HEROES Y MARTIRES II PARTE - Secreto Masonico

“A esta invulnerable gruta construida por la naturaleza, existente en el Municipio de Matamoros de La Laguna, Estado de Coahuila, México, toco en suerte ser el arca sagrada, elegida por el patriota ciudadano Juan de la Cruz Borrego, para guardar en su seno el archivo de la Nación Mexicana que le fuera encomendado a principios de Septiembre de 1864 por conducto del C. Gral. Jesús González Herrera.
“En aquellos días de indecible amargura para nuestra patria, en que los invasores franceses intentaron destruir la soberanía de nuestro pueblo, nuestras leyes e instituciones democráticas, para imponernos un imperio; pasando por estos lugares el personal que constituía el gobierno constitucional republicano á cuyo frente se encontraba el Benemérito de América que con su inquebrantable fe y constancia salvo la honra y dignidad nacional; obligado por la infidencia del traidor Vidaurri y de otros malos hijos de México á internarse hasta la frontera del Paso del Norte, no quiso exponer el voluminoso archivo que traía consigo desde la Capital a los azares de la guerra y se resolvió á dejarlo depositado en lugar seguro, encomendado al cuidado de fieles y celosos patriotas.
“El Estado de Coahuila fue merecedor por su amor y decisión por la causa republicana al inmenso honor que se hizo a sus hijos de La Laguna con tan desmedida confianza. La fidelidad comprobada del valiente General González Herrera y del Coronel Darío Orduña, apoderado entonces de los accionistas de Matamoros, que eran todos soldados decididos de la Republica, impulso al Supremo Magistrado de la Nación a dejar en sus manos tan valioso tesoro.
“A costa de inmensos sacrificios y con el mayor sigilo, el C. Juan de la Cruz Borrego, ayudado por del mismo Coronel Orduña y de los ciudadanos Marín Ortiz, Gerónimo Alsalde, Miguel y Diego de los Santos; Vicente, Esteban, Cecilio y Andrés Ramírez; Epigmenio y Rafael Reyes, Julián Argumedo y Mateo Guillen, vecinos todos del rancho de “La Soledad” que con sus propias manos excavaron el suelo de la gruta y en sus hombros condujeron en el silencio de la noche todos los cajones que contenían el archivo.
“No tardaron mucho en despertarse las sospechas de los enemigos del gobierno republicano; y comenzó desde entonces la mas terrible persecución contra los vecinos de “La Soledad” y “Matamoros” que ocasiono el exterminio completo de sus intereses, el incendio y destrucción de sus hogares y la muerte de algunos de ellos, ordenada por el traidos y sanguinario monstruo, Maximino Campos, que con sus maldades asolo el vasto territorio de La Laguna, no perdonando ni á las débiles mujeres ni á los tiernos niños.
“Luego que llegó á su noticia que en este cerro llamado del “Tabaco” se encontraba escondido el archivo del gobierno y que sus guardianes eran los mismos vecinos de “La Soledad” y “Matamoros” ; trayendo de guías a unos malvados hijos de esta comarca, que eran conocedores del terreno y que le fueron dados por el ambicioso y traidor gachupín, Leonardo Zuloaga de fatal y odiosa memoria para estos sufridos pueblos; los cuales eran caporales, vaqueros y sirvientes en su Hacienda de “Los Hornos”, hizo con ellos la pesquisa más minuciosa sin haber conseguido su depravado intento.
“Después de varias correrías, ofreció gruesas sumas de dinero, amenazó con castigos terribles y aun capturó á varias personas de las cuales suponía tuvieran noticias ciertas del sitio donde se hallaba oculto el archivo; pero todo fué inútil, porque aquellos que estaban en el secreto, nunca se atrevieron á revelarlo, prefiriendo la muerte; y los que lo ignoraban era imposible que se lo manifestasen, siendo fatal el resultado para los unos y para los otros.
“Digna es de mencionarse en primer termino la conducta heroica del patriota y abnegado ciudadano Martin Ortiz, que estando prisionero y despreciando las promesas y las amenazas al ser interrogado sobre el lugar del deposito del archivo, ante la cuadrilla pesquisadora, cuyos miembros le eran bien conocidos, y en presencia del mismo Campos, lleno de la más profunda indignación les afeo su conducta innoble y les echó en cara su traición y su miseria, asegurándoles de la manera mas solemne que jamás seria delator del secreto que le fue confiado á su patriotismo y que estaba dispuesto á sufrir mil veces la muerte, antes de cometer un crimen de lesa patria, por cuyo motivo después de sufrir mil ultrajes y vejaciones propias de la barbarie y desenfreno de los enemigos le quitaron la vida colgándolo de un árbol, siendo sus últimas palabras un viva entusiasta á la libertad y á la republica.
“El archivo permaneció guardado á la entrada de la gruta y en lugar subterráneo, hasta el año de 1867 en que después del triunfo de las armas republicanas, fue devuelto intacto al Supremo Gobierno siendo aun Presidente el mismo Benemérito de América, C. Lic. Benito Juárez García.
“Todos estos hechos que hacen honor á nuestro patriota Estado de Coahuila, constando que ni el C. Borrego ni ninguno de los demás ciudadanos que prestaron al país tan importante servicio, se les ha decretado hasta la fecha recompensa alguna, ni recibieron jamás remuneración de ningún género.
“A iniciativa del C. Apolonio Ibarra y con la competente autorización del Supremo Gobierno del Estado se coloca el día de hoy una placa conmemorativa de este hecho histórico á la entrada de la gruta y se enarbola por primera vez sobre ella, nuestro pabellón nacional por la autoridad municipal de la Villa y ante un inmenso concurso de entusiastas ciudadanos que vienen a tributar el homenaje de su amor y gratitud á los ignorados patriotas coahuilenses que merecieron bien de la patria.
“La placa de precioso mármol ha sido donada por el C. Amador Cárdenas de su cantera de Jimulco, la inscripción fue dictada por el C. Lic. José Agustín de Escudero quien hizo grabarla en la ciudad de Monterrey por el hábil artista italiano S.L. Orsini habiéndola conducido el mismo hasta la gruta y pronunciado el primer discurso patriótico de esta solemnidad, siendo esta la mejor recompensa que llenando de la mas noble satisfacción á los deudos de las victimas sacrificadas pueda servir de poderoso ejemplo á la presente y futura generación.

“Mariano Espinosa. Justo Álvarez. Juan Orduña. Joaquín Ceniceros. Rafael Reyes Jesús Flores. Jacinto Orduña. Apolonio Montellano. Atilano Favela. Rafael Orduña. Plutarco Pérez.

Matamoros de La Laguna, 5 de mayo de 1899