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Socio-Política: Copenhague: las resistencias del capital
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 02/01/2010 23:47 |
Copenhague: las resistencias del capital
El capital sólo puede existir como fracciones privadas de valorización. Son las empresas: centros de acumulación enfrascadas en una lucha constante para aumentar el valor de su núcleo de capital. El cambio técnico es uno de los instrumentos más importantes de esa competencia intercapitalista. Por eso el capitalismo genera continuamente innovaciones técnicas.
Éste es un rasgo que resaltan tanto los aduladores del capital como sus críticos. Y de ahí muchos concluyen que el capitalismo está dotado de una gran capacidad de adaptación a los cambios que se producen a su alrededor.
Pero el capitalismo también está lastrado por inercias profundas que frenan su capacidad de cambio. La razón es que una vez que se han realizado las inversiones asociadas a una trayectoria tecnológica, el capital tiene que amortizarlas y resiste los cambios con la misma tenacidad con la que antes empujaba las transformaciones. Por eso los funcionarios de las empresas transnacionales, que llevan la lógica del capital hasta en las venas, resistirán con todas sus fuerzas cualquier amenaza a su base de poder. La flexibilidad de la economía capitalista tiene límites poderosos.
Por ejemplo, hay algo que no ha cambiado en la trayectoria tecnológica del capitalismo en los últimos 200 años. El proceso de acumulación ha estado cristalizado sobre una plataforma energética de combustibles fósiles. Desde los albores de la revolución industrial la base material del capitalismo, a escala global, depende de una manera u otra de la extracción y utilización de combustibles fósiles. Este perfil energético terminó por alterar la composición química de la atmósfera en estos dos últimos siglos.
Hoy sabemos con certeza que esto constituye la peor amenaza para la especie humana. La única manera de enfrentar estos cambios en la atmósfera implica transformaciones profundas en la estructura material que sostiene la acumulación capitalista. El capitalismo resistirá esos cambios, porque los costos asociados se presentan como insoportables a los funcionarios del capital. La conferencia de Copenhague sobre cambio climático es la prueba.
En esta importante conferencia la solución planteada desde los centros de poder descansa en dos vertientes que son funcionales a la acumulación privada. La primera es el mercado de carbono, una falsa solución que acabará por imponerse en la declaración final de Copenhague. En este esquema, miles de empresas recibirán gratuitamente cuotas permitidas de emisiones de gases invernadero. Podrán vender el excedente no utilizado en un mercado especial, supuestamente creando los incentivos para la gran transformación de la base energética. Es un premio para los contaminadores históricos, no un instrumento eficaz para reducir y estabilizar las emisiones de gases invernadero.
La segunda vertiente es el esquema de financiamiento para que los países pobres puedan reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos del cambio climático. La Agencia Internacional de Energía calcula las necesidades de los países que no son miembros de la OCDE en 197 mil millones de dólares (mmdd) de inversiones para reducir las emisiones de carbono para el año 2020. Si, como se propone por los países ricos, esos recursos son manejados por el Banco Mundial, ya nos podemos despedir de cualquier cosa que se parezca al desarrollo sustentable.
Obama piensa que los países ricos pueden llegar a un acuerdo sobre la cifra de 10 mmdd anuales en Copenhague. Pero también ha señalado que a largo plazo la mayor parte de los recursos deben provenir del sector privado. Para ello, la Casa Blanca y el Banco Mundial insisten en que los países pobres deben ofrecer incentivos para las inversiones que podrían reducir las emisiones de carbono. Ya sabemos cuáles son esos incentivos: apertura, privatización, desregulación. Es decir, hay que perpetuar el modelo neoliberal para asegurar una solución al cambio climático.
Así se cierra el círculo. Por un lado se exigirá a los países pobres mantener incentivos para atraer inversiones extranjeras necesarias que supuestamente reducirán las emisiones de gases invernadero. No importa que el modelo neoliberal sea un insulto social y ambiental. Por el otro lado, se va a garantizar que tengan acceso a un buen mercado internacional de bonos de carbono con el fin de canalizar más recursos para reducir las emisiones de carbono. No importa que el mercado de carbono sea un gran fracaso anunciado.
El capital y sus centros de poder prefieren llevar a la ruina al mundo entero, antes que sacrificar sus fuentes de privilegios. Las grandes corporaciones cuya capacidad productiva descansa en los combustibles fósiles van a oponer feroz resistencia a todo lo que suene a cambio. Poco importa que la perspectiva de procesos de cambio climático descontrolados constituya la peor amenaza para la humanidad y la biósfera. El capital, en su delirio de acumulación sin fin, está dispuesto a sacrificarlo todo. Si las organizaciones sociales no ejercen la presión suficiente, la conferencia de Copenhague será un espacio para profundizar la destrucción ambiental y la explotación social.
Alejandro Nadal, es economista, profesor investigador del Centro de Estudios Económicos, El Colegio de México. Sin Permiso
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De: Marti2 |
Enviado: 10/01/2010 04:48 |
"El Imperio se siente amenzado y responde cada vez con más violencia"
Entrevista con el sociologo Atilio Boron, profesor de teoría política en la Universidad de Buenos Aires
Sobre las maniobras de los países ricos frente a las naciones emergentes en la Cumbre Climática de Copenhague (8-18 de diciembre) y la "nueva" política de Obama en América Latina habló la periodista Manola Romalo (Frankfurt, Alemania) con el sociologo Atilio Borón, profesor de teoría política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Atilio Borón es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina y director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED). Ha publicado recientemente "Crisis civilizatoria y agonía del Imperio. Diálogo con Fidel Castro" y "El lado oscuro del Imperio" (Ed. Luxemburg, Buenos Aires, 2009).
Manola Romalo: A pesar de que el Protocolo de Kyoto no ha alcanzado su objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, en la Cumbre de Copenhague los países ricos pretenden que las naciones emergentes hagan un esfuerzo suplementario. ¿Cuáles son las verdaderas apuestas?
Atilio Borón: El problema principal ha sido causado por un patrón de consumo que es totalmente irracional y predatorio. Pero ese patrón es inherente al capitalismo como sistema pues es la expresión de un modo de producción igualmente irracional. Cambiarlo supone abandonar el capitalismo y construir un sistema ética, social y económicamente superior, algo que ni remotamente pasa por la cabeza de los líderes del mundo desarrollado. Por eso afirmo que no habrá solución a la crisis ecológica del planeta, algo que nos coloca al borde de un suicidio colectivo, en la medida en que no se reemplace un sistema económico-social que considera a hombres y mujeres y a la naturaleza, como simples insumos para la incesante generación de ganancias. Tal sistema es inviable y su abandono por otro más humano y congruente con el medio ambiente es sólo cuestión de tiempo. Por otra parte, proponer que los países subdesarrollados, los más pobres, hagan un esfuerzo suplementario es una inmoralidad: ¡Quienes condenaron al 80% de la humanidad a la pobreza, la miseria, el hambre y la enfermedad quieren ahora que, más encima, no consuman la energía que necesitan para desarrollarse! Es una propuesta escandalosa. Lo que hay que hacer, en lo inmediato, es restringir el consumo y el derroche del Norte en vez de impedir que los africanos, los pueblos del Asia meridional y de América Latina accedan a un mayor bienestar que, en las condiciones actuales, significa mayor consumo de energía. Pero, en lo inmediato, lo único que salvará al planeta es la abolición del capitalismo y la instauración de un modo de producción y una forma civilizatoria superior, un nuevo socialismo.
Después de haber apoyado el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, el laureado Premio Nobel de la Paz, Barak Obama, ha reconocido las elecciondes fraudulentas en Honduras, mientras los militares continúan asesinando a miembros de la Resistencia. ¿Qué significado tiene ese retorno de Washington a su politica “tradicional” en América Latina?
Es una verdadera desgracia para América Latina y para el mundo. Esto significa que Washington abandona la política que tímidamente había adoptado como consecuencia del ascenso de las luchas populares en América Latina desde finales del siglo XX. Éstas dieron lugar a la aparición de gobiernos como los de Chávez, Evo, Correa, posibilitaron la supervivencia de la revolución cubana, la realización del Foro Social Mundial de Porto Alegre, etc y, además, la aparición de gobiernos de centro-izquierda que como producto de aquel impulso popular se enfrentaron al imperialismo y derrotaron el ALCA. En este nuevo contexto ideológico-politico Estados Unidos tuvo que poner fin a su tradicional politica de avalar regímenes de facto, pero ahora esa política ha sido abandonada. Lo de Honduras es el primer ensayo general. Ya están el el mismo “death row” (“trayectorio de la muerte”) Guatemala y Paraguay, países con una situación institucional parecida a la de Honduras, con un ejecutivo jaqueado por otras instancias del Estado: el legislativo y el poder judicial y gobiernos que se acercan al ALBA (Alianza Bolivariana para nuestras Americas), etc. Pronto lo estarán otros. En la conyuntura actual el imperio se recarga (ver Socialist Register 2004 y 2005, dos números anuales sobre el Empire Reloated) y asume una postura cada vez más agresiva: las siete bases militares en Colombia, la reactivación de la Cuarta Flota, el apoyo a golpes militares, la aprobación de elecciones fraudulentas y las amenazas de Hillary Clinton a Venezuela y a Bolivia por desarollar relaciones comerciales con Irán. Se acercan malos tiempos para América Latina e, indirectamente para el resto del mundo. El Imperio se siente amenazado y responde cada vez con mayor violencia.
A pesar de que Colombia continúa siendo el principal productor y exportador de drogas en la región, Washington ha firmado con el presidente Álvaro Uribe un acuerdo para instalar a partir de julio de 2009 siete bases militares. ¿Cuál es la razón?
