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De: Akatsuki Rei (Mensaje original) |
Enviado: 07/07/2017 04:41 |
"Los humanos serán eliminados, nadie debe alterar el flujo del tiempo..." |
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**Un silencio inconmovible es dueño absoluto del escenario, poblado de riscos y colinas desérticas, en donde ni tan siquiera el silbido de una brisa es audible. No obstante, este es interrumpido de forma abrupta, por el ruido abisal que acompaña a la luz brillante que toma todo el protagonismo debido a su sobrenaturalidad, haciéndose más intensa, tal como el sonido agudo, parecido a un chirrido que al cesar, empiezan a revelar la presencia de un cuerpo cada vez más visible, que aún tiene sobre si, particular doradas que se desprenden de su ser. - No esperaba un paisaje tan ameno...- es lo primero que el envestido en la fantástica armadura del Fénix, esboza, con sarcasmo, mientras contempla el terreno, haciendo dentro de sí, una comparativa, entre el llano pero no tan hostil lugar, y el diabólico lugar que él ha tenido como arena de entrenamiento. Sin embargo, su expresión, rápidamente se tiñe de una dura seriedad, mientras reflexiona "...A pesar de eso... Esta batalla será con seguridad la más difícil que hayamos librado. No debo perder un solo minuto..." musita a sus adentros, mientras imprime sus convicciones y la fuerza de su espíritu, en uno de sus puños, que oprime con vigor. "...Debemos estar preparados para las peores calamidades, y luchar con nuestra vida, por Athena..." Finiquita, creándose una gran expectativa de lo que pueda acontecer.**
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*-Tu presencia deshonran a los dioses – se escucha una voz irrumpiendo cualquier apacible tranquilidad en aquel lugar, buscando llamar la atención del recién llegado – Acaso piensan que pueden hacer su voluntad sin recibir el castigo divino – nuevamente se deja oír aquel tono molesto, así, una figura envuelta entre las sombras se mantiene de pie sobre una de aquellas cercanas colinas, solo el destello metálico de algunas secciones de su protegido cuerpo dan un toque de elegancia al ser que no muestra por completo su identidad, limitándose a elevar su brazo derecho y apuntar con su dedo en dirección al caballero – Pagaras con tu vida, al igual que todos los que se atrevieron a entrar en estas tierras – una pequeña pausa pone más tensión a sus palabras – Lo mismo que la diosa Athena, lo mismo que cualquier traidora los dioses, todos pagaran! – finaliza mientras que por primera vez el viento del sitio se puede sentir fuerte, alborotando el polvo, moviendo pequeñas fragmentos de piedras en suelo y los riscos, pero sobre todo dejándose escuchar pasar entre las rocas, las cuevas y los relieves de aquella zona, provocando con esto un ruido profundo, angustiante, como si miles de almas dejaran salir sus lamentos o llamaran al santo del fénix a un destino incierto*
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**Sucesión de acontecimientos que uno tras de otro resultan ser cada vez más desconcertante, no obstante, es esta hostilidad y caos, a la que el caballero de la infernal isla, está acostumbrado. Mostrándose en guardia, diestra hacia el frente, y puño dispuesto al combate, oprimido con vehemente a un costado de su cuerpo. Atento al menor movimiento de aquel quien ha aparecido a detener su avance, moviendo su mirar de lado a lado con perspicacia, esbozando una sonrisa de burla en su rostro. - ¿Y piensas hacerme pagar mientras te escondes? - cuestiona, con un tono que pretende provocar a su interlocutor, anexando - No vamos a permitir que la vanidad absurda de algunas deidades destruya el mundo que hemos construido con tanto esfuerzo y sufrimiento. No tienes autoridad, ni tu, ni los dioses, para imponernos algún castigo. Si deseas probar tu suerte... acércate...- sentencia, repleto de confianza en el poder de su ken.**
