellas que escoltan una gloria mucho mayor, no en tamaño, pero si en hermosura, Selene, la Diosa de la noche, la Luna que se mece sobre los cielos nocturnos. Las cadenas anuncian su cantico metálico, y asidas a una polea, levantan centímetro a centímetro las toscas y pesadas rejas de la celda principal de aquel hermoso y antiguo anfiteatro. La celda de los leones, de las bestias que devoran hombres. Fulgores de luz disipan las sombras de la mazmorra, y en su interior parece adivinarse la inefable imagen de un caballero engalanado.
Avanza majestuoso, como un gran rey felino. El caballero del 5º Partenón, el inmortal león de Nemea que viste su dorada ornamenta. Cada paso reverba la perseverancia, la decisión, y sobre todo la elegante belleza que solo posee un ángel guardián, un santo dorado de Atenea. Sus ojos brillan con intensidad, y divisan allá a lo lejos la efigie del Toro Dorado; un hombre, un titán, el guardián de la muralla de Grecia.
En sus labios se enmarca una sonrisa felina, sincera e incordiosa. Su rostro, cuya belleza supera a la de los ángeles celestiales, no oculta sentimiento alguno. La emoción es evidente sobre su sino, y retadoramente muestra los colmillos. El león que asecha, que camina directamente hacia su presa, con unos ojos que no saben hacer otra cosa que dedicarse a la caza. Sus músculos se tensan, y relucen su perfecta fisonomía. Y el viento que sopla alborota con furia sus cabellos, su leónida y tupida melena. Mientras asida a su espalda, la capa danza al ritmo que le marca la brisa, ondeando las albinas telas en perfección imperecedera.- Al fin has llegado.- Profiere con voz vehemente y armoniosa. Lleno de emoción, de ansias. La noche del cazador.
"Los buenos guerreros hacen que sus adversarios vengan a ellos, y de ningun modo se dejan atraer lejos de su fortaleza."
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** Se levanta sobre las plantas de sus pies y la princesa de la noche le alumbra proyectando su efimera figura en una zombra sobre aquel suelo, sonriente responde a la afirmacion de aquel que como todo leon sale de las rejas de la arena, donde victimas incontables mueren entre sus fauses, al igual que aquellas, el mancebo del toro dorado, se encontraba sonriente, y aceptando su destino susurra, --al parecer ya me estabas esperando -- mientras al estar asi de pie su estatura colosal se observa y percibe, se truena los dedos majestuoso, como si aquel ser fuera realmente el toro, si por un lado la familiaridad del leon de nemea se reflejaba sobre la personalidad fisico atletica de regulus, por el lado de hasgard no se podia percibir menos, sus musculos realmente se observan tal cual los de un toro, que una vez herido podrian matar a quien se lo propocieran con tan solo una desicion de su cabeza, con tranquilidad se acerca hacia el oponente y en una amplia sonrisa extiende su mano -- que gane el mejor -- mientras sus amplios ojos guardan la nobleza del corazon, y la selene es testigo fiel sin querer del encuentro de dos cosmos similares para los poblados añedaños, inquietantes en ello, pero eran santos, dinastia dorada, la mas fuerte entre los fuertes, y poderosamente, el grado mas alto a quien aspira servir a athena **
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| [.x.Regulus de Leo.x.] |
Sus ojos mirando siempre al frente, sobre esa gran osamenta que enmarca al toro. Sus cuernos, su corona, su orgullo, como del león son sus garras y sus colmillos. Cada paso, imponente y sereno, acorto la distancia, hasta extinguirla totalmente en un abrir y cerrar de ojos. Bajo la sombra del titánico Hasgard, la luz de luna cae en penumbras. Pero no hay sombra alguna, ni siquiera la de ese impresionante guardián, que opaque la luz que resplandece sobre su leonina mirada.
Ojos agudos, con pupilas dilatadas, ojos que ya no son humanos, ojos de un tigre, o mejor dicho de un dorado león. Sin embargo ni siquiera el espíritu de cazador sosiega su naturaleza juvenil e ingenua. Y le dedica una amigable sonrisa a su hermano mayor de armas, y extiende su brazo para poder estrechar la mansa mano de Aldebaran. La dimensiones son alarmantes. La diferencia en el tamaño de las manos se hace notar, pero ni siquiera eso intimida al jovial caballero, que asiente con la cabeza amigablemente.- Que gane el mejor amigo mío.- Réplica con parsimoniosa serenidad.
"Los buenos guerreros hacen que sus adversarios vengan a ellos, y de ningun modo se dejan atraer lejos de su fortaleza."
