El viaje por las amazonas ha sido largo y extenuante y las pruebas que el terreno expone son muchas y cada una más difícil, los lugareños parecen indicar el camino correcto y ninguno denota una maliciosa intención, sin embargo las cosas no son tan fáciles, y el joven aspirante pronto se da cuenta que aquel que le daría su guía no parece honrarle con su presencia y quizá asuntos de mayor premura han tomado su lugar.
- Madre…yo… yo lo siento al parecer mis esfuerzos no son suficientes, regresare a Siberia y me hare más fuerte y así ser digno del entrenamiento del santuario para finalmente cumplir mi promesa contigo… -
Dice para si en voz baja y con una voz entrecortada por las lágrimas de decepción que recorren su rostro, su viaje solo ha retrasado más el re encuentro con su madre y el cumplimiento de aquella promesa que se hiso a para sí mismo, para nunca olvidar que su falta de fuerza es quien no pudo salvar a aquella persona a quien más ama en el mundo. En aquel momento el rubio detiene su paso y observando aquel cálido paisaje da media vuelta y regresa por la orilla del río que hasta ahora había servido como guía para su aventura, paso por entre las húmedas rocas, el lodoso camino y la densa vegetación brasileña, aquel paramo que hace poco había sido tan prometedor y ahora no estaba a punto de convertirse en un recuerdo más en su memoria y un fracaso a su lista. Finalmente, logra divisar aquel escondido puerto en el río y a los tripulantes de la embarcación subiendo su campamento y provisiones de nuevo al barco a punto de partir.
- Me pregunto si… nada pierdo en intentarlo… debería acercarme y solo preguntar –
Es así como el ruso solicita la ayuda de los marineros quienes acceden a llevarle solo con la condición que cumpla con tareas dentro del viaje y pague su hospedaje con trabajo, su destino y el de los marineros era el mismo, ellos tendrían que viajar a las gélidas aguas de Rusia y el aspirante a caballero llegar a su natal tierra y sobre ponerse a las duras penas de su mente antes de intentar de nuevo su cometido.
- El viaje comienza… de nuevo en el barco… -
Las tareas asignadas no eran muy distintas a las anteriores, limpiar la cubierta, ayudar en la cocina, fruncir como vigía en lo que para los demás serían unas gélidas y terribles noches, todo esto no le molesta en lo absoluto al joven rubio, le ayudan a pasar las horas y los días durante su viaje, el cual hasta el momento había resultado ser por demás tranquilo, pero no todo es calma y serenidad, no podía serlo, no para alguien que parece despertar la furia del regente marino en cada viaje que emprende por sus territorios, desatando una terrible tormenta al séptimo y último día de su viaje, el agua inundaba la embarcación y el retirarla aun con toda la tripulación trabajando en ello resultaba agobiante, era imposible lograrlo, además el viento arremetía con fuerza sobre el barco, parecía que el viento se había aliado a las aguas para hundir el navío, pedazos del mismo volaban y caían cerca de los pasajeros hasta casi golpear a uno, de no ser por la rápida acción del nuevo y temporal tripulante quien arroja su cuerpo para quitarle del camino de un enorme y pesado tablón, este golpe al siberiano en la cabeza y le deja inconsciente de inmediato dejándole a merced del movimiento de la tambaleante embarcación.
“Que… que ha pasado…. ¿Dónde…donde estoy…?”
Se pregunta, al despertar en una playa de un cielo gris y oscuro, los restos del navío claramente destruido flotan en el agua en su mayoría y algunos de los más grandes están varados en la orilla justo al lado de los cuerpos de los tripulantes, uno de ellos con un tono azul en el cuerpo, su sangre había sucumbido al frio, mientras que los otros se encontraban más adentrados en la devastada playa. La visión del ruso se aclara poco a poco pero sus fuerzas siguen sin responder.
“¿Quiénes… quienes son….?
Sus pensamientos son entre cortados al ser arrastrado por dos siluetas desconocidas y llevado hasta el interior de un viejo edificio, uno alto imponente, a la orilla del arrecife, un gran pasillo se muestra iluminado por la cálida luz de algunas antorchas que cuelgan de las paredes en bases metálicas.
- Alexei sabrá que hacer contigo, es sorpréndete que sobrevivieras a esa tormenta y al frio de estas tierras, sin duda eres algo… -
La fuerza del cuerpo del siberiano regresa poco a poco hasta que puede forcejear y arrojar contra la pared al primero con un fuerte golpe de su codo derecho y aprovechando el impulso para girar su cuerpo para utilizar su pierna en un poderoso látigo y acertar una explosiva patada en las costillas del contrario utilizando la velocidad del giro a su favor para colocar a su contario en una posición ventajosa para aumentar la fuerza de dicho golpe.
- ¡¡Argh!!... maldito mocoso estúpido, pagaras tu atrevimiento
Dice el primero de ellos mientras se abalanza contra el rubio con uno de sus puños cerrados y una clara intención de hacerle daño en los ojos, sin embargo sus esfuerzos son en vano ya que se ven superado por la velocidad del aspirante a caballero y quien evade el golpe agachándose y aprovechando la inercia para tomarlo por la espalda y pasando su mano por debajo de su brazo para finalmente arrojarlo contra la pesada puerta de madera la cual rompe con la fuerza del golpe y el peso de su cuerpo para dar paso a una sala llena de libros, de todos tamaños y colores, una gran biblioteca sin duda.
“¿Qué es este lugar y porque debería tener guardias expertos en combate?”
Son los pensamientos que cruzan por su mente mientras el otro guardia quien al igual que su compañero viste una armadura ligera de tonalidades predominantemente azules y toques blancos se re incorpora casi tan rápido como para casi tomar desprevenido al rubio pero este logra reaccionar a tiempo a la embestida y aprovechando la altura del techo salta por encima de la azabache cabeza de su enemigo y al caer aprovecha para dar un fuerte golpe en la espalda ajena para hacerle caer y rodar hasta su compañero quedando ambos maltrechos y con claros daños en sus cuerpos y armaduras por los puños y patadas del náufrago que pensaban indefenso.
- Dejen sus intenciones de lado, no tengo nada contra ustedes, solo déjenme partir y les perdonar sus vidas –
Dice Hyoga con un tono imponente pero sincero, su intención no quitarle la vida aquellos hombres, solo pretende poder salir de aquel lugar para poder continuar su camino y cumplir su tan anciada promesa.
- Estúpido, Alexei nunca te dejara ir tan fácil, los blue warriors no seremos humillados por alguien como tu…
Esas palabras resuenan en su cabeza sin entender bien quienes eran ellos, o quien era el famoso Alexei, pero sospechaba que pronto conocería la respuesta a esas preguntas.