Elisabeth Kübler Ross supo desde muy joven que su misión era la de aliviar el sufrimiento humano y ese compromiso la llevó al cuidado de enfermos terminales. Mucho fue lo que aprendió de esta experiencia: vio que los niños dejaban este mundo confiados y serenos; observó que algunos adultos partían, después de superar la negación y el miedo, sintiéndose liberados, mientras que otros se aferraban a la vida sólo porque aún les quedaba una tarea que concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresión de sus sentimientos y en el amor incondicional de quien les prestaba oído. A Elisabeth no le quedaron dudas: morir es tan natural como nacer y crecer, pero el materialismo de nuestra cultura ha convertido este último acto de desarrollo en algo aterrador. Sintiéndose cercana a su propia muerte tras setenta y dos años de vida dura e intensa, la autora escribió estas memorias para recordar junto a los lectores los pasos importantes que han marcado su trayectoria personal y profesional, desde su infancia en Suiza hasta las cátedras de las mejores universidades americanas. El magnífico resultado de este esfuerzo es La rueda de la vida, un libro tan singular como la mismaElisabeth Kübler-Ross, una mujer que no cree en los fantasmas de la muerte y sí en el poder de un amor incondicional capaz de guiarnos cuando abandonemos la tierra en busca del hogar definitivo: un remanso de PAZ y de LUZ.
"Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la Tierra,
se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra alma
al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa.
Llegado el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor,
de los temores y preocupaciones; libres como
una bellísima mariposa, y regresamos a nuestro HOGAR, a DIOS.
De una carta a un niño enfermo de cáncer...
"EL RATÓN" (infancia).
Al ratón le gusta meterse por todas partes, es animado
y juguetón, y va siempre por delante de los demás.
"EL OSO" (edad madura, primeros años)
El oso es muy comodón y le encanta, hibernar.
Al recordar su mocedad, se ríe
de las correrías del ratón.
"EL BÚFALO" (edad madura, últimos años).
Al búfalo le gusta recorrer las praderas.
Confortablemente instalado, repasa su
vida y anhela desprenderse de su pesada
carga para convertirse en águila.
"EL ÁGUILA" (años finales).
Al águila le entusiasma sobrevolar
el mundo desde las alturas, no a fin de
contemplar con desprecio a la gente, sino
para animarla a que mire hacia lo alto."
Comparto enlace de apoyo para personas en procesos de duelo...
http://apoyoenduelogruporecordar.blogspot.com/2011/08/elisabeth-kubler-ross.html
http://tanatologiaholistica.blogspot.com/