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Libros: Madre Tierra - Raúl Prada Alcoreza
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 04/06/2014 21:38 |
Índice
La Madre Tierra
Descripción
Los ciclos de la Madre Tierra
Interpretación
Descripción de la Cordillera de los Andes
Ecología del espacio andino
Fundamentación
Cosmovisión y simbolismo de la Madre Tierra
Pachamama
Interpretación de las cosmovisiones indígenas-originarias
Cosmovisión indígena y epistemología
de la complejidad de la madre tierra
Teorías de la complejidad
Fundamentación jurídica
El derecho en el constitucionalismo andino
La Guerra por la Madre Tierra
Causas del cambio climático
Efectos del cambio climático
Los campos problemáticos de la Madre Tierra
El extractivismo
Informe Anual del relator Especial de la ONU James Anaya
Crisis del capitalismo y crisis ecológica
La revolución mundial del vivir bien
La alternativa al desarrollo
La ilusión desarrollista
Critica de la ilusión desarrollista
La transición a la economía social y comunitaria
¿Qué es la economía social y comunitaria?
Modelo económico social y comunitario
Hacia la economía social y comunitaria
El Nuevo Modelo Económico
Transiciones en la periferia
La condición estatal en la periferia y en la transición
La condición comunitaria en el Estado Plurinacional
Transición al vivir bien
El proyecto político, económico, social y
cultural de los movimientos sociales y pueblos indígenas
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Último
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:39 |
La Madre Tierra
El objetivo de esta acción es elaborar un documento de
fundamentación y presentación de la propuesta de los pueblos indígenas
para el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra o de la
Naturaleza por parte de los estados. Es decir, un documento que
fortalezca las propuestas indígenas.
Descripción
Los ciclos de la Madre Tierra
Por ciclos vitales entendemos los procesos espacio-temporales de
reproducción de la vida. La Madre Tierra es la representación, el
imaginario, el simbolismo, la significación integral y la referencia a
la matriz originaria y constitutiva de la vida. La Madre Tierra
comprende seres y ciclos vitales integrados. Nuestra interpretación de
la problemática de la Madre tierra se mueve en tres estratos narrativos,
uno de ellos tiene que ver con la narratividad de la ciencia del medio
ambiente, el otro tiene que ver con la narratividad compleja de las
teorías ecológica, y la tercera narratividad tiene que ver con la
narratividad de las cosmovisiones indígenas. El sentido propio de la
concepción de la Madre Tierra tiene que ver con la narratividad de las
cosmovisiones indígenas. En principio vamos a comenzar con descripciones
desde el discurso medioambientalista.
De acuerdo con la definición de medio ambiente el entorno consta de
dos componentes: medio físico o natural y medio humano o socioeconómico[1].
En la interpretación de Diego López Bonillo:
El primero de estos apartados comprende relieve, atmósfera, las
aguas, los suelos, la vegetación, la fauna y el paisaje. El segundo
abarca los asentamientos humanos, las formas de explotación económica y
en general todo aquello que constituye una ocupación del espacio,
cualquiera que sea su finalidad última[2].
En relación al relieve dice:
El estudio del relieve desde la perspectiva medioambiental
comprende esencialmente aspectos topográficos, geológicos y
geomorfológicos.
Respecto al sistema atmosférico dice que:
El aire es una mezcla de gases que forman la capa exterior de la
Tierra. Las proporciones en la que se mezclan estos gases son muy
variables espacialmente, de forma particular si se considera a la
atmósfera en la altura. Así, en los diez kilómetros inferiores, se
concentra el 95% de la masa atmosférica, mientras las capas superiores
presentan trazas de algunos elementos gaseosos[3].
En relación a la composición dice:
Normalmente, la composición de la atmósfera cerca en los niveles
próximos al suelo se describe a partir de la concentración de los
principales componentes del aire: nitrógeno, oxigeno, argón, dióxido de
carbono, etc.[4].
La estructura de la atmósfera está compuesta por la troposfera, que
es la capa de la atmósfera que tienen lugar los movimientos convectivos
del aire, donde se concentra la masa atmosférica y en la que la
temperatura desciende con la altura según un gradiente térmico vertical.
Después viene la estratósfera, donde la temperatura permanece constante
sobre un mismo punto de superficie y a lo largo de una misma estación.
No se dan lugar movimientos convectivos. En esta capa de la
estratósfera, se forma y se concentra la totalidad del ozono. Después
viene la mesosfera, donde la temperatura disminuye debido a la
disminución de la concentración de ozono. La capa más exterior es la
termósfera o ionosfera, donde la temperatura asciende hasta alcanzar
los 1.500 grados centígrados a una altura de 500 kilómetros, debido a la
absorción de la radiación ultravioleta[5].
En cuanto a la dinámica atmosférica el estado físico de la
atmósfera en un lugar y tiempo determinados se definen a partir de los
elementos del clima. Los más importantes, que a la vez tienen una
repercusión inmediata sobre el movimiento de los contaminantes
atmosféricos, son la temperatura, la humedad, el viento, la presión y
las precipitaciones[6].
También podemos mencionar otros fenómenos meteorológicos como la
nubosidad, la niebla, la bruma, la evaporación, la insolación y la
radiación solar, los mismos que también pueden considerarse como
elementos climáticos.