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*Las palabras del santo parecen una abierta invitación a la pelea – Rebeldes, sin un ápice de respeto – se escucha decir desde varios puntos alrededor de Ikki, sin que se puede definir su ubicación – Tu raza ha provocado todo, es verdad, todo el caos, la violencia y la muerte, es por su torpe arrogancia – con frialdad se puede percibir y como el sonido se va acercando más y más – Han sido dueños de su destino por demasiado tiempo y eso termina… - es en ese momento que una fuerte corriente de aire circular se agolpa en una zona determinada, justo al costado derecho del Fenix donde un destello de tonalidades doradas y toques rosas se presenta, dividiendo y desintegrando de un golpe aquel remolino de aire se puede ver por primera vez la imagen de un ser elegante, espigado pero perfectamente protegido por una coraza oscura con discretos ornamentos en tonos de plata, con una melena tan rubia como el sol alborotada por su sobre humana velocidad, sus verdes ojos se concentran únicamente en la anatomía de Ikki, mientras su brazo derecho se extiende, es en ese momento que un brillo intenso se presenta desde su palma abierta, mismo que se proyecta contra el caballero formando un línea que pretende acortar la distancia, buscando de ser posible el rostro del Joven al tiempo que nuevamente se le puede escuchar -Ahora, morirás…- finaliza liberando aquella energía divina y rodeada de ligeras pero evidentes descargas eléctricas*
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**Es así como estos acontecimientos se llevan a cabo, de una manera tan veloz, casi imperceptible, que la velocidad de reacción del santo de bronce, es por lejos sobrepasada, sin la menor oportunidad de evasión, pese a que esperaba ser atacado luego de su provocación ante el heraldo. "Es demasiado rápido..." es el pensamiento que en un santiamén surca la mente del caballero de la esperanza. Así que sin más opción, el santo de bronce da un paso al frente resignandose a recibir el terrible ataque del emisario divino con el peto, tenaz como es su naturaleza, al buscar una oportunidad, extendiendo uno de sus brazos hacia el frente con la finalidad de sujetar con su mano diestra la muñeca de su opositor. Empezando a caer presa del poderío rival, cuyo torrente de cosmo energía eriza violentamente la azulada cabellera del Fénix, debido a la naturaleza voltaica de la ofensiva, viéndose en el rostro del bronceado una expresión de sumo dolor, y los ojos casi desorbitados que a pesar de la evidente gravedad, no doblegan el espíritu del ave inmortal.**
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*Y en efecto, todo lo acontecido sucede tan rápido que es casi imposible par un humano ordinario poder ver las acciones, el destello que genera el ataque de Thesseus impacta de lleno la anatomía de Ikki desprendiendo una brillo intenso, pero este santo, en un arranque de fuerza y decisión logra sujetar la muñeca del Ángel, es así que tras el contacto, la expresión del divino guerrero se mantienen neutral, no muestra ningún sentimiento, no parece existir en su ser, ni coraje, ni alegría o tristeza, ninguna emoción expresada se puede ver en su concentrada y casi fría mirada, sus ojos profundos y de tonos verdes se mantienen fijos sobre su oponente; Pero todo lo contrario acontece en su mente, en la que se agolpan algunas emociones que los miles de años de existencia han logrado despertar poco a poco, la humanidad, la fuerza de voluntad, el amor y la amistad, estos términos que para alguien de su estirpe parecen ser inútiles, a él le resultan un poco curiosas “ Esta es la resistencia humana, esto es lo que los dioses buscan evitar” manifiesta al tiempo de retomar el enfoque de la pelea, sintiendo como la mano de Ikki lo sujeta, este ente celestial gira su muñeca dejando que su palma imite al bronceado y también busque aprisionar la muñeca del rival, pero esto no es todo, un movimiento rápido y fuerte por parte de Thesseus hace que su brazo derecho se retraiga intentando jalar la extremidad de Ikki y con esto y por inercia también su cuerpo completo; Mientras al mismo tiempo y en contra parte el puño izquierdo del ángel sale disparado al frente, cortando el aire, moviéndose con potencia apuntando a el moreno rostro del Fenix, esperando ser tan rápido y preciso como debe ser un guerrero de semejante rango, enterado de que un ángel de los dioses, un escolta personal de la diosa Artemisa, no puede darse el lujo de falla en su encomienda y con esta idea como único mandato pretende golpear la mandíbula del contrario con todo el impulso que lleva su cuerpo*
