Sufismo: La Masonería del Mundo Islámico
En cuanto al Sufismo es una tradición liberal dentro del Islam—la transmisión de una Sabiduría que proviene de tiempos ancestrales— es, a la vez, perpetuación en el tiempo y renovación incesante en el contacto con su fuente intemporal. Cada doctrina mística y milenaria es, por definición, inmutable en su esencia, pero su formulación puede renovarse dentro del marco del estilo conceptual moderno para ser entendida —por consiguiente, sobre la base de las constantes de la tradición— dado en función de los diversos modos posibles de la intuición y según las circunstancias humanas, pero bien, desgraciadamente puede degenerase si esta doctrina mística, si es que llega al campo del fanatismo religioso o popular, convirtiéndose así en: supercherías, supersticiones, charlatanería y otros más temibles calificativos. -----
---El Sufismo es el aspecto esotérico o interior y secreto del Islam, se distingue del Islam exotérico o exterior o mundano; del mismo modo que es Sufismo es la contemplación directa de las realidades espirituales — a la vez que de las sociales— se diferencia de la observancia de las leyes humanas, pero está conciente que se reflejan en un orden social, en relación con las condiciones de un determinado ciclo de la humanidad. Mientras que la vía habitual de los creyentes pretende la obtención de un estado beatífico después de la muerte, accesible en virtud de una participación indirecta, y simbólica como si dijéramos, en las Verdades divinas por medio de las obras prescritas, el Sufismo al igual que la Masonería tiene su fin en sí mismo, en el sentido de que puede dar acceso al conocimiento inmediato de lo eterno. Este conocimiento, al ser uno con su objeto, libera del encadenamiento inevitable de las personas que lo practican. ---
-----El estado espiritual al que aspiran los sufíes no solo es la libre interpretación del Corán, sino su comprensión más allá de lo literal. Para que el Sufismo implique semejante posibilidad, debe identificarse con el «núcleo de la enseñanza» de la forma tradicional que le sirve de fuerte soporte. No puede sobreañadirse al Islam, pues tendría un carácter periférico en comparación con los medios espirituales de este último. Está, por el contrario, más próximo a su origen sobrehumano que el exoterismo religioso y participa activamente, aunque de manera completamente interior, en la función reveladora que esta forma tradicional manifestó y que continúa manteniéndola con vida. Este papel liberal del Sufismo en el seno del mundo islámico puede estar oculto a los espectadores del exterior, porque el esoterismo, al ser consciente del significado de las formas, es, al mismo tiempo, intelectualmente soberano en relación con ellas, de modo que puede asimilar, al menos para su exposición doctrinal, algunas nociones o símbolos que procedan de una herencia diferente a su peculiar raíz tradicional. Puede parecer extraño que el Sufismo sea la esencia misma y el corazón del Islam y que al mismo tiempo represente, dentro del mundo islámico, el espíritu más libre en relación con los límites mentales de este mundo. Donde es importante no confundir esta verdadera libertad, completamente interior, con los movimientos rebeldes a la tradición que no son intelectualmente libres respecto a las formas que niegan porque no las comprenden. Por ello, este papel del Sufismo en el mundo islámico es semejante al papel de la Masonería en occidente, en el sentido de que la Masonería es el centro vital de los movimientos libertarios más importantes de la Historia y también, en su realidad sutil, el centro de una esencia que trasciende cualquier forma egoísta. -------
-Los estudiosos en antropología mística, atentos a reducirlo todo al plano meramente histórico, casi nunca pueden explicarse este doble aspecto del Sufismo sino por influencias ajenas a la religión; de este modo han atribuido el origen del Sufismo, según sus diferentes preocupaciones, a fuentes iraníes, hindúes, neoplatónicas o cristianas. Pero estas divergentes atribuciones han terminado por equilibrarse recíprocamente, más aún si se tiene en cuenta que no existe razón suficiente para poner en duda la autenticidad histórica de la filiación espiritual de los maestros sufíes, filiación que, en una cadena ininterrumpida, que se remonta hasta el mismo Abraham . El argumento decisivo en favor del origen Abrahamico del Sufismo reside, sin embargo, en sí mismo. Si la sabiduría sufí procediese de un fuente situada al margen del misticismo, los que aspiran a esta sabiduría —que, con seguridad, no es de naturaleza libresca o simplemente mental— no podrían apoyarse, para realizarla siempre de nuevo, en el simbolismo coránico. Todo lo que forma parte integrante del método espiritual del Sufismo está extraído, de manera constante y necesaria, del Corán y las enseñanzas del Profeta. ---