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** El choque de las palmas era la nobleza del corazon, los ojos tranquilos del astado observan los de leonino, mientras piensa para si mismo [ pequeño, pero de un coraje que se percibe en su rostro ], suelta la mano de su contraparte, aquella pequeña mano que en comparacion con la de el, es gentilmente pequeña, se da la vuelta y camina suavemente hasta unos dos metres alejandose del santo del leon, y ahi mismo susurra con tranquilidad y certeza -- bueno, comenzemos mi pequeño amigo -- indica mientras sus piernas se tensan, la ligera brisa comienzan a jugar con sus cabelleras mientras todo se dibuja en una suave y falaz hegemonia, la luna lanza sus hilos de plata bañando a los que pronto pelearan en aras de mantaner una fuerte union de sus cuerpos con sus almas para que cuando se necesite en verdad, toda la fuerza salga**
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| [.x.Regulus de Leo.x.] |
Los susurros del viento llegaban hasta sus oídos, refrescando el espíritu de guerrero que entraña en su interior, donde ansioso, parecía comenzar a aflorar a través de piel. Su valor jamás claudicaría, ni siquiera ante esas osamentas doradas del impresionante rival. A diferencia del toro, el león retrocedió sin dar la espalda. Paso a paso, guardo con serenidad y vehemencia el mismo espacio que su contrincante le ofrecía. Y cada paso, elegante y delicado, hizo reverbar el impetuoso pero firme sonido de sus tacones metálicos.
Aquella esencia única, cálida y resplandeciente, emergió de los poros de aquel joven de melena leonina. Iluminando los más alejados recovecos del escenario del gran anfiteatro griego; hogar de los más grandes guerreros que ha visto jamás la humanidad. Hermanos de una misma estirpe, forjada en oro y sangre, pero esta noche no serian más que guerreros, que orgullosos, disfrutarían el mismo inefable escenario. Cada herida, cada gota de sangre, cada hueso roto seria, por lo menos para el joven león, una digna cicatriz que presumir ante sus demás hermanos. Felicidad, si, aquello era lo que se apoderaba del jovial santo, al tener la oportunidad de sostener un combate amistoso con el más grande y veterano Hasgard.
“Comencemos” Fue la palabra que gentilmente llego hasta sus oídos, y cuyo significado resonó en su cabeza. Las estrellas de su constelación brillaron intensamente dentro de sus ojos, iluminando tan dieciochescos orbes. Y dentro de sí, el espíritu de guardián y cazador se detono. Y no, no lo pensó dos veces.
Con inmortal celeridad se lanzo a la ofensiva. Sus pies eran rápidos y agiles, tintineando con suavidad sobre el piso, apenas tocándolo. La imagen que daba, era como la de un dorado arcángel corriendo sobre los lomos del viento. Y su velocidad era superior a la del sonido, a la de cualquier caballero de bronce o plata, y ningún ojo común capaz de seguir su imagen en frenética. Una milésima de segundo, y la distancia había vuelto a desaparecer. Frente a frente al mismísimo Hasgard. No dudo en hacer retroceder su siniestro brazo, como aquel que se prepara a lanzar un golpe. Y si, su mano convertida en puño, fue proyectada desde su hombro en un centegeante y relampagueante golpe que rompió más de cinco veces la velocidad del sonido. Sus nudillos buscando el mentón del titánico Hasgard. Así como el león que intenta asfixiar con sus colmillos al búfalo antes de que pueda usar su osamenta. En su diestro brazo, parte de su cósmo energía encontró un flujo, y un refugio, concentrándose exquisitamente dentro de una mano que también se volvía un puño.
"Los buenos guerreros hacen que sus adversarios vengan a ellos, y de ningun modo se dejan atraer lejos de su fortaleza."