La razón no es el combate al narcotráfico, como se dice. De hecho, ¡los dos países en donde más creció la producción y exportación de narcóticos son Afganistán y Colombia! Los dos ocupados militarmente por Estados Unidos. Esto surge de un informe de Naciones Unidas que reproducimos en el libro escrito con Andrea Vlahusic (“El lado oscuro del Imperio”, Buenos Aires, 2009) y que demuestra que si algo hace la presencia norteamericana en esas áreas es organizar de mejor manera la producción y exportación de narcóticos, no combatirlos. Hay que recordar que lo mismo hicieron los ingleses con la guerra de opio en China en el siglo XIX. Por eso, el objetivo verdadero de las bases y del gran desplieque militar norteamericano es controlar el continente sudamericano, porque allí se encuentra la mitad del agua dulce del planeta, la mitad de toda la biodiversidad, grandes reservas de petróleo y gas, toda clase de minerales preciosos y estratégicos, gran capacidad de producción de alimentos, etc. Ese es el objetivo verdadero. Por eso, desde las bases de Colombia pretenden llegar hasta el extremo Sur de la Patagonia, completando el control del espacio aéreo (que EE.UU. y tiene) y el control de los mares, que también tiene con la IV Flota.
Dando a sus pueblos la posibilidad de decidir -y participar en- las politicas de sus gobiernos, los países del ALBA han protagonizado un giro a la izquierda único en el mundo. Frente a la crisis exacerba del capitalismo en su fase neoliberal, ¿qué elemento de salvaguardia propone el socialismo del siglo XXI?
El socialismo del siglo XXI plantea que ante una crisis como ésta, que será de muy larga duración, es necesario refundar nuestras sociedades a lo largo de las siguentes líneas: primero, construir un modo de producción ecológicamente sustentable, por eso la reivindicación de la “Madre naturaleza”, la “Pachamama” de Evo Morales. Por eso también, en la Constitución de Ecuador se establece que la madre naturaleza es un sujeto de derecho, radical innovación en el pensamiento jurídico. Segundo: reconstruir la sociedad mediante radicales políticas de redistribución de la propriedad, la riqueza y los ingresos, en el entendido que ninguna sociedad es viable en el largo plazo, cuando se polariza en un 10% riquísimo y un 90% paupérrimo, indigente y miserable. En ese sentido hay que decir que el capitalismo no sólo es insostenible ecológicamente sino también socialmente. Es un sistema que destruye las sociedades sobre las cuales reposa. Tercero: recreando un orden político genuinamente democrático y no en la farsa de la democracia liberal. Se requiere una democrácia participativa, protagónica.
Manola Romalo
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De: Marti2 |
Enviado: 10/01/2010 05:57 |
Epílogo: el acuerdo de Copenhague
Qué sucedió en Copenhague? El consenso es que la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático se saldó con un estrepitoso fracaso. Sin embargo ese descalabro es el de los gobiernos y sus cómplices en el mundo corporativo y financiero. Las organizaciones civiles, nacionales e internacionales, lograron quitarle el disfraz a la mentira diplomática y pusieron al desnudo la madeja de intereses que son el principal obstáculo para alcanzar un acuerdo serio, vinculante y con plazos adecuados. Por eso no es casualidad que se les haya reprimido e impedido el acceso a la conferencia, aún a aquéllas organizaciones debidamente acreditadas.
En las últimas horas de la conferencia se llegó a un acuerdo extraño. En él se reconoce la opinión de los científicos sobre la necesidad de mantener el incremento de la temperatura promedio global por debajo de los 2 grados centígrados y se reafirma un compromiso de mantener los esfuerzos de largo plazo para lograr este objetivo. Sin embargo, nada en este documento permite pensar que los aumentos de temperatura se van a limitar a ese rango.
También se establece un compromiso sobre financiamiento: 10 mil millones de dólares (mmdd) anuales entre 2010 y 2012 para asistir a los países menos desarrollados en sus esfuerzos para reducir emisiones y para adaptarse al cambio climático.
Esta suma deberá alcanzar los cien mil millones de dólares en 2020. Esas cifras son irrisorias frente a lo que se va a necesitar y no se dice nada sobre quién las va a administrar, ni con qué criterios.
Lo más grave es lo que se pierde en este acuerdo de Copenhague .
Primero: Las metas cuantitativas como compromiso obligatorio. Eso era lo más importante del protocolo de Kioto y por el momento, no queda nada de eso. Cierto, nada impide que en el futuro se definan metas cuantitativas vinculantes, pero si después de años de negociaciones sólo se llegó a este documento tan débil, no hay muchas razones para el optimismo. Por cierto, tampoco se definió una fecha para alcanzar acuerdos futuros. Simplemente se dice que hay que enfrentar el desafío del cambio climático lo antes posible , lo que no es muy alentador.
Segundo: Se abandona definitivamente la meta de 350 partes por millón (ppm) de bióxido de carbono equivalente (CO2e). Ese nivel es el recomendado por un número creciente de científicos para estabilizar el aumento de temperatura y consignarlo a niveles inofensivos. Por encima de este nivel, el cambio climático acarrearía daños gravísimos para una parte significativa de la población. No importa: el acuerdo recoge la meta de 2º C que los científicos asocian a niveles cercanos a las 450 ppm de CO2e. Los países africanos y muchas repúblicas isleñas se verán severamente afectados por este incremento.
Tercero: A pesar de algunos pasajes, la negociación del acuerdo sacrificó la idea de equidad. Todas las delegaciones nacionales pensaban que estaban participando en una negociación sobre el calentamiento global. Pero el documento final resultó de un encuentro entre los jefes de Estado de un puñado de países (Estados Unidos, China, Brasil, India y Sudáfrica) al que se unió (un poco a regañadientes y al final) la Unión Europea.
Esto significa que los términos del debate sobre el cambio climático y la forma de enfrentarlo fueron secuestrados por un pequeño grupo de países. Es cierto que están entre los principales emisores de GEI, pero precisamente por eso no pueden quedarse ellos solos para definir los contornos de un nuevo acuerdo sobre cambio climático.
Los países cuya agricultura se verá más afectada, cuyos glaciares se derriten y las islas que corren el riesgo de desaparecer, simplemente no tuvieron acceso a la negociación del acuerdo . En los hechos, sin demasiado ruido, los autores del nuevo acuerdo consagraron la división entre países ricos y pobres, grandes y pequeños, débiles y poderosos.
El precedente es nefasto: en el futuro, los países que dominaron la conferencia serán también los que van a definir los mecanismos para alcanzar lo antes posible las reducciones de emisiones. Y en el centro de esos instrumentos se encontrará el mercado de carbono y los llamados mecanismos de compensación.
No cabe duda: eso de los países reunidos en Copenhague es una abstracción. Lo que se reunió en la capital danesa fueron los representantes de sociedades en las que existen corporaciones industriales y entidades financieras, y en las que los ricos tienen acceso al poder, mientras los pobres sólo tienen derecho a un ingreso deprimido, a la amenaza del desempleo y a la comida chatarra.
Al final de la conferencia, las delegaciones de 194 países estuvieron de acuerdo en tomar nota del acuerdo de Copenhague . Ese documento sin compromisos vinculantes, ni fue votado, ni fue firmado por nadie. Simplemente se tomó nota.
La decepción de Copenhague era esperada por muchos. Es una señal de alarma: no se puede continuar con un sistema de negociaciones diseñado para salvaguardar los intereses de los poderosos.
Alejandro Nadal
La Jornada
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:43 |
Réquiem por un planeta abarrotado
George Monbiot
La última vez que unas negociaciones globales se desmoronaron como estas fue en Doha, en el año 2001. Después del fracaso de estas conversaciones sobre el comercio, la Organización Mundial del Comercio (OMC) tranquilizó a los delegados diciéndoles que no había nada que temer: se irían a México, donde se lograría un acuerdo. Las negociaciones se celebraron en la arena del centro turístico mexicano de Cancún, para nunca reaparecer. Tras ocho años de vacilaciones, no se ha llegado a ningún acuerdo.
Cuando la semana pasada terminaron en fracaso en Copenhague las conversaciones sobre el clima, Yvo de Boer, encargado del proceso, nos pidió al mundo que no nos preocupáramos: todo se solucionará “en México dentro de un año”.(1) ¿Acaso México es el equivalente diplomático del basurero del Pacífico: el lugar donde van a morir las negociaciones fracasadas?
De Boer puede pretender que solo se trata de una complicación temporal, aunque sabe lo que sucede cuando las conversaciones pierden impulso. Hace un año le pregunté que qué era lo que más temía. “La peor situación, para mí, es que Copenhague se convierta en un segunda ronda del OMC. … Para mí, Copenhague es un plazo límite muy claro que debemos cumplir, pues me temo que si no lo hacemos, el proceso comenzará a deslizarse cuesta abajo y, como en el caso de las negociaciones comerciales, se incumplirá un plazo tras otro y terminaremos por convertirnos en la pequeña orquesta que tocaba en el Titanic”.(2)
Podemos vivir sin un nuevo acuerdo para el comercio mundial, pero no podemos vivir sin un nuevo acuerdo por el clima. Uno de los errores de quienes hemos intentado movilizar el apoyo a un tratado del clima es que hemos complicado demasiado el planteamiento de la cuestión. Propongo aquí el resumen más simple que puedo hacer acerca de por qué esto importa.
Los seres humanos pueden vivir en una gama de condiciones mucho más amplia que cualquier otra especie. Pero el clima de los últimos mil años ha sido notablemente benigno para nosotros. Nos ha permitido extendernos por casi todas las regiones del mundo y crecer en las favorables circunstancias ecológicas que ha creado. Actualmente disfrutamos de las condiciones óptimas para permitir la vida de siete mil millones de personas.
Un cambio en la temperatura global reduce el ámbito de lugares que pueden permitir la vida humana. En la última era glacial, los seres humanos se vieron confinados a las latitudes bajas. La diferencia en la temperatura global media entre este y aquel momento ha sido de cuatro grados centígrados. El calentamiento global producirá el efecto opuesto, empujando a la gente hacia las latitudes superiores, principalmente conforme disminuyan los suministros de agua.
La producción de alimentos en las latitudes elevadas debe crecer con la misma rapidez con la que caiga en otros lugares, pero es poco probable que suceda esto. De acuerdo con la institución que resume los descubrimientos de la ciencia climática, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el potencial de la producción global de alimentos “es muy probable que se reduzca por encima de los 3º C”.(3) El panel usa la frase “muy probable” para indicar una probabilidad superior al 90%.(4) A menos que se llegue pronto a un acuerdo importante sobre el clima, el resultado probable es un crecimiento de tres o más grados para finales de siglo.
