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Socio-Política: Golpe político a la enseñanza (Uruguay)
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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 10/02/2014 04:21 |
Los malos resultados de las pruebas PISA han venido a significar un
refuerzo de las posturas cataclísmicas sobre la situación de la
enseñanza pública en Uruguay. La tímida crítica del sector gubernamental
más izquierdista no a la lógica de dichas pruebas (cuyo modelo de
inducción estadística ha sido cuestionado hasta por su propio creador,
la también cuestionable transculturalidad de las estructuras
problemáticas empleadas, la evaluación de los resultados específicos,
etc.) sino al carácter concluyente de sus resultados, no ha logrado
opacar mínimamente la sensación de desastre en la educación nacional,
que el propio gobierno ha contribuido a construir en su lucha contra los
reclamos sindicales; recordará el lector memorioso que en el primer año
de gobierno Mujica "saludó" a las maestras diciéndoles "Trabajen". El
sector más derechista del propio gobierno ha remarcado la noción de
desbalance entre el "enorme esfuerzo presupuestal de la sociedad
uruguaya" en la enseñanza y los malos resultados. Para empezar la
premisa del razonamiento es falsa, ya que si bien ha habido un innegable
aumento presupuestal bruto, no lo ha sido tanto en términos reales si
se compara con la inflación del sector educativo, pero aún si fuera
correcto, esa asociación de variables es insostenible científicamente,
en la medida que oculta la compleja intervención de otras variables en
los malos resultados eductivos. Antes de continuar, quiero
hacer otra salvedad: la noción de "crisis" si esta está asociada a un
cambio desfavorable repentino y actual, es falsa. La caída de los
rendimientos académicos de los estudiantes viene registrándose por lo
menos desde los años 1960s, y con total seguridad desde los años
pos-dictadura. Desde mi perspectiva, adelanto, se trata de una reducción
de la capacidad de abstracción de la población, como resultado de un
proceso cultural y económico propio de la evolución del capitalismo
actual, y por lo tanto ninguna reforma educativa podrá hacer por sí sola
gran cosa al respecto. Pero bien, veamos hacia dónde van las
críticas y las propuestas de cambio. Por un lado, desde el campo
académico, y especialmente desde el discurso pedagógico neoliberal
(incluyo aquí todo el tecnicismo de la educación por desarrollo de
competencias y resolución de problemas, importado desde España por la
elite tecno-izquierdista que asesoraba a Germán Rama y que logró
convertirse en supuesto de base, en sentido común pedagógico de las
nuevas generaciones de docentes), se ha criticado el carácter
"universalista" de la educación uruguaya, su división de saberes en
compartimientos estancos, su énfasis disciplinador del cuerpo y de la
mente a través del hábito y la memoria. Alejado de las supuestas
necesidades de los alumnos (en realidad alejado de las necesidades del
capitalismo financiero, ya que ese modelo responde a la línea de montaje
industrial), sería ese modelo el responsable de la exclusión creciente
de chicos del nivel secundario. Ese sistema retrógrado y
normativo, dicen sus enemigos, sería superable por uno más abierto, no
centrado en los saberes sino en los estudiantes. El paidocentrismo
incluye la abolición de la repetición (de hecho casi lograda en primaria
en virtud de la función policial del cuerpo inspectivo y una realidad
demográfica de los establecimientos escolares: si se dejara repetidores a
los niños que no cumplen con los objetivos mínimos del programa, las
escuelas tendrían índices de repetición del 40% ó 50%, y como no pueden
generar una deserción comparable a la de secundaria por la función de
guardería que ejercen para las familias pobres dada la edad de los
niños, generarían una superpoblación inmanejable), la ludización de las
estrategias didácticas, la integración de materias en áreas (ciencias
naturales, ciencias sociales... que no se corresponden con la existencia
de saberes científicos, o mejor dicho, discursos científicos y por ello
sus resultados en los 1990s fueron desastrosos, pero bueno, como los
monstruos de las películas de terror norteamericanas, que una vez
derrotados reviven, revive esta propuesta), la maternalización e
infantilización del ciclo básico de secundaria unificándolo con primaria
(algo así se hizo en Argentina y el resultado ha sido muy malo, y algo
así se hace en el medio rural uruguayo y algunos barrios alejados de
Montevideo, con los grados 7mo, 8vo y 9no, con un resultado
desalentador), la individualización de las trayectorias escolares a
través de la ruptura del formato clase en beneficio del formato proyecto
individual o de pequeños grupos. A esto se suma una serie de
propuestas de reforma administrativa y de gestión de inspiración
toyotista (acorde al imperio del capitalismo financiero):
descentralización y autonomización de centros educativos, competencia de
proyectos de centro para su financiación, jerarquización del rol del
director (en su versión más radical, la derecha propone que los
directores contraten y echen a los docentes como si se tratara de una
empresa), evaluación docente y estudiantil externa. A su vez, esto se
entronca con la precarización de la profesión docente, que pasará a ser
remunerada "a destajo", es decir, de acuerdo a su productividad (lo
cual, en la medida que no tenga en cuenta la distribución de las
capacidades de aprendizaje de acuerdo a los contextos socioculturales,
se convertirá en un excelente incentivo para el cambio de profesión).
