HISTORIAS QUE NOS CONTARON…Y NO FUERON CIERTAS II PARTE
(Pequeñas preguntas sobre historia)
Continuamos abordando estas pequeñas preguntas sobre datos históricos que resultan no ser tan ciertos como creíamos.
¿Es cierto que Sherlock Holmes decía constantemente “elemental, mi querido Watson”?
No. Al menos no en los libros originales escritos por Sir Arthur Conan Doyle. Sí decía “elemental”, pero no añadía el resto. Esa parte fue invento de las primeras películas sobre el mítico detective.
¿Es cierto que la frase “cosas veredes, amigo Sancho, que superan todo entendimiento” no forma parte del Quijote?
En ninguna de las dos partes del inmortal libro de Cervantes fue utilizada esa frase. De hecho, ni siquiera es la frase original que (igualmente de manera equivocada) se le asignaba al Quijote, y que era “cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras”.
Aparentemente, la frase fue originalmente extraída del Poema del Mío Cid, donde el rey Alfonso VI le dice al caballero “cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. De alguna manera, a nivel popular, surgió la confusión que impera hasta nuestros días. Incluyendo esta columna, he de confesarlo, que fue bautizada debido a que el significado de “cosas veredes” es (aproximadamente) “las cosas que hay que ver” o “cosas verás”, pero también pretendiendo hacerle un homenaje… a Cervantes (ni modo, la pifié).
¿Por qué si los piratas enterraban sus tesoros nunca volvían por ellos o nadie los encontraba?
La explicación es simple: los piratas nunca enterraban sus tesoros. Simplemente no tenía sentido. Para empezar, una nave pirata era lo más aproximado a una cooperativa moderna: el capitán tenía ese puesto debido a que era el más versado en navegación, pero el botín conquistado en cualquier ataque era repartido equitativamente. De hecho, si un capitán resultaba no ser muy efectivo en eso de encontrar barcos a los cuales robar, simplemente lo cambiaban por otro. Y como los piratas no eran proclives a ahorrar (no tenía sentido, sus vidas podían acabarse al día siguiente), ninguno llegaba a acumular un cofre que enterrar. Fueron muy pocos los piratas que efectivamente se hicieron ricos, y los que lo hicieron guardaban su riqueza en bancos, no en cuevas de islas remotas.