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General: La leyenda que habla de la masonería como de una Academia Satánica
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 15/08/2011 12:43 |
La leyenda que habla de la masonería como de una Academia Satánica
Sigfredo Fuentes
La leyenda que habla de la masonería como de una Academia Satánica se remonta a los últimos años del siglo XIX, y tiene su origen en una tremenda impostura llevada a cabo por un señor que se hacía llamar Leo Taxil, seudónimo de quien realmente fue Gabriel Jogand Pagés, un francés nacido en 1854 en el barrio del Puerto Viejo de Marsella. Vista con el obligado desapasionamiento que el sentido común exige, la historia es tan jugosa que debemos considerarla como una auténtica obra maestra de la mixtificación de todos los tiempos; y a su autor, como un verdadero genio del engaño, y hasta como un cachondo y un humorista. Como tantos otros célebres estafadores, Taxil debió de ser un hombre con bastante talento, un profundo conocedor de la estupidez humana y un agudo observador de las miserias del hombre. Éstas son las tres virtudes que deben tener todos los farsantes, pues sin ellas nunca podrían localizar a una víctima entre una concurrencia. Con un simple golpe de vista, el embaucador reconoce enseguida al pardillo que ha de ser limpiado. La víctima lleva en la cara su propia ñoñería y su propio fanatismo, esa retorcida inocencia tan emperifollada, esa credulidad insana que le lleva a pensar que todo cuanto le dicen es cierto. Y a eso se agarra el sablista. Veamos cómo. El último tercio del siglo XIX fue una época convulsa en muchos sentidos y, por tanto, muy propicia para el medro de los timadores. No olvidemos que son los años del positivismo, que considera a la metafísica y la teología como sistemas de conocimiento imperfectos o inadecuados; son los años del naturalismo y, sobre todo, son los años del determinismo biológico de Charles Darwin y del determinismo económico de Karl Marx. Todas estas corrientes de pensamiento van a provocar un arraigado sentimiento anticlerical en la sociedad, que junto a las tensiones políticas y las malas condiciones de vida, producen una bomba de rencor y odios profundos hacia la Iglesia Católica, como uno de los pilares fundamentales en los que se asienta la sociedad. Uno de los eslóganes más famosos y repetidos de esos años era éste: “¡El clericalismo, he ahí el enemigo!” En tales condiciones, es lógico que un arribista del talento de Taxil viera en ello una oportunidad muy jugosa para medrar. Se comprenderá cuál fue su razonamiento por aquel entonces: ¿Cuál es el fanatismo que mueve a las gentes en la actualidad? ¿Cuál es ahora la moda? ¿El Anticlericalismo? Bien, seamos entonces anticlericales. Una vez captado el lado comercial del asunto, Leo Taxil montó una Librería Anticlerical y comenzó a publicar libelos contra la iglesia y ensayos combativos que hicieron las delicias del fanatizado público que estaba contra todo lo que sonara a religión, y nuestro hombre se hizo de oro con títulos tan sugerentes y tendenciosos como: ¡Abajo los curas!, Las sotanas grotescas, Las pícaras religiosas y Los amores secretos de Pío IX. Por supuesto, no han faltado los historiadores que consideran que todos estos títulos son obra de una perversa conjura masónica, atribuyéndole a Taxil la condición de masón, e incluso de furibundo adepto, miembro del Gran Oriente de Francia. Yo no he encontrado en los historiadores serios de la Orden ninguna referencia a la supuesta masonería de Taxil, pero todo podría ser. De acuerdo, qué más da; concedámoslo. Leo Taxil era masón y por eso escribió lo que escribió. Sigamos. Como todos sabemos, las modas no suelen durar demasiado, son caprichosas y aparecen y desaparecen con facilidad, van y vienen como las olas, y muy pronto disminuyó el rencor anticlerical. Para 1885, el filón se había prácticamente agotado entre las clases medias y el negocio disminuyó considerablemente. El 20 de abril de 1884, como hemos visto anteriormente, el Papa León XIII había promulgado una nueva bula contra la masonería, la encíclica Humanum genus, y la atención de los fanáticos de siempre pasó de estar concentrada en la Iglesia Católica para estarlo ahora en la Institución masónica, identificada con los fines del naturalismo, de carácter maligno según la curia vaticana. ¿Cuál era ahora la moda que se imponía? ¿Dónde estaba ahora el negocio? ¿En la masonería? Perfecto: escribamos, entonces, contra los masones. Inmediatamente, Taxil se arrepintió de todos sus pecados anteriores y volvió al seno de la Iglesia. Su conversión fue muy sonada, pues desde ese momento comenzó a publicar una serie de libros contra la francmasonería, como años antes lo había hecho contra el clero, con títulos igual de originales: Los Hermanos Tres puntos, Las Hermanas masonas, Los asesinatos masónicos y otros tantos, a los que después se unieron los de otros autores relacionados con Taxil, que escribieron obras tan simpáticas como La masonería luciferina, La mano del diablo o la masonería, Satán y Cía, y uno con ínfulas filosóficas titulado La Francmasonería, sinagoga de Satán. Según Taxil, ahora los masones eran adeptos del diablo, esclavos de Lucifer, brujos enmascarados y con delantales que ofrecían sacrificios humanos y asesinaban a los niños. En las logias femeninas, claro, se