La verdad no peca pero cómo incomoda.
Esto fue lo que rescaté de mi hermano. Al final digo las razones de todo esto. Esperando que los administradores, cumplan su palabra como dice "exevangélico", que sean verdaderos soldados y no...
MOISÉS NO FUE HENOTEÍSTA.
Razón: los "dioses" que menciona Moisés durante el éxodo de Israel son los ídolos extranjeros, incluido Dt X, 17.
Por razones de argumentación solo se usarán textos mosaicos e igual no se admitirán pasajes fuera de este contexto pues se insiste se debate el henoteísmo de Moisés.
Justificación:
1) En el Génesis (y el resto de Pentateuco), no hay pasaje que diga ángeles = dioses. De hecho, Ge XXXI, 25-35; XXXV, 1-4; menciona que dioses = ídolos, obviamente dioses-extranjeros, dioses-inertes.
En el Pentateuco no hay algún culto a los ángeles que blasfeme contra Yahveh Dios.
En el Pentateuco no menciona que los ángeles, como si fueran dioses de los otros pueblos, se hayan rebelado contra Yahveh Dios.
En el Pentateuco no dice que Asera, Osiris, Isis, Horus, Maat, Baal, … sean los nombres de ángeles como “hijos de Yahveh Dios”.
Ge III, 24; XVI, 7+; XVIII; XIX, 1-17; XXI, 17; XXII, 11; 15; XXIV 6-8; 40; XXVIII, 12-13, XXXI, 11-13; XXXII, 1+; 24-30; XLVIII, 15-16; Ex XIII, 19; XXV, 18-20 y quizás Ge IV, 2. Aparte de estos pasajes que hablan de querubines y ángeles, no hay pasaje que relate culto apóstata a los “hijos de Dios”, a los ángeles como “dioses”, para que Yahveh Dios se vea en la necesidad de prohibir su culto en Ex XX, 2.
Se mostrarán todos (50) los pasajes desde Éxodo hasta Deuteronomio que hablan de “dioses”, y en todos, todos, se refieren a los dioses extranjeros, dioses inertes, ídolos. Están enumerados según su orden de aparición en el Pentateuco, se mostrarán primeramente los más esclarecedores.
6) Éxodo XX, 22-23: “Y Yahveh dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis”.
Queda claro que esos “dioses” no son ángeles. Son “ídolos”.
9) Éxodo XXIII, 23-24: “Porque mi ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir. No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.”
Apoyando el pasaje anterior, no solo sugiere que esos “dioses” no son los “hijos de Dios”, por el contrario, son los “ídolos-extranjeros”. Y más aún, no sugiere que ese ángel-guía, sea un “dios”.
15) Éxodo XXXII, 31-34: “Entonces volvió Moisés a Yahveh, y dijo: te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro (el becerro), que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Yahveh respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado”.
Apoyando el pasaje anterior, nuevamente no sugiere que ese ángel-guía sea un “dios”, al contrario, el dios mencionado es el becerro de oro como ídolo.
16) Éxodo XXXIV, 12-17: “Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Yahveh, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas. No te harás dioses de fundición”.
Es evidente que Asera no es una “hija de Dios”, es una diosa-extranjera, un ídolo-de-fundición.
18) Levítico XIX, 4: “No os volveréis a los ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Yahveh vuestro Dios”.
Sin duda apoya el pasaje anterior al corroborar que dioses = ídolos.
26) Deuteronomio IV, 15-40: “… y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Yahveh tu Dios te ha prohibido. Porque Yahveh tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso... Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres (en el extranjero), de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen… A ti (Israel) te fue mostrado, para que supieses que Yahveh es Dios, y no hay otro fuera de él... Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Yahveh es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro”.
Éste es quizá el pasaje más esclarecedor. No solo confirma que los dioses a los que refiere Moisés son los ídolos extranjeros, dioses inertes, de madera y piedra que no oyen, ni comen, ni huelen. No son los ángeles, hijos de Dios.
Más todavía, es la primera manifestación clara de monoteísmo-mosaico, pues “YHWH es Dios y no hay otro [dios]”. (Retomado históricamente por Isaías, y confirmado para siempre hasta después de la deportación en la época macabea).
29) Deuteronomio VI, 14: “No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos”.
Otra evidencia que los dioses a que se refiere Moisés son los ídolos extranjeros, no los ángeles hijos de Dios.
30) Deuteronomio VII, 3-5: “Y no emparentarás con ellas (naciones extranjeras); no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Yahveh se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego”.
Se persiste, Asera no es un ángel, es una diosa-extranjera, un ídolo.
37) Dt XII, 2-3: “Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar”.
Apoyo al pasaje anterior.
47) Dt XXVIII, 36: “Yahveh te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra”.
Confirma que los “dioses” son los ídolos extranjeros, de palo y piedra. Y no los hijos de Dios.
48) Dt XXVIII, 64: “Y Yahveh te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra”.
Continuación del pasaje anterior.
49) Dt XXIX, 17-18: “y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yahveh nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo”.
Claro, dios = dios extranjero = ídolo de madera y piedra.
54) Dt XXXII, 16-18: “Le despertaron a celos con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres. De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador”.
Interesante pasaje, califica a los dioses extranjeros como demonios. Los ídolos son demonios, es decir, objetos inertes que desvían el verdadero culto al único Dios.
56) Dt XXXII, 37-40: “Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, la roca en que se refugiaban; que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os defiendan. Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre”.
Continúa con la idea anterior, los dioses extranjeros, son y acarrean abominaciones. No hay dioses, solo uno, Yahveh, que es el único que vive para siempre, y no los ídolos, que son dioses-muertos.
2) Éxodo XII, 12: “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Yahveh”.
¿Esos “dioses” son ángeles? Ver pasajes anteriores.
3) Éxodo XV, 11: “¿Quién como tú, oh Yahveh, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?”.
Los ídolos son dioses inertes que no pueden hacer nada.
4) Éxodo XVIII, 10-11: “Y Jetro dijo: Bendito sea Yahveh, que os libró de mano de los egipcios, y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios. Ahora conozco que Yahveh es más grande que todos los dioses; porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos”.
Continúa con las ideas anteriores.
5) Éxodo XX, 1-4: “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Yahveh tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios…”.
De acuerdo a los pasajes anteriores, sobre todo 29 y 26, esos “dioses ajenos” son los dioses extranjeros, ídolos de piedra y madera inspirados en la naturaleza, en el cosmos.
Esperando sean honestos, y no borren esto mas tarde termino. Y expongo el problema del que fui testigo el sábado por la mañana.
Luis