El área de tierra habitable se reducirá incluso en las latitudes superiores, conforme aumente el nivel del mar. El crecimiento probable en este siglo, seguramente menos de un metro, solo amenaza a algunas poblaciones, pero el proceso no se detiene en el 2100. En el anterior período interglacial, hace unos 125.000 años, la temperatura global media era aproximadamente 1,3 grados superior a la de hoy, como consecuencia de los cambios producidos en la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Un nuevo artículo publicado en la revista Nature muestra que durante ese período los niveles del mar eran entre 6,6 y 9,4 metros superiores a los de hoy.(5) Una vez que la temperatura haya crecido, la expansión de las aguas del mar y la desaparición de los casquetes polares de Groenlandia y la Antártida no podrán detenerse. Me pregunto si el Gobierno de Dinamarca, cuya atroz gestión de la Conferencia ha contribuido a su fracaso, se habría esforzado más de haber sabido su pueblo que dentro de unos siglos no existirá ese país.
Conforme los pueblos sean desplazados desde donde viven por la sequía y el crecimiento del nivel del mar, y conforme se reduzca la producción de alimentos, el planeta ya no podrá ser el soporte de la población actual. No es probable que la caída de la demografía humana se produzca de una manera suave o indolora; si bien la temperatura media global crecerá gradualmente, los acontecimientos con ella asociados se producirán a tropezones: sequías repentinas y oleadas de tormentas.
Por eso los países menos desarrollados, que serán los que reciban los golpes más duros, fueron los más exigentes en Copenhague. Ciento dos naciones pobres pidieron que el crecimiento máximo de la temperatura global se limitara no a dos grados, sino a grado y medio. El negociador jefe del bloque G77 se quejaba de que a África se le pidiera “que firmara un pacto suicida, un pacto de incineración, para mantener el dominio económico de unos cuantos países”.(6)
La razón inmediata del fracaso de las conversaciones se puede resumir en dos palabras: Barack Obama. El hombre elegido para dejar a un lado las ideas infantiles resultó ser tan susceptible a los intereses propios como cualquier otro político. Igual que hizo George Bush en el enfoque de la guerra de Irak, Obama acudió al proscenio de la ONU, habló con la mayoría de sus Estados miembros y formó una coalición que tenía la voluntad de lograr un acuerdo que atentaba contra el resto del mundo. Por eso se les presentó a las naciones más pobres sin negociación; o bien lo firmaban o perdían los fondos de adaptación necesarios para ayudarles a sobrevivir las primeras décadas de alteración del clima.
Los Gobiernos británico y estadounidense han acusado al Gobierno chino del fracaso de las conversaciones. Es cierto que los chinos hicieron lo que pudieron por echarlo todo a perder, pero también que Obama puso a Pekín en una posición imposible. Pidió concesiones sin ofrecer nada. Debía haber conocido la importancia de no perderle la cara a la política china: su diplomacia unilateral acabó produciendo una demanda de autodegradación. Mi conjetura es que se trató de una maniobra calculada para provocar intransigencia, por la que se podría culpar a China del resultado que esperaba.
¿Por qué hizo esto Obama? Basta con prestar atención al alivio de los círculos demócratas para obtener la respuesta. Impulsar un programa por el clima en el Senado, muchos de cuyos miembros son totalmente subsidiarios del sector de la energía, hubiera significado la batalla política de su vida. Una vez más, la ausencia de una reforma eficaz de las finanzas de las campañas en Estados Unidos hace casi imposible el progreso del mundo.
Y ahora, ¿qué? Dependerá de quienes no han tenido ningún papel en Copenhague: vosotros. En los últimos años, buenas personas, liberales y compasivas, como las que leen The Guardian todos los días, han sacudido la cabeza, han chasqueado la lengua y se han pregunta que por qué nadie hace nada. Sin embargo, el número de los que han pasado a la acción ha sido patético. Las manifestaciones que deberían haber sacado a la calle a millones de personas, se han esforzado para movilizar a unos cuantos miles. En consecuencia, el coste político del fracaso de Copenhague es cero.
¿Es esta música de su gusto, señor o señora? Quizás le gustaría que nuestra pequeña orquesta tocara algo más fuerte, para apagar ese horrible ruido del estancamiento.
Referencias:
1. Yvo de Boer, 19 de diciembre de 2009. http://unfccc.int/2860.php
2. De la transcripción de una entrevista en vídeo para la serie “Monbiot Meets” de The Guardian. Aquí pude ver (en inglés) el debate editado: http://www.guardian.co.uk/environment/video/2008/dec/08/monbiot-yvo-de-boer-climate
3. IPCC, 2007. Assessing key vulnerabilities and the risk from climate change. Table 19.1. http://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar4/wg2/ar4-wg2-chapter19.pdf
4. http://www.ipcc.ch/pdf/supporting-material/uncertainty-guidance-note.pdf
5. Robert E. Kopp et al, 17th December 2009. Probabilistic assessment of sea level during the last interglacial stage. Nature Vol 462, pp. 863-868. doi:10.1038/nature08686
6. http://www.guardian.co.uk/environment/2009/dec/20/copenhagen-obama-brown-climate
Traducido por Víctor García para Globalízate http://www.globalizate.org/monbiot110110.html
Fuente: http://www.monbiot.com/archives/2009/12/21/requiem-for-a-crowded-planet/
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:45 |
De: Damara (Mensaje original) |
Enviado: 10/01/2010 10:43 |
El director de Greenpeace reconstruye sus 21 días encarcelado en Dinamarca CLEMENTE ÁLVAREZ - Madrid - 10/01/2010
Esta celda, con un grueso portalón metálico, se encuentra en una galería de cuatro plantas en la que hasta comienzos de año casi todos los reclusos habían sido arrestados en protestas durante la cumbre. Está en la planta baja, en la hilera de puertas del lado derecho, al fondo. Algo más apartada de las otras del mismo piso en las que estuvieron encerrados los otros tresactivistas de Greenpeace que dejaron en evidencia a las fuerzas de seguridad danesas en la recepción de la reina Margarita II. A la noruega Nora Christiansen, que irrumpió con un vestido de noche rojo, la metieron en la celda 27; al suizo Christian Schmutz, que actuó como guardaspaldas, en la 36; y al holandés Joris Thijssen, responsable de Cambio Climático de Greenpeace Internacional, al que detuvieron un día después, en la 26.
López de Uralde fue el primer sorprendido de que su limusina, con un letrero en el parabrisas que lo identificaba como "Jefe de Estado de Greenpeace en nombre de la Madre Tierra", pasara los controles hacia el palacio. "Entramos de pura chiripa, porque se dieron muchas casualidades; nosotros no teníamos moto que nos abriera el camino, pero justo ese día se habían retirado la de los coches oficiales", relata el ecologista español al que confundieron con el presidente de Georgia. Recuerda como una pesadilla las horas siguientes a su detención el 17 de diciembre por la noche hasta entrar en prisión al final del 18.
Primero les llevaron a las jaulas portátiles montadas expresamente por la policía danesa en el suburbio de Valby para las protestas durante la cumbre, el bautizado como el "Guantánamo del clima", al que iban a parar los muchos arrestados de forma preventiva (entre ellos 22 españoles, según la Embajada de España en Copenhague) y luego a una comisaría en la que los ecologistas tuvieron que pasar 20 horas aislados en un cuarto una colchoneta en el suelo, una luz siempre encendida y una cámara vigilándoles. "Era una perrera y luego nos metieron en el agujero. Yo encima llevaba el esmoquin todavía puesto e, ingenuo de mí, le dije a la policía que la luz debía estar estropeada".
Fue ya después cuando entraron en las celdas de Vestre Faengsel en prisión preventiva, para dar tiempo a la policía a investigar su implicación en tres cargos: suplantación de personalidad pública, falsificación de matrículas y allanamiento de morada (los mismos con los que salieron en libertad el pasado miércoles). Las horas anteriores habían sido tan duras que López de Uralde pensó que el cuarto en el que acababa de entrar no podía ser su celda. Tenía delante suyo una habitación con un lavabo y un sofá cama en la pared izquierda, y una neverita, un armario y una cómoda con una pequeña tele y una radio en la derecha. Además, al fondo podía abrir una ventana con rejas que daba al patio.
La puerta de esa celda estaría la mayor parte de las horas cerrada. Si quería ir al váter, tendría que apretar un timbre y esperar a que la abrieran. "En la celda piensas, ves la tele, lees un libro, oyes música, te das paseos; lo haces todo muy despacio para que el tiempo pase", comenta el director de Greenpeace España. "Si has pedido que te dejen salir para ducharte, vas casi como andando para atrás a ver si te encuentras alguna celda abierta, pues aunque siempre están cerradas, quizá haya suerte y veas a alguien".
Todas las mañanas, un guardia pasaba con un carrito con el desayuno. Siempre lo mismo: té y pan de molde con una loncha de queso, y los domingos café y un bollo. Es el momento en el que se pregunta a los reclusos si van a querer salir a las duchas, limpiar su celda o lavar ropa sucia. Cuando López de Uralde pedía hacer su "habitación", pasaba todo lo lento que podía la escoba y la fregona aprovechando que su puerta estaría mientras tanto abierta. Y es que lo más duro en prisión es la soledad. Los cuatro de Greenpeace no fueron encarcelados en régimen de aislamiento, pero sí estaban sujetos a un estricto control de correspondencia y visitas, conforme a los artículos 771 y 772 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y Criminal de Dinamarca. Esto implicaba no tener contactos con su familia o con el exterior, salvo las reuniones con sus abogados, que se limitaban a comentar el proceso judicial. "Ha sido lo peor, el no poder hablar con la familia, el no poder explicar a tus hijos qué ha pasado, pero también el no saber qué estaba pasando", cuenta el ecologista, padre de dos hijos. "Eso ha sido lo más difícil, porque no entiendes nada, no entiendes por qué estás ahí".