-----Los estudiosos, que sostienen la hipótesis de un origen musulmán del Sufismo, en general subrayan el hecho de que la doctrina sufí aparece incluso antes de Mahoma, por tanto muchos se preguntan ¿El Sufismo adopto al Islam o el Islam adopto al Sufismo?, con todo el desarrollo metafísico que contendrá más tarde. Pero esta observación, caso que sea válida respecto a una tradición esotérica —que principalmente se transmite mediante una enseñanza oral— demuestra lo contrario de lo que se pretende, pues los sufíes se expresaban tanto con un lenguaje muy cercano al Corán que al Bíblico y sus expresiones concisas y sintéticas llevan en sí mismas lo esencial de las doctrinas. Si, con posterioridad, ésta se va haciendo más explícita y elaborada, ello no es más que un hecho normal y característico de cualquier tradición espiritual: la literatura doctrinal aumenta, no tanto por el aporte de nuevos conocimientos como por la necesidad de poner freno a los errores y reanimar una intuición que se va debilitando. ---
-----Por otra parte, como las verdades doctrinales son susceptibles de un desarrollo indefinido y la civilización musulmana había absorbido algunas herencias pre-islámicas, los maestros siempre podían, en su enseñanza oral o escrita, hacer uso de nociones tomadas de esos legados, con tal que fuesen adecuadas a las verdades que era preciso hacer accesibles a las mentes mejores de su época, verdades que el simbolismo súfico, en sentido estricto, ya incluía de modo sucinto. De esta forma y en particular la cosmología, ciencia derivada de la metafísica pura, que constituye el fundamento doctrinal indispensable del Sufismo, se expresaba, en su mayor parte, por medio de nociones ya definidas por antiguos maestros como Empédocles y Plotino. Además, los maestros sufíes que tenían una cultura filosófica no podían ignorar la validez de las enseñanzas de Platón, y el platonismo que se les atribuye es del mismo orden que el de los Padres griegos cuya doctrina sigue siendo, sin embargo, esencialmente apostólica. La ortodoxia del Sufismo no se manifiesta únicamente en su conservación de las formas islámicas; se expresa igualmente por su desarrollo orgánico a partir de la enseñanza del Profeta y, en especial, por su capacidad de asimilar cualquier forma de expresión espiritual que no sea esencialmente ajena al Islam. Esto no sólo se aplica a las formas doctrinales, sino también a materias secundarias que tengan relación con algún arte --
------Aunque, con seguridad, hubo contactos entre los sufíes y los templarios —como lo demuestra la historia del sufí Ibrhim Al Batin, cierto parentesco entre el Sufismo y el monaquisino guerrero templario esto se explica a priori sólo por interferencias históricas. Tal y como 'Abd al-Karîm al-Yîlî lo explica en su libro («El Hombre universal») el mensaje de Cristo «descubre» algunos aspectos interiores —y por tanto esotéricos— del monoteísmo de Abraham: los ideales cristianos templarios , que se pueden reducir en su totalidad al dogma de las dos naturalezas, divina y humana, de Cristo, en cierto modo resumen, en forma histórica, todo lo que el Sufismo enseñará sobre la unión con Dios. Por esto los sufíes piensan que el Señor Jesús el Cristo representa, entre los enviados divinos el tipo más perfecto del santo contemplativo: tender la mejilla izquierda a quien nos ha golpeado la derecha es el desapego espiritual por excelencia, la retirada voluntaria fuera del juego de las acciones y reacciones cósmicas. ----