En lo que respecta a las aguas, podemos considerar a el agua como
uno de los elementos fundamentales del medio y a la vez el más
abundante: baste recordar que la extensión ocupada por los océanos y
mares equivale al 70,7 % de la superficie total del planeta y que más de
1.700. 000 kilómetros cuadrados de la superficie de los continentes se
encuentra ocupada por lagos. Además, las corrientes hídricas constituyen
un elemento fundamental del paisaje, siendo el agente geomorfológico
más activo, a la vez que un recurso imprescindible para la vida en todas
sus manifestaciones[7].
Los ríos y las aguas subterráneas son fuente principal de recursos
hídricos para la inmensa mayoría de la población del mundo. La energía
cinética de las masas de agua contenidas en los embalses, los ríos o el
mismo mar se aprovecha para transformarla en otras formas energéticas.
También es vehículo de evacuación de sustancias de desecho por su alto
poder disolvente, así mismo es un medio utilizado con fines recreativos[8].
El análisis hidrológico de las aguas de superficie estudia las redes
de drenaje, las formas de agua, las aguas subterráneas y las aguas
marinas. En lo que respecta a las redes de drenaje, las cuencas juegan
un papel primordial, drenan las aguas y los materiales disueltos o en
suspensión hacia un punto común de desagüe, mediante la energía
procedente de la gravedad. La forma de la red hídrica que constituye
una cuenca depende en gran manera de otros elementos del medio físico:
clima, litología, tectónica, etc., determinando redes de drenaje de
diferentes texturas y densidades[9].
En cuanto a las formas de agua tenemos a los ríos, arroyos, ramblas,
torrentes, lagos, lagunas, manantiales, zonas húmedas. Los parámetros
utilizados para evaluar el estado de los recursos subterráneos se
refieren a la capacidad de los acuíferos, así como a la recarga y los
tipos que puede adoptar esta condición del agua. Las aguas marinas, de
los océanos y los mares, indiscutiblemente comprenden la inmensa
expansión de este elemento. La aguas marinas inmediatas a la costa
son el lugar donde van a parar los materiales sólidos producto de la
erosión continental y los nutrientes que proceden de los ecosistemas
terrestres más o menos cercanos[10].
Allí se desarrollan los ciclos vitales de la multitud de especies
vivas; casi la mitad de la producción biológica de los océanos se
concentra en la estrecha franja adyacente a la costa, donde se sitúa la
plataforma continental.
Otro de los componentes fundamentales del medio es el suelo, el sistema edáfico; constituye
parte de la superficie terrestre sobre la que se asienta la vida
vegetal y sobre la cual se implanta la mayor parte de las actividades
humanas[11]. Desde
un punto de vista agrario, el suelo es un ecosistema que condiciona la
vida vegetal y animal, por lo que es un factor fundamental en el proceso
de producción de alimentos. Desde el punto de vista de la ingeniería,
el urbanismo, etc., es la parte superficial de la corteza terrestre no
compacta, en la que se encuentran elementos más o menos disgregados
sobre un material consolidado[12]. En cualquier caso, en los estudios medioambientales, el suelo interesa como soporte de la vida.
Podemos hablar de la formación del suelo, edafogénesis; de esta manera el suelo es el resultado de la descomposición de la materia mineral bajo la acción de diversos factores climáticos y bióticos[13].
El proceso de formación del suelo comprende la descomposición o
alteración del material originario o roca madre, que forma otros
minerales; también comprende la formación de la materia orgánica o
humus, a partir de restos vegetales depositados sobre el suelo. Así
mismo comprende la formación y transporte de materia soluble y coloidal,
con la formación de horizontes de lavado y acumulación[14].
Los factores climáticos de la formación del suelo son básicamente las
temperaturas y las precipitaciones, que influyen decididamente sobre la
rapidez y la forma de descomposición de la roca madre y la migración de
la materia soluble y coloidal[15]. En
la formación de los suelos intervienen asimismo decididamente los
caracteres del relieve. Además de los factores litológicos, como son la
composición y características de la roca madre, contribuyendo a definir
las características de la edafogénesis los topográficos, como la altitud
y la pendiente o los hidrológicos, como la presencia y profundidad de
la capa freática[16].
El proceso de formación de los suelos se inicia con la descomposición
del material originario. La intervención de los factores climáticos y
biológicos transforma el material de la roca madre en un complejo,
integrado básicamente por dos componentes: materia sólida y espacios
porosos. La materia solida está formada por partículas minerales
procedentes de la alteración de las rocas y por materia orgánica,
resultante de la descomposición de los seres vivos. Los espacios
porosos, que se encuentran entre las partículas sólidas, pueden estar
ocupados por aire o por soluciones acuosas de diversas sales. Entre las
características físicas de los suelos tenemos a la profundidad, el
espesor del suelo, que es determinante para las posibilidades de
desarrollo radicular de las plantas y la reserva de agua que pueden
conformarse en su interior. También tenemos a la porosidad; en este caso
la presencia de espacios vacíos interviene en el contenido y en los
movimientos del agua del suelo; la permeabilidad del suelo da lugar al
movimiento y la percolación del agua, lo que posibilita la conformación
de acuíferos. También tenemos en las características físicas a la
textura; hablamos de la distribución de las partículas minerales de
acuerdo a su tamaño, determinándose así algunas cualidades del suelo
como la fertilidad, el comportamiento mecánico y la capacidad de
retención del agua[17]. La
capacidad de retención del agua por parte del suelo varía en función de
la textura y del contenido en materia orgánica, siendo mínimo en los
suelos arenosos y máximo en los francos arcillosos y los arcillosos[18].
