Sueños Lucidos y Masonería, parte #1
A veces se oyen rumores de que existe un gran hombre sabio en algún lugar del mundo, un gurú, un destacado gran maestro masón siempre disponible, masón que dirige una escuela, una logia masónica no accesible para todos los masones , aun si son de altos grados, una escuela o logia en donde uno puede evolucionar y alcanzar nuevos y más altos niveles. Oímos hablar de un remoto guru en la India, una Logia Masónica en otra dimensión paralela a la nuestra, o una Universidad mística en algún lugar del Himalaya, un genio del esoterismo que ha montado una escuela donde se enseña la manera de lograr el Samadhi o altos niveles de Consciencia, si un estado de conciencia total, acorde con la mente universal. O escuchamos rumores sobre una escuela sufí que enseña las doctrinas esotéricas tradicionales y los ejercicios de los sufíes. O bien oímos hablar de la última escuela terapéutica inventada por el doctor Fulanito de Tal, con su nuevo concepto terapéutico innovador , Gurdjieff decía visito una escuela en Asia Central llamada Sarmung . A veces, los amigos parecen bombardearle a uno con la más reciente información sobre el último maestro, gurú o terapeuta. ¿Cuáles son los fines de estas escuelas? ¿Por qué quiere la gente asistir a ellas?
En todo esto , hay un elemento oculto, que pasa desapercibido , y es que mucho de lo que dijo Gurdjieff, Jesucristo , Mahoma , Carlos Castaneda, y muchos otros más , no fue otra cosa que sucedió durante los sueños lucidos.
Carlos Castaneda se entrevisto con Don Juan Matus en sus sueños lucidos , quizás no precisamente bajo el efecto del Peyote , sino simplemente bajo el mundo de los sueños lucidos.
En ese mundo de los sueños lucidos , seguro que Cristo no murió en la Cruz y Resucitó, sino que simplemente , experimento todo esto en los sueños lucidos , y se lo contó a sus cercanos y estos simplemente lo escribieron tal y como Cristo lo contaba.
Los sueños lucidos tienen sus limitaciones, por ejemplo entras a esas enormes bibliotecas llenas de libros , en mi caso esas bibliotecas de logias masónicas , pero abres esos libros y no los puedes leer , luego tratare de explicar porqué , pero aun así , que esos bellos y enormes libros, que no puedes leer, algo te comunican .
Otro caso de los sueños lucidos, son esos brincos constantes de escenas , que no te permiten hilar las idas , pero que tu mente de alguna manera las logra hilvanar .Y así , como estas cosas muchas otras que son parte caracteristica de los sueños lucidos.
En mi propia cartografía de estas zonas de esfuerzo humano, en mis propias exploraciones, he tropezado con muchas personas que han estado sometidas a estos gurus o maestros. Y me ha impresionado ver lo que han aprendido y cómo han evolucionado con esta clase de ayuda. También me ha impresionado la publicidad con que aclaman a su guru o maestro y la gran transferencia positiva, como se dice en términos freudianos, que se ha producido. El estado en que se encuentran me recuerda mucho el estado hiperentusiasta de
algunos que han realizado sus primeros viajes en EL SUEÑO LUCIDO . Creen que conocen ahora las respuestas a la auto-evolución. Son mucho más felices. Se sienten mucho más eficaces. Irradian calor y amor y preocupación por los demás.
De momento, no parece ser éste mi camino. Yo prefiero la comprensión a la devoción. Prefiero los compañeros investigadores a los discípulos carismáticos. Prefiero permanecer en mi propio centro, tocando de pies en el suelo y ayudando a otros a hacer lo mismo, más que formar un grupo que me venere. En el pasado, tuve períodos en los que deseé ejercitar mi carisma personal para influir en otros. Esto me parece ahora un método poco práctico, poco eficaz, de transmitir conocimiento y comprensión. Uno puede actuar mucho más eficazmente siendo lo que es en vez de utilizar facultades de seducción y de persuasión para fomentar la ilusión de ser un <
En vez de ser un gaitero de feria, prefiero ser un maestro masón eficaz para aquellos que quieran comprender lo que tengo que enseñar. El gaitero pasma y atrae a los niños del pueblo, y se los lleva sabe Dios a qué clase de misión. ¿Y qué hacen estos niños cuando vuelven? No tienen conocimiento, no tienen comprensión, no están centrados ni tocan de pies en el suelo en el grado necesario para seguir con el trabajo del mundo. Brillan estrellas en sus ojos, tienen carisma. Pueden arrastrar a mucha gente en sus proyectos, pero, ¿vale la pena seguir estos proyectos?