practicaban la pornografía y la prostitución, y los rituales masónicos estaban inspirados por el demonio. A todo este culto demoníaco se le llamó “Paladismo” y, para sostener la farsa, Taxil y sus colaboradores se inventaron, en Las hermanas masonas, la figura de una Gran Maestra del Paladismo llamada Sophia Walder, que además, y se dice pronto, era la bisabuela del Anticristo. Aunque todo esto parece una coña, la verdad es que la gente se lo creyó a pies juntillas, y tan perfecta era la mixtificación montada por Taxil, que incluso surgieron seguidores del Paladismo en otros países, sobre todo en Estados Unidos, donde entraron en contacto con las sectas creadas a partir de las teorías ocultistas del famoso Albert Pike, un adorador de Satanás que en sus años mozos también habría coqueteado con la masonería, por supuesto. Toda esta campaña de desprestigio contra la masonería le proporcionó una enorme notoriedad a Taxil, además de unos importantes dividendos, llegando incluso a ser recibido en una audiencia personal por el Papa León XIII, quien lo felicitó efusivamente por la labor que estaba realizando. Pero no acaba aquí la historia. Leo Taxil se sacó de la manga a otra importante Paladista, llamada esta vez Diana Vaughan, que era hija de un demonio llamado Bitru, y que había sido entregada sexualmente, con tan solo diez años, al famoso demonio Asmodeo, aquel del que se habla en el Libro de Tobías del Antiguo Testamento. Pues bien, el tal Asmodeo le concedió a la señorita Diana Vaughan un poder extraordinario, que ella utilizó para ser una fecunda escritora. Salió al mundo y comenzó a predicar la buena nueva del Paladismo, y en una de éstas se encontró con Taxil que, como editor, le propuso publicar sus memorias con el título de Memorias de una Paladista, que salió bajo la lucrativa forma del fascículo mensual entre 1895 y 1896. La cuestión llegó a tal grado de exaltación y tal paroxismo que incluso uno de los órganos oficiosos del Vaticano, la Civilta Cattolica, llegó a felicitar por escrito, a través de Taxil, a Diana Vaughan, ahora considerada una noble combatiente de la verdad por cuanto estaba revelando sobre las supuestas intenciones satánicas del Paladismo y, por extensión, de la masonería. Todo el mundo quería conocer a Diana Vaughan. Su celebridad en la época podría compararse a la de un futbolista de los tiempos presentes. Y cuando la Vaughan hizo un jugoso donativo a la Iglesia para ganarse aún más su amistad, el cardenal Parochi de Roma le envió su bendición apostólica en nombre de León XIII. Por fin, con el donativo de la antigua paladista se montó en la ciudad de Trento, en septiembre de 1896, un Congreso antimasónico al que asistieron importantes delegaciones de todos los países europeos, entre las que destacaron las delegaciones de Austria y Francia, pero también las de Hungría, Alemania y, por supuesto, España, que llegó a mandar, entre los asistentes, al pretendiente al trono español, uno de los célebres impulsores de las guerras carlistas en el país, el llamado Carlos VII, que fue recibido con honores reales. Por supuesto, el protagonista indiscutible durante aquel Congreso antimasónico fue Leo Taxil, que tanto había contribuido a la causa. Eso sí, por parte de la delegación de Alemania, dirigida por monseñor Gratzfeld, hubo ciertos reparos, al considerar, con muy buen sentido, que todo el tinglado montado por Taxil era un fraude, y exigir una prueba concluyente de la existencia de Diana Vaughan, que no se había presentado en el Congreso tal y como todos habían estado esperando. Cuando Taxil intervino en la tribuna de los oradores, resolvió la cuestión mostrando a la concurrencia una foto en la que aparecía una señora que él identificó con Diana Vaughan. Pues bien, después del lógico revuelo, los católicos alemanes continuaron con su enérgica oposición, y exigieron que se esclareciera totalmente este asunto nombrando una Comisión que investigara a Taxil y a la célebre paladista. Pero el caso se cerró, como otras tantas veces, con una sentencia salomónica: ni a favor ni en contra, todo estaba en el aire y todo podía ser. Sin embargo, pocos meses más tarde, el 19 de abril de 1897, y para asombro del mundo, Taxil convocó una asamblea en la Sociedad Geográfica de París. Supuestamente iba a dar una conferencia sobre el culto paladista, pero lo que ocurrió realmente, sin previo aviso, fue una sorpresiva confesión de que todo aquello había sido una tremenda impostura, y que durante doce años había estado engañando a la Iglesia Católica de un modo formidable, llevando a cabo la más portentosa mixtificación de todos los tiempos, al haber conseguido dar una apariencia de realidad a lo que no era más que una invención, pues la tal Diana Vaughan nunca había existido. El relato que hizo Taxil durante la conferencia no tiene desperdicio. Para que el lector se haga una idea de los términos con los que se dirigió a su expectante público, entresaco ahora algunos párrafos memorables. Vean ustedes mismos si no es para quitarse el sombrero:
“Tal vez, tras estas explicaciones, cuya hora finalmente ha sonado, esos colegas católicos no cesarán en sus ataques ante mi pacífica filosofía; pero si mi buen humor, en lugar de clamarles, les irrita, les aseguro que nada me hará abandonar esa placidez de alma que he adquirido desde hace doce años y en la que soy infinitamente feliz”.