Casi todo lo que sabían del exterior les llegaba por la televisión o por la radio, aunque la mayoría era en danés. La activista noruega Nora Christiansen, casada con el director ejecutivo de Greenpeace Dinamarca, Mads Christiansen, era la que les solía traducir las noticias de lo que había oído por la radio cuando podían juntarse en la hora de patio, de 10 a 11, o en los turnos de "vida social", de dos a cuatro y de seis a ocho, en los que los reclusos podían elegir a otros dos compañeros para reunirse en una celda. Así fue como al sexto día de estar allí Nora contó al español que 300 personas estaban protestando en la Embajada de Dinamarca en Madrid pidiendo su liberación. "Comencé a saber lo que se estaba montando por eso y porque unos días después un preso preguntó gritando desde la celda al patio quién de nosotros era el de las 50.000 firmas
[las recogidas por Greenpeace en España exigiendo el final de su encarcelamiento]".
Aparte de los cuatro amigos de Greenpeace, Juancho (López de Uralde), Nora, Christian y Joris también se turnaron en sus horas de "vida social" con Luca, un activista italiano de la celda 25, acusado de tirar unas botellas en una protesta en Christiania. A final de año, la prisión fue vaciándose de presos del clima y Nora se convirtió en la única mujer en la galería. "A la pobre la tenían frita, pero aunque había salas para mujeres, ella quería quedarse. Creo que ese fue el único gesto un poco humano que tuvieron con nosotros: permitir que Nora se quedara", asegura el dirigente ecologista. Aunque ya antes convivían con unos pocos presos comunes, las celdas empezaron a llenarse otra vez con ellos de forma masiva con el nuevo año. Las cosas cambiaron, pues fue entonces cuando conocieron de verdad un ambiente carcelario.
López de Uralde tuvo trato con un chileno al que ayudaba a hacerse entender con los guardias en inglés. "Le pregunté porqué estaba en la cárcel y me dijo que por un asuntillo en una joyería, no le volví a hacer más preguntas". Pero sobre todo congeniaron con Jim, un marroquí-danés acusado de tráfico de drogas, que fue quién les introdujo en el submundo de la prisión. "Nos ayudó mucho a entender. Nos enseñó que en la cárcel no hay que tener esperanzas, porque luego te desesperas. Que tienes que vivir el día a día y no pensar que vaya a cambiar nada. Y era verdad. Los peores días fueron los del principio, cuando teníamos esperanza, como el día que los abogados presentaron el recurso. Si lo pierdes te quedas hundido en la miseria".
Al tercer día en prisión, el dirigente ecologista recibió por la mañana una visita inesperada. Era Juan Suñé, encargado de negocios de la Embajada de España en Copenhague, que cómo luego haría también el cónsul de España, Nuño Bordallo, se ocuparon de ver de forma regular al director de Greenpeace. Ambos se encontraron a un López de Uralde bastante animado, pero muy enfadado por las limitaciones de contacto con el exterior. En total fueron seis las visitas permitidas en las que hablaron de todo, seis visitas que López de Uralde agradeció con un sentido abrazo a Bordallo al despedirse en el aeropuerto de Copenhague de regreso a Madrid. "Esas visitas fueron para mí muy importantes", asegura. Las gestiones de la Embajada también fueron clave para que en los últimos días se permitiera que el ecologista fuera visitado por su esposa y su hermano, aunque acompañados de un policía y una traductora que les interrumpían cada vez que hablaban del caso.
Esta visita de su familia se produjo a sólo 48 horas de la vista judicial donde debía decidirse si los cuatro de Greenpeace continuaban en prisión. Y ese mismo día, martes, fue también cuando la policía danesa les interrogó por primera vez desde su detención. Los cuatro temían la vista judicial, pero ésta no llegó. Justo el día de antes, miércoles, oyeron a su abogado decir por teléfono que iban a ser liberados. Tras 21 días detenidos, salían a la calle.
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:46 |
De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 07/12/2009 04:19 |
Un mensaje para los ecologistas y activistas de los derechos humanos. Vosotros que habéis observado, con creciente sentido de inquietud, las formas en las que este mundo ha sido saqueado en la persecución del “billete verde”. Vosotros que habéis observado, con creciente preocupación, las maneras en que tratamos al planeta que habitamos y dejamos en herencia.
Este no es un mensaje divisivo, sino uno de cooperación y unidad. Este es un mensaje de esperanza y potenciación. Pero, requiere mirar a una verdad verdaderamente incómoda: VUESTRO MOVIMIENTO HA SIDO USURPADO POR LOS MISMÍSIMOS INTERESES CONTRA LOS CUALES CREÍAIS QUE ESTABAIS LUCHANDO.
Mirabais con esperanza y entusiasmo mientras vuestra causa, vuestro movimiento, vuestro mensaje comenzaba a extenderse y a ser recogido por los medios corporativos. Las ideas por las que habíais luchado tanto tiempo para ser escuchadas fueron, por fin, discutidas a nivel nacional e internacional. Pero, mirabais con creciente descontento, mientras el mensaje iba siendo simplificado. Primero se convirtió en eslogan, luego en marca, hasta quedar en nada más que una etiqueta adjuntada a los productos de consumo. Las ideas por las que una vez luchasteis, ahora os estaban siendo revendidas, por lucro.
Mirasteis con creciente inquietud mientras el mensaje se repetía cual loro sin argumento, llevado como otra moda más en lugar de una comprensión de algo que provenía de la convicción. Estuvisteis en desacuerdo cuando los eslogan, y luego la ciencia, se iban rebajando intelectualmente. Hasta que el dióxido de carbono se convirtió en el foco y causa política, pronto convirtiéndose el CO2, en la única causa.
Sabíais que el “Gurú del CO2”, Al Gore, no era científico sino político. Sabíais que el movimiento estaba siendo tomado por una causa que no era vuestra propia, sino una que contaba con creencias que vosotros no compartíais y para proponer soluciones que vosotros no queríais. Hasta que las soluciones que exigisteis ni siquiera eran soluciones sino nuevos impuestos y nuevos mercados que únicamente servían para forrar los mismos bolsillos de siempre. Supisteis que algo iba mal cuando la confabulación del sistema de compra-venta de cuotas de CO2 (Cap & Trade) fue encargado a Kenneth Lay, el mismo arquitecto de la burbuja ENRON que reventó tres meses después del 11 de Septiembre de 2001. O cuando visteis a Goldman Sachs auto posicionarse para cabalgar sobre la nueva burbuja del comercio del CO2. O cuando el empuje total del movimiento se convirtió solamente en formas de ganar y gastar dinero o en recaudar fondos por los más ricos, impidiendo al tiempo el desarrollo de los países pobres.
Vuestro movimiento había sido secuestrado. Quedó claro cuando leísteis el libro de la elite Club de Roma de 1991, “La Primera Revolución Global”, que dice: “Al buscar un enemigo común, por el cual nos podamos unir en contra, se nos ocurrió la idea de que la polución, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, la hambruna y cosas por el estilo, se ajustasen a nuestro proyecto para la gobernación global y un Nuevo Orden Mundial.”
Más claro todavía cuando mirasteis la lista de miembros del Club de Roma y aprendisteis acerca de la eugenesia y los lazos de unión entre Rockefeller y el Instituto Wilheim Kaiser y la práctica de la cripto-eugenesia. Y lo definitivo fue, cuando se descubrió, en siete laboratorios europeos distintos, vacunas intencionadamente contaminadas por la farmacéutica Baxter, mientras hoy mismo vuestro Gobierno obliga a “grupos de riesgo” a vacunarse. Aun así, queríais creer que había alguna base de verdad, algo verídico y valioso en este secuestro del movimiento medioambiental.
Pero, a finales de Noviembre se esfuma lo que quedaba de duda en el escándalo “ClimateGate” de filtración de información privilegiada de la Unidad para la Investigación del Clima, (CRU). Documentos internos y correos electrónicos, exponiendo las mentiras, manipulación y fraude tras los estudios manipulados que validaron la ciencia oficial de calentamiento y el supuesto inminente desastre climatológico causado por el CO2. Ahora sabemos que manipularon sus propios modelos de clima, admitiendo que los resultados estaban siendo ajustados arbitrariamente. Además, se estaban ajustando los valores para conformar con los deseos de los científicos y no con la realidad. Ahora sabemos que tanto los procesos como los resultados de examen de homólogos estaban siendo pervertidos para excluir a aquellos exocientíficos que criticaban sus hallazgos. Ahora, sabemos que aquellos científicos corruptos expresaron sus dudas sobre la fiabilidad de la ciencia que, sin querer, públicamente afirmaban estar trucando .Ahora sabemos, en resumen, que estaban mintiendo.
De momento se desconoce qué se desprenderá de todo esto. Pero, es evidente que el desprendimiento será sustancial. Sin embargo, con esta crisis, viene una oportunidad. Una oportunidad para RECOBRAR EL MOVIMIENTO QUE LOS FINANCIEROS OS HAN ROBADO. Todos juntos podéis exigir una completa e independiente investigación a todos los investigadores cuyo trabajo estaba implicado en el escándalo de la CRU. Podéis exigir una re-evaluación completa de todos esos estudios y conclusiones y toda política pública que haya sido basada en ellos. Podéis exigir nuevas normas de transparencia de científicos cuya labor esté financiada por fondos públicos o cuyo trabajo afecte la política pública. En otras palabras, podéis reafirmar que ninguna causa es digna de apoyar cuando requiere del engaño para su propagación. Aun más importante, podéis recuperar VUESTRO movimiento medioambiental.