----Esto no quiere decir que, para los sufíes, la persona de Cristo se sitúe en la misma perspectiva que para los Cristianos. A pesar de todas las semejanzas, la vía de los sufíes difiere mucho de la de los contemplativos cristianos. Aquí podemos referimos a la imagen según la cual los diferentes caminos tradicionales son como los radios de un círculo que se unen en un punto único: en la medida en que los radios se aproximan al centro, también se acercan entre sí: nunca coinciden salvo en el centro, donde cesan de ser radios. Esta distinción de los caminos evidentemente no impide al intelecto situarse, por anticipación intuitiva, en el centro, donde todos convergen. Para precisar mejor la constitución interna del Sufismo agreguemos que siempre comprende, como elementos indispensables, una doctrina, una iniciación y un método espiritual. La doctrina es como una prefiguración simbólica del conocimiento que se trata de conseguir y también, en su manifestación, un fruto de este conocimiento. La quintaesencia de la doctrina sufí viene de Allah; pero como no hay esoterismo sin una cierta inspiración, la doctrina siempre se manifiesta de nuevo por boca de los maestros. En consecuencia, la enseñanza oral es superior, por su carácter inmediato y personal, a la enseñanza que se pueda obtener de los escritos. Estos últimos jugarán un papel secundario, como preparación, complemento o ayuda para la memoria y, por esta razón, la continuidad histórica de la enseñanza sufí se substrae, en ocasiones, a las investigaciones de los eruditos. En cuanto a la iniciación sufí, consiste en la transmisión de una influencia espiritual (baraka la gracia), que debe de ser conferida por un representante de la «cadena iniciática» que tiene su origen en el Profeta Mahoma. ---
-----Por lo general, se transmite por el maestro, quien también comunica el método y proporciona los medios de concentración espiritual apropiados a las aptitudes del discípulo. El marco general del método es la Ley islámica, aunque siempre haya habido sufíes aislados que, a causa del carácter excepcional de sus estados contemplativos, ya no participan en el ritual ordinario del Islam. --
------Para prevenir cualquier objeción que se pudiese deducir de lo que acabamos de decir en relación con el origen Abrahamico del Sufismo, precisaremos que los soportes espirituales —que constituyen sus principales medios— y que, en ciertas circunstancias, pueden sustituir el ritual habitual del Islam— se presentan como las «piedras angulares» de todo el simbolismo islámico y, en ese sentido, han sido dados por el propio Profeta. --
------La iniciación toma, por lo común, la forma de un pacto y juramento entre el candidato y el maestro espiritual, que representa al Profeta. Este pacto implica la perfecta obediencia del discípulo a la Orden en todo lo que se refiere a la vida espiritual y nunca se podrá anular por la voluntad unilateral del discípulo. --
------Los diferentes aspectos de la filiación espiritual del Sufismo se corresponden, de forma muy natural, con los diversos caminos . Cada gran maestro, a partir del que puede ser trazado el comienzo de una cadena particular, tiene autoridad para adaptar el método a las aptitudes de una determinada categoría de hombres dotados para la vida espiritual. Los diferentes caminos corresponden pues a las diferentes vocaciones y están orientados hacia el mismo fin; no representan de ningún modo escisiones o ritos en el interior del Sufismo, aunque hayan podido producirse incidentalmente desviaciones parciales que den lugar a verdaderas ordenes. El signo exterior de una tendencia será siempre el carácter cuantitativo y dinámico de la propagación. El Sufismo auténtico nunca puede llegar a ser un movimiento universal, por la precisa razón que recurre a lo que hay más estático en el hombre, el intelecto contemplativo ------
--Señalaremos, al respecto, que si tanto el Sufismo como la Masonería han podido mantenerse intactas a través de los siglos, a pesar de la naturaleza tan voluble del psiquismo humano y de las divergencias étnicas de los pueblos que abarca, no es, desde luego, a causa de sus caracteres relativamente dinámicos, que les son característicos como forma colectiva, sino porque implica, desde sus orígenes y por destinos, la posibilidad de una contemplación intelectual que trasciende la corriente de las afectividades humanas. ya que esos círculos no se oponen al exoterismo, del que a veces se presentan como modalidades más intensas. La expansión popular de las Vías de esencia intelectual se explica además por el hecho de que el simbolismo esotérico es, de alguna manera, accesible al pueblo ansioso de libertad, aunque no siempre lo es para los teólogos y dirigentes de las diferentes Religiones
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