Entre las características del suelo podemos mencionar los
caracteres químicos del suelo son en primer lugar el poder de adsorción,
o sea, la capacidad de fijación de iones disueltos en el agua por parte
de los compuestos coloidales; en segundo lugar, el grado de acidez o
pH, que depende de la concentración de iones hidrógeno y que permite
clasificarlos en ácidos, neutros o básicos, según que el pH sea
inferior, igual o superior a siete[19].
Entre las características compositivas del suelo podemos mencionar también los caracteres biológicos, los mismos que
dependen de la presencia de materia orgánica e intervienen muy
directamente en el grado de fertilidad. La materia orgánica procede de
los restos de animales y plantas que se incorporan al complejo edáfico,
donde quedan sometidos a profundas transformaciones; en este sentido, el
suelo es un verdadero sistema vivo y dispone de sus propios
microorganismos capaces de efectuar las transformaciones biológicas,
mucho más importantes, por sus consecuencias, que las meramente físicas y
químicas. La materia orgánica es la que proporciona el grado de
fertilidad a un suelo al mejorar las propiedades físicas y químicas, al
tiempo que proporciona más o menos estabilidad[20].
La biosfera es el espacio, el espesor, la capa y el complejo donde se
desarrolla la vida. Comprende la totalidad de la superficie de los
continentes hasta una profundidad variable pero escasa, además de los
espacios marítimos y aéreos. Desde una perspectiva ecológica, el medio
biótico está formado por una serie de sistemas, llamados ecosistemas, de
diversa amplitud y complejidad que se interrelacionan para formar otros
sucesivamente mayores. Según los postulados de la ciencia del paisaje,
el medo biótico se inserta en el sistema global que comprende la Tierra,
denominado geo-sistema[21].
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:40 |
Un esquema funcional del medio biológico podría ser el siguiente:
La condición previa de posibilidad de la base de la vida se encuentra
en la energía solar y obviamente las condiciones previas de posibilidad
que se dan en la Tierra, que tienen que ver con su composición adecuada
para la vida. Se forman las macromoléculas y después las primeras
células, los seres unicelulares y después los seres poli-celulares; se
tienen como en una base de clasificación a los vegetales, como primer
eslabón de la cadena alimenticia; los vegetales son valiosos por su
capacidad de síntesis de la energía solar que se conoce como
fotosíntesis, también por su capacidad de síntesis de la materia
inorgánica así como de la orgánica, que, a su vez, es soporte alimentico
de las poblaciones animales. Aparte de constituir la base alimenticia
de los animales herbívoros, que a su vez son la base alimenticia de los
animales carnívoros, formándose así cadenas tróficas diversas, las
plantas desempeñan otras funciones para las poblaciones faunísticas,
entre ellas de refugio o morada[22].
Tenemos entonces en las cadenas tróficas a los vegetales, a los
herbívoros, a los carnívoros, a los necrófagos, saprófagos y parásitos.
Todos ellos producen desechos orgánicos, enriqueciendo el suelo
orgánico, sobre la base del suelo inorgánico.
Interpretación
La Madre Tierra es un ser vivo, sagrado, fecundo, fructífero, fuente
de vida, que alimenta y acoge en su regazo a todos los seres, se
encuentra en permanente equilibrio, armonía y comunicación con el
cosmos, comprende la integralidad de los ecosistemas y de los seres
naturales, su eco-organización y su auto-organización, además de
concebirse como el hogar de los seres naturales, de los ecosistemas, de
la biodiversidad, de las sociedades orgánicas y de los individuos
componentes. La concepción de la madre tierra deviene de las
cosmovisiones de las naciones y pueblos indígenas originarios, la madre
tierra es un sujeto de derecho.
El mito de Tunupa muestra elocuentemente el ciclo de la
vida; se trata de un dios que se hunde viajando en totora por el río
desaguadero, se introduce en las profundidades de la tierra, mankapacha, para volver a emerger de las entrañas de la tierra, en forma de volcán, que escupe fuego a la atmósfera, alaxpacha,
cayendo sobre la tierra como lava y polvo, volviéndose después roca.
Subsuelo, suelo y cielo son articulados y vinculados por medio de una
metamorfosis lúdica y creativa.
En este sentido y en esta perspectiva, los seres vivos son entes
plurales y diferenciales que en su interacción conforman a la Madre
Tierra como un ser vivo múltiple; los seres vivos constituyen las formas
existentes de la vida, de la lógica de la vida, de la fuerza de la vida
y de la voluntad de vida.
En relación al sentido, significación y perspectiva de la Madre
Tierra, son bondades de la naturaleza los frutos de la Madre Tierra, las
fuerzas inmanentes y físicas, energía, que se encuentran en todos los
niveles de la esfera terrestre, también los llamados “recursos
naturales”, es decir los minerales en todos sus estados, los
hidrocarburos, el agua, el aire, el suelo y el subsuelo, los bosques y
selva, la biodiversidad, el espectro electromagnético y todos aquellos
elementos y fuerzas físicas de la Madre Tierra.