Sí, hay escuelas esotéricas serias. Sí, hay gurus eficaces. Pero yo apuesto a que éstos hacen su trabajo sin bombo y platillos, sin buscar discípulos que pregonen su nombre desde los tejados. Evidentemente, estas escuelas no estarían abiertas a cualquiera, tendrían «tapaderas>> para disimular sus operaciones reales. En otro caso, no podrían operar. Estarían atestadas de hiperentusiastas discípulos en potencia. Debieron enfrentarse hace ya tiempo con el problema de selección de los discípulos, una selección minuciosa, sin estruendo, sin publicidad,
Sin contacto directo con este tipo de escuela, veamos lo que cabe esperar que haría tal escuela. Este puede ser, por sí solo, un útil ejercicio para trazar el mapa de los propios espacios interiores. Imaginemos lo que sería tener la clase de ayuda que quisiéramos para trasladarnos a niveles más altos de funcionamiento. Yo descubrí que esta metaprogramación era una buena ayuda para mi propia evolución.
Creo , muchos nos preguntamos ¿no será esto que vivimos , más que un sueño que soñamos? ¿o no será que somos producto de un alguien o algo que nos sueña?
Repetiré la cita: «Lo que se cree que es verdad, es verdad o se hace verdad dentro de límites a descubrir por la experiencia y la experimentación. Estos límites son creencias que hay que trascender».
En mis experiencias remotas en el depósito de aislamiento con EL SUEÑO LUCIDO y en mis próximos roces con la muerte, encontré los dos guías. Estos dos guías pueden ser dos aspectos de mi propio funcionamiento al nivel del superyo. Pueden ser entes de otros espacios, de universos diferentes de nuestra realidad convencional. Pueden ser construcciones útiles, conceptos útiles que empleo para mi propia evolución futura. Pueden ser representantes de una escuela oculta esotérica. Pueden ser conceptos que funcionan en mi propia bio- computadora humana, al nivel de supraespecie. Pueden ser miembros de una civilización que lleva un adelanto de cientos de miles de años sobre la nuestra. Pueden ser una conexión con dos canales de comunicación de una civilización muy alejada de la nuestra, que radia información a través de la galaxia.
Sea cual fuere la alternativa que parezca acertada, lo esencial es tener algo o alguien delante de uno, que marque los objetivos de lo que está haciendo
Con este conocimiento, con estas concepciones, con estas imaginaciones, uno puede elevarse por sí solo a más altura de la que tiene actualmente, si uno puede creer que, con su esfuerzo, y es capaz de establecer comunicación con una ayuda más grande que él mismo, esto es de por sí una gran lección. En otras palabras, uno tiene ayuda para trascender sus propias creencias limitadoras actuales. Esta creencia es de ayuda en la trascendencia.
En lo que a mí atañe, yo no había confiado en un maestro humano, en un guru, ni en ningún guía humano. En mi primera infancia, estuve bajo la influencia de sacerdotes, monjas y otros que pretendían poseer el conocimiento y tener contacto directo con Dios. Me volví escéptico siendo aún muy joven. Encontré dentro de mí mismo una verdad más sincera que la que había hallado en los representantes de la Iglesia Católica . Este escepticismo me apartó de los conceptos místicos de la Iglesia en favor de la investigación esotérica a la vez que científica, en la búsqueda de un nuevo conocimiento.
Estoy seguro de que, si tropezase con una persona auténtica que pudiese demostrar definitivamente que posee los poderes que pretende, seguiría siendo escéptico hasta quedar definitivamente demostrado que yo puedo aprender lo que él sabe y alcanzar los mismos lugares, los mismos espacios. Mientras tanto, sigo mi propio camino en mis propios espacios interiores, escéptico ante cualquier ayuda que no sea de la variedad arriba expresada. He visto demasiadas pretensiones de «shamanismo» y de gran espectáculo, en mí mismo y en otros, para creer en la iluminación inmediata por contacto con un maestro o un gurú.