Ahora, podéis volver a concentraros en las cuestiones serias que deben ser preguntadas. Como la ingeniería genética, en donde organismos híbridos de diseño codicioso están siendo liberados en la biosfera, en un gigante experimento incontrolado que amenaza al mismísimo genoma de la vida sobre este planeta. Podéis volver a examinar los muchos problemas medioambientales que han sido olvidados en nombre del CO2. Podéis examinar las agencias reguladoras que están controladas por las mismísimas corporaciones que supuestamente tienen que vigilar. Podéis centraros en el uranio empobrecido, en los vertidos de residuos tóxicos, la deforestación, y todos los demás asuntos que sabéis una vez eran del mandato del VERDADERO movimiento medioambiental. Además, podéis investigar, con “CIENCIA CON CONCIENCIA”, las verdaderas causas CÓSMICAS de los cambios climáticos, que los científicos de élite de hoy intentan esconder detrás de una cortina de humo del CO2.
O, podéis cómodamente, caer en la política partidista. Podéis decidir que las mentiras están bien siempre y cuando apoyen a nuestra parte. Podéis defender las actuaciones censurables de Al Gore y los investigadores del CRU y agruparos en torno a la bandera verde que desde hace tiempo ha sido capturada por el ENEMIGO. Es una simple decisión a tomar, pero una que debéis tomar con rapidez y virulencia, antes de que todo vuelva al “negocio como siempre”. Estamos en un cruce de caminos en la historia. Y no nos equivoquemos, que la historia será el juez final de nuestras acciones.
Y, a cada uno le dejo, con una sencilla pregunta:
¿En qué lado de la historia, quieres estar… TÚ?
P:D: Cada palabra o frase en negrilla la pongo con la intención de que la busques en Internet por tu cuenta.
Fuente: Star Viewer | |
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:48 |
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:51 |
De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 25/12/2009 04:40 |
Frente al fracaso irresponsable y bien planeado: Foro alternativo, semilla de esperanza
El Sur en Copenhague: “¡No existe un Planeta B!”
A pocos días del fracaso de Copenhague todavía cuesta entender la actitud insensata de un puñado de naciones responsables del desastre ambiental y climático en que se encuentra el planeta. Para analizar qué ocurrió en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático (COP15) y cuáles son las perspectivas futuras, Sirel conversó con Joan Buades, investigador y activista del Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST) y miembro de ALBA SUD, presente en Copenhague donde realizó una amplia cobertura de la Conferencia.-¿Cuál es tu análisis de lo que ocurrió durante la COP 15? -Era una Conferencia muy importante porque después de la Cumbre en Río de Janeiro en 1992 y Kyoto en 1997, venía a confirmar la urgencia de actuar como Naciones Unidas sobre el tema del cambio climático. No obstante, el resultado ha sido un fiasco absoluto. Una simple declaración no vinculante y sin ninguna validez jurídica, formulada esencialmente por algunos países importantes como Estados Unidos y China, y una ayuda económica totalmente insignificante para los países más pobres. En este sentido, estamos frente a un total fracaso del sistema de Naciones Unidas, y casi seguramente a la imposibilidad de una nueva convocatoria con un alto nivel de representación, como lo que hubo en Copenhague. -¿Cuáles han sido los aportes de los diferentes bloques de países presentes en la Conferencia? -El bloque que he denominado Chinamérica, conformado por Estados Unidos y China, que son responsables por la emisión del 40 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), ha trabajado unido para bloquear cualquier posibilidad de acuerdo real, y eso pese a la aparente confrontación que han mostrado a lo largo de toda la Conferencia. Por otro lado, hemos visto una Unión Europea que se ha inhibido. Lo que se esperaba era que trabajara de mediadora entre ese bloque poderoso y el resto de los países, sin embargo no ha hecho nada y su participación ha sido otro gran fracaso. Finalmente, hay que analizar el papel emergente de los países del Sur. Aunque con intereses a veces distintos, hay que mencionar la capacidad de los países de África de juntarse, hablar con una sola voz, adquiriendo un rol muy fuerte. También el papel que han jugado países como Bolivia y Ecuador, que han planteado temas muy importantes como el concepto de deuda y justicia climática, y el proyecto Yasuní-ITT –basado en la protección de la selva y la no explotación de reservas de crudos a cambio de una corresponsabilidad internacional–. Lamentablemente tenemos también que destacar la falta de capacidad de América Latina de presentarse como una sola voz ante un Norte responsable del 70 por ciento de las emisiones de GEI, y la total ausencia de una propuesta conjunta de Centroamérica y el Caribe, dos de las regiones más vulnerables a los efectos dramáticos del cambio climático. Con respecto a Brasil, el presidente Lula tuvo una posición muy beligerante al tratar de solicitar compromisos serios a Estados Unidos y China, sin embargo decidió firmar el documento final. Es decir: lanzó la piedra pero no fue capaz de mantener el pulso y se quedó a medio camino. -¿Cuáles van a ser las repercusiones concretas de este fracaso en Copenhague? -El verdadero problema es que la declaración que salió de la Conferencia deja prácticamente inalterado el contenido y las medidas adoptadas en el Protocolo de Kyoto, como por ejemplo que el cambio climático tiene que atacarse a través de mecanismos neoliberales como el “Mercado de Carbono” o la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD). De manera muy concreta, este fracaso implica que hay regiones del planeta donde el aumento de la temperatura promedio superior a 1,5 grados centígrados hará desaparecer a varios Estados insulares en el 2050. Es por eso que todos los países de África, una parte de Asia y América Latina pretenden que haya una reducción sustancial de las emisiones de GEI antes de 2020, porque las consecuencias van a ser desastrosas y los costos altísimos. Si por un lado en muchas zonas aumentará la desertificación, por el otro habrá grandes inundaciones y esto provocará un fuerte fenómeno migratorio. Para 2050 se prevé la presencia de unos mil millones de personas refugiadas ambientales, sobre todo en el Sudeste asiático, Centroamérica y el Caribe . En Copenhague no se quiso hablar de ese problema. -¿Cómo te explicas que ante este impresionante fenómeno migratorio por motivos climáticos, los países del Norte sigan con una actitud tan irresponsable? -Aunque no lo digan públicamente están trabajando una nueva estrategia. Como no les están funcionando los muros, ni las leyes represivas, países como Estados Unidos y la Unión Europea e incluso la parte más industrial de China, van a fortificarse militarmente, van a bloquear cualquier tipo de acuerdo internacional sobre cambio climático y a blindar sus regiones ante la llegada de una marea humana de refugiados. Por otro lado, no van a implementar la transición energética necesaria para proteger el clima de todos. El resultado final será una situación mucho más inestable y con altos riesgos sociales, a la que seguirán enfrentándose con una posición antihumanitaria de puro mercado y militarismo. -Un tema que pasó desapercibido fue el de la deforestación y del transporte internacional como elementos que afectan el clima... -En Kyoto no se quisieron poner en el tapete el tema de la deforestación, que causa el 20 por ciento de los GEI, ni el del transporte aéreo y marítimo internacional relacionado con el turismo y el transporte de alimentos y ropas, que corresponde a un 14 por ciento de la emisiones letales totales. Se esperaba que en Copenhague se incluyeran estos dos sectores como objetos de reducción de emisiones, sin embargo no se hizo nada y las grandes compañías aéreas y turisticas están contentísimas, porque el lobby turístico ha conseguido que los vuelos internacionales sigan bonificados por los acuerdos climáticos. -¿Cómo evalúa el papel desarrollado por la administración Obama en esta Conferencia? -Había mucha expectativa y esperanza de que el discurso del presidente Obama trajera algo positivo, sin embargo fue una total desilusión, con contenidos muy similares a lo que hubiese podido decir el ex presidente George W. Bush. Una posición puramente patriotera, menospreciando o ignorando la consecuencias globales del cambio climático, sin importarle el destino de muchas realidades del Sur, incuyendo a Centroamérica y el Caribe. -¿Estás de acuerdo con quienes dicen que el poder de acción del presidente Obama está limitado por el poder de las transnacionales y el aparato dejado por Bush? -El sistema estadounidense es presidencialista y el margen de maniobra del Presidente es enorme. Por ejemplo, Bush hijo inició dos guerras sin siquiera pedir el apoyo del Congreso y del Senado. En este caso, Obama no ha utilizado este margen de maniobra para hacer un cambio de política ambiental, ni de paz internacional. Cada vez que está frente al reto de hacer cambios importantes en política internacional, Obama se inclina hacia posiciones nacionalistas en plan imperial. Es una clara falta de coraje e incapacidad para traducir sus bellísimos discursos en hechos. -¿Qué propuestas salieron del foro alternativo (Klimaforum)? -El Klimaforum fue un gran éxito y hubo un gran nivel de propuestas resumidas en una declaración final ¹. Uno de los elementos más importantes es que no se involucraron solamente las organizaciones sociales y los activistas, sino una gran cantidad de gobiernos africanos y sudamericanos que trabajaron codo a codo para buscar propuestas comunes, definiendo objetivos y metodologías para frenar el cambio climático en beneficio de la humanidad y no sólo de los países ricos. Seguramente es una vía nueva que hay que cultivar para el futuro.
Giorgio Trucchi
Rel-UITA | |
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:52 |
De: Marti2 |
Enviado: 25/12/2009 04:41 |
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¿Sobra media humanidad?
Un diluvio de refugiados climáticos a la espera |
A tan sólo un día del fin de la Conferencia sobre Cambio Climático las cosas no marchan bien en Copenhague, y todo apunta que pueda cerrarse con un sonoro fracaso. Si esto termina así las perspectivas para una parte muy importante de la población del planeta son realmente graves. Crece la amenaza de nuevas guerras y crisis contra la mayoría de la humanidad que se está quedando sin tierra, sin bosques, sin posibilidad de vivir decentemente en sus hogares.
A poco más de dos jornadas del cierre, hoy la feria amenaza ruina en medio del caos organizativo y las diferencias de fondo. Es importante no perder de vista qué nos depara el próximo futuro si no se consigue un acuerdo vinculante, justo y de ejecución rápida en Copenhague. Ante el portazo africano y el asomo de la revuelta del Sur contra propuestas de acuerdos irrelevantes y vergonzosos, el propio Obama llamó ayer a Meles Zenawi, presidente de Etiopía, y a Sheikh Hasina Wazed, primer ministro de Bangladesh para calmarlos.