La biodiversidad hace a la variedad de ecosistemas que conforman y
configuran la interactividad e interacción entre seres vivientes de la
madre tierra. La ecología estudia la biodiversidad comprendiendo su
eco-evolución y auto-organización generativa y regenerativa, es decir el
movimiento primordial de los ciclos vitales. La biodiversidad hace
referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre la Madre Tierra y
los modelos naturales que la conforman, constituidos durante la larga
eco-evolución de acuerdo a los procesos inherentes a la creación y
recreación de la Madre Tierra, aunque también debido a la influencia
reciente y creciente de las actividades de las sociedades humanas. La
biodiversidad comprende igualmente la variedad de ecosistemas y las
diferencias genéticas de los seres biológicos que permiten la
combinación de múltiples formas de vida, cuyas mutuas interacciones con
el resto del entorno fundamentan el sustento del ser complejo y múltiple
de la Madre Tierra. El ecosistema comprende al conjunto de las
interacciones en el seno de una unidad geofísica determinable que cobija
a diversas poblaciones vivientes que constituyen la integración
compleja auto-organizativa.
En la perspectiva de la totalidad compleja de la vida, se produce la
integración de la organización biológica en el orden cósmico. La
radiación del sol aporta energía a la vida. La gravitación ejercida
sobre la madre tierra, que comprende la traslación y la rotación, crea
un orden cíclico que los seres vivientes incorporan como orden
organizacional. El orden del sistema solar no sólo determina los grandes
ciclos de la biosfera. Los ciclos cosmofísicos están en el interior de
cada ser vivo. Todo ocurre como si el gran reloj cósmico desencadenara y
controlara, directamente como luz, indirectamente como temperatura,
todas las operaciones vitales de cada organismo, pero sincronizándose
con los relojes biológicos internos que funcionan en los organismos. Las
sociedades humanas lejos de separarse del orden temporal cósmico forman
parte intrínseca de esta temporalidad. Las sociedades arcaicas se
organizan como microcosmos a imagen de la cosmovisión del macrocosmos.
Las sociedades históricas establecen el calendario del cielo para
regular el calendario humano, organizan el tiempo sobre la base del
calendario astral, obedecen a las co-determinaciones del sol y de la
luna, convertidas en divinidades en las mitologías y armaduras
culturales ancestrales.
Se reconoce que en el proceso de domesticación de los genomas de las
plantas y animales ha existido una participación importante de las
sociedades humanas, quienes generación tras generación han hecho que las
especies silvestres, las especies y las variedades actuales, con alto
poder de adaptación a distintos ecosistemas y con rendimientos
agronómicos que superan a las variedades silvestres de origen; por
tanto, la incorporación de un gen en este patrimonio genético no
autoriza ni legal ni moralmente a individuos, las corporaciones y
estados a patentar las semillas.
En relación a los ciclos vitales, el aire es una bondad de la
naturaleza, forma parte de los ciclos de la vida de la Madre Tierra. El
aire es la mezcla de gases que conforman la atmósfera. Las proporciones
de estos gases son variables, dependiendo de la altura, sobre el nivel
del mar, normalmente la composición de la atmósfera cerca de los niveles
próximos a los suelos se describe a partir de la concentración de los
principales componentes del aire: nitrógeno, oxígeno, argón, dióxido de
carbono y otros gases partícipes en menor proporción. Algunos de estos
gases interactúan con compuestos procedentes de la biosfera, la
hidrosfera y hasta la misma atmósfera, por lo que las concentraciones
son variables temporal y espacialmente. Cuando se produce la
contaminación atmosférica por causa de las actividades humanas se
generan el efecto invernadero provocando la crisis del cambio climático.
El efecto invernadero se debe a las emisiones de gases contaminantes
debido al proceso industrial y al híper-consumismo de las ciudades del
centro del sistema-mundo capitalista. La descarga industrial emite más
dióxido de carbono, que es causa del calentamiento global. También
contribuyen a este efecto las actividades agrícolas empresariales por su
alta emisión de óxido nitroso y la ganadería comercial por su alta
emisión de metano.
En la atmósfera el vapor de agua, las nubes, tienen una influencia
decisiva en los fenómenos climáticos e intervienen en los flujos
energéticos del sistema a través de la secuencia
evaporación-condensación. También tenemos que tener en cuenta que en la
atmosfera existen otros componentes en estado sólido, líquido o gaseoso,
ajenos a la composición, muchas de las cuales constituyen elementos
contaminantes. La masa atmosférica presenta discontinuidades, que tiene
repercusiones en su dinámica, originando movimientos de aire, y como
consecuencia intervienen procesos de difusión de los posibles
contaminantes. La estructura vertical de la atmósfera está conformada en
la parte primordial por la troposfera, la capa en la que tienen lugar
los movimientos conectivos del aire, donde se concentra la masa
atmosférica y en la que la temperatura desciende con la altura. Es la
parte donde se manifiestan la mayor parte de los problemas ecológicos.
Cuando se menciona la contaminación atmosférica se alude al límite
inferior de la troposfera.
La atmósfera, capa exterior de la madre tierra, y constituida por
aire en sus diferentes composiciones, es la característica diferencial
con relación a los demás cuerpos del sistema solar, es la condición que
permite el desarrollo de las distintas formas de vida de la madre
tierra.