Expondré algunas clases de experimentos reivindicados por las escuelas esotéricas, describiendo algunos de mis propios viajes en situación de soledad-aislamiento, con o sin EL SUEÑO LUCIDO . En el curso de estos experimentos, tropecé con lo que podríamos llamar «super- yo» y «metaprogramadores de supra-especies, que me parecían estar fuera de mí, no introducidos dentro de mí. Empleando otro lenguaje, otra terminología, podríamos llamarlos gurus celestiales, o divinos maestros masones o guardianes. También llegué a espacios donde las energías y las fuerzas eran tan vastas que no había manera humanamente concebible de traducir estas experiencias en palabras para un comunicado en internet.
El experimento más definitivo lo realicé con EL SUEÑO LUCIDO en el depósito de soledad-aislamiento-confinamiento. Pero, primero, expondré el propósito de los primitivos experimentos realizados en esa Logia Masónica inter - dimensional .
Neurólogos han formulado la hipótesis de que el cerebro permanecía en estado de vigilia gracias a los estímulos externos que pasaban por los órganos terminales del cuerpo. Dicho de otro modo: el estímulo externo era necesario para mantener el cerebró en estado de vigilia. El experimento evidente era aislar al ser humano de todo estímulo externo, en la medida de lo físicamente posible, y ver qué estados resultaban de ello.
Decidí que la mejor manera de hacerlo era meditar y hacer contacto con el Egregor Masónico, a base de una atención refinada.
A estos experimentos y experiencias con sueños lucidos les di el nombre de privación sensorial», pero nunca percibí el menor efecto de privación. Descubrí que, a falta de todo estímulo, uno lo compensa rápidamente mediante una percepción sumamente elevada y una creciente experiencia sensorial en ausencia de medios conocidos de estímulo externo. En las primeras horas, comprobé que no tenía el menor deseo de dormir. La primitiva teoría era, pues, equivocada. No se necesitaban estímulos externos para permanecer despierto. Después de unas decenas de horas de experiencias, observé fenómenos que habían sido previamente descritos en diversas obras. Pasé por estados parecidos al sueño, al trance, al arrobamiento místico. En todos estos estados, yo permanecía absolutamente intacto, centrado, en el sitio. En ningún momento perdi conciencia de los hechos del experimento. Algo en mí sabía siempre que estaba acostado en propia cama , en mi recamara , en la oscuridad y en el silencio.
Pasé por experiencias en las que, aparentemente, otras personas se reunían conmigo en este medio oscuro y silencioso. Podía verlas, sentirlas, escucharlas. En otros momentos, pasé por secuencias parecidas al sueño clásico , a las pesadillas , soñar despierto con los ojos abiertos como se dice por ahí, en las que podía observar lo que pasaba. Otras veces, conectaba aparentemente con redes de comunicación que están normalmente por debajo de nuestro niveles de conciencia, redes de civilizaciones muy alejadas de la nuestra. Trabajé durante horas tratando de vencer los obstáculos a la comprensión de mí mismo, de mi situación vital. Hice horas de meditación, de concentración y de contemplación, sin saber que lo estaba haciendo. Sólo más tarde, al leer ciertos trabajos, descubrí que los estados que había conseguido se parecían a los alcanzados por otras técnicas.
Rápidamente descubrí que el empleo de somníferos no era necesario con EL SUEÑO LUCIDO .
Quería ensayar el EL SUEÑO LUCIDO con fines masónicos , para una mejor comprensión de la idea y de algunos de los peligros fisiológicos inherentes a esa practica , ya que el sueño lucido se confunde con la realidad , y no sabes si lo soñaste o lo viviste en realidad .
Por lo que sabía de la literatura, no existía constancia de nadie que hubiese tomado EL SUEÑO LUCIDO en la soledad y menos en condiciones tan severas como el aislamiento físico. Recordé unas instrucciones distribuidas a principios de los años cincuenta por el INSM, en las que se advertía que no debía tomarse a solas y se detallaba la historia clínica de alguien que lo había hecho y se había vuelto paranoico. Éste había tenido la impresión de que el magnetófono que había instalado para registrar sus impresiones había tratado de devorarlo.