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** La luna alumbraba calma, celeste, con hermosos efluvios de plata, no tan grande como su antagono el sol, pero de una palidez que invitan a observarla por horas, acompañada de las estrellas, ecuanimes regentes de todas y cada una de las constelaciones que rodean y se dicen rigen a cada ser humano nacido bajo sus propias reglas y soberanas de sus destinos, alumbran con hermosa candidez la tierra vertiendo su luz titilante, susurrante, llegando por intervalos de tiempo, brillando mas cuando el cielo es mas oscuro, distinguiendose alla, aca, aculla, en el cielo dos constelaciones comienzan a subir de tono, mas alla que las otras diez que les acompañan en la linea imaginaria que cruza el sol atraves de las casas del zodiaco, por un lado la constelacion correspondiente al leon dorado, bañada con los rayos solares por el ecuador, un poco mas al sur, el gran toro, que se ubica en la parte baja, ambas constelaciones comienzan a cambiar de color, subiendo su tonalidad como si propagaran las lineas solares que continuamente reciben del sol, ..... -- comenzemos -- es la palabra detonante para ambos arietes, cuando aquello sucede, el joven taurino de gran estatura observa la llegada de aquel leon que como arrivo hacia la presa se deja ir con gran poderio, sus puños relumbran y se sonrie, el encuentro en verdad parece prometedor, no se mueve, seguro de su corpulencia fisica la cual ahora tambien se encuentra rodeada de una fuerte aura dorada que mana por todos sus poros, refulgiendo la bestia astada que lleva dentro, el toro soporta sin mocion alguna el primer toque, sin embargo el golpe no va mas alla, estrellandose contra su quijada, el toro sonrie, -- vamos regulus, se que puedes hacerlo mejor -- indica, mientras por efecto del golpe las plantas de aquel titan se clavan en la tierra, dejando unos centimetros de marca, pero nada mas, erguido aquel ser espera el segundo embate al observar el despliegue de cosmo de aquel oponente que pese a su pequeña estatura presenta gran determinacion en el campo de batalla **
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| [.x.Regulus de Leo.x.] |
¡Hmph!- Expreso el jovial león, con una sonrisa que en vez de desaparecer, se hizo más franca en grandeza y emoción. No hubo sorpresa alguna que invadiera su sino. Aquel hombre; que más que hombre parece alzarse como una muralla infranqueable, resistió la arremetida de su centegeante puñetazo y la hermosa ornamenta dorada que envuelve a su mano aún vibraba después de ello. Si, los nudillos le calaban, pero una pequeña y rápida sacudida de muñeca disiparía el calambre.- Tsk…eres duro.- Mentó con bravura, elevando violentamente su cósmo energía. Los átomos a su alrededor comenzaban a propagarse en péquelas explosiones, que se apreciaban como estelas de luz que circundaban a su cuerpo. Pequeños relámpagos dorados. Y en su diestra mano, más cosmos comenzaba a acumularse con vehemencia felina. Palpitante, como una estrella que remece con fuerza.
Veamos que tanto.- Volvió a inquirir con arrogancia, cuando de pronto sus piernas se flexionaron ligeramente, y así tomar el impulso suficiente para brincar. Su cuerpo se contorsiono agresivamente sobre el aire, y de su pierna derecha nació la siguiente acometida. Una fulminante patada como ninguna otra. Como solo un experto marcial podría llevarla acabó. Elegante, fuerte. Silbando en el viento, con una velocidad que al igual que su anterior puñetazo, rompió fácilmente más de cinco veces la velocidad del sonido. Como un león que lanza un zarpazo al cuello de su presa, su patada, su empeine y espinilla buscaban la segunda vértebra en el cuello del titánico Aldebaran.
"Los buenos guerreros hacen que sus adversarios vengan a ellos, y de ningun modo se dejan atraer lejos de su fortaleza."
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Bueno creo que mañana ya contestaras bro, espero que todo haya salido bien!!
** Aquel sujeto se sonrie observando las virtudes de su abversario, en realidad disfrutaba del enfrentamiento, era algo que siempre requeria para poder estar enforma, y enfrentarse a alguien de su mismo nivel siempre lo metia de lleno en aquellas batallas, el cuello de un toro es por demas fuerte, engrosado y poderoso, aquella muralla deja entrever el poderio al sentir aquella patada sobre su cuello, si no hubiera sido aldebaran, si simplemente hubiera sido otro santo dorado tal vez, tendria el cuello roto, pero era el muro de athenas, confiado en su fuerza fisica recibia el golpe de aquel joven, y dolia, no le movia, realmente ni siquiera le causaba un gran estupor, pero dolia y susurraba -- vamos mejorando, pero ahora me toca a mi -- teniendolo a merced en el aire, el poderoso gigante levanta entonces la diestra, lanzandola hacia atras y con gran despligue de pooder, lanza su ofensiva directamente al peto de su pequeño oponente, toda la fuerza nace desde la cadera como un molinete, girando, desarrollando todo el punto forzal desde la columna y la cadera haciendo mas largo el impacto y buscando dañarlo directamente sobre el area del pecho **
ll.suzaku.ll@msn.com
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Luego de una lamentable charla con el participante Aspros de Geminis, me ha sido solicitado dar el veredicto conclusorio de la batalla: Por razones de causa mayor, el ausente participante no podra presentarse por tiempo indefinido, esto por problemas en su ordenador y, para no retrasar aun mas el torneo interno, declaro ganador por default y con acceso a la siguiente ronda del certamen a Hasgard de Tauro.
