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Discapacidad--Julio: Mujer discapacitada lucha por amor a distancia
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Buhoblanco  (Mensaje original) Enviado: 19/12/2009 10:43
Mujer discapacitada lucha por amor a distancia
Constanza y su novio a distancia, Ankou.


Mujer discapacitada lucha por amor a distancia
Constanza y su novio a distancia, Ankou.


Mujer discapacitada lucha por amor a distancia
Constanza y su novio a distancia, Ankou.

Mujer discapacitada lucha por amor a distancia
Constanza y su novio a distancia, Ankou.


Mujer discapacitada lucha por amor a distancia

Constanza Contreras es una heroína del amor. Está en pie de guerra contra la burocracia internacional para traer de una vez por todas al amor de su vida, Ankou, un Togolés que jamás ha visto, pero con el que chatea desde hace tres años y que por visas y enredos, fue deportado justo cuando tenían hasta hora para casarse. Esta es su historia.

María Constanza Contreras Suárez nació luchando. Con una malformación congénita que la arrojó al mundo sin sus extremidades superiores supo desde que abrió los ojos que el mundo no se la haría fácil. Luego fue dejada en el hospital, abandonada, sola. La niña Constanza no se amilanó y con su ternura supo ganarse el cariño de su verdadera familia, la que la acogió.

Y es que para pelear duro no son necesario sólo fuertes brazos. Es necesaria la dedición, el tesón y sobre todo el corazón grande para no achicarse. Ha luchado durante 25 años, fue parte de la Teletón en varias oportunidades, de hecho estuvo en el instituto de Valparaíso por 10 años, donde aprendió a desenvolverse sin problemas. Estudia sociología, es pintora, escritora y cantante. Pero por sobre todo, hoy la Cony está enamorada.

Enamorada como se enamora una mujer bien plantada. Con todo, con entrañas, con celos, con fiebre, con locura y con ternura. Pero su hombre está al otro lado del planeta, se llama Ankou Ekpetchou tiene 32 años y es Togolés.

Lo conoció hace tres, en un foro de asuntos humanitarios y poco a poco comenzó a prendarse de él. Admite que desde que lo vio por Webcam le encantó, “me gustan los hombres de color, me encantan” y asegura que ella de inmediato le habló de su discapacidad, porque sentía que no debía ignorarlo, no él.

Poco a poco se fueron conociendo, pasaron seis meses pegados al computador cerca de 12 horas diarias, hablando de todo, apasionándose por cada tema del otro. Fue amor ante cada píxel.

Él la invitó a que fuera a conocer a su familia, pero evidentemente ella tenía muchas cosas que le impedían: sus estudios, su misma discapacidad. Fue así como decidieron juntar dinero y que Ankou viniera a Chile a conocerla y casarse con ella.

Durante esa época pasaron momentos difíciles. Constanza se preguntó que tan verdadero era su amor a distancia. Incluso en algunos momentos desesperados, ignoró las reglas de privacidad y navegó por el correo de su moreno. Medida un poco desquiciada, es cierto, pero es que por un momento sintió que podía ser todo una mentira. Pero aunque su espíritu audaz intruseó, nada extraño encontró.

Al poco andar comprendió que su inseguridad tenía que ver con ella y que no sólo Ankou era objeto de sus aprensiones. Su familia y amigos eran constantemente fustigados por su suspicacia. Una vez más esta guerrera luchó, esta vez contra sus miedos, y se embarcó en su propia odisea de amor, donde debía hacer que un hombre cruzara el mundo para abrigarlo contra sí.

Y llegó el momento. Con el dinero caliente, recién llegado desde África, Constanza compró un primer pasaje, que tuvo que cancelar porque no obtuvieron visa en tránsito por Europa. Luego y en un esfuerzo personal, reunió nuevamente un par de millones entre amigos y parientes para comprar un segundo pasaje, esta vez de SouthAfrican Airways quienes tenían escala en Sudáfrica y luego en Brasil.

