Enséñame a mí, Gran Arquitecto del Universo, a usar bien del tiempo que me das para trabajar y a emplearlo bien sin perder nada. Enséñame a mí a sacar provecho de errores pasados sin caer en el escrúpulo que corroe.
Enséñame a mí a prever el plan sin atormentarme, a imaginar la obra sin afligirme, si brota de otro modo. Enséñame a mí a unir la prisa y la lentitud, la serenidad y el fervor, el celo y la paz. Ayúdame al principio de la obra, allí dónde soy el más débil. Ayúdame en el corazón del trabajo que tiene apretado el hilo de la atención. Y sobre todo colma Tú mismo los vacíos de mi obra: Gran Arquitecto del Universo, en todo el trabajo de mis manos deja una gracia de Ti para hablar a otros y un defecto de mí para hablarme a mí mismo.
Guarda en mí la esperanza de la perfección, sin que pierda el corazón. Guárdame en la impotencia de la perfección, sin que yo me pierda en el orgullo. Purifica mi mirada: Cuando haga daño, no estando seguro que haya sido malo y cuando haga el bien, no estando seguro que haya sido bueno: Gran Arquitecto del Universo, jamás me dejes olvidar que todo saber es vano, salvo allí dónde existe el trabajo. Y que todo trabajo es vano, salvo allí dónde existe amor. Y que todo amor es hueco si no me vincula a mismo y a otros como a Ti: Gran Arquitecto del Universo, enséñame a rezar con mis manos, mis brazos y con todas mis fuerzas.
Recuérdame que la obra de mis manos te pertenece y que me incumbe devolvértela con generosidad. Que si realizo algo por el solo gusto del provecho, como un fruto olvidado me pudriré en otoño. Que si hago algo por únicamente gustar a otros, como la flor de la hierba me marchitaré por la tarde. Pero si lo ejecuto para el amor de la bondad, quedaré con la bondad. Y el tiempo de hacer el bien en tu gloria, es inmediato.
Amén
PUBLICADAS POR COSMOXENUS ABBIF