Las cosmovisiones ancestrales conciben al aire como ser vivo, aparece
como transmisor de los mensajes ancestrales a través de los vientos,
leyendo en las nubes las señales venideras de los climas, dando lugar al
intercambio energético entre los seres de la Madre Tierra.
Otro componente primordial en los ciclos vitales es el agua; es uno
de los seres y de las bondades de la naturaleza fundamentales de los
ciclos de la Madre Tierra, uno de los más abundantes. Se forma en las
alturas de las montañas, en los glaciales, nace en estas fuentes,
recorre desde las alturas los territorios, formando cursos, afluentes de
ríos, depositando sus aguas en lagunas, lagos y mares. Sumiéndose en
las profundidades dando curso a los recorridos de las aguas
subterráneas. Los recorridos del agua forman cuencas, las que conforman y
dan vida a la interactividad de los ecosistemas que componen la cuenca.
Todo este recorrido comprende el ciclo de generación y regeneración del
agua, dando lugar a la evapotranspiración, convirtiendo el líquido en
la forma gaseosa del agua, condensación, en forma de nubes, y
precipitación, que determinan en su circulación los climas. La lluvia,
la nieve, los granizos, devuelven esta condición gaseosa a su estado
líquido, dando recomienzo nuevamente al ciclo del agua, también a los
ciclos generativos y regenerativos de los seres de los ecosistemas. El
agua en sus diferentes estados y en distintas fases del ciclo
hidrológico se halla sometida a múltiples procesos de orden natural y
como consecuencia de determinadas actuaciones humanas. Desde esta
perspectiva, hay que considerar la bondad hídrica como flujos, en forma
de ríos, aguas subterráneas; también es fuente de energía, la energía
cinética de las masas de agua; es también vehículo de evacuación de
componentes de desecho por su alto poder disolvente; así mismo forma
parte del paisaje y del disfrute de los seres que gozan del consumo y la
recreación del agua.
El agua es ser vivo, en tanto tal es afectivo y receptivo,
predispuesto a estímulos externos. Siendo abundante en la composición de
la Madre Tierra y constituyendo la proporción más significativa de los
seres, se comporta como un regulador de la armonía y el equilibrio
ecológico, siendo un medio transportador de nutrientes y de vida en el
interior de los organismos vivos.
Las cuencas son verdaderos continentes ecológicos, que comprenden
nichos, ecosistemas diversos, lo que llamamos biodiversidad, sosteniendo
como matriz ecológica los ciclos generativos y regenerativos,
eco-evolutivos y de auto-organización de la Madre Tierra. Las cuencas
hidrográficas drenan las aguas y los materiales disueltos o en
suspensión hacia un punto común de desemboque, mediante la energía
procedente de la gravedad. Los tamaños de las cuencas varían en función
de la morfología de los territorios y se encuentran recorridas por los
decursos del agua, formando toda una red compleja hidrográfica que
alimenta la biodiversidad de los ecosistemas, participando activamente
en los ciclos múltiples y articulados de la vida. La forma de red
hídrica que constituye una cuenca depende en gran manera de otras
condicionantes de la ecología: clima, litología, tectónica y topografía,
entre los más importantes, determinando redes de drenaje de diferentes
texturas y densidades. Las cuencas sostienen la vida de los ecosistemas,
de los bosques, de los ciclos del agua, de los ciclos del aire y los
ciclos regenerativos de los suelos.
Otro componente fundamental de los ciclos vitales es el suelo. Los
suelos son otras de las bondades de la naturaleza que conforman la
matriz de la biodiversidad, los suelos son componentes fundamentales de
la ecología, constituyen la parte de la superficie terrestre sobre la
que se asienta la vida vegetal y sobre la que se desarrolla la mayor
parte de las actividades humanas. Desde el punto de vista agrario el
suelo es un ecosistema que conforma la vida vegetal y animal, por lo que
es un condicionante fundamental en el proceso de producción de
alimentos. Los suelos son el soporte de la vida vegetal, tanto de las
comunidades naturales como las que se insertan en los sistemas agrarios,
así también son el sustrato donde se asientan las poblaciones humanas.
Cuando se afecta negativamente al ciclo vital de los suelos,
degradándolos, depredándolos, desforestándolos, afectamos a los ciclos
complejos y articulados de los seres, de los ecosistemas, de los
continentes ecológicos, afectando a la auto-organización de la vida.
Mantener el equilibrio y la armonía de los suelos es defender los
derechos de la Madre Tierra.
En la actualidad los sistemas agro-empresariales de producción de
cultivos con destino al mercado externo están basados en la extracción y
exportación de nutrientes de la Madre Tierra. Este sistema depredador
es responsable del avance descontrolado de la frontera agrícola,
condición que ocasiona desforestación, desertificación, marginamiento y
discriminación de poblaciones nativas.
El suelo es el espesor vital de la madre tierra, su contacto nos
traslada al mundo profundo de las entrañas de la Madre Tierra,
comunicándonos con las fuerzas y las energías telúricas.