Pero el problema vendría por sus papeles. Chile no tiene representación en Togo y acá sólo pudo gestionar una carta para entrar a Chile, carta que fue reiteradamente objetada. Sin embargo, lograron conseguir visa en tránsito para las escalas correspondientes del avión, y el lunes pasado Ankou tomó un vuelo desde Ghana hasta Johannesburgo, donde esperaría dos horas por su conexión a Sao Paulo, donde a su vez tomaría vuelo hasta nuestro país.

Pero en su primera parada todo cambió. Nicole Riveiro, encargada de recibir vuelos a esa hora en el mesón de la Aerolínea cerró todas las puertas. Dudó de la veracidad de los papeles y aunque Constanza llamó reiteradamente desde Chile fue infructuoso todo. La mujer con el poder en sus manos determinó que Ankou no pudiera tomar el vuelo y además lo retuvieron dos días, sin agua y sin comida, sin acceso a teléfono ni a sus maletas, hasta que fue deportado. Una vejación total.

Constanza a este otro lado del mundo lloró amarga y largamente. De rabia, de impotencia y de amor frustrado. Había pedido hora para casarse en el Registro Civil para hoy viernes, cuando se cumplían tres años de que se conocían. Sentía que lo había perdido todo “sin dinero, sin papeles traer a Ankou sería casi imposible”.

Hoy, las ganas de luchar están intactas, pero no sabe cómo hacer para que la Aerolínea responda, para poder traer a su amor sin problemas de permisos. Mañana es el día del amor y Constanza estará aferrada a su computador, tratando de subsanar millones de kilómetros para atraer hasta ella a su hombre, porque el amor no entiende de Visas, ni de distancias


Constanza Contreras es una heroína del amor. Está en pie de guerra contra la burocracia internacional para traer de una vez por todas al amor de su vida, Ankou, un Togolés que jamás ha visto, pero con el que chatea desde hace tres años y que por visas y enredos, fue deportado justo cuando tenían hasta hora para casarse. Esta es su historia.

María Constanza Contreras Suárez nació luchando. Con una malformación congénita que la arrojó al mundo sin sus extremidades superiores supo desde que abrió los ojos que el mundo no se la haría fácil. Luego fue dejada en el hospital, abandonada, sola. La niña Constanza no se amilanó y con su ternura supo ganarse el cariño de su verdadera familia, la que la acogió.

Y es que para pelear duro no son necesario sólo fuertes brazos. Es necesaria la dedición, el tesón y sobre todo el corazón grande para no achicarse. Ha luchado durante 25 años, fue parte de la Teletón en varias oportunidades, de hecho estuvo en el instituto de Valparaíso por 10 años, donde aprendió a desenvolverse sin problemas. Estudia sociología, es pintora, escritora y cantante. Pero por sobre todo, hoy la Cony está enamorada.

Enamorada como se enamora una mujer bien plantada. Con todo, con entrañas, con celos, con fiebre, con locura y con ternura. Pero su hombre está al otro lado del planeta, se llama Ankou Ekpetchou tiene 32 años y es Togolés.

Lo conoció hace tres, en un foro de asuntos humanitarios y poco a poco comenzó a prendarse de él. Admite que desde que lo vio por Webcam le encantó, “me gustan los hombres de color, me encantan” y asegura que ella de inmediato le habló de su discapacidad, porque sentía que no debía ignorarlo, no él.

Poco a poco se fueron conociendo, pasaron seis meses pegados al computador cerca de 12 horas diarias, hablando de todo, apasionándose por cada tema del otro. Fue amor ante cada píxel.

Él la invitó a que fuera a conocer a su familia, pero evidentemente ella tenía muchas cosas que le impedían: sus estudios, su misma discapacidad. Fue así como decidieron juntar dinero y que Ankou viniera a Chile a conocerla y casarse con ella.

Durante esa época pasaron momentos difíciles. Constanza se preguntó que tan verdadero era su amor a distancia. Incluso en algunos momentos desesperados, ignoró las reglas de privacidad y navegó por el correo de su moreno. Medida un poco desquiciada, es cierto, pero es que por un momento sintió que podía ser todo una mentira. Pero aunque su espíritu audaz intruseó, nada extraño encontró.