“Todos sabemos juzgar lo que es serio, y lo examinamos con la gravedad necesaria, sin cólera; pero no nos enfademos cuando el hecho que se nos somete es ante todo divertido. Más vale reír que llorar, dice el proverbio”.
O esta otra, dirigida a los sacerdotes presentes, verdadera obra maestra del sarcasmo:
“No os enfadéis, mis reverendos Padres, reíd más bien de buena gana, al saber hoy que lo que ocurrió es exactamente lo contrario de lo que habéis creído. No hubo, en modo alguno, ningún católico que se dedicara a explorar la Alta Masonería del palladismo. Sino al contrario, hubo un librepensador que para su provecho personal, en modo alguno por hostilidad, vino a pasearse por vuestro campo, no durante once años, sino doce; y... es vuestro servidor”.
Que Leo Taxil fue un cínico consumado y un sinvergüenza sin escrúpulos, no puede negarlo nadie. Que no carecen de sentido del humor sus palabras, tampoco. Personalmente, me parece una brillante autoridad en el noble arte de tomar el pelo. Supo ver el lado risible del asunto y eso basta para que el personaje me parezca simpático. Se dio cuenta de los distintos intereses creados alrededor del asunto de la masonería y los utilizó en su propio beneficio. Le presento mis más rendidos respetos por ello. Así son las cosas de este mundo. Mientras jugó a contar la historia como a una de las partes implicadas le interesaba que fueran y no como realmente eran, se ganó la estima y consideración de esa parte. En cambio, cuando descubrió el montaje y contó por fin la verdad, o simplemente su verdad, se granjeó la animadversión de todos. ¡Porca miseria! Pero éstos son los riesgos que a menudo corren la lucidez y la independencia, y todo aquél que sepa, como en su vida Leo Taxil, y lo diré parafraseando a otro genio, que el fraude es la vida del comercio, el alma de la religión, el cebo que se utiliza en cualquier cortejo y la base de todo poder político. Por supuesto, y finalmente, se montó un escándalo monumental, y comenzaron a publicarse libros sobre el caso Taxil, con interpretaciones varias, opuestas, contradictorias y realmente divertidas, por lo desconcertadas ante un fraude tan perfecto. Cómo no, los partidarios de engordar la leyenda negra de la masonería, menos simpáticos que el propio Taxil, tienen su propia versión de los hechos. No aceptan lo evidente, que todo fue una astuta bribonada y punto, y que la historia de los hombres está preñada de episodios similares. Se resisten a creerlo y se empeñan en continuar aceptando las fantasmadas. Hay dos posturas mayoritarias entre los detractores de los masones a este respecto. Según los más ingenuos, aunque es verdad que Taxil fue un embustero que se había reído de la Iglesia Católica, su última actuación fue como lanzar un balón fuera, y, esencialmente, todo lo que contaba era verdad. Según los más fanáticos, la historia inventada por Taxil es rigurosamente verídica, y su confesión última se debió a una conjura masónica que conspiró contra él coaccionándolo para que se retractara de todo lo dicho durante años. Pues bueno. Pues vale
Sigfredo Fuentes |
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LA FRANCMASONERÍA LA SINAGOGA DE SATAN El anti-masón Leon Meurin, en su libro "La Franc-Maconnerie, Synagogue de Satán", escrito para combatir nuestra Aug:. Orden; pero que en realidad ha recopilado muchas y muy interesantes enseñanzas nuestras, en medio de sus exageraciones sectarias católicas, nos permite, con la ayuda de su obra, apartando lo bueno de lo malo, lo cierto de lo falso, explorar con nuevas luces la leyenda de este grado. En el libro V de la referida publicación, bajo el rubro “Sentido décuplo de la leyenda”, encontramos lo que a continuación damos en extracto. . En el párrafo 1 expone la multiplicidad de los velos empleados para ocultar nuestros misterios, y dice, como es verdad que la leyenda de Hiram tiene muchas interpretaciones. Ya hemos visto que si. La compara con el cero, que a semejanza del Ensof (Ain-Soph) kabbalístico que contiene los diez Senhiroth, contiene diez sentidos principales diversos. Primera interpretación de Meurin2.' Dicho autor la llama "Verdad histórica del relato masónico", y para establecerla cita los tres Libros de los Reyes y el segundo de Paralípomenes, corno sigue: "Salomón resolvió edificar un templo al nombre del Señor y un palacio para si mismo. Escogió cargadores en número de 60,000 y 80,000 hombres para tallar las piedras en las montañas y 3,600 para ser inspectores. En relación esto a los planetas y los colores del septenario empleadas en los usos