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**Y es justo en ese momento, sumido en el dolor, cuando el determinado Fénix trae a su mente los ideales de justicia que le hacen no claudicar jamás, y es precisamente esa tenacidad que tan bien describe el espíritu inquebrantable del Fénix, y es lo que aún en medio del dolor, le hace oprimir su puño izquierdo con la agresividad de su gran espíritu de batalla, de este modo, su acercamiento al imponente ser, de pronto se ve facilitado por él mismo, es entonces cuando, frunciendo el ceño a causa del enorme esfuerzo, el santo de la esperanza tiende su dedo indice hacia el frente, señalando un punto en concreto, el centro de la frente rival, a donde dirige un ataque que en apariencia y poderío no representa una gran amenaza, no obstante, la velocidad del embate delinea en su trayecto de avance, lo que asemeja ser una candente estela de fuego, mientras se oye de labios del Fénix: - Phoenix Genma Ken! - como un grito que súbitamente es acallado en seco por el sendo puñetazo que recibe de lleno en el rostro, rompiendo su nariz y desencajando la tiara de su armadura, que cae haciendo sonidos metálicos y dando vueltas por el terreno, oyéndose casi instantáneamente el sonar de gotas y gotas del líquido vital del santo de bronce que mancha la que en este momento es una arena de combate.**
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*Todo se enfoca en como una delgada línea atraviesa la parte central de la frente de Thesseus, misma línea que logra salir por la parte posterior y desvanecerse casi de inmediato dejando que la cabeza del rubio se mueva un poco hacia atrás debido al impulso de aquel discreto pero efectivo ataque, acto seguido, una mirada perdida, vacía y fija en el horizonte es todo lo que se puede contemplar en el ángel que extrañamente se mantiene estático, con sus brazos muy relajados en los costados, casi catatónico, dando la impresión de abandonar la pelea contra el Fenix, pero justo en ese momento algo más pasa, pues su mirada aun perdida empieza a enfocar un hermoso jardín, flores, arboles ríos empieza a tomar más protagonismo en la escena y por más extraño que parezca por fin puede ver los campos eliseos, el divino lugar que es reinado por los dioses ahora es lo que rodea a Thesseus, una maravilla como esa jamás ha podido ver el hombre, la paz y tranquilidad que reina es absoluta y sublime, es imposible no esbozar una sonrisa con tanta maravilla, pero en un abrir y cerrar de ojos todo cambia, un fuego infernal consume aquellos botánicos seres, los ríos se secan y gritos de desesperación y terror se pueden escuchar por doquier, tal parece que el infierno ha ganado la posesión del lugar ante la vista y nulas acciones de aquel guerrero creado por los mismos dioses, nada parece tener sentido, todo el caos podría volver loco a cualquier hombre, a cualquier alma humana que fuera sometida a semejante tortura*
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**Es así que, habiendo pasando por un costado del opositor, debido al impulso del golpe asestado, hace uso de un movimiento de sus pies, para girar el cuerpo y ubicarse, postura perfilada en dirección al heraldo de los dioses. Presionando con fuerza sus mandíbulas, haciendo un sonido ahogado, que logra apenas a escapar de sus dientes, debido al enorme esfuerzo que toma soportar el dolor proferido a su humanidad, de parte del formidable guerrero de dorada cabellera. Oyéndose como lentamente se apaga el sonido producido por el rodar de la tiara de Fénix que cayera en tierra, como resultado de la colisión anterior. - Espero que tengas una buena imagen mental de los campos Elíseos. Recuerdalos. Porque el infierno que ahora ves, es a donde te mandaré...!!! - esboza, el santo de la esperanza, reuniendo todo su poder en su brazo izquierdo, que rápidamente es mermado en un halo de matices ígneos, mismo que envuelve su efigie, como si de llamas