El bosque Shilin, laberinto de piedra y paraíso
Los bosques suelen ser espacios encantadores, escenarios que acogen un reencuentro entre la cultura humana y la divinidad natural: jardines secretos donde se consuma la esencia de la naturaleza sacra. Existe en el sureste de China, en la provincia de Yunnan, un peculiar bosque en el que paradójicamente los protagonistas no son árboles vivos, sino incontables monolitos distribuidos en treinta mil hectáreas, un majestuoso cúmulo de estáticos guardianes.
Las formaciones basálticas del bosque Shilin se atribuyen a la erosión y la actividad sísmica, entre otras variables que nos remiten a la perfección del azar. Este bosque de piedra lleva tatuada sobre sí la sabiduría acumulada en 270 millones de años. El espacio proyecta una especie de red neuronal dentro de la que se forman cientos de micro-bosques que a la vez dan vida a decenas de laberintos.
Pero la paradisíaca esencia del bosque Shilin no termina ahí, pues en su interior se multiplican las cuevas, los estanques y las caídas de agua. Finalmente, un lago con una isla en el centro marca el improbable ombligo de este singular recinto.
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