La Masonería , un llamado a la Introspección
Rara vez logramos mantenernos firmes en nuestra introspección, ya que el flujo constante de pensamientos y la agitación mental nos impiden enfocarnos y concentrarnos en lo que sucede dentro de nuestra Psique.
No podemos unir las piezas de nuestro conocimiento de manera individual, ni podemos ver la verdad por nosotros mismos. El torrente de asociaciones, las reacciones constantes a la vida, todo es demasiado abrumador. Pocos pueden afirmar que han construido algo significativo en su interior. No hemos recreado el mundo, no lo hemos reinterpretado; lo hemos dejado como una imagen confusa y sensorial.
Es un estado que fluctúa entre la actividad y la pasividad, y al mismo tiempo, trasciende ambas, siendo puramente un estado de seminconsciencia . Sin embargo, al auto observarnos mientras hacemos nuestra vida cotidiana , nos damos cuenta de que hay tres niveles presentes en nosotros , que están en este proceso: el Observador, el que ve interiormente, el Observado y el Juzga . Estas tres personas están presentes mientras vivimos nuestra vida . Nuestra parte que observa se enfoca en nuestra parte observada y toma nota de las opiniones de nuestra parte que juzga lo que observamos en nosotros mismos, y nos da un diagnóstico de lo que observa en nosotros .
Para recrear el mundo dentro de nosotros mismos, para darle significado, forma, interpretación, orden y trascendencia, nuestra persona que observa debe aprender a no tomar las riendas o el control sobre nosotros mismos , y simplemente observar. Debemos tomar nuestras propias ideas, sentimientos y poder de la imaginación, y trabajar con ellos en nuestro interior. De esta manera, podemos crear nuestro propio mundo, rico en significado y trascendencia.
Y entonces se da cuenta de que, independientemente de lo que otros saben, han dicho, escrito o hecho, en su propio interior no ha habido un cambio significativo. No ha habido una verdadera asimilación personal de la verdad, no ha sido descubierta de manera íntima, no ha habido una creación genuina en sí mismo.
Si nuestra parte emocional estuviera más despierta, la unión del pensamiento y la emoción aumentaría nuestra parte más real y profunda, y sentiríamos la felicidad que surge de la conjunción del significado y la vida. La integración del conocimiento intelectual y la emoción nos permitiría experimentar una sensación de plenitud y realización, que es el resultado de vivir una vida auténtica y significativa.
Nuestra conducta sería radicalmente diferente. Percibiríamos el mundo con una riqueza de matices y perspectivas que actualmente nos es desconocida. Sin embargo, estas diferencias sutiles y profundas no pueden ser captadas mientras nos guiemos por hábitos y patrones de pensamiento preestablecidos.
La vida nos pasa desapercibida porque la vivimos de manera automática, condicionada por nuestros hábitos de pensamiento. Sólo reconocemos lo que ya conocemos, y poco más. Y es esto lo que llamamos "saber" o incluso "verdad". La Masonería, desde hace siglos, ha buscado transmitir esta verdad más profunda a la humanidad a través de sus miembros, invitándonos a ver más allá de la superficie y a descubrir la riqueza y complejidad de nuestra psique profunda, un sitio de grandes posibilidades a desarrollar , pero también de altos riesgos , si las cosas se salen de control desde nuestra psique.
Es indudable que poseemos facultades de percepción mucho más sutiles y refinadas que las que utilizamos comúnmente. A veces, incluso aun sin una preparación de sabernos auto observarnos somos conscientes de su existencia. Si intentáramos definir el significado del propio desarrollo, podríamos decir que consiste en una recepción más consciente y profunda de la vida cotidiana, mediante el empleo de estas facultades más finas. Esto implicaría una percepción más aguda y multifacética, que abarque tanto lo interno como lo externo, permitiéndonos experimentar la vida de manera más rica y plena.
Esto implicaría apartarnos de los patrones habituales de nuestra mente y emociones, mediante un proceso continuo de reconocimiento y auto-observación. Significaría separarnos de nuestros propios hábitos y patrones limitantes, y dejar de identificarnos con ellos.
