La Enigmática Ave que Descendió del Eterno Oriente
“Hubo una vez que una luminosa ave del Eterno Oriente llamada «Ruaj Ha-kadosh», descendió de lo alto a una Logia Masónica. El Venerable Maestro de esa Logia regocijado del hecho, y a la vez preocupado por complacerla , se afanó mucho en agasajarla dándole el mejor de los tratos, brindándole todo tipo de homenajes dignos de esa tan ilustre visitante, preparando para ella la mejor de las músicas y grandes banquetes. Sin embargo, el ave estaba aturdida y triste, pretendía decirles algo importante, pues esa era su misión, y aunque hablaba el lenguaje de los humanos , nadie le entendía, unos hermanos masones apuntaron las palabras el Ave detalladamente , en tanto le prepararon excelentes comidas y bebidas de todo tipo pero, no las podía digerir y apenas y las probaba . Unos cuantos días después lamentablemente el Ave murió y regresó así a su Hogar allá en las alturas . El Venerable de aquella Logia agasajó a la Ave del Eterno Oriente tal y como a él pensaba al Ave le gustaba, unos hermanos masones anotaron con precisión lo que decía , pero ninguno de ellos entendía el significado de lo que ella les decía, las anotaron en el libro de actas de esa logia , y las trascribieron en un libro , esperando que alguien comprendiera el significado de aquellas palabras, y el libro todavía está ahí resguardado en aquella logia .
Esta historia masónica , aunque muy corta nos cuenta algo muy importante: a menudo no tenemos en cuenta que nuestras necesidades y gustos mundanos no tienen por qué ser los mismos que los de los de entidades en mundos de consciencia superiores (y de hecho pueden ser directamente opuestos a los propios), siendo necesario que prestemos atención a lo que se necesita por tal de poder ayudarle o complacerle de verdad.
Lo que transmitió esta Ave , es como todo eso que viene de niveles superiores de consciencia , y que se necesitan esfuerzos y estudio profundo para comprenderse.
Alcoseri
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