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General: Al encuentro conmigo mismo.
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 08/05/2013 00:07
Al encuentro conmigo mismo.
La autentica búsqueda de las personas, como de las naciones, es la independencia, su soberanía. ¿Se puede resolver esto? Lo que poseo parece ser mío ¿pero, realmente lo es? ¿Me auto determino? , pero al final de cuentas soy poseído siempre por aquello que tengo o poseo. La única propiedad incontestable debería ser mi Yo, mi Ser, y, sin embargo, aquilatando bien dudo hasta me posea a mí mismo, ¿dónde está el residuo absoluto depositado en mí, aislado del resto, que no depende de nadie, sí dónde está mi individualidad? Los demás participan en mis decisiones, de forma consciente o inconsciente, estén ausentes o presentes, en nuestra mi vida interior y externa. Es cuando me pregunto ¿Cuáles son mis contendidos particulares? O ¿sólo soy la suma de un condicionamiento adquirido? No hay manera de salvarse de estar contaminado por este mundo y sus ideas. Aun en la soledad perfecta me siento atado, con espanto lo compruebo, soy apenas la parte de un conglomerado, la célula mínima de una colonia, la gota de un mar; pero soy esa parte que se revela y que reclama su individualidad. En mi espíritu revolucionario y en mi espíritu masónico hay la herencia de los que lucharon por ser ellos mismos; mi pensamiento es deudor de los masones que me antecedieron y de los masones aún vivientes; mi conducta está guiada por la idea Masónica de la Libertad, aun contra mi voluntad busco esa emancipación. ¿Cuál será mi contendido del Alma? Puesto que, todo lo que sé lo he aprendido de los demás. Cualquier cosa que adquiera es obra de los otros, y ¿qué tiene que ver que la haya pagado para liberarme? Sin el operario obrero, sin el campesino, sin el empresario capitalista, sin el político , sin el artesano, sin el artista, estaría desnudo y hambriento. Si quiero moverme tengo necesidad de automóviles no fabricados por mí, y la gasolina es el producto de una refinería controlada por otros. Me veo obligado a comunicarme con una lengua que no he inventado yo mismo; y los que han venido antes me imponen un lenguaje y una serie de ideas digamos fanatizadas y dogmaticas en el sentido social, sin que me dé cuenta a un principio acepte las reglas de la sociedad, sus gustos, sus sentimientos y sus nefastos prejuicios, fui a estudiar a una universidad en donde me instruyeron, cosas dudosas, mi familia me dio una religión con dogmas férreos, me impusieron líneas fronterizas que alguien inventó. Si desmonto mi personalidad adquirida pedazo por pedazo, encuentro siempre vagos trozos y fragmentos que proceden desde fuera; a cada aspecto adquirido podría ponerle una etiqueta de origen, que si alguien me quitase estas etiquetas adheridas no quedaría de mi más que un algo vacio, una hoja en blanco, o mejor dicho ni siquiera la hoja. Pero, he pensado, que tal si al quitarme todas estas etiquetas adheridas por el condicionamiento social me encontrara conmigo mismo, con mi verdadero rostro, con un ser de verdadera Luminosidad, y que sorpresa seria para mí, encontrarme al fin conmigo mismo. Me iría quitando etiquetas y diría: Esto es de mi madre, esto de mi primer amigo, esto de profesora de primaria, esto de la religión o de mi equipo de futbol; diría mira esta etiqueta corresponde a mi miedo a las alturas, y esta otra de mi miedo a la oscuridad, pero nada de estas etiquetas es mío, me las quito y ya, punto. Si realizo a fondo el inventario de las apropiaciones o me mejor dicho de lo que la sociedad me ha impuesto, el Yo se me convierte en una forma o vacía o luminosa al extremo, he ahí la cuestión, en una palabra sin contenido propio adquirido. Pertenezco a una clase social, al pueblo mexicano, a una raza mestiza; no consigo nunca evadirme, haga lo que haga, de unos límites que no han sido trazados por mí, sino que me han sido impuestos. Cada idea es un eco de alguien más, cada acto un plagio. Puedo arrojar a los hombres de mi presencia, he irme a vivir a un bosque o a un desierto solitario, pero una gran parte de ellos seguirá viviendo, invisible, en mi soledad. Si tengo amigos, debo soportarlos, obedecerles o tiranizarles; si tengo enemistades, tolerarles y servirles, y los dineros quieren ser guardados, cultivados, protegidos, defendidos, al punto de ser esclavo de mis riquezas. Poder económico equivale a esclavitud. Nada en realidad me pertenece. Las alegrías que disfruto las debo a la inspiración y al trabajo de masones que ya no existen o que nunca he visto. Conozco el legado masónico que he recibido, pero ignoro quién me lo ha dado. He conseguido develar secretos masónicos mil, pero el secreto masónico que concierne a mi mismo aún esta velado. No lo habría yo podido descubrir los secretos más recónditos de la masonería si no hubiese tenido la necesidad de comunicárselos a los demás, si antes los masones del pasado no hubiesen inventado las fórmulas masónicas que han movido en secreto al mundo, las formas masónicas, las reglas sobre las cuales se funda la vida. Abandonarme a mí mismo en el desierto, habría sido meritorio, pero me hubiera convertido en un salvaje, en un comedor de raíces y de perros muertos y de ratas vivas. La Masonería me enseñó a dudar y ahora dudo de todo, y eso es hasta cierto punto bueno, dudo de la política, de la ciencia, de la religión, de la sociedad, pero no dudo de mí, es más al dudar me afianzo más en la búsqueda de mi identidad, y por ello me pregunto ¿Dónde está mi yo real, el núcleo profundo y autónomo en el que ningún otro participa más que yo, la parte muy mía que no ha sido generado por ningún otro y que pueda llamar verdaderamente lo mío? ¿Seré, en realidad, un terrón de deudas hacia lo sociedad, el esclavo átomo de un cuerpo sistemático gigantesco? ¿Y la única cosa que creemos verdaderamente nuestra -el Yo- es, tal vez, como todo lo demás, un simple reflejo, una alucinación de simple orgullo? Y la pregunta crucial ¿podré escapara de esta esclavitud? Y me respuesta como masón es que sí, sí puedo escapar, como también puedes escapar tú que me lees. Vicente Alcoseri http://groups.google.com/group/secreto-masonico


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