Nada nuevo bajo el sol: la municipalización de la enseñanza es un camino
ya transitado en la época de Menem en Argentina, y los resultados
fueron malísimos en términos de aprendizajes. Ahora bien, nada
de esto elevará significativamente el nivel de los estudiantes
uruguayos, porque se está errando en el análisis de las variables. Un
análisis más complejo, si bien encontrará muchos aspectos a modificar en
la formación docente, en la estructura burocrática del sistema
educativo, incluso, cómo no, en la indolencia de muchos docentes, no
puede hacerse sin tener en cuenta, por lo menos, que los aprendizajes
están vinculados también a factores tales como: la persistencia de la
malnutrición infantil (14% de retardo de talla y peso en niños nacidos
en hospitales públicos de Montevideo), el deterioro sostenido de las
condiciones laborales de las familias de los trabajadores vía
precarización e informalidad, la afectación de dicho deterioro a los
vínculos de pareja y por lo tanto a la estabilidad de los proyectos
familiares (una de cuyas bases es la sostenibilidad económica de la
casa) y con ello a la capacidad de contención emocional y acompañamiento
pedagógico familiar de los niños, la pérdida de autoridad de padres y
maestros (lo que es parte del diagnóstico de la posmodernidad como época
de incertidumbre), el retraiminento de la cultura escrita, el
cortoplacismo o la ausencia de horizontes lejanos en los proyectos
vitales de los adultos de las clases trabajadoras, el escaso valor que
le asigna el mercado a los años de educación (el rendimiento económico
marginal de cada año estudiado entre 6to. grado escolar y 6to. grado de
secundaria es escasísimo). Tengo buenas noticas para los
neoliberales de izquierda y derecha: las medidas que proponen no
mejorarán los resultados educativos, pero la gente no se va a dar cuenta
a corto y mediano plazo, porque en la medida que disminuya la
repetición y se genere -algo maravilloso de esta época de simulacros- la
"sensación de éxito académico", los cambios serán suficientes para
obtener el apoyo de la población (piénsese cómo el Plan Ceibal no aporta
nada significativo pedagógicamente y sin embargo recoge unánimes
aplausos por su condición de fetiche moderno y de símbolo de cambio de
status). Si llegan a darse cuenta, de cualquier modo, como es más fácil
representarse a un docente holgazán que a un sistema educativo que
funciona mal, ya saben a quién culpar. Y mientras el tecnicismo y el
paidocentrismo en el orden pedagógico profundizarán la vulnerabilidad
cultural y política de las clases trabajadoras y medias bajas
(privándolos de la cultura general, de la disciplina escrita y los
grados de abstracción propios de los discursos científicos complejos),
el deterioro de la función docente permitirá reducir drásticamente la
capacidad de resistencia de los trabajadores de la enseñanza, lo cual,
combinado con algo que hubiera sido impensable 40 años atrás: la
sujeción político-partidaria directa del sistema de enseñanza público,
coronará una situación de absoluta sumisión de la enseñanza al mercado
(o sea, a los principales capitales). Ahora que han muerto las utopías
revolucionarias y todos están tranquilos en cuanto a que a lo sumo un
"giro a la izquierda" apenas implica algún aumento de impuestos, no
quedarán defensores políticos de la autonomía técnico-pedagógica del
sistema de enseñanza público, porque no hay nada que temer. El modelo es
la Universidad Tecnológica (UTEC)(1), compañeros. La sensación
de peligro inminente de disolución social y de caos que debe ser
ordenado ya está suficientemente generada en la población y por lo tanto
el ambiente es propicio para un golpe político a la enseñanza, para
reconfigurarla en clave regresiva y neoliberal. Nota
(1) La UTEC es un proyecto en marcha, con fuerte impronta personal del
presidente uruguayo Mujica, consistente en una Universidad con un
gobierno nombrado directamente por el Poder Ejecutivo y un proyecto
pedagógico orientado a la formación de técnicos para satisfacer la
demanda de las grandes empresas extractivas y elaboradoras de materias
primas.
Ubicación original del artículo: http://leites.webnode.es/news/golpe-politico-a-la-ensenanza/
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