Al poco andar comprendió que su inseguridad tenía que ver con ella y que no sólo Ankou era objeto de sus aprensiones. Su familia y amigos eran constantemente fustigados por su suspicacia. Una vez más esta guerrera luchó, esta vez contra sus miedos, y se embarcó en su propia odisea de amor, donde debía hacer que un hombre cruzara el mundo para abrigarlo contra sí.

Y llegó el momento. Con el dinero caliente, recién llegado desde África, Constanza compró un primer pasaje, que tuvo que cancelar porque no obtuvieron visa en tránsito por Europa. Luego y en un esfuerzo personal, reunió nuevamente un par de millones entre amigos y parientes para comprar un segundo pasaje, esta vez de SouthAfrican Airways quienes tenían escala en Sudáfrica y luego en Brasil.

Pero el problema vendría por sus papeles. Chile no tiene representación en Togo y acá sólo pudo gestionar una carta para entrar a Chile, carta que fue reiteradamente objetada. Sin embargo, lograron conseguir visa en tránsito para las escalas correspondientes del avión, y el lunes pasado Ankou tomó un vuelo desde Ghana hasta Johannesburgo, donde esperaría dos horas por su conexión a Sao Paulo, donde a su vez tomaría vuelo hasta nuestro país.

Pero en su primera parada todo cambió. Nicole Riveiro, encargada de recibir vuelos a esa hora en el mesón de la Aerolínea cerró todas las puertas. Dudó de la veracidad de los papeles y aunque Constanza llamó reiteradamente desde Chile fue infructuoso todo. La mujer con el poder en sus manos determinó que Ankou no pudiera tomar el vuelo y además lo retuvieron dos días, sin agua y sin comida, sin acceso a teléfono ni a sus maletas, hasta que fue deportado. Una vejación total.

Constanza a este otro lado del mundo lloró amarga y largamente. De rabia, de impotencia y de amor frustrado. Había pedido hora para casarse en el Registro Civil para hoy viernes, cuando se cumplían tres años de que se conocían. Sentía que lo había perdido todo “sin dinero, sin papeles traer a Ankou sería casi imposible”.

Hoy, las ganas de luchar están intactas, pero no sabe cómo hacer para que la Aerolínea responda, para poder traer a su amor sin problemas de permisos. Mañana es el día del amor y Constanza estará aferrada a su computador, tratando de subsanar millones de kilómetros para atraer hasta ella a su hombre, porque el amor no entiende de Visas, ni de distancias



Constanza Contreras es una heroína del amor. Está en pie de guerra contra la burocracia internacional para traer de una vez por todas al amor de su vida, Ankou, un Togolés que jamás ha visto, pero con el que chatea desde hace tres años y que por visas y enredos, fue deportado justo cuando tenían hasta hora para casarse. Esta es su historia.

María Constanza Contreras Suárez nació luchando. Con una malformación congénita que la arrojó al mundo sin sus extremidades superiores supo desde que abrió los ojos que el mundo no se la haría fácil. Luego fue dejada en el hospital, abandonada, sola. La niña Constanza no se amilanó y con su ternura supo ganarse el cariño de su verdadera familia, la que la acogió.

Y es que para pelear duro no son necesario sólo fuertes brazos. Es necesaria la dedición, el tesón y sobre todo el corazón grande para no achicarse. Ha luchado durante 25 años, fue parte de la Teletón en varias oportunidades, de hecho estuvo en el instituto de Valparaíso por 10 años, donde aprendió a desenvolverse sin problemas. Estudia sociología, es pintora, escritora y cantante. Pero por sobre todo, hoy la Cony está enamorada.

Enamorada como se enamora una mujer bien plantada. Con todo, con entrañas, con celos, con fiebre, con locura y con ternura. Pero su hombre está al otro lado del planeta, se llama Ankou Ekpetchou tiene 32 años y es Togolés.

Lo conoció hace tres, en un foro de asuntos humanitarios y poco a poco comenzó a prendarse de él. Admite que desde que lo vio por Webcam le encantó, “me gustan los hombres de color, me encantan” y asegura que ella de inmediato le habló de su discapacidad, porque sentía que no debía ignorarlo, no él.