de fuego se tratara. Similar al fuego que refulge en su agresiva mirada. Todo esto, mientras a espaldas de Ikki, una figura oscura, de grandes dimensiones empieza a erigirse, haciéndose antropomorfa y revelándose cada vez con más claridad, extendiendo su palma abierta hacia el frente, e impregnada la severidad en una diabólica expresión, llegando a distinguirse por completo como Agyo, entidad divina que infunde con su fuerza y agresividad extrema a quien es enviado en causa de la diosa Athena, generándose a cada segundo una gran expectativa en la escena, debido a su repentino protagonismo y la actual ausencia en el combate, de parte de su contra-parte, quien ahora es presa de uno de los ataques más poderosos de quien es dueño de la armadura más sorprendente entre las ochenta y ocho athenienses.**
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*En ese momento todo se centra en la realidad, dejando de lado cualquier infernal ilusión, y en como Ikki parece decretar el fututo final de la batalla ante lo que parce ser un inerte guerrero, pero todo esto cambia justo cuando la pierna de Theseus se mueve hacia atrás, logrando que su cintura, torso, hombros y cabeza sigan un discreto giro que lo colocan también en una postura de perfil con referencia a la ubicación del bronceado, así quedan los dos contendientes, casi frente a frente –Entonces este es tu poder? – pregunta con aquel tono pausado, elegante y sereno que lo caracteriza – hacer realidad el más grande temor, destruir el alma del oponente? – comenta sin desviar la mirada, manteniéndola fija en el horizonte pero completamente lucida y clara – La humanidad está llena de temores, arrepentimientos, banalidades; Un ser supremo ha dejado eso – en ese momento el ángel mueve su mirada tratando de enfocar de reojo la esfinge de Ikki – Tu mayor poder es nada contra aquel que ha visto el brillo omnipotente de Zeus, que ha sido cubierto por su gloria y ha visto su verdadero rostro – con un ligero toque de arrogancia y admiración se expresa aquel ser celestial – Dime Fenix, cuál es tu mayor temor, que aria que por fin dejaras caer tus brazos para abandonar toda esperanza? – pregunta con ironía pero cierto matiz de auténtica curiosidad –ver morirá Athena o morir en plena batalla sabiendo lo débil que en realidad eres? – finaliza las preguntas sin mover un solo musculo, esperando las respuestas o reacciones del santo *
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**Es esta pregunta, en primera instancia, respondida por una sonrisa confiada, de parte del Santo de la esperanza, cuyo cosmos asemeja llamaradas del fuego inmortál de Fénix, que envuelven su humanidad, indicando el climáx de su agresivo poder. - Desvarías...- responde Ikki. - Acabo de destruir tu sistema nervioso, aunque te encuentres de pie, tu cuerpo no te responderá. Solo la muerte o la locura son tus opciones... Pero no dejaré que vivas, aún si has perdido el juicio...- explica el caballero de Athena, airoso, pese a las fracturas en su Cloth, desde donde se alcanza a ver rastros de sangre. Agregando a su dialogo anterior. - Un esclavo como tu, jamás lo entenderá... Pero te lo explicaré: La verdad es que... a mi no me importa si muere Athena. Y yo... ya he muerto en batalla varias veces...- menciona, oprimiendo su izquierda, cuando, da un paso al frente, lo suficiente como para acertar un funesto golpe. Arrojando así su puño con una gran agresividad, delineando una estela de su poderoso cosmos. - ...Incluso la misma Athena, daría su vida por la humanidad, es su ideal! ninguno de nosotros dejaría caer sus brazos jamás!!! - exclama Ikki, denotando la firme convicción sobre cada una de sus palabras. Es en ese momento, cuando el estridente graznido del ave mitológica, y su voz, se oyen en paralelo resonando en todo el territorio. - ¡¡¡HÖ YOKU TEN SHO!!!! - sentencia, cuando, aquellas llamaradas de fuego que rodean el cuerpo de Ikki, parecieran formar un auténtico Fénix, en el momento que este, proyecta un golpe asesino, con una letal intención de destrozar la parte izquierda del pecho rival, más específicamente, su corazón.** |
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