*Frío es como se mantiene el joven de cabellos rojizos quien sin expresión alguna comienza a descender de las alturas tras su embate – Jhum – gimotea al mismo tiempo en el que las puntas de sus pies tocan de nuevo el suelo hasta quedar completamente de pie observando a detalle las acciones que van aconteciendo – Definitivamente… Son incapaces de entender si lo único que pueden ver son sentimentalismos inservibles – acota cuando su cabello se estremece a causa de su cosmo creciente. – Y esa es la razón por la que continúan peleando inútilmente – replica con un poco más que desagrado y cierta ironía ya que en sus palabras no se expresa más que el deseo de los Dioses Olímpicos, e incluso, el propio. “Artemisa-sama” medita el favorecido por la Diosa de la Caza. Es entonces que entre tanta comunicación sin sentido, la mujer vuelve a levantarse – Deberías simplemente aceptar tu destino – dice cuando dicha corriente eléctrica en tonos esmeraldas comienzan a juguetear en el sitio y pese al recubrimiento de su propia energía el estruendo del grito amazónico cobra factura pues las garras de ésta logran alcanzarlo muy a pesar de su enorme condición atlética pues al querer esquivarlo con un simple movimiento de cadera y piernas le resulta complicado por lo que el puño de la Atheniense logra alcanzarle el pecho, mismo que reciente el impacto; la descarga eléctrica que recorre por completo su cuerpo y que hace que éste salga disparado hacia uno de los muros cercanos que al contacto se desmorona cayendo sobre Ikaro hasta cubrirlo por completo manteniendo el misterio acerca de su paradero.

Touma Icaro » Ten no Tamashi

*Los segundos transcurren y parecen una eternidad en el que no se logra ver algún movimiento por parte del emisario divino quien mantiene el anonimato hasta que de un momento a otro las rocas pequeñas comienzan a  desmoronarse para finalmente caer al suelo seguidas por las más grandes y por fin la figura de Ikarus se torna visible. Ligeramente mancillado pero erguido con tal autoridad que es evidente en la energía eléctrica y poderosa que fluye a través de su cuerpo – Si ese es el fervor con el que defiendes a Athena, no tengo duda alguna de que el Olimpo resultará victorioso – afirma cuando levanta el rostro e inmediatamente cae el antifaz dejando al descubierto esa mirada marrón y vivaz que se esconde por momentos debajo de esa cabellera rojiza que se contonea al ritmo de la seda que viste su anatomía misma que comienza a moverse dejando a su paso el suave trinar de su cosmos que se expande no sólo en sí mismo sino a su alrededor cruzando el suelo con tal facilidad que el espectáculo es incomparable y difícil de ignorar donde la mayor cantidad de rayos eléctricos van concentrándose en sus brazos y manos que se tensan y van tomando un tono rosado cada vez más intenso – La amenaza que representas no requiere de más tiempo del que me he tomado – adjunta con frialdad cuando su cuerpo desaparece en una veloz carrera que perfila su efigie en dirección de la fémina al tiempo en el que contrae primero el brazo derecho para luego frenar justo frente a Shaina a quien busca impactar con ambas palmas las cuales se proyectan en busca del pecho de la mujer y liberar un descarga abismal que genere una explosión cósmica capaz de terminar con ella de una vez por todas – Este es tu destino, mientras más rápido lo entiendas… Menor será tu sufrimiento – culmina cuando la devastadora luz de su poder se convierte en el foco de atención manteniendo el misterio en ese momento*