Una mala preprogramación para lo que yo intentaba hacer. Tenía que vencer mi propio miedo de trabajar a solas. Conseguí la ayuda de un «socorrista>> capaz de mantener lejos del laboratorio a cualquier intruso accidental en el experimento. Nadie podía entrar en el laboratorio durante las pruebas experimentales. En los dos años que siguieron, pude realizar veinte experimentos válidos.
Como dije anteriormente, tenía mucho miedo en lo tocante al primer experimento que hice cuando tenia 18 o 19 años . Con anterioridad, había hecho dos viajes con un guía. Había estado a las puertas de la muerte y, por consiguiente, sentía un profundo respeto por los programas que, desarrollándose por debajo del nivel de conciencia, podían descargar golpes mortales por su cuenta. Aparte de esto, había superado mi miedo a la muerte. No temía la muerte corporal; estaba llegando a espacios donde perdería el control y de los que tal vez no podría volver. Dicho en otras palabras, era el miedo a una psicosis, más que el miedo a la muerte, lo que motivaba mis actos en aquella época.
Sin embargo, a pesar de estas dudas y de estos temores, me relajé y me concentré en experimentar ese sueño lucido . En el primer experimento, dediqué la mayor parte del tiempo a elaborar una estructura de creencias básica, que hiciese más seguros los futuros experimentos Pasé casi una hora tratando de averiguar si mi corazón y mi respiración seguirían funcionando, en el caso de que saliese de mi cuerpo. Rápidamente me enteré de que, bajo los efectos del EL SUEÑO LUCIDO , el corazón y la respiración se hacen automáticos, y no hay que preocuparse de ellos con tal de que uno pueda relajarse y tomarle gusto a la cosa. También supe que, si mantenía las manos cruzadas bajo la nuca y extendidos los codos hacia los lados, no había peligro de volcar. Y así mismo supe que, si uno volcaba o echaba la cabeza demasiado atrás, el agua salada que se le metía por los ojos o por la nariz le hacía volver rápidamente del lugar extracorporal donde pudiese encontrarse. Si había algún peligro bajo los efectos del EL SUEÑO LUCIDO , los programas de «emergencia>> del cuerpo, los llamados programas de supervivencia, se activarían y yo volvería sano y salvo al depósito, de dondequiera que estuviese. Esto estableció una confianza básica en mi propia capacidad de supervivencia y en mi posibilidad de completar los experimentos.
Así pude establecer este principio fundamental: Confía en que el cuerpo realizará sus funciones; déjalo aparcado y vete a otros espacios; en caso de alarma, serás devuelto a tu cuerpo.
Después de esta serie inicial de experimentos, perdí el temor a hacer otros de mayor alcance.
En la serie previa de experimentos sin EL SUEÑO LUCIDO en el depósito, había descubierto que, aun sin ver mi cuerpo, no perdía la noción de su realidad. Había otros modos de detectar mi cuerpo, distintos de la simple visión y del simple oído. Esto rige también cuando se emplea EL SUEÑO LUCIDO . En el primer experimento de veinticuatro horas, me metí en el depósito y salí de él cinco o seis veces en doce horas, reafirmando mi total percepción de mi cuerpo y aumentando mi percepción consciente de los procesos vitales.
Gracias a los sueños lucidos fue que di con esa Logia Masónica inter - dimensional que de alguna manera se conectaba con una región de mi mente.
Durante aquel uno de los experimentos con EL SUEÑO LUCIDO descubrí rápidamente que era muy fácil abandonar el cuerpo y trasladarse a nuevos espacios. Mucho más fácil que en los dos primeros viajes con el guía La ausencia de estímulos que distrajesen mi atención me permitía programar cualquier clase de viaje que pudiese concebir. Esta liberación de la realidad externa era tomada como un elemento muy positivo, sin nada de negativo. Uno podía ir adonde pudiese imaginar que iría.
Si uno tenía la creencia de que sería sustituido por otros seres, por otros entes, por estados en los que perdería su control, ocurriría así. Por consiguiente, en los primeros viajes tenía que luchar con mi miedo a «perder el control>
Pronto descubrí que un poco de ansiedad es cosa buena. Si el miedo aumentaba en aquellos extraños y maravillosos espacios hasta cierto nivel, automáticamente volvía yo a mi cuerpo. El problema de la reentrada se resolvía por el conocimiento o por la creencia básica de que, cuando tuviese demasiado miedo, querría volver y volvería a mi cuerpo .