magnéticos, la docta obra de M. Ragon, sobre la Masonería oculta (Eliphas Leví. Dogma de Alta Magia). Debemos advertir que Meurin, para todas sus interpretaciones, usa la versión de Saint-Albin, vulgarmente conocida tambien por version de Leo Taxil, quien la incluye en su libro “Les Freres Trois-Points". “Salomón envió también hacia Hiram, rey de Tiro, le pidió enviarle un hombre hábil, que supiera trabajar en oro, en plata, en cobre, en hierro, en obras de púrpura, de escarlata y de jacinto, y hacer toda suerte de esculturas y cinceladuras, para emplearlo con los obreros que tenía cerca de si y que David había escogido. Le pidió también maderas de cedro, y de sabino y de los pinos del Libano. "Hiram, rey de Tiro, escribió a Salomón: "Os envió a Hiram, hombre inteligente y muy hábil y que es como mi padre. Su madre es de la villa de Dan, una mujer viuda de la tribu de Nephtalí y su padre era tirio. Sabe trabajar en oro, plata, cobre, fierro y mármol, madera y aún en púrpura, en jacinto, y en fin en limo y en escarlata. Sabe además grabar toda clase de figuras y tiene un genio maravilloso para inventar cuanto es necesario para todas suertes de obras. Trabajará con vuestros obreros y con los de David vuestro padre". . "Salomón comenzó, pues, a edificar el templo, y habiendo venido Hiram a verlo, hizo todas las obras que le ordenó. Hizo dos columnas de bronce y fundió dos capiteles de bronce, en forma de lirios, para poner sobre lo alto de cada columna. Había aún en lo alto de las columnas, dos redes para cubrir dos cordones- que estaban en los capiteles, y sobre mallas, otros capiteles proporcionados a la columna y alrededor de este segundo capitel, doscientas granadas dispuestas en dos rangos. Puso estas dos columnas en el vestíbulo del templo y habiendo puesto la columna derecha, la llamó Jakin, y puso también la segunda columna que llamo Boaz. Hizo también un mar de fundición, todo redondo, de diez codos de diámetro. Este mar descansaba sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al Septentrión. tres al Occidente, tres al Mediodía y tres al Oriente. Hiram hizo también marmitas y terminó toda la obra que el rey Salomón quería hacer en el templo del Señor" A continuación niega Meurin el origen de Hiram, descendiente de Tubalcain y de Lucifer (el Angel de la Luz), los signos misteriosos por los que el Maestro guiaba a los obreros, los amores con la reina Belkis (Seducción de Baal), la muerte trágica del Arquitecto y su descenso al infierno, todo lo cual califica de fábula y mentira1. "La Reina de Sabá —continúa Mem-in (III Reyes: X, y II Paralipómenes LX)— que había oído hablar de la gran reputación de Salomón, vino a Jerusalem para ponerlo a prueba por medio de enigmas. Llevó consigo grandes riquezas y camellos cargados de aromas, así como una gran cantidad de oro y piedras preciosas. Vino hacia Salomón, y le expuso todo lo que traía preparado. Y Salomón le explicó todo lo que ella le propuso, y no hubo nada que no le es-clareciese enteramente. Viendo toda la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado, ella fuera de sí dijo a Salomón: "Lo que en mi reino me habían dicho de vuestros méritos y de vuestra sabiduría es muy verdadero, y reconozco que no se me había dicho ni la mitad de lo que yo veo de vuestra sabiduría. En seguida le presentó ciento veinte talentos de oro y una cantidad prodigiosa de perfumes y de piedras muy preciosas. El Rey, por su parte, dio a la Reina de Sabá cuanto ella pudo desear y le pidió, y mucho más de lo que ella le había traído. Y la Reina regresó a su reino con toda su comitiva. Segunda interpretación de Meurin. La titula "Interpretación física de la novela masónica. Es la que nosotros hemos dado con el nombre de "interpretación astronómica”. Añade que el Sol es el G:. A:. D:. U:. que en el Templo de Salomón, la bóveda significa el firmamento, la columna luminosa J:. el solsticio de invierno, la columna sombría B:. el solsticio de estío; Jubelás, Jubelós y Jubelum son octubre, noviembre y diciembre; enero, febrero y marzo son Stolkin, Zerbael y Eligam; la estrella flamígera de cinco puntas, los cinco meses de producción, las granadas, la fertilidad de la naturaleza, producida alternativamente por acción vivificante y mortificante de ambas columnas, o de las vicisitudes del Sol. Hemos dicho que la leyenda de 3er. grado es un mito iniciatico solar, y nunca ha pretendido ser otra cosa Las tres ventanas de la Logia son las tres puertas del sol: mañana, mediodía y tarde; el pavimento de mosaico, el día y la noche; la acacia, el paso del