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General: ENTREVISTA DE SERGIO ISRAEL
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De: lamoneda38  (Mensaje original) Enviado: 04/06/2012 03:22

Entrevista de Sergio Israel (Uruguay) a

José Antonio Ferrer Benimeli

Gentileza del Q:. H:. Ruben Preschel

José Antonio Ferrer Benimeli nació en la provincia de Zaragoza (España) casi

al mismo tiempo que la dictadura de Francisco Franco —que comenzó el 18 de

julio de 1936— y por ello creció escuchando que masones, rojos y judíos eran

la causa de todos los males. Convertido en sacerdote jesuita y en un

historiador con más de 50 libros publicados acerca de las logias masónicas,

visitó Montevideo para dar algunas conferencias invitado por la Gran Logia de

la Masonería del Uruguay.

El martes 29, ante un auditorio de la principal sala del Ateneo de Montevideo,

Ferrer Benimeli habló de la historia de la hermandad y adjudicó la presencia de

tanto público a que ésta "sigue suscitando morbo".

Durante una entrevista con Búsqueda se refirió a la persecución que hubo en

su país, al carácter de masón del ex presidente Tabaré Vázquez y opinó que

en el mundo la fraternidad buscada "está cada vez más lejos".

—En su conferencia habló del "fracaso de un ideal". ¿Piensa que los principios

de libertad, igualdad y fraternidad han logrado impregnar a las sociedades en

las que actúa la Masonería?

—Si el objetivo de la Masonería es buscar una sociedad cada vez más fraternal

entonces ha fracasado porque estamos cada vez más lejos de esa fraternidad.

Pero el fracaso es de todas las iglesias y de todos los líderes, porque si lo que

pretendemos es una sociedad cada vez más fraternal es muy difícil entender lo

que hoy mismo está pasando en Siria, los países islámicos y en los países

europeos o aquí, con esas divergencias que hay entre clases y posiciones más

ricas y menos ricas. Hoy estamos en crisis, lo tenemos que reconocer todos.

Crisis universitaria, crisis de valores, crisis económica, crisis política. Las

mismas iglesias están en crisis, no hay vocaciones. O se cambian bastantes

cosas o de aquí a 10 o 15 años no va a haber demasiados ministros de culto.

Por eso la prisa por incorporar al laico en ciertas actividades.

—En España, particularmente, en términos históricos se ha reducido la

influencia de la Masonería, ¿no es así?

—España es un fenómeno atípico porque ha estado prohibida la Masonería

desde el año 1738. Se funda en 1717, así que imagínese. Y ha sido legalizada

por primera vez en 1982. Sobre todo fue reprimida en los últimos años de la

dictadura franquista. Es que Franco estaba obsesionado con la Masonería. No

había discurso en el cual no se refiriera a ella como a un enemigo a abatir.

—¿Eso de debió a que la II República tenía muchos masones en su gobierno?

—Bueno, nosotros los historiadores lo que podemos constatar es el hecho; las

raíces creo que corresponde más al psiquiatra que al historiador. No sé si se

debió a una experiencia personal, a un rechazo de la Masonería hacia él; no lo

podemos saber con exactitud. Lo que sí podemos afirmar es que estaba

obsesionado. Llegó incluso a escribir un libro contra la Masonería, que firmó

con un seudónimo y el guión de una película, "Raza". Y en el último discurso,

cuatro semanas antes de morir, en el balcón del Palacio de Oriente, volvió a

hablar del contubernio comunista-judeo-masónico. Hemos sido educados en un

concepto de que la Masonería eran unos señores que se vestían de negro, se

reunían en sótanos y asesinaban niños; una leyenda verdaderamente

demencial.

—En Uruguay, Gabriel Terra, que fue gran maestro de la Masonería, dio un

golpe de Estado en 1933 y durante la dictadura que gobernó entre 1973 y 1985

fue perseguida al principio pero después mantuvo en su seno a destacados

miembros del régimen. ¿Qué explicación tienen esas diferencias con España?

—Esa es una situación normal. El caso nuestro es atípico. Aunque las

dictaduras de preguerra en Europa como las de Mussolini, Hitler, Petain o

incluso de la Unión Soviética también persiguieron a la Masonería. Ya en el

congreso de la III Internacional de 1921 se declara la incompatibilidad de ser

comunista y masón en cualquier país del mundo porque la Masonería estaba

dominada por los países imperialistas y porque el dogma de la fraternidad va

en contra del dogma de la lucha de clases. Eso es lo curioso de Franco, que

luego identificaba a los masones con los comunistas y judíos. ¿Eso a cuento de

qué? Y además, Franco estaba dando pasaporte a judíos para escapar de la

persecución de los nazis. Franco era astuto, era gallego. Tenía un lenguaje

para el exterior y otro para el interior. Cuba fue el único país socialista en el

cual no desapareció la Masonería porque los líderes de la revolución

independentista, los padres de la patria, fueron masones y el abuelo del propio

Fidel Castro también. Fidel, como Napoleón, no entró pero controló a través de

ella. En Cuba hay dos poderes: el de Fidel y Raúl y el del Partido, que no es

exactamente lo mismo. La Masonería en Cuba está muy vigente y la integran

clases medias y bajas, que viene a ser como una sociedad de socorros mutuos

debido a las dificultades por las que se está pasando.

