ELEFANTES BLANCOS
Rosario Morera me solicita que me refiera al tema de los elefantes blancos, si existen y por qué se dice que algo que representa mucho gasto es un elefante blanco.
En rigor, un elefante blanco es simplemente un elefante albino. Su color no es blanco, sino café claro rojizo, y cuando su piel se moja, son de un de color rosa. Nacen muy pocos, y quizá por eso en lo que actualmente es Tailandia, la antigua Siam, se les consideraba sagrados.
Por lo general, al nacer un elefante blanco se le regalaba al rey de Siam, aunque ello no implicaba, necesariamente, su captura. Era más bien una especie de propiedad ceremonial, pues el elefante en cuestión permanecía en libertad, aunque con vigilancia, cuidados y protección especiales en tanto eran propiedad del rey.
Normalmente, estos cuidados eran financiados por el tesoro real, que era abundante. Además, el gasto para el reino no representaba gran sangría, pues por lo general no se descubría más que uno, todo lo más, dos elefantes por generación. De hecho, debieron existir más, pero los medios de comunicación eran más limitados, y las selvas más espesas (por eso se explica, probablemente, que el actual rey de Tailandia posea nada menos que diez, todo un récord histórico).
En la corte de Siam, todo eran buenas maneras, delicadeza y diplomacia teñida de hipocresía, y el rey no era ajeno a esas maniobras. Ser noble en Siam implicaba un estatus de respeto que ni siquiera el rey podía violentar así nada más (casi que la única excepción era si se demostraba una traición, en cuyo caso el noble en cuestión era ejecutado). Pero para lo demás, había que guardar las formas, so pena de crear una ofensa imperdonable, y no sólo por el noble afectado, sino por todos sus pares.
Por eso, cuando el rey se encontraba con un noble cuyo comportamiento consideraba inapropiado o poco satisfactorio, le aplicaba un honor teñido de castigo: le regalaba un elefante blanco. Como el noble quedaba obligado a atender al animal con todos los lujos requeridos, lo cual implicaba gastos exorbitantes, el resultado solía ser que terminaba arruinado.
Por eso hoy se dice que cuando alguien se mete en una empresa ruinosa, dicha empresa es un “elefante blanco”.