invierno al estío, o sea la renovación de la vida y de la naturaleza La escuadra recuerda las cuatro partes del mundo, y la espada flamígera, los rayos del sol; las doce columnas, los doce signos del Zodíaco; la escalera misteriosa de siete escalones los siete planetas; la lira septicorde de Apolo, el triángulo y la flauta de siete tubos, es la melodía de los siete planetas la armonía de las esferas, de Pitágoras. El cráneo y los cuernos de toro de esta lira, son la tierra, nuestra vaca lechera sobre la cual se entona la armonía celeste. La piedra bruta es la naturaleza informe y estéril; la piedra cúbica, la naturaleza formada, fertilizada, que produce espigas, trigo y vino. El fuego del sol es el elemento vivificante del universo; la serpiente que se enrosca a un globo o a una vara, es desarrollo de la vida eterna representada por la serpiente circular siempre existente y devorándose a si misma etc., etc. B:. es el útero; J:. es el falo; el Maestro es Mac-Ben-Mac (corrupción, hijo de corrupción); la letra G significa Generación, como producto del falo y el útero; la letra T (tau) el otro signo fálico, con el cual Hiram se hacia obedecer de sus obreros; dos T unidas por la base, forman una H, inicial de Hiram, y cuatro T la cruz teutónica de grados superiores filosóficos, Tercera interpretación de Meurin. La titula "Valor ético de la Historia de Hiram". Hiram representa el bien moral que instituye al hombre perfecto según la moral masónica. El hombre que ignora su dignidad es una piedra bruta, que en las logias se transforma en piedra cúbica de punta al dominar las pasiones. De la columna B:. (Firmeza y Fuerza) pasan los HH:. a la columna J:. (Estabilidad y Sabiduría); luego suben las tres gradas de la Fe, la Esperanza y la Caridad (virtudes teologales) la Prudencia, la Justicia, la Fuerza y la Temperancia (virtudes cardinales). Se desciende1 por el segundo montante, de las siete artes liberales: Gramática, Retórica, Lógica. Aritmética, Geometría, Música y Astronomía. La superstición, la ignorancia y la avaricia son tres enemigos inferiores; la mentira, la tiranía y el fanatismo, tres feroces enemigos exteriores del hombre, cuyos salvadores también, son tres: la Verdad, la Ciencia y la Virtud. Las granadas simbolizan la amistad masónica, y la cadena, su unión; los guantes dicen que las manos de un buen Masón deben estar puras; el mandil representa el trabajo, al que debe el Masón consagrarse toda su vida; el pavimento de mosaico, la unión de todos los masones, cualquiera que sea el color de su piel, su raza, su nacionalidad- sus opiniones políticas y religiosas que profese. La escuadra enseña el respeto a las leyes masónicas; la plomada, la rectitud del juicio; el nivel la igualdad social; las tres Luces, la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza; el mallete y el cincel, la inteligencia y la razón del hombre, que se le han dado para que sea capaz de discernir el bien del mal; la estrella flamígera, los cinco sentidos; la G, Geometría, es decir, el arte de medir, que conduce al hombre, de verdad en verdad, hasta el infinito, Cuarta interpretación de Meurin. La llama "Sentido templario de la tragedia de Hiram". Este es Jacques Bourguignon de Molay; sus tres asesinos, los que se enseñan en grado filosófico superior, . Quinta interpretación de Meurin. La titula "Importancia política del cuento masónico". Hiram es un Representante de la Masonería Universal; los tres asesinos son: la Monarquía, la Iglesia y la Nobleza; los tres salvadores (Stolkin, Zerbael y Eligam), la Democracia, el Naturalismo y el Socialismo; Balkis es la Humanidad; los obreros de Hiram el pueblo y el proletariado, y las palabras de orden. Libertad, Igualdad y Fraternidad. Salomón rodeado de Sadoc y sus grandes representa a los reyes rodeados de sus cortesanos y sacerdotes. Balkis es el pueblo que admira aún a los reyes y se une a los sacerdotes, pero que Hiram, la Francmasonería, convirtió y libertó de sus antiguos amos. El asesinato de Hiram es el aniquilamiento de las libertades y de los derechos del pueblo por la monarquía, la religión y la propiedad. La busca del cuerpo de Hiram representa las revoluciones, y el cuerpo encontrado, el restablecimiento de la libertad del pueblo o la república democrática; la construcción del Templo de Salomón, es la preparación gradual de la república universal masónica. Los instrumentos de los obreros masones son el emblema del trabajo político. Las columnas de la Fuerza y la Astucia; las piedras talladas, los buenos ciudadanos, los muros y las columnas, los pueblos