¿Cuál es el miedo que va tomando cuerpo en el Norte rico y contaminante pero también en las megalópolis industriales del Sur (en China, India, Brasil o México)? Sencillamente, que si no se hace algo relevante ya, crece la amenaza de nuevas guerras y crisis contra la mayoría de la humanidad que se está quedando sin tierra, sin bosques sin posibilidades de vivir decentemente en sus hogares. Naturalmente, el “riesgo” migratorio puede dispararse, por cuanto emigrar es una de las primeras estrategias que ha usado la humanidad durante la historia cuando se han modificado radicalmente las condiciones climáticas. Incluso un dudoso acuerdo global para no superar un aumento del 2°C de las temperaturas medias sería insuficiente, ya que para muchos estados insulares caribeños, en el Índico y en el Pacífico todo lo que esté por encima de 1,5°C puede ser catastrófico. Un caso paradigmático lo constituye el destino de Tuvalu, que, con 10.000 habitantes, puede desaparecer pronto completamente. A pesar de su gravedad, estos impactos palidecen ante el caso de Bangladesh o el Sahel, donde podrían perder sus tierras (por inundación o sequía) decenas de millones de personas. De hecho, si no hay un cambio real en nuestra interacción con el clima, la International Organization for Migration (IOM) prevé más de mil millones de refugiados climáticos para 2050.
Es así como la catástrofe climática vuelve a mostrarse como una cuestión de justicia. Como decía hoy Antonio Gutiérrez, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), hay que distinguir entre la emigración como opción de vida, individual y para mejorar las condiciones de vida, y las nuevas migraciones forzadas. En este sentido, el ex primer ministro portugués ha advertido de la disparidad creciente entre el aumento de la migración forzada de decenas de millones de personas hacia el Norte y las políticas de seguridad cada vez más xenófobas de la Unión Europea. Para él, la UE, el continente con menos fecundidad, necesita más inmigrantes para sobrevivir como potencia económica y, además, es un deber humanitario facilitar legalmente la migración de los refugiados climáticos hacia Europa. La alternativa es el apartheid planetario contra la parte más vulnerable del Sur.
A día de hoy, nada de esto parece inquietar lo más mínimo a actores como los Estados Unidos, la UE o la propia China. John Kerry, senador demócrata y responsable legislativo para cambio climático de Obama, ha dado hoy una esperpéntica rueda de prensa en clave de política interna y ha pedido al mundo que comprendiera las complejidades del sistema de representación de los Estados Unidos. Además, ha apostado por reducir la contribución pública de su país al Sur en beneficio de créditos del Banco Mundial y del FMI y ha dejado caer que un poco más de energía nuclear ayudaría a proteger el clima. Ni una palabra sobre la vulnerabilidad del Sur ni la marea de refugiados que se ve venir. Merecería figurar en la orquesta del Titanic, aquella que siguió tocando mientras el coloso se hundía. Como decían los manifestantes del sábado, “tenemos que cambiar de políticos, no de clima”.
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:53 |
De: Marti2 |
Enviado: 25/12/2009 04:42 |
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Copenhague, los campesinos pueden
enfriar el planeta y alimentarlo |
Se encuentra reunida en Copenhague, Dinamarca, la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. El ambiente está caliente, tanto entre los bloques de negociadores oficiales, como en las organizaciones y movimientos, que por primera vez acudirán en decenas de miles al lugar de reunión.
No es para menos, el cambio climático es devastador y sus efectos serán cada vez peores, informan los científicos. El tema toca puntos neurálgicos de la civilización petrolera, al mostrar que el sistema industrial del último siglo ha ido destruyendo la vida de la gente y del planeta, en forma irreparable si no lo frenamos ya.
Pese a ello, la vasta mayoría de los gobiernos siguen empeñados en no atacar las causas reales del cambio climático, empujando en su lugar falsas soluciones, basadas en enfoques de mercado y nuevas tecnologías cada vez más peligrosas, que en lugar de mejorar la situación, la empeoran. El tema de la agricultura y alimentación es un claro ejemplo de ello. Los negociadores de cambio climático lo ven como un problema (la agricultura industrial es responsable de un altísimo grado de emisiones de gases de efecto invernadero) pero sobre todo como un campo para ampliar los mercados de carbono, paradójicamente, aumentando la agricultura industrial y sus impactos. Hay propuestas y presiones empresariales para lograr apoyos nuevos a actividades altamente destructivas social y ambientalmente, como monocultivos de árboles y soya transgénica, grandes instalaciones de cría de animales confinados, proyectos masivos de biochar o carbón vegetal (producir masa vegetal para quemarla y enterrarla como carbón en los suelos), entre otras.
Al otro extremo, movimientos campesinos y sociales, tienen claras las causas y las combaten día a día, pero también presentan soluciones: la agricultura campesina y la producción de pequeña escala puede enfriar el planeta –y lo está haciendo–, además de alimentar a la mayoría de la humanidad.
Un reciente informe del Grupo ETC (¿Quién nos alimentará?) analiza estos aspectos y plantea una serie de preguntas claves frente a las crisis climática y alimentaria.
Por un lado, las trasnacionales nos quieren hacer creer que los sistemas alimentarios son una cadena industrial que comienza con Monsanto como dueña de las semillas en un extremo y Wal Mart como paradigma de los supermercados en el otro, cada vez más industrializado y centralizado. Afirman que sólo ellos podrán alimentar a la población mundial creciente y enfrentar el caos climático, con sus variedades transgénicas y producción masiva y uniformizada. Exigen que los gobiernos sigan apoyando sus patentes, sus tecnologías contaminantes y sus oligopolios de mercado, haciendo la vista gorda a los impactos climáticos y de salud que provocan –que afirman van a absorber con más tecnología, más patentes y más libre comercio.
Por otro lado, la realidad es que los sistemas alimentarios del mundo no son cadenas sino redes, donde muchas personas, actividades, culturas y funciones convergen e intercambian. Más de 85 por ciento de los alimentos son producidos cerca de donde se consumen, a nivel local, regional o al menos nacional, y la mayoría gracias a campesinos y productores de pequeña escala, a indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas y pequeños horticultores urbanos, que en conjunto son más de la mitad de la población mundial, pero alimentan a muchísimos más y llegan a quienes más lo necesitan. Por sus formas de manejo no emiten gases de efecto invernadero sino que los absorben, ahorran agua, conservan los suelos y una enorme diversidad de cultivos, animales domésticos y peces, que son la clave de las adaptaciones necesarias frente a las crisis climáticas. Además, si se toma en cuenta todos los elementos que producen, crecen y recolectan en las pequeñas fincas y no sólo el rendimiento de un determinado cultivo por hectárea, el volumen de alimentos producidos es mucho mayor, más variado y nutritivo que en cualquier monocultivo industrial.
Un artículo de Grain resalta otro aspecto fundamental, relacionado: el cuidado (o destrucción) del suelo y su relación con el cambio climático. El uso del fertilizantes químicos y otros agrotóxicos, conlleva necesariamente la destrucción de la vida microbiana del suelo y ha sido reconocido como un importante factor de emisiones de gases de efecto invernadero. Los fertilizantes sintéticos, además de lo que emiten, destruyen la capacidad del suelo de captar y almacenar carbono. El artículo presenta un cálculo cuidadoso y realista de cómo si se recupera y estimula la incorporación de materia orgánica al suelo, a partir de prácticas agrícolas, pecuarias y pastoriles de pequeña escala, con diversidad cultural, geográfica y de manejo, resultaría en una importante reducción de emisión de gases de efecto invernadero, pero además tendría el potencial de con el tiempo, absorber las dos terceras partes del exceso de gases de efecto invernadero de la atmósfera, siendo la medida más importante propuesta hasta el momento.
Movimientos campesinos y sociales estarán en Copenhague para presentar estas realidades y confrontar a los gobiernos y empresas que quieren que sigamos creyendo que sin sus cadenas no tenemos futuro. La verdad es que solamente sin ellas podremos enfrentar las crisis en que nos han metido.
Silvia Ribeiro
Tomado de ALAI
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De: Marti2 |
Enviado: 12/01/2010 06:54 |
De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 02/01/2010 06:28 |
Copenhague, el valor de decir no
En el noveno día de la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático, África fue sacrificada. La posición del bloque negociador del G-77, que incluye los estados africanos, había sido clara: un incremento de 2 grados centígrados en la temperatura global promedio se traduce en un incremento de 3 a 3.5 grados en África.
Esto implica, según la Alianza Panafricana por la Justicia Climática, que 55 millones de personas adicionales podrían estar en riesgo por pasar hambruna y el estrés hídrico podría afectar a entre 350 y 600 millones de personas adicionales. El arzobispo Desmond Tutu plantea así lo que está en riesgo: Nos enfrentamos a un inminente desastre a una escala monstruosa... una meta global de cerca de 2 grados centígrados va a condenar a África a la incineración y a ningún desarrollo moderno.
Y, sin embargo, eso es justo lo que el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, propuso que se hiciera, cuando estuvo en París, de paso hacia Copenhague: parado al lado del presidente Nicolás Sarkozy, aseguró que hablaba en nombre de toda África (encabeza el grupo africano de negociaciones en torno al clima) y reveló un plan que incluye el temido incremento de 2 grados y ofreció a los países en desarrollo sólo 10 mil millones de dólares anuales para ayudar a pagar todo lo relacionado con el clima, desde diques hasta el tratamiento contra la malaria y la lucha contra la desforestación.
Es difícil creer que sea el mismo hombre que hace sólo tres meses decía: Usaremos nuestras cifras para deslegitimar cualquier acuerdo que no sea consistente con nuestra posición base... Si se requiere, estamos preparados para retirarnos de cualquier negociación que amenace con ser otra violación de nuestro continente... No estamos dispuestos a vivir con un calentamiento global mayor al mínimo nivel evitable.
Y también decía: Participaremos en las próximas negociaciones, no como suplicantes que defienden su caso, sino como negociadores que defienden sus puntos de vista e intereses.
