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Poesia: A Ti!
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Esa mirada tuya, tan profunda y tierna que lo dice todo en medio del silencio.
Esa mirada tuya, que eleva mi alma e inunda mi ser sin tocar aún mi piel.
Esa mirada tuya tan indescriptible que llena de amor a este libre corazón.
Esa mirada tuya, tan profunda y tierna que me lleva a entender que aún estoy viva y siento.
Esa mirada tuya...
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¿Cómo se puede herir a quien nos ama?
¿Cómo se puede lastimar indiscriminadamente a los que amamos con nuestras palabras y acciones?
¿Qué poder tan grande es ese que te hace amar y odiar al mismo tiempo?
Y llegara el perdón...
¡Que difícil es perdonar y más aun olvidar!
Cuanta pasión se derrocha en argumentos sin sentido...
¿No seria más fácil y sensato el dialogo y la búsqueda del entendimiento de una manera civilizada?
¡Para que desvanecerse en discusiones estériles cuando la vida es tan corta, tanto así que se nos puede escapar en un segundo!
¡No te desgastes entre gritos y lagrimas infecundas!
Solo ama...
Ámame y anídame en tu pecho como una hermosa flor.
¡No marchites mis pétalos! Y aun si debes cortar mi capullo para armonizar tu solapa...
Llévame con orgullo, déjame adornarte y sonreír en tu pecho muy cerca de tu corazón.
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Le di un vistazo a la noche, y me invitó a recordar aquellos momentos en los que la tristeza me llamaba con sus fúnebres ramos a velar mi felicidad.
Pero como una fuerza venida de otro mundo, algo luminoso, algo sin igual, tú, mi amigo fiel gracias por estar; como olvidar que tú eras mi pañuelo cuando me inundaba en lágrimas... que tú eras mi confesionario cuando me quería descargar... que tú eras ese castillo impenetrable que de todo lo malo me protegía... que fuiste tú, quien peleó codo a codo conmigo en aquellas batallas que parecían eternas, sin victoria, sin piedad.
Me levantaste cuando me creí muerto, sin esperanza alguna de sobrevivir; me miraste y con una tenue sonrisa me dijiste “estamos vivos, hay que seguir”.
No eres ni más ni menos que un bello ángel para mí.
No quiero tu riqueza, no quiero tu dinero, no quiero tus pertenencias, compárteme ese ser maravilloso que hay en ti, con tu amistad me basta.
En algún momento de nuestras vidas miraremos la noche, y nos invitará a recordar nuestra bella amistad.
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Una mujer que me ha dado valores.
Que ha luchado por mí.
Que sufre cuando estoy enferma.
Que me alienta a seguir mis sueños y a luchar por mis metas.
Que con sus regaños trata de calmar mi rebeldía.
Que siempre esta conmigo en los momentos difíciles de la vida.
Que me da apoyo.
Que me da cariño.
Que me brinda su amistad sin interés alguno.
Una mujer como ninguna.
Amo a una mujer que me dio la vida...
...Esa mujer es mi madre.
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Mi vida, te amo desde el primer momento que te conocí, y mucho mas, más ahora, porque el camino que hemos recorrido me ha unido tanto a ti...
A través de nuestra vida juntos, han habido tantos logros, satisfacciones y hechos inolvidables, que han minimizado las cosas difíciles porque siempre juntos hemos recogido los pedazos de sueños rotos para crear nuevos.
Te amo por tu paciencia, por tu comprensión, por el calor de tus brazos que me recuerda donde está mi refugio, mi hogar, mi pasión....
Te amo porque me diste la libertad para que descubriera lo que más valoro en ti. Te amo porque me haz dado fortaleza cuando mi corazón ha estado a punto de desfallecer, y me has dado en ese momento lo que más necesitaba.... seguridad!! Para atreverme a volar!!!
Te amo, por la forma en que me haces sentir amada.... porque tú haz sido la maravillosa persona que me haz enseñado todas las oportunidades que tiene la vida....
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Te recuerdo, y siento tu presencia, como una palabra de aliento… e ilusión
Amor vital, amor que hiciste de mi, el hombre mas feliz, ¡amor mío!
Si tus ojos son la ventana de tu alma, quiero vivir en la casa de tu corazón
Si tu vida es mi vida, Déjame vivir contigo para siempre |
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Quise amarte, porque así me dictaban los sentidos sabiendo que era un amor prohibido, pero el tiempo y la distancia jamás habrían de permitirlo aun así decidí entregarte mi cariño! Mi más loco amor, mis sueños y mis latidos Quise amarte, porque así me dictaban los sentidos sabiendo que era un amor prohibido, pero el tiempo y la distancia jamás habrían de permitirlo aun así decidí entregarte mi cariño! En la distancia, con los ojos cerrados con fe y esperanza, con un loco anhelo de besar tus labios de dibujar tu cara, de acariciar tu pelo,
y te amé desde el alma, con un amor intenso, me dejaste llegar a ti y alimentaste mis sueños y nos bañamos bajo una lluvia de estrellas una hermosa noche de luna llena!
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Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
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...La poesía es como el viento, o como el fuego, o como el mar. Hace vibrar árboles, ropas, abrasa espigas, hojas secas, acuna en su oleaje los objetos que duermen en la playa... |
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Tu cabello es de humo dorado, una copa con un jugo encendido, un caracol de ondeado vidrio, una flor de bronce tímido.
Tu pelo existe, tiembla suavemente cuando mi mano llega a su rocío, cuando lo beso entusiasmado, cuando llora como los niños.
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Tu cabello es un odre con frío, una estrella dulce, un pistilo que lucha por ser lirio.
Es una paloma convertida en durazno, una corona que alumbra con sus cirios y que calienta la sangre como el vino. |
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Un laurel es tu mano entre mi mano y agua unitiva el río de tu brazo, ansias somos unidas por un lazo tenso de resistir y cotidiano.
El roce de tus labios no fue en vano y para comprobarlo te doy plazo: sobre mi pecho de hombre está tu trazo y tu aliento a mi boca está cercano.
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Mujer ausente y todopoderosa no deseo olvidar tu cuerpo fino, ni tu caricia misericordiosa.
Amo tu risa de fulgente lino y al recordarte ahora, dolorosa se me vuelve la sangre y agrio el vino. |
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Frotó el indio la yesca, el pedernal, el pino con otro pino viejo, la madera, las hojas de roble, la corteza de los ceibos caídos, el cuerpo del animal salvaje, el carbón mineral endurecido.
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El mundo cambió entonces otro espejo movible que no era el del agua, alzó su brazo rojo en la espesa maleza, en el ámbito crudo de miles de años a la sombra, iluminados solamente por el rayo o por el centelleo de los lúcidos ojos de las fieras.
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Tú te callaste entonces viendo crecer la lengua clarísima, la llama que levantó su lanza, su corona de espinas y que lamió la noche como animal salvaje. Ante tu limpio rostro de indígena doncella nacía otro milagro: el milagro del fuego.
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