de los cuatro rumbos del mundo, que sostienen la República Universal, y la bóveda es su Gobierno Supremo; el mandil simboliza el trabajo político; la G, Geometría enseña a dividir la República Universal en provincias o distritos; el pavimento de mosaico son las naciones que componen esa República: la Cámara de Medio es el asiento del Gobierno Supremo; el tronco (o saco) de la Viuda es la caja de la Francmasonería militante, que debe alimentarse para llevar a la práctica nuestros ideales, Sexta interpretación Meurin. La denomina "Significación judaica del drama de Adonhiram". Hiram es el pueblo judío, y el Templo de Salomón, la Sinagoga caída; Salomon representante del Rey de Judía, es el llamado “Príncipe del Destierro", y Sadoc, el representante del Sumo Sacerdote, es el conocido ahora por "Patriarca". Los tres asesinos de Hiram son la Iglesia, el Estado y la Familia cristiana; los tres salvadores, la Kabbalah, los Templarios y la Francmasonería; la Viuda es la Sinagoga y los Hijos de la Viuda, los hijos de Israel dispersos por todo el mundo y afiliados a las Logias: la persecución y muerte de Hiram son la preparación del reino de Cristo, por el establecimiento de su Iglesia y la caida de la Sinagoga; la busca del cuerpo de Hiram es el esfuerzo judío para restablecer la sinagoga Kabbalístico- talmúdica; el descubrimiento del cuerpo de Hiram es el restablecimiento del reino judío, el Keter-Malkhuth de Esther y de Mardoqueo. La muerte de los tres asesinos de Hiram es el castigo de los cristianos (reyes, clerecía y nobleza). Salomon es el Rey de Israel; Balkis es el pueblo que desprecia al Rey por Hiram, etc. Eminentemente judía es la reprensión que Balkis dirige a Salomón, por haber arrancado la cepa de viña plantada por Noé, y la predicción de la infame crucifixión del último de su rango. El templo es el reino universal de los judíos; las doce columnas, las doce tribus de Israel; B:. y J:. son Juda y benjamín, las dos tribus fieles; las otras columnas son las diez tribus perdidas; las granadas son la fecundidad de los hijos de Israel; la Cámara del Medio es la Sinagoga suprema; los útiles masónicos son los esfuerzos por llegar al Keter-Malkhuth. . Séptima interpretación de Meurin. La titula "Concepto filosófico de la fábula masónica". El Santo Rey y la columna J:. son el Espíritu; la Santa Matrona y la columna B:. la Materia, etc. Meurin explica este concepto muy semejante al nuestro filosófico. Los tres malos Compañeros son la ausencia de vida, de forma y de movimiento en la materia. Los tres buenos Compañeros son la Inteligencia, la Voluntad y la Fuerza motriz. El Templo de Salomón es el Templo de la Sabiduría o de la Filosofía. Los que a ella se oponen son los malos Compañeros (los que carecen de inteligencia, voluntad y energía; los supersticiosos, los fanáticas hipócritas y los ignorantes); los vengadores de Hiram son las almas escogidas: los inteligentes, los virtuosos y los resueltos. El ojo en el triángulo es la inteligencia del espíritu; la estrella flamígera y otros símbolos semejantes, son la unión del espíritu y la materia; el mallete y la cuchara, la actividad del hombre; la espada, su resolución de defender la propia obra; el fénix, la renovación constante de la Naturaleza; la serpiente circular, la eternidad del mundo: comiéndose, es principio activo, y comida, principio pasivo, Ebiis, el principio inteligente y benévolo; Adonai, el principio inteligente y malévolo Octava interpretación de Meurin. Le da el nombre de "Sentido teológico de la historia de Eblis y de Hiram." Del Ensof (Ain-Soph), que es el Ser eterno, inescrutable, emana todo lo que ha sido, lo que es y lo que será. Su primera manifestación es el Kéther, la Corona de los diez Sephirot, "es principio de todos los principios, la sabiduría misteriosa, la corona de todo lo que hay de mas elevado, la diadema de las diademas." Representa el Infinito distinguido de lo finito, el Ser en sí mismo, llamado por la Escritura Ehiyheh, Ego Sum; es el punto primitivo por excelencia. Ante el Ain-Soph, la luz deslumbradora del Kéther es sólo tinieblas. Del seno del Kéther, de esta unidad absoluta, salen paralelamente dos principios, uno de macho activo, Khokhma, la Sabiduría; el otro hembra o pasivo, Binah, la inteligencia. La Sabiduría también se llama el Padre, porque ha engendrado todas las cosas; la Inteligencia es la Madre, y por esto se ha escrito: "Llamarás la inteligencia con el nombre de la madre". (Proverbios II: 3.). De su misteriosa y eterna unión sale un Hijo, que toma a la vez los rasgos del Padre y de la