Poco a poco se fueron conociendo, pasaron seis meses pegados al computador cerca de 12 horas diarias, hablando de todo, apasionándose por cada tema del otro. Fue amor ante cada píxel.

Él la invitó a que fuera a conocer a su familia, pero evidentemente ella tenía muchas cosas que le impedían: sus estudios, su misma discapacidad. Fue así como decidieron juntar dinero y que Ankou viniera a Chile a conocerla y casarse con ella.

Durante esa época pasaron momentos difíciles. Constanza se preguntó que tan verdadero era su amor a distancia. Incluso en algunos momentos desesperados, ignoró las reglas de privacidad y navegó por el correo de su moreno. Medida un poco desquiciada, es cierto, pero es que por un momento sintió que podía ser todo una mentira. Pero aunque su espíritu audaz intruseó, nada extraño encontró.

Al poco andar comprendió que su inseguridad tenía que ver con ella y que no sólo Ankou era objeto de sus aprensiones. Su familia y amigos eran constantemente fustigados por su suspicacia. Una vez más esta guerrera luchó, esta vez contra sus miedos, y se embarcó en su propia odisea de amor, donde debía hacer que un hombre cruzara el mundo para abrigarlo contra sí.

Y llegó el momento. Con el dinero caliente, recién llegado desde África, Constanza compró un primer pasaje, que tuvo que cancelar porque no obtuvieron visa en tránsito por Europa. Luego y en un esfuerzo personal, reunió nuevamente un par de millones entre amigos y parientes para comprar un segundo pasaje, esta vez de SouthAfrican Airways quienes tenían escala en Sudáfrica y luego en Brasil.

Pero el problema vendría por sus papeles. Chile no tiene representación en Togo y acá sólo pudo gestionar una carta para entrar a Chile, carta que fue reiteradamente objetada. Sin embargo, lograron conseguir visa en tránsito para las escalas correspondientes del avión, y el lunes pasado Ankou tomó un vuelo desde Ghana hasta Johannesburgo, donde esperaría dos horas por su conexión a Sao Paulo, donde a su vez tomaría vuelo hasta nuestro país.

Pero en su primera parada todo cambió. Nicole Riveiro, encargada de recibir vuelos a esa hora en el mesón de la Aerolínea cerró todas las puertas. Dudó de la veracidad de los papeles y aunque Constanza llamó reiteradamente desde Chile fue infructuoso todo. La mujer con el poder en sus manos determinó que Ankou no pudiera tomar el vuelo y además lo retuvieron dos días, sin agua y sin comida, sin acceso a teléfono ni a sus maletas, hasta que fue deportado. Una vejación total.

Constanza a este otro lado del mundo lloró amarga y largamente. De rabia, de impotencia y de amor frustrado. Había pedido hora para casarse en el Registro Civil para hoy viernes, cuando se cumplían tres años de que se conocían. Sentía que lo había perdido todo “sin dinero, sin papeles traer a Ankou sería casi imposible”.

Hoy, las ganas de luchar están intactas, pero no sabe cómo hacer para que la Aerolínea responda, para poder traer a su amor sin problemas de permisos. Mañana es el día del amor y Constanza estará aferrada a su computador, tratando de subsanar millones de kilómetros para atraer hasta ella a su hombre, porque el amor no entiende de Visas, ni de distancias



Constanza Contreras es una heroína del amor. Está en pie de guerra contra la burocracia internacional para traer de una vez por todas al amor de su vida, Ankou, un Togolés que jamás ha visto, pero con el que chatea desde hace tres años y que por visas y enredos, fue deportado justo cuando tenían hasta hora para casarse. Esta es su historia.

María Constanza Contreras Suárez nació luchando. Con una malformación congénita que la arrojó al mundo sin sus extremidades superiores supo desde que abrió los ojos que el mundo no se la haría fácil. Luego fue dejada en el hospital, abandonada, sola. La niña Constanza no se amilanó y con su ternura supo ganarse el cariño de su verdadera familia, la que la acogió.