El medio ambiente es el hogar, el hábitat compartido de todos los
seres. El medio ambiente implica todo nuestro entorno, natural y
artificial, socioeconómico y cultural. Es decir, todos aquellos
elementos que coexisten en el planeta, los seres humanos y las
relaciones que estos tienen con lo que los rodea. Comprende todo
entorno, incluyendo tanto a los seres vivos, otros sistemas bióticos, el
aire, el agua, el suelo, las bondades de la madre tierra, la flora, la
fauna, los seres humanos, y su interrelación e interacción. En este
contexto, el medio ambiente se extiende desde el interior de una
eco-organización hasta el conjunto de los ecosistemas de la madre
tierra.
Podemos hablar también como parte componente de los ciclos vitales a
los bosques y las selvas. Los bosques y las selvas son ecosistemas y
ecoregiones, continentes y nichos ecológicos diversos con especies
nativas de flora y fauna, prestadoras de funciones ambientales y
bondades de la Madre Tierra. En el que coexisten, interactúan e
interrelacionan plantas, animales, agua, aire puro, seres humanos y
espirituales, proporcionado refugio, medicinas naturales y dando lugar a
la formación de mundos de los distintos seres vivos.
Los bosques y las selvas son sistemas complejos conformados
primordialmente por árboles, extensiones de árboles y de flora que
cobijan a la diversidad de faunas y bondades de la Madre Tierra. Las
selvas comprenden la compenetración tupida y tropical de bosques en
distintos niveles de densidad y humedad, dando lugar a distintos formas
de intervención humana, probablemente menor en las selvas.
En la perspectiva de los seres componentes de la Madre Tierra es
indispensable tener en cuenta a las comunidades y sociedades humanas;
desde la perspectiva de las cosmovisiones indígenas y de los derechos de
las naciones y pueblos indígenas originarios es imprescindible tener en
cuenta la reconstitución de los territorios ancestrales y la
reterritorialización de las comunidades. En ese sentido se reivindica el
territorio indígena. El territorio es el espesor cultural, histórico,
ecológico, que comprende los niveles de aire, agua tierra, suelo,
subsuelo y biodiversidad, el espacio de coexistencia armónica
de complementariedad y reciprocidad, en el que los seres vivos
interaccionan entre ellos y con la Madre Tierra disfrutando de sus
bondades.
Son territorios indígenas, los bosques, selvas, montes, valles,
punas, ríos, lagos y lagunas que se identifican con la existencia de
una nación y pueblo indígena y que le han provisto de sus medios de
vida; la riqueza heredada de sus antepasados y el legado que están
obligados a entregar a sus descendientes; un espacio en el que cada
pequeña parte, cada manifestación de la vida, cada expresión de la
naturaleza es sagrada en la memoria y en la experiencia colectiva de esa
nación o pueblo y que se comparte en intima interrelación con el resto
de los seres vivos, respetando su natural evolución, como única garantía
del mutuo desenvolvimiento.
Teniendo en cuenta los ciclos vitales integrados es indispensable
desplegar una gestión integral por parte de las comunidades y sociedades
humanas, que también componen activamente la composición de los
ecosistemas, la complejidad de los seres integrados de la Madre Tierra.
En este sentido, la gestión ecológica es el conjunto de acciones
encaminadas a lograr el equilibrio en el proceso de decisión relativo a
la conservación, protección, restitución y mejora del medio ambiente
como una herramienta para la defensa de la Madre Tierra, a partir de un
enfoque interdisciplinario y global, para modificar, influir u orientar
los usos y manejos de las bondades de ésta, así como prevenir y mitigar
los impactos de las actividades humanas. La gestión ambiental implica
corresponsabilidad entre Estado y el conjunto de la sociedad. En el caso
de las naciones y pueblos indígenas originarios la gestión ambiental se
ejerce mediante la aplicación de las normas y procedimientos propios.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:41 |
Descripción de la Cordillera de los Andes
Hay varias hipótesis en concurrencia concernientes a la etimología del topónimo "Andes", la más probable es la palabra quechua anticon,
cuyo significado de cresta elevada explica el topónimo. Es dudoso que
provenga de la etimología española procedente de la palabra andén, aunque sí se podría sostener una hipótesis interpretativa donde se suponga que los españoles modificaran la palabra quechua anti al
notar que eran frecuentes en las laderas de esta cordillera los
cultivos mediante terrazas o andenes. Es de notar que los quechuas del Tahuantinsuyo solían
denominar "Anti" a los sistemas montañosos más orientales que señalaban
aproximadamente los límites de ese imperio, por este motivo algunas
elevadas Sierras Pampeanas como la del Aconquija eran incluidas en los "Anti" aunque pertenecieran a sistemas orográficos independientes[23], también forma parte del Anti-suyu los llanos y monte alto de la Amazonia y el Chaco.
La cordillera de los Andes es una cadena de montañas de América del Sur comprendido entre los 11° de latitud norte y los 56° de latitud sur, que atraviesa Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y parte de Venezuela. La altura media alcanza los 4000 metros,
con numerosos puntos que alcanzan y hasta superan los 6000 msnm. Es la
cordillera más grande del continente americano y una de las más
importantes del mundo. Constituye una enorme masa montañosa que discurre
en dirección sur-norte, contorneando la costa del océano Pacífico a lo largo de 7500 km. En el extremo meridional esta cordillera se hunde en el océano Atlántico al este de la isla de los Estados[24].
De acuerdo a los estudios geológicos la cordillera de los Andes se formó al final de la era Secundaria, a finales del Cretácico tardío, por el movimiento de subducción de la placa de Nazca debajo de la Placa Sudamericana.