Sin embargo, en la práctica, permitimos que nuestras vidas se conviertan en una repetición monótona de lo mismo, sin darnos cuenta de que la causa de esto no se encuentra en las circunstancias externas, sino en nuestra propia incapacidad para romper con nuestros patrones habituales y limitantes.
No es posible compartir la conciencia. Cada persona tiene su propia conciencia, única e intransferible. La mía es mía, la tuya es tuya.
Por esta razón, la dirección de nuestra vida debería enfocarse en experimentar todo por nosotros mismos, en ser conscientes de nosotros mismos, en ver y actuar por nosotros mismos. Esta es la única forma de crear algo auténtico y duradero en nuestro interior.
Al crear algo en nosotros mismos, lo hacemos propio, permanente y real. No es algo prestado o copiado, sino una parte integral de nuestro ser, fruto de nuestra propia conciencia y experiencia.
Entonces, todo es fresco, nuevo y original. Nadie ha explorado antes ese territorio interior. Cada persona se encuentra en una etapa única de pensamiento y sentimiento.
Es imposible tomar prestada la verdad para avanzar y encontrar significado. Aceptar dogmáticamente lo que otros dicen que es la verdad es como aceptar una verdad superficial. La verdad sólo puede ser experimentada de manera personal, según el nivel de desarrollo individual.
Nadie puede experimentar la vida por nosotros. Nadie puede saborear una manzana en nuestro lugar, y una descripción de su sabor es inútil. La Masonería se presenta como una institución que apoya y guía a los individuos en su búsqueda de la conciencia y la iluminación, con el objetivo final de hacer del ser humano alguien completamente consciente y dotado de luz propia.
De la misma manera, en lo que realmente importa, nadie puede ayudar a nadie de verdad. La Masonería no puede hacer por ti lo que debes hacer por ti mismo; sólo puede guiarte. La única forma de avanzar es mediante nuestra propia capacidad para ver la verdad en cada situación.
Sin embargo, es precisamente esta capacidad la que intentamos evitar, con la esperanza de encontrar una solución más fácil. Si pudiéramos profundizar lo suficiente en nosotros mismos, si pudiéramos alejarnos de nuestras reacciones habituales, sabríamos exactamente qué hacer en cualquier situación o problema. Iluminaríamos un nuevo significado y veríamos la situación transformada. La respuesta estaría dentro de nosotros, esperando ser descubierta.
El primer paso consciente hacia la introspección espiritual es la afirmación. Esta es una decisión que requiere voluntad y compromiso a lo largo de toda la vida. A través de este acto, conectamos lo externo y superficial con lo interno y vivo.
La afirmación es el acto psicológico más importante, ya que es el punto de partida y debe renovarse constantemente. Es el comienzo de la psicología masónica en su sentido más profundo, como ciencia de la evolución personal. Su objetivo final es la unificación del ser, donde el individuo se une gradualmente consigo mismo a través de un proceso de autoconocimiento y comprensión.
Este proceso no se logra a través de la confrontación o la negación, sino mediante la comprensión y la aceptación. La afirmación es un acto de entendimiento y conexión con uno mismo, más que una declaración de oposición o resistencia.
La negación siempre conduce a un vacío interno y, como resultado, a una creciente superficialidad, impaciencia, pérdida de significado y violencia. Negar es siempre una opción fácil. ¿Hay algo más sencillo que rechazar y oponerse?
Podemos seguir el camino de la negación evitando cualquier acto de comprensión y entendimiento, etiquetándolos como sentimentalismos o considerándolos carentes de valor científico o comercial. De esta manera, podemos evitar enfrentar la complejidad y la profundidad de la vida, y en su lugar, quedarnos en la superficie, negando la riqueza y el significado que podríamos encontrar.
Sin embargo, sabemos mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir. Nuestro conocimiento y comprensión son más profundos de lo que reconocemos. Pero cuando elegimos el camino de la negación con intención de dañar, como muchos hacen en estos tiempos, encontramos pretextos y justificaciones para negar la verdad.
¡Considera el efecto corrosivo de la sospecha! Cuando nos dejamos llevar por la duda y la desconfianza, el resultado es una mentira, y en el fondo, lo sabemos muy bien. La negación y la sospecha pueden llevarnos a crear una realidad distorsionada, alejada de la verdad y la honestidad.
Alcoseri