Todavía no sabemos qué obtuvo Zenawi por cambiar su tono tan radicalmente, o exactamente cómo se va de una posición que hace un llamado a destinar 400 mil millones de dólares en financiamiento (la posición del grupo de África) a escasos 10 mil millones. De igual manera, no sabemos qué pasó cuando la secretaria estadunidense de Estado, Hillary Clinton, se reunió con la presidenta filipina Gloria Arroyo semanas antes de la conferencia y de pronto echaron de su delegación a los más duros negociadores filipinos, y el país, que había demandado profundas reducciones del mundo rico, de pronto se alineó.
Sí sabemos, luego de observar una serie de estos discordantes y radicales cambios de opinión, que las potencias del G-8 estaban dispuestos a hacer prácticamente lo que fuera por obtener un acuerdo en Copenhague. La urgencia claramente no proviene de un ardiente deseo de evitar el cataclísmico cambio climático, ya que los negociadores saben que las irrisorias reducciones de las emisiones que proponen son una garantía de que las temperaturas se incrementarán 3,9 grados, cifra dantesca, como la describió Bill McKibben.
Matthew Stilwell, del (Instituto para la Gobernanza y el Desarrollo Sustentable) –uno de los más influyentes asesores en estas pláticas–, dice que las negociaciones en realidad no tratan de evitar el cambio climático, sino son una batalla campal sobre un recurso profundamente valioso: el derecho al cielo. La cantidad de carbono que puede ser emitida a la atmósfera es limitada. Si los países ricos no consiguen reducir radicalmente sus emisiones, entonces se estarán tragando la de por sí insuficiente porción disponible para el sur. Lo que está en juego, argumenta Stilwell, es nada menos que la importancia de compartir el cielo.
Diversas ONG internacionales han lamentado que la pasada conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre cambio climático celebrada en Copenhague no arrojara un acuerdo de tipo vinculante para la reducción de emisiones de efecto invernadero. En la imagen, una planta de energía en Bella Center, cerca de la ciudad danesa que fue sede de la cumbre Foto Ap
Europa, dice, comprende cabalmente cuánto dinero será ganado en el mercado del carbono, debido a que lleva años usando el mecanismo. Los países en desarrollo, por otro lado, nunca han lidiado con restricciones de carbono, así que muchos gobiernos no se dan cuenta de lo que están perdiendo. Al contrastar el valor del mercado de carbono –1,2 billones de dólares anuales, según el destacado economista británico Nicholas Stern– con la irrisoria cantidad de 10 mil millones de dólares puestos sobre la mesa para los países en desarrollo, Stilwell dice que los países ricos intentan cambiar cuentas y cobijas por Manhattan. Añade: Éste es un momento colonial. Por eso se hizo todo para que los jefes de Estado accedieran a un acuerdo de este tipo... Luego no hay vuelta atrás. Repartieron el último recurso que quedaba sin dueño y lo asignaron a los prósperos.
Durante meses, las ONG se sumaron al mensaje de que la meta de Copenhague era sellar el acuerdo. A todos lados donde volteáramos en el Bella Center, los relojes hacían tic tic tic. Pero no bastaba cualquier acuerdo, sobre todo porque el único acuerdo sobre la mesa no resolvería la crisis climática y podría empeorar las cosas: recoger las actuales desigualdades entre el norte y el sur y sellarlas indefinidamente. Augustine Njamnshi, de la Alianza Panafricana por la Justicia Climática, se refiere en duros términos a la propuesta de los 2 grados: “No se puede decir que se propone una ‘solución’ al cambio climático si esa solución provocará que millones de africanos mueran y si los pobres, no quienes contaminan, siguen pagando por el cambio climático”.
Stilwell dice que un acuerdo erróneo sellaría un enfoque equivocado hasta 2020, mucho después de la fecha límite para las emisiones pico. Pero insiste en que no es demasiado tarde para evitar el peor de los escenarios. Preferiría esperar seis meses o un año y hacer bien las cosas, porque la ciencia avanza, la voluntad política crece, la comprensión de la sociedad civil y de las comunidades afectadas crece, y estarán preparadas para asegurar que sus dirigentes se comprometan con el acuerdo correcto.
Al comienzo de estas negociaciones, la simple idea de un retraso era herejía ambiental. Pero ahora muchos ven el valor de reducir la velocidad y hacer bien las cosas. Fue significativo que, luego de describir lo que 2 grados implicaría para África, el arzobispo Tutu enunciara que más vale ningún acuerdo que un mal acuerdo. Eso podría ser lo mejor que podríamos esperar de Copenhague. Sería un desastre político para algunos jefes de Estado, pero podría ser una última oportunidad para evitar el verdadero desastre para todos los demás.
Naomi Klein
© 2009 Naomi Klein. www.naomiklein.org.
Publicado primero en The Nation.
Traducciónpara La Jornada: Tania Molina Ramírez
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De: GILDA08 |
Enviado: 28/03/2010 20:33 |
POR ESO no hubo acuerdos relevantes en Copenhague. Porque como siempre, "ellos" querian imponerse sobre los demàs paìses, especialmente los pobres. Es una bendiciòn que cada dia haya màs gente que se adhiere al despertar de la conciencia. Existen los recursos y alternativas de Tecnologìa que liberarian a la poblaciòn del mundo de la dependencia de la Energìa Elèctrica y combustibles no renovables. Existe la Tecnologìa para que nadie en el planeta sufra por la falta de ese lìquido vital que es el AGUA. Muchos inventores han muerto repentinamente o "accientados" a causa de eso; les fueron arrebatados sus inventos y "ellos" los tienen acaparados y guardados porque significarian el FIN de su poderìo en el mundo. Falta poco para que esto sea revelado al mundo.
EN EL PRIMER VIDEO...se escucha claramente lo que gritan los manifestantes:
"WE ARE PEOPLE, WHAT ARE YOU" ?...
("NOSOTROS SOMOS GENTE, QUè SON USTEDES"? )
Un abrazo amiguis,
Gilda
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De: Marti2 |
Enviado: 29/03/2010 02:00 |
Así es Gilda, solo piensa en el pobre Tesla, y la lista es larga.
Hace rato que hay tecnología para que todos puedamos vivir bien, y es mentira que la superpoblación sea un problema.
Son tan diabólicos, tan asesinos, que están esperando al último momento para sacar a luz lo que tienen bien guardado, la tecnología que tienen está mas de 20 años adelantada a la que siguen usando en su provecho.
Pero el tiempo se les acaba y los coletazos son tremendos. Están agarrados con desesperación, es realmente deprimente asistir a esta realidad tan tan horrible de estas mentes diabólicas, que para peor se hacen con todas las armas del planeta.
Buena semana amiguis
PD Bill Gates hace rato que está en Silicon Valley, te dice eso algo? |
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De: Marti2 |
Enviado: 10/10/2010 21:32 |
Por qué el fracaso de la cumbre del clima podría anunciar la catástrofe global: 3.5 ºC
El mundo se encamina hacia la siguiente conferencia importante sobre el cambio climático, en Cancún a finales de año, a enfrentarse a un calentamiento global de 3º C en el siglo próximo, sugieren una serie de análisis científicos. El fracaso de la última conferencia del cambio climático, celebrada en diciembre del pasado año en Copenhague, significa que los recortes en las emisiones de carbono prometidos por la comunidad internacional no serán suficientes para mantener dentro de unos límites seguros el calentamiento anticipado.
Dos análisis del Acuerdo de Copenhague y sus promesas, hechos por el Dr. Sivan Kartha, del Stockholm Environment Institute, y desde el sitio web Climate Action Tracke, sugieren que con los recortes actualmente prometidos en Copenhague, el mundo se habrá calentado hasta los 3.5º C para 2100. Probablemente, ese crecimiento tendrá efectos desastrosos sobre la producción agrícola, la disponibilidad del agua, los ecosistemas naturales y el crecimiento del nivel del mar en el mundo, produciendo decenas de millones de refugiados.
Hace un mes, en su informe anual sobre el estado del clima, publicado conjuntamente por el UK Met Office's Hadley Centre y la America's National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), se enumeraban 10 indicadores distintos relativos a un planeta en calentamiento, siete de ellos de crecimiento –desde la temperatura del aire en la tierra hasta la humedad en el mar– y otros tres de reducción: el hielo del mar Ártico, los glaciares y la cobertura de la nieve en primavera. "La evidencia científica de que nuestro mundo se está calentando es inequívoca”, dijeron en la NOAA.
Cancún, o "COP 16", como se conoce oficialmente al evento, volverá a ver a ministros y altos funcionarios de 200 naciones abordar con escrúpulos las políticas del calentamiento global, pero nadie cree que podrán cerrar una brecha en continuo ensanchamiento en las defensas del mundo contra unas temperaturas que crecen peligrosamente: la “brecha gigatónica”.
Un gigatón son mil millones de toneladas de carbono, pero los recortes de las emisiones actualmente prometido por las naciones del mundo en el Acuerdo de Copenhague –el acuerdo del último minuto puesto como parche después de la conferencia en la capital danesa para que no se viniera abajo–, significará que para el año 2020, cuando las emisiones globales deberían estar en una firme tendencia bajista, estarán varios gigatones por encima de lo necesario para limitar el calentamiento a los grados necesarios por encima del nivel preindustrial. Hay un amplio consenso en que es lo máximo que la sociedad humana puede soportar sin consecuencias graves.
Sin embargo, la comunidad internacional no parece más cerca del consenso sobre la necesidad de nuevas reducciones en el carbono y en la reunión de Cancún, que se celebrará del 29 de noviembre al 10 de diciembre, en el mejor de los casos sólo se harán algún progreso en cuestiones laterales.
Hoy, el Ministro del Cambio Climático de la coalición, El Liberal Demócrata Chris Huhne, viajará a Berlín para discutir con sus homólogos alemán y francés, Norbert Röttgen y Jean-Louis Borloo, el fortalecimiento del objetivo climático de la UE del 20 al 30%, con anterioridad a la reunión de Cancún.