Madre, a los que da su testimonio; es el Conocimiento o la Ciencia, Dajath. Esta no constituye un Sephiroth1 especial. . En esta triada Kéhther, Khokhma y Binah, podemos volver a encontrar a los tres buenos Compañeros, amigos del buen principio, vengadores y redentores de Hiram. Ahora, en el sistema kabbalistico, no hay principio opuesto ni al Ensoph ni a la Corona, salvo que por la concentración de todos los seres en la Corona, nazca de ella misma su opuesto: el Abismo. Esta suposición que nos parece justa debemos advertir que no la hemos encontrado confirmada. Después de la descripción del mundo de la emanación, es decir, de los diez Sephirot, la Kabbalah, nos enseña la existencia del mundo de la creación, habitada por un solo ángel, el Metraton, así llamado porque se encuentra inmediatamente debajo del trono de Dios representado por Adam Kadmon2. Tiene bajo sus órdenes miríadas de espíritus que la Kabbalah ha dividido en diez categorías, y que constituyen el tercer mundo, el de la Formación. El Metatron, con sus diez categorías de espíritus, es la segunda serie kabbalistica de once. . Samael, el Angel de la Desolación (del hebreo Samah, desolación3), el Jefe Supremo del Mundo, se encuentra opuesto al Metraton. Los tres primeros demonios, bajo la denominación de Samael, (Elbís) responden a los tres primeros Espíritus buenos sometidos al Metatron. Los dos primeros demonios4 son el Thou (el Informe) y el Bohu (el Inorganizado), es decir, la ausencia de toda forma visible y de toda organización; el tercero es el Khoschek (las Tinieblas) que al principio cubría la faz de Thehom (el Abismo). . El Abismo (en griego Bythos), el Tohu y el Bohu, he ahí, en la teología kabbalística, los tres enemigos de la Luz Divina. Son los que impiden desarrollarse y edificar el Templo del Universo visible. Pero son vencidos por los tres vengadores y amigos del Metatron, los tres primeros Espíritus buenos. Samael, Diábolos y Elbis, son respectivamente los nombres hebreo, griego y musulmán del Angel de la Luz (Lucifer) llamado por los cristianos Principie de las Tinieblas, y ancestro de nuestro Maestro Hiram. Es Inútil completar este paralelo teológico. Novena interpretación de Meurin. Le llama "Idea kabbalistica del mito masónico." Adam Kadmon, el hombre por excelencia, es el judío ideal, su idea divina y el arquetipo del judío histórico. Ahora nuestro que el Ain-Soph se reproduce en los diferentes mundos y se revela en los seres temporales que llevan su imagen, el judío histórico debe esforzarse en que su semejanza sea la más perfecta posible a su prototipo divino. Creyéndose de una inteligencia y de una sabiduría superior a la de los Goim, o naciones extranjeras, que juzgan inferiores a la suya, el judío se cree igualmente su superior en gracia, justicia, y belleza, pues según la Kabbalah han surgido del Santo Rey, del cual dichos atributos son su esencia, Meurin se extiende ampliamente sobre este punto; pero nosotros no juzgamos necesaria tan extensa exposición. Añadiremos pocas palabras sobre esta interpretación. Es el Aditya del Brahmanismo, que con el Vasus y los Aswins, compone los "once dioses sobra la tierra". El ángel de la Virgen guadalupana católica es otro Metatron. . . Hiram es el judío ideal de la Kabbalah, y ésta dice: “Antes de que el anciano de los ancianos, el que esta mas oculto de todas las cosas ocultas, hubiera preparado las formas de los reyes y de las primeras diademas, él no tenía ni límite ni fin. Se puso, pues, a esculpir estas formas y a trazarlas en su propia substancia. Extendió delante de sí un velo, y en este velo fue donde esculpió los reyes y donde trazó sus límites y sus formas: más no pudieron subsistir. Por esto escribió: "He aquí los reyes que reinarán en el país de Edom, antes de que ningún rey reinara sobre los hijos de Israel. Se trata aquí de los reyes primitivos y del Israel primitivo (ideal, celeste, inteligible). Todos los reyes así formados tenían sus nombres; pero no pudieron subsistir hasta que El (el Anciano) descendió sobre ellos y se veló por ellos" El mundo terrestre, habiendo sido formado a la imagen del mundo celeste, el judío según la imagen de Adam-Kadmon, no fue coronado sino después de todas las revoluciones precedentes (después de los reyes de Edom), y no se desanimará, en espera siempre de la hora futura que le traerá el Kéther-Mailchuth, haciendo de él una perfecta imitación de Adam-Kadmon. Hiram resucitará cuando sus asesinos sean aniquilados. La columna luminosa J es el Santo Rey, y la columna obscura B, la Santa Matrona; las granadas, los numerosos