De aquí saqué dos postulados fundamentales para ulteriores viajes. El primero es que el cuerpo puede cuidar de sí mismo cuando uno lo abandona El segundo es que uno puede volver a su cuerpo cuando las cosas toman mal cariz fuera de él. Más tarde descubrí que, al aumentar mi tolerancia al miedo, podía permanecer más tiempo en aquellos espacios. También aprendí que no tenía necesidad de volver a mi cuerpo en una situación de miedo intenso, sino que podía capear el temporal y pasar a otro espacio sin regresar al espacio corporal. Al mejorar mis dotes de navegante y de piloto, mejoró también mi dominio sobre mí mismo. Así pude moverme empleando la energía del miedo, convertida en otras clases de energia. Por último, pude eliminar el miedo como necesidad y moverme sin él a través de los espacios. Nuevas motivaciones sustituyeron a las antiguas fobias. Y fue posible la conversión de la energía negativa en positiva.
En el primer experimento con EL SUEÑO LUCIDO en esa Logia Masónica inter - dimensional , el primer espacio al que me trasladé era completamente negro, completamente silencioso; era un espacio vacío en el que no había ningún cuerpo. La negrura se extendía hasta el infinito en todas direcciones. También el silencio se extendía hasta el infinito en todas direcciones, y yo permanecía centrado en un punto único de conciencia y de sentimiento. No había absolutamente nada en el universo, salvo mi centro, salvo yo mismo, y la oscuridad y aquel profundo silencio. En un estilo taquigráfico, lo llamé “el punto cero”
A absolutos. Éste se convirtió en un punto de referencia al que podía volver si las cosas se ponían demasiado caóticas o demasiado estimulantes en otros espacios. Era mi núcleo central, mi esencia en un universo sin estrellas, ni galaxias, ni entes, ni personas ni otras inteligencias. “Era mi lugar seguro”
Es muy difícil saber la duración, en tiempo de la Tierra, de mi permanencia en aquel lugar en ese primer viaje. Permanecí lo bastante para acostumbrarme a él y emplearlo como lugar de referencia al que podía volver. Era el punto cero de un vasto sistema coordinado, que conducía a “n” dimensiones diferentes, en n direcciones diferentes, a partir de este punto. Este punto parecía ser resultado de mi adiestramiento en logias masónicas. Tenía que poseer una referencia cero desde la que podía moverme en varias dimensiones; un cero al que podía volver.
Quiero recalcar que este punto cero del sueño lucido no estaba en el cuerpo, sino fuera de él, en un universo en el que sólo había oscuridad y silencio. Era algo definido como fuera del cuerpo, fuera del universo tal como lo conocemos. Según habia de aprender más tarde, la ilusión de oscuridad y de silencio significaba que todavía me hallaba sujeto a los acostumbrados espacios de cognición del cuerpo. Todavía me aferraba a la idea de oscuridad, a la idea de silencio, a la idea de un punto central de identidad y de conciencia. Más tarde, esto resultó ser innecesario, excepto durante estados extremos en los que necesitaba un descanso de esos en ocasiones agotadores sueños lucidos . En estas ocasiones, volvía al punto cero.
Este punto cero es un lugar útil. No es una separación completa de las previas ideas de uno, sino su separación del cuerpo. Es un espacio que todavía representa la oscuridad y el silencio de tu alcoba , pero con el cuerpo no existente. El yo de uno todavía existe.
Durante uno de esos sueños lucidos , definí también otras clases de creencias con las que podría experimentar. Trataría de ir a universos distintos del nuestro convencional, universos en cuya existencia no creía necesariamente, pero que podía imaginarme. Al principio, fue un ensayo de la hipótesis de que lo que uno cree que es verdad se hace verdad. Antes de experimentar sueños lucidos masónicos, no creía en estos universos o espacios, pero los definía como existentes. Durante el viaje EL SUEÑO LUCIDO en el depósito, tomé estas creencias como verdaderas. Después del viaje, me desprendi y observé lo ocurrido como una serie de experiencias, como una serie de consecuencias de la creencia.
Alcoseri