Mr. Huhne dijo a The Independent: "Hay un duro trabajo por delante para mantener y fortalecer el nivel de compromiso encarnado en el Acuerdo de Copenhague, y para reconstruir la credibilidad de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el proceso del Cambio Climático
"En la UE todavía hemos de finalizar nuestras posiciones antes del COP 16, pero creo que hay una posibilidad real de que las negociaciones puedan dar importantes pasos adelante en Cancún, en particular para implementar partes de lo que se acordó en Copenhague y también para trabajar por el acuerdo global que el mundo necesita".
Añadió: "El Reino Unido opina –y mis homólogos francés y alemán comparten la opinión– que la UE debería elevar sus ambiciones y que los motivos económicos para hacerlo se amontonan.
"Reducir las emisiones en un 30% para 2020 permitiría cambiar las inversiones a nuevas tecnologías limpias, generando empleos y crecimiento de las cadenas de suministros en nuestras economía. El gran riesgo de Europa es despertar demasiado tarde a estas oportunidades y perder ante otros bloques grandes que ya están fijando la vista en las cuotas de mercado".
Es difícil exagerar el nefasto impacto que el fracaso de Copenhague ha tenido tanto para el propio proceso de negociación sobre el cambio climático como sobre la creencia de los implicados en que podría ser posible un acuerdo efectivo sobre el clima.
Hace un año, muchos medioambientalistas, científicos y políticos creían realmente que la reunión de Dinamarca podría producir un acuerdo vinculante que redujera globalmente el CO2 en un 25-40% para el año 2020, que es lo que el Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) ha calculado que es necesario para mantener el calentamiento por debajo de C.
Hoy, los optimistas han desaparecido. La reunión danesa se fue a pique por el desacuerdo entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo sobre quiénes tenían que hacer cuánto y cuándo para reducir las emisiones; el principal punto de desacuerdo fue el Protocolo de Kyoto, el tratado actual, por el que los países desarrollados han de hacer mucho y las naciones en vías de desarrollo no tanto.
El tratado de Kyoto termina a finales de 2012 y las naciones en vías de desarrollo, lideradas por China e India, querían que se renovara, mientras que los países desarrollados, incluyendo Gran Bretaña y el resto de las naciones de la UE, querían un tratado totalmente nuevo con el que se compartiera la carga de reducir el carbono.
En diciembre pasado, en Copenhague, los líderes mundiales improvisaron un acuerdo que terminó de vaciar cualquier objetivo de de emisiones de carbono vinculante (aunque por primera vez se reconoció que había que mantenerse por debajo de C). En lugar del tratado legalmente vinculante que se había esperado, las naciones fueron invitadas a “registrar” objetivos voluntarios, diciendo cuánto pensaban que podrían reducir su COP2 para el año 2020.
Gran Bretaña forma parte del objetivo de la UE de un recorte del 20% con respecto al año de 1990, que es posible que se eleve al 30% antes de Cancún. (El objetivo de Gran Bretaña como nación es uno de los más altos: reducir el CO2 un 34% para 2020). Otros objetivos incluyen un 25% para Japón, Australia entre un 5 y un 25%, EE UU el 17% tomando como base la cifra de 2005; aunque la legislación para lograrlo está firmemente estancada en el Senado. Entre las naciones en vía de desarrollo, China ha prometido reducir la intensidad energética de su economía de un 40 a un 45% para 2020.
Diversos análisis de estas promesas sugieren que conducen a recortes totales del CO2 global de entre un 11 y un 19% para 2020, en lugar del 25-40% que el IPCC considera necesario. Esto también se puede expresar en volúmenes reales de CO2, del que el mundo está emitiendo anualmente aproximadamente 45 gigatones: 45 mil millones de toneladas de carbono.
Si el mundo sigue con estos niveles de emisiones, se piensa que aumentará las emisiones a entre 51 y 55 gigatones para 2020. Lord Stern of Brentford, autor de un informe decisivo sobre la economía del cambio climático, ha calculado que, en cambio, el CO2 global podría reducirse a 44 gigatones para 2020, llevaríamos un camino creíble para permanecer por debajo de un crecimiento de C. Sin embargo, hay análisis que sugieren que el Acuerdo de Copenhague dejará la cifra en 48-49 mil millones de toneladas: la brecha gigatónica que Cancún no va a cerrar
Lo que la conferencia puede hacer es acordar la arquitectura de nuevos e importantes fondos para el clima que ayuden a los países en desarrollo con respecto a lo que acordaron en Dinamarca: un fondo de “inicio rápido” de 30 mil millones de dólares (19.400 millones de libras) en dinero nuevo para los años 2010-2012, un fondo de 100 mil millones de dólares repartido anualmente hasta 2020.
Si no hay nuevos fracasos, es posible que al menos la reunión logre restaurar la fe en el proceso del clima de la ONU. "Nadie piensa que Cancún vaya a ser un momento explosivo", afirma Keith Allott, director para el cambio climático del World Wide Fund for Nature. "Lo que necesita el mundo es volver a poner de nuevo algunas ruedas en la vía del clima". www.ecoportal.net
Traducido por Víctor García. Globalízate www.globalizate.org
Michael McCarthy The Indendent
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De: Marti2 |
Enviado: 01/04/2011 07:28 |
La noria vuelve a girar en el cambio climático
Se reinician las negociaciones sobre el cambio climático después de la cumbre de Cancún del pasado diciembre. El próximo 3 de abril tendrá lugar la primera reunión de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en este año, y las expectativas son muy bajas. La canciller mexicana, Patricia Espinosa, se ha lamentado por el incumplimiento de los países ricos de sus compromisos asumidos el pasado diciembre en materia de financiamiento.
Por otra parte la secretaría de la Convención publicó los documentos que contienen las promesas de reducción de emisiones de los países industrializados y las acciones de mitigación de los países en desarrollo. En ambos casos se mantienen las mismas ofertas realizadas en la reunión realizada en Copenhague en 2009. Todo esto reafirma que, a pesar de los festejos, nada se avanzó en Cancún.
Los países de América Latina, presentaron el pasado 18 de marzo, sus propuestas de Acciones de Mitigación Apropiadas al País (NAMA por sus siglas en inglés). Entre los temas acordados en el encuentro de Cancún se decidió que los países en desarrollo (No Anexo 1) contribuirían a los esfuerzos de mitigación globales a través de este tipo de acciones realizadas voluntariamente. Algunas requerirán de apoyo financiero de los países desarrollados (Anexo 1) y otras no.
Pero solamente ocho países de América Latina comunicaron sus planes relacionados con las NAMAs: Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú. Existen diferentes niveles de compromiso y detalle, y condicionadas al apoyo financiero externo internacional en casi todos los casos. Salvo Argentina, los demás países ya habían presentado estas medidas tiempo atrás, al asociarse al Acuerdo de Copenhague.
Antigua y Barbuda se propone reducir un 25% sus emisiones para 2020 respecto de las que tenía en 1990 si cuenta con apoyo financiero externo.
Argentina no presenta metas de reducción y su comunicación se limita a describir marcos jurídicos o regulatorios ya aprobados a nivel nacional en 4 áreas: eficiencia energética, energías renovables, biocombustibles, manejo forestal y manejo de residuos sólidos. Explicita que las NAMAs deberán ser financiadas con aporte externos.
Brasil se compromete a reducir entre 36,1% y 38,9% sus emisiones esperadas en 2020. Para ello establece 11 metas cuantificadas de reducción de emisiones relacionadas con: reducción de la deforestación, cambios en el manejo del suelo, energías renovables y eficiencia energética. Se trata de la comunicación más detallada en lo que refiere a metas cuantificadas por sector. Estas acciones deberán recibir apoyo externo, incluido mecanismos de mercado.
Chile asume el compromiso de reducir un 20% sus emisiones esperadas en el año 2020 con relación a las que tuvo en el año 2007 en los sectores eficiencia energética, energías renovables y uso de la tierra, cambio en el uso de la tierra y silvicultura pero no especifica metas por sector. Estas medidas requieren financiamiento externo.
Colombia es el único que establece una meta a ser lograda con recursos propios: al menos el 77% del total de la capacidad instalada de generación eléctrica para el 2020, será de fuentes renovables. Además se propone, si dispone de recursos externos, reducir a “cero” la deforestación en la Amazonia colombiana y la utilización de 20% de biocombustibles en el total de combustibles consumidos en 2020. Colombia además detalla acciones que pueden ser tomadas a través de financiamiento proveniente de mecanismos de mercado de carbono.
Costa Rica establece su objetivo de ser “carbono neutral” para el año 2021 focalizando sus esfuerzos en cuatro áreas: transporte, energía, silvicultura y manejo de residuos. Estima que el costo incremental de la adopción de estas medidas rondará el 1% de su PBI nacional anual y que requerirá de apoyo financiero externo (en un sentido amplio que incluye entre otros: cooperación internacional, donaciones, inversión privada, mecanismos de mercado de carbono, etc.) para poder implementarlas.
México se propone reducir hasta un 30% sus emisiones para el año 2020 comparadas con las que tendría en un escenario tendencial (“bussiness as usual”), condicionado a la provisión de apoyo financiero y tecnológico.
Perú comunica a la Convención las siguientes NAMAs: Reducción a “cero” de la deforestación neta de sus bosques naturales, llevar a un 33% el porcentaje de fuentes renovables en el consumo total de energía y la implementación de medidas de manejo de residuos (en este caso no especifica metas cuantificadas). Todas estas acciones requerirán de financiamiento internacional incluido el mercado de carbono.
Es bastante evidente que los países en desarrollo, incluidos los Latinoamericanos, no avanzarán en compromisos ante la Convención hasta que no se aseguren la transferencia de recursos por parte de los países industrializados. Y esto parece estar lejos de ser una realidad de acuerdo a las expresiones de la canciller Espinosa que se mencionaron anteriormente.
La cumbre de Cancún vendió una serie de “espejitos de colores” (como lo ha definido el ex embajador argentino Estrada Oyuela) y seguramente nos espere un año de reuniones muy decepcionante. La nueva fase de estas negociaciones recién están por empezar, y se suman las interrogantes hasta dónde pueden avanzar las negociaciones este año.
Gerardo Honty Alainet
- Gerardo Honty es investigador de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
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De: Marti2 |
Enviado: 22/04/2011 03:56 |
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