frutos de su unión; la bóveda sagrada el Ain-Soph; el triángulo luminoso del trono del Venerable, los tres Sephiroth superiores, o sea el G:. A:. D:. U:.; el Sol y la Luna representan al Santo Rey y a la Santa Reina; el doble triángulo (exalta), la unión de estos dos santos personajes; el triple triangulo (encalfa), las tres triadas del hombre Arquetipo; la estrella flamígera con la G (generación) es otra figura de la unión del Santo Rey y la Matrona; como esta estrella tiene diez ángulos también representa a los diez sephiroth: cinco ángulos agudos, salientes, masculinos, y cinco ángulos obtusos, entrantes, femeninos. La espada es la emanación de la energía generadora del Arquetipo Divino; la escala misteriosa representa los siete Sephiroth inferiores por los cuales el alma desciende para encarnarse y por los cuales vuelve a subir a la muerte del cuerpo, después de sus transmigraciones hacia su fuente, la Inteligencia. El Tau y la cruz teutónica figuran la fuerza generatriz del G:. A:. D:. U:. ya sea en los tres o en los cuatro mundos, siendo el mundo Beriah (Creación) frecuentemente omitido, por no estar habitado sino por el ángel Metraton. El pavimento de mosaico es el símbolo de las dos grandes divisiones eternas de la luz o Espíritu y las Tinieblas o Materia. La lira de Apolo figura la armonía entre los siete Sephiroth inferiores, entre los siete planetas que son su imagen y entre las emanaciones del Ain- Soph en general. La corona entre las joyas masónicas, es la figura del primer Sephiroth; el círculo y la serpiente mordiéndose la cola son el Ain-Soph; la serpiente desarrollada es el Ain-Suph revelándose en el Universo. La serpiente de bronce es el G:. A:. D:. U:.; entronizado en el falo emblema de su poder generador; el Pelicano que nutre a sus tres o siete polluelos significa aún el Ain-Soph dando su vida a los tres Sephiroth superiores, o al Arquitecto del Universo dándola a los siete Sephiroth inferiores; en fin, el Fénix resucitado de las flamas, es el mismo Ain-Soph renovándose eternamente. El Templo tiene tres ventanas porque "por un procedimiento kabbalístico se demuestra que el nombre de Dios comprende todos los rumbos del Universo, con excepción del Norte, reservado a los malvados, como lugar de expiación; pero al fin de los tiempos volverán a entrar, como los demás, en el nombre inefable. Cuando la construcción del Templo se termine y todo misterio sea explicado (Parasch Kol), la eternidad será restablecida. La serpiente circular habrá engullido el extremo de su rabo, para nutrir su cuerpo, y la misma cola le servirá para nutrirse una, cien, mil, una infinidad de veces por los siglos de los siglos. Kronos (el Tiempo) seguirá devorando a sus hilos, en tanto que Brahma (el Universo), como la araña hila sus hilos, y los reabsorbe. Décima interpretación de Meurin. La titula "Explicación diabólica de la parábola masónica". Eblís, nombre mahometano equivalente a Diabolos, es la suprema divinidad, es el Fénix, el Angel de la Luz, Dios Fuego, la Inteligencia, el mal Dios. Sin embargo, ambos son iguales en poder. Eblis es el Fénix, el Angel de la Luz., Dios Fuego, la inteligencia, la Sabiduría, la Belleza, la Fuerza, el Gran Arquitecto del Universo o levé (Jehová). Se llama también Iao, Ivah y Iod. Hiram1 es el representante de todos los hombres de la raza de Eblis; el descendiente de Cain, de Lamech, de TubalCain de Loth y en el antepasado de los judíos, de los gnósticos, de los ofitas, de los maniqueos, de los albigenses, de los templarios y de los Francmasones. Si Eblis (la Serpiente) fecundó a Eva, para que pariese a Caín, esto no debe entenderse en sentido material, sino espiritual. Los tres asesinos de Hiram son la Superstición, llamada también Fanatismo, Mentira y Religión: la Tirania, llamada también Ambición, y la Avaricia llamada también Cupidez o Ignorancia. La muerte de Hiram es la dominación de la humanidad por el clericalismo. Los tres vengadores de Hiram son la Libertad de Pensamiento; el Gobierno Laico y el Liberalismo2. El poder viene de abajo y no de arriba. (es decir, del pueblo y no "por la gracia de Dios", como pretenden los Reyes), y todo aquel que no se sienta con ánimo de ser un buen Cab:. Kadosh, no deberá iniciarse ni siquiera en el grado de Aprendiz3. WA-NCOMER. AELOHIM IEHI-AUR, WA IEHI AUR Algunas escuelas ocultistas denigran el grado de Kadosh, injustamente, con hipocresia, en nombre del Amor, El Kadosh también ama a sus Ideales y a sus HH:. y es el verdadero nervio vital de la Masoneria |
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