Y es que para pelear duro no son necesario sólo fuertes brazos. Es necesaria la dedición, el tesón y sobre todo el corazón grande para no achicarse. Ha luchado durante 25 años, fue parte de la Teletón en varias oportunidades, de hecho estuvo en el instituto de Valparaíso por 10 años, donde aprendió a desenvolverse sin problemas. Estudia sociología, es pintora, escritora y cantante. Pero por sobre todo, hoy la Cony está enamorada.

Enamorada como se enamora una mujer bien plantada. Con todo, con entrañas, con celos, con fiebre, con locura y con ternura. Pero su hombre está al otro lado del planeta, se llama Ankou Ekpetchou tiene 32 años y es Togolés.

Lo conoció hace tres, en un foro de asuntos humanitarios y poco a poco comenzó a prendarse de él. Admite que desde que lo vio por Webcam le encantó, “me gustan los hombres de color, me encantan” y asegura que ella de inmediato le habló de su discapacidad, porque sentía que no debía ignorarlo, no él.

Poco a poco se fueron conociendo, pasaron seis meses pegados al computador cerca de 12 horas diarias, hablando de todo, apasionándose por cada tema del otro. Fue amor ante cada píxel.

Él la invitó a que fuera a conocer a su familia, pero evidentemente ella tenía muchas cosas que le impedían: sus estudios, su misma discapacidad. Fue así como decidieron juntar dinero y que Ankou viniera a Chile a conocerla y casarse con ella.

Durante esa época pasaron momentos difíciles. Constanza se preguntó que tan verdadero era su amor a distancia. Incluso en algunos momentos desesperados, ignoró las reglas de privacidad y navegó por el correo de su moreno. Medida un poco desquiciada, es cierto, pero es que por un momento sintió que podía ser todo una mentira. Pero aunque su espíritu audaz intruseó, nada extraño encontró.

Al poco andar comprendió que su inseguridad tenía que ver con ella y que no sólo Ankou era objeto de sus aprensiones. Su familia y amigos eran constantemente fustigados por su suspicacia. Una vez más esta guerrera luchó, esta vez contra sus miedos, y se embarcó en su propia odisea de amor, donde debía hacer que un hombre cruzara el mundo para abrigarlo contra sí.

Y llegó el momento. Con el dinero caliente, recién llegado desde África, Constanza compró un primer pasaje, que tuvo que cancelar porque no obtuvieron visa en tránsito por Europa. Luego y en un esfuerzo personal, reunió nuevamente un par de millones entre amigos y parientes para comprar un segundo pasaje, esta vez de SouthAfrican Airways quienes tenían escala en Sudáfrica y luego en Brasil.

Pero el problema vendría por sus papeles. Chile no tiene representación en Togo y acá sólo pudo gestionar una carta para entrar a Chile, carta que fue reiteradamente objetada. Sin embargo, lograron conseguir visa en tránsito para las escalas correspondientes del avión, y el lunes pasado Ankou tomó un vuelo desde Ghana hasta Johannesburgo, donde esperaría dos horas por su conexión a Sao Paulo, donde a su vez tomaría vuelo hasta nuestro país.

Pero en su primera parada todo cambió. Nicole Riveiro, encargada de recibir vuelos a esa hora en el mesón de la Aerolínea cerró todas las puertas. Dudó de la veracidad de los papeles y aunque Constanza llamó reiteradamente desde Chile fue infructuoso todo. La mujer con el poder en sus manos determinó que Ankou no pudiera tomar el vuelo y además lo retuvieron dos días, sin agua y sin comida, sin acceso a teléfono ni a sus maletas, hasta que fue deportado. Una vejación total.

Constanza a este otro lado del mundo lloró amarga y largamente. De rabia, de impotencia y de amor frustrado. Había pedido hora para casarse en el Registro Civil para hoy viernes, cuando se cumplían tres años de que se conocían. Sentía que lo había perdido todo “sin dinero, sin papeles traer a Ankou sería casi imposible”.

Hoy, las ganas de luchar están intactas, pero no sabe cómo hacer para que la Aerolínea responda, para poder traer a su amor sin problemas de permisos. Mañana es el día del amor y Constanza estará aferrada a su computador, tratando de subsanar millones de kilómetros para atraer hasta ella a su hombre, porque el amor no entiende de Visas, ni de distancias



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