Los movimientos sísmicos y la actividad volcánica posteriores han
tenido más importancia en la configuración del relieve que los agentes
erosivos externos. En la morfología actual se encuentran elevadas
cordilleras, junto con extensos altiplanos y profundos valles
longitudinales paralelos a los grandes ejes montañosos. Los valles transversales son escasos, salvo en los Andes argentinos-chilenos[25].
Se puede observas que en su parte meridional hace como de frontera “natural” separando Chile de la Argentina.
En la zona central, la cordillera de los Andes se abre en dos cadenas
conformando y dando lugar a la gran meseta conocida como Altiplano. Esta elevada y extendida meseta es compartida por cuatro países, por la Argentina, Bolivia, Chile y el Perú. La cordillera se vuelve a cerrar al norte, atravesando el Perú y Ecuador, para abrirse de nuevo en Colombia[26]. Al
norte del nudo Pasto, al sur de Colombia, la cordillera de los Andes se
divide en tres ramales, los mismos que tienen vinculación con América
Central y las Antillas, dando lugar a algunas continuidades, ramales
separados por grandes valles meridianos del Magdalena, Cauca y Patía. Se
observa el débil porcentaje de territorios por encima de los 3200
metros sobre el nivel del mar, el gran despliegue de sistemas de
pendientes, la presencia de grandes valle profundos y abrigados,
relativamente secos en la parte baja de las vertientes serranas que
cuentan con riego, acompañando fuertes cubiertas vegetales, donde se
encuentran las selvas de altura[27].
En el Ecuador y al norte del Perú, la cordillera de los Andes
presenta dos contexturas: el del norte, que cuenta con una serie de
cuencas medias flanqueadas, también al este y oeste, donde se encuentran
volcanes de más de 5.000 metros de altura; al sur con cuencas secas ,
separadas por ramales, mesetas secas y bisectadas. Entre los flancos de
la cordillera comienza a aparecer la diferencia entre el oeste seco y el
frente oriental amazónico húmedo[28].
La cordillera de los Andes que se distribuye por Perú, Bolivia, norte
de Chile y noreste de Argentina se caracteriza por el predominio del
volumen de la cordillera. En Bolivia la cordillera muestra su mayor
anchura, de hasta 500 kilómetros. En este caso, es el Altiplano la que
conforma la mayor parte de esta extensión. Las cumbres llegan a
sobrepasar los 6000 metros sobre el nivel del mar, vemos cadenas
elevadas nevadas y volcánicas. Es notorio el contraste entre el flanco
seco del Pacífico y la vertiente húmeda y selvática, que conserva su
fisonomía a lo largo del arco andino, que se curva desde Bolivia hasta
Venezuela. Hablamos de un inmenso plano inclinado fuertemente bisectado
por valles profundos, con vertientes cubiertas de bosques[29].
Con fines de clasificación usaremos la propuesta por el geólogo Augusto Gansser; se
trata una división basada en la observación de las características
morfológicas de la cordillera. Tenemos a los Andes septentrionales: al
norte del golfo de Guayaquil, 4 grados sur, en el Ecuador,
comprende también los Andes venezolanos, los Andes colombianos y los
Andes ecuatorianos. También tenemos a los Andes centrales; se sitúan
entre el golfo de Guayaquil y el golfo de Penas, 46 grados y 30 minutos sur, Chile;
comprende a los Andes peruanos, bolivianos, y argentino-chilenos. Por
último tenemos a los Andes australes; que se sitúan al sur del golfo de Penas; comprende a los Andes patagónicos y a los Andes fueguinos (isla Grande de Tierra del Fuego)[30].
Al sur de Colombia en la frontera con Ecuador y la cordillera de los Andes conforman una sola cordillera con picos volcánicos de hasta 5000 msnm. Al norte, en el nudo de los Pastos, la cordillera se bifurca en dos cadenas llamadas respectivamente Occidental y Central. De la cadena Central se desprende la Oriental.
El área andina que ocupa Ecuador, Colombia y Venezuela es muy verde y
rica en flora y fauna. En esta región se encuentra 45000 especies de
flora y 5975 especies de fauna. Esta región, llamada Andes Tropicales,
es la región más rica en biodiversidad en la cordillera andina[31].
Se observa que la cordillera Central está separada de la Occidental, una distancia promedio de 400 km, por una falla geológica ocupada por el río Patía al sur y por el río Cauca al norte. La cordillera Oriental gradualmente se separa hacia el este creando la cuenca del río más importante de Colombia, el Magdalena. Esta cordillera se extiende hacia el norte y en el departamento de Norte de Santander se subdivide en dos brazos; el brazo oriental penetra el territorio venezolano donde adquiere el nombre de cordillera de Mérida cuya continuaciones naturales dan paso a la formación Lara-Falcón y tienen una lejana relación con las serranías del Litoral Central (Caracas, Valencia, Maracay) y Oriental (Puerto La Cruz, Barcelona)[32].
El brazo occidental, llamado serranía del Perijá,
se desprende de esta hacia el norte formando la frontera natural
colombo-venezolana y gradualmente va perdiendo altura y alcanza el Caribe en punta Gallinas en la península de la Guajira, en el extremo norte de Colombia. En el Perijá se acerca a la sierra Nevada de Santa Marta formando un valle surcado por el río Cesar. La sierra Nevada de Santa Marta es la estructura montañosa más alta de Colombia: 5775 msnm, y es además la montaña costera más alta del mundo[33].