—Una de sus conferencias versó sobre Masonería e Iglesia, un asunto asaz

controvertido. ¿Cómo es la relación de la Masonería con la Iglesia Católica?

—Es un tema muy largo. El primer enfrentamiento no es de la Iglesia Católica

contra la Masonería; el primer enfrentamiento es por razones puramente

políticas. La Masonería nace con una idea de tolerancia después de las

guerras de religión en Europa. Eso lo podemos entender hoy si lo comparamos

con los países con fundamentalismo islámico, en los cuales en el nombre de

Dios se mata. Eso es una cosa muy peligrosa. En aquella época, la primera

asociación que rompe con el estatus social de intolerancia son los masones.

Son los primeros en admitir a quienes piensen de cualquier forma política y de

cualquier religión y, en el sentido del siglo XVIII, fue revolucionaria. No es de

extrañar que las autoridades protestantes, musulmanas —como el sultán de

Constantinopla en 1748— o católicas, prohibieran las reuniones de los

masones en base al Derecho Romano y por razones políticas, no religiosas.

Muchos religiosos se convierten en masones. En los archivos vaticanos hay

documentos que prueban que se condenó a la Masonería sin conocer qué era.

La revolución francesa termina con la Masonería tal como se conocía hasta ese

momento. Luego, Napoleón Bonaparte, que no era masón, fomentó una

Masonería a su servicio nombrando maestros a todos sus generales y

mariscales, con fines imperialistas, militares, que mantiene la estructura

exterior pero a su servicio. Esto dura hasta la batalla de Waterloo, que es la

batalla donde más masones mueren, a ambos lados.

—En Uruguay, Tabaré Vázquez, que es un masón, fue el primer jefe de Estado

electo por un partido de izquierda y podría volver a la Presidencia. Eso, según

se ha informado, provocó un crecimiento de la Masonería en el país. ¿Cómo

valora usted esos dos acontecimientos?

—No conozco muy bien la historia de la Masonería en Uruguay pero puedo

hacer la transposición a otras que sí conozco. Existe una creencia popular de

que haciéndose masón uno puede ascender y será ministro la semana que

viene. El masón, cuando quiere entrar en logia, tiene que pasar por unas

encuestas masónicas que se llaman el balotaje. Designan tres masones para

que se entrevisten con él, hagan un informe y en base a eso se vota con

bolillas blancas y negras, bastando una negra para que no se le acepte. La

experiencia que hemos hecho en los archivos de la Masonería donde figuran

estos informes es que los que ingresan para mejorar social o políticamente son

los primeros en salir cuando se dan cuenta de que eso es falso. Y si la gente es

suficientemente noble cuando le están haciendo las encuestas le dicen: Basta,

ya te puedes ir.

—En Uruguay, con Vázquez presidente, por primera vez en muchos años los

comandantes en jefe de las tres fuerzas fueron masones. ¿Usted sabe eso?

—No conozco este tipo de historia en Uruguay pero en España hay un viejo

refrán de la época de la II República entre los militares: "¿Quién está por

encima del escalafón? El que es masón". Pero tampoco corresponde a la

realidad. Hemos estudiado mucho la relación de los militares masones en

España e incluso hemos publicado un diccionario con la biografía masónica y

profana. Nos hacemos siempre la pregunta: ¿qué es lo primero? ¿Ser militar o

ser masón? Y la respuesta es muy sencilla: el ser militar. Predomina en todos

ellos el ser militar. Cuando Franco se subleva contra la República, el jefe de la

región de Zaragoza, el general (Miguel) Cabanellas, era masón. El gobierno de

la República manda un general masón de aviación para lograr que se

mantenga leal y no apoye el levantamiento. Cabanellas lo fusila a él y al piloto.

Hubo masones a ambos lados. Franco reprimió a los masones entre los

militares. Luego de terminada la guerra, cuando se enteró que militares que

habían combatido con él, como el coronel Agrados en Huesca, eran masones,

los expulsó del Ejército y hasta lo dejó sin pensión. No conozco el caso de

Tabaré Vázquez pero no es un argumento que el presidente sea masón para

que haya un crecimiento. La Masonería no tiene ningún poder. No va a ningún

lado; es un mito. El mito del poder mundial de la Masonería viene del siglo XIX

y es alimentado por la antimasonería.

—El carácter secreto o al menos reservado que se mantiene en Uruguay,

¿ayuda al mito?

—Puede ser. Hoy están tratando de abrirse un poco más. Al menos en la

mayor parte de los países de Europa se pueden visitar sus templos, tienen

hospitales, universidades. Aquí hay un atraso en ese aspecto pero va en esa

línea. La Masonería auténtica se debe mantener al margen de la política y de la

religión. No se dan o no deben darse directrices.

—¿Por qué no aceptó integrar una logia?

—Amo la libertad más que los masones por eso no he ingresado aunque me

han invitado. La otra respuesta es: porque los conozco demasiado. Pero lo más

importante es que el investigador debe mantenerse neutral. Si me hago de una

de las 16 logias que hay en España me enfrento con las otras 15, porque

desgraciadamente están fraternalmente enfrentadas entre sí.



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