Veredicto Ganador: Hasgard de Tauro
« Kardia de Escorpion »
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|| The Scarlet Sparkling will be the Last Thing you See || | | |
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Vaya que lastima que mi carnalito no haya podido continuar, pero bueno por cierto kardia quien se hara cargo del asunto de unity y mani?
Atte
l[LC]l « Bennu no Kagaho // ¥ åzræ£ åbräxås Dû Vênt ¥
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Ante el retorno del participante Aspros de Geminis [Regulus] y un acuerdo de parte de ambos combatientes, se ha llegado al acuerdo de darle continuidad y celeridad nuevamente a la batalla; dicho esto.. ¡vuelvan a hacer rugir sus corazones y regaladnos un infierno de batalla!.
Continua Regulus de Leo.
« Kardia de Escorpion »
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|| The Scarlet Sparkling will be the Last Thing you See || | | |
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| [.x.Regulus de Leo.x.] |
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Atónito, en el cristalino reflejo de sus ojos felinos; donde nacen agudamente afiladas pupilas, solo pudo observar con impotencia el resultado de su arrojada osadía, que marcaba no otra cosa sino el mismo fracaso del ímpetu de su jovialidad aventurera. Y su patada, que con arrobo había osado golpear la inamovible figura del toro dorado, había fracaso de la forma más miserable que pudiese imaginar, y no obstante, aquella no sería la mayor de sus desdichas. Pues su aventurada valentía redundo en una fatal imprudencia.
En los aires, donde el mismo se había colocado, era impotente. Incluso él, poderoso y magnánimo león dorado de Nemea, yacía limitado por las fuerzas de acción y reacción, y sin tener un suelo del cual asirse para sus movimientos, era incapaz de esquivar aquel golpe que parecía contener la fuerza de una ráfaga meteórica. El impacto fue tosco y aparatoso, provocando un sonido tan estremecedor, como el de dos grandes rocas al chocar.
Y en un abrir y cerrar de ojos, aquel impacto le había proyectado violentamente hacia atrás. Cada partícula de su cuerpo resonó de dolor, y los latidos de su corazón se aceleraron frenéticamente mientras la sangre brotaba como un géiser a través de su boca. En vuelto en su propia cósmo energía, su cuerpo parecía una estrella fugaz que se precipita inevitablemente hacia la alta muralla que separa el estadio del anfiteatro de las gradas. Un impacto tan agresivo que hizo estremecer el coliseo desde sus cimientos, y que levanto una cortina de polvo y escombros ahí donde el inmortal y jovial león había chocado.
Los segundos se alargaron, mientras poco a poco la nube de polvo iba despareciendo con la indulgente brisa de la noche griega, desvelando con horror los resultados de una jovial imprudencia. Pues ahí, en un muro derruido por el impacto, yacía el gallardo caballero de leonina melena, engarzado entre los escombros. Herido, si, pero jamás vencido. En sus ojos aún brillaba ese espíritu de guerra indomable, y en sus labios ensangrentados una burlesca sonrisa. Y aún pese a todo, su capacidad analítica no se reducía, y ante ninguna situación dejaba morir su energía. Si, su mano derecha aun mantenía todo ese poder cósmico concentrado, y lejos de verse mermada, la energía que circundaba alrededor de su puño crecía más y más, hasta el punto en que pequeñas piedritas eran atraídas por una inconmensurable fuerza de atracción, que después les pulverizaba.- ¿Eso es todo?- Cínico, parecia querer demostrar que aquel golpe no le habia afectado en lo mas minimo.
Poco a poco se levantaba de entre los escombros, con unas piernas que en ningún momento titubean y se muestraban firmes al momento de ponerse de pie. Cual mítico héroe de tiempos pasados, se irguió de nuevo frente a ese hombre muralla que se dice es inamovible. Deslizando entonces el pulgar entre sus labios, limpiando cualquier rastro de sangre de su franca y enmarcada sonrisa, para elevar entonces mucho más su cósmo energía, y brillar poderoso en medio de la noche.- Podrías romper cada hueso de mi cuerpo, podrías destrozar mi armadura, podrías pisar mi cabeza contra el suelo, y aún así volvería a levantarme. Si, puedes destrozar todo mi cuerpo, pero mi cósmos es inmortal…y él me hace invencible. Vamos ¡Ven!- Lanzó su reto, como el león que ruge al levantarse nuevamente.
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