Estas cadenas presentan cumbres de formación volcánica de más de 4000 metros sobre el nivel del mar. La Central y La Oriental cuentan
con cumbres de más de 5000 metros sobre el nivel del mar cubiertos de
nieves permanentes. Muchos de estos volcanes son activos y han causado
destrucción y muertes en el pasado debido a las explosiones de gas y
ceniza, como también a las avalanchas de hielo y lodo. El occidente del
país está sujeto a una mayor actividad telúrica lo que demuestra la
inestabilidad de su naturaleza geológica. Al noroccidente de la cordillera Occidental aparece un sistema montañoso llamado serranía del Baudó, que continúa por el Darién girando al oeste hacia Panamá[34].
Al inicio norte de este sector se encuentra la depresión de Huancabamba, que la separa de la Zona Volcánica Norte. Camino hacia el sur, los ríos Marañón y Santa conforman importantes divisiones, el cañón del Marañón y el Callejón de Huaylas respectivamente, éste último divide la cordillera Blanca de la Cordillera Negra. En dirección sur, la cordillera Occidental continúa a través de la cordillera Huayhuash y permite la formación de la meseta de Bombón, lo que orográficamente se denomina “Nudo de Pasco”[35].
A sur del Nudo, los afluentes del río Apurímac conforman una región surcada por numerosos cañones aluviales. Al norte de la cuenca del Apurímac, el Vilcanota también forma un valle aluvial que se inicia en la zona de glaciares que delimitan la Meseta del Collao. Hacia el paralelo 15° sur se inicia la zona volcánica central en el Sara-Sara.
La ya mencionada Meseta del Collao, o simplemente el Altiplano, dominan
el paisaje al sur de los 15 ° centígrados para el sector central de los
Andes. En esta altiplanicie se emplazan dos grandes lagos, el Titicaca y el Poopó, que conforman el sistema endorreico más extenso de Sudamérica. La población se concentra más en el Altiplano y en la costa peri-andina como es el caso de la capital peruana, Lima, cuya área metropolitana llega hasta los 950 msnm. Entre las ciudades interandinas más importantes localizadas en este sector de la cordillera se encuentran Arequipa, Huancayo y Cuzco en Perú; La Paz y Cochabamba en Bolivia[36].
Hacia el paralelo 22° sur aparece la Puna de Atacama dominando el occidente de la Zona Volcánica. El clima es árido cálido, y el bioma predominante es desértico.
Los Andes australes se extienden hasta el extremo sur de América del Sur en Argentina y Chile.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:42 |
Ecología del espacio andino
En El reto del espacio andino[37]
Oliver Dollfus nos describe los grandes sistemas andinos
intertropicales, los geosistemas y medios naturales en los Andes
ecuatoriales del norte y de los Andes tropicales del sur, su lugar y su
distribución en las cordilleras del continente; también nos habla de la
valorización del espacio andino y de la historia de los espacios y
sociedades. También evalúa la crisis y desvalorización del espacio
andino. Dice que Los Andes trópico-ecuatoriales, que se extienden desde
los 11 grados norte hasta 23-24 grados sur, cubren las cuatro quintas
partes de la superficie de la cordillera. Allí viven la aplastante
mayoría de las poblaciones andina, descartando a los habitantes de los
pies de monte. Es aquí, en estos andes intertropicales, donde sus
sociedades y comunidades acondicionaron el espacio andino. En esta
inmensa geografía serrana de 1. 600. 000 kilómetros cuadrados,
distribuidos sobre los 35 grados de latitud sur, que comprenden como
4.000 kilómetros, habitados por más de treinta millones de personas, el
clima se rige por variaciones térmica de las estaciones. La gradiente
térmica determina el escalonamiento ecológico[38].
En la gran cordillera intertropical se dan abruptas transiciones del
frio al calor, de la aridez extrema a la híper-humedad, de pendientes
agudas a superficies horizontales, de selva espesa al suelo desnudo,
mineral. Se observa que es elevada la cantidad de combinaciones
geo-sistémicas naturales de diferentes potencialidades en distancias
cortas. Estos factores extremos imprimen sus características a los
geo-sistemas andinos de extensión, dándose lugar a la posibilidad de
superficies utilizarles[39].
Las características comunes de los grandes geosistemas por pisos
térmicos son los geosistemas fríos, los geosistemas templados y los
geosistemas tibios y cálidos. En el primero de los geosistemas la
temperatura media anual es inferior a los 10 grados. Las heladas son
frecuentes, especialmente en las noches. El límite superior corresponde a
la transición del piso nivoglacial o periglacial, donde la frecuencia e
intensidad de la helada y un equilibrio térmico muy débil no permite la
existencia de un tapiz vegetal. El límite inferior corresponde al paso
hacia el piso forestal. Estos geosistemas fríos se sitúan a alturas
superiores a los 3200 metros sobre el nivel del mar, generalmente a los
3600 metros sobre el nivel del mar. Los geosistemas templados oscilan de
temperaturas comprendidas entre los 11 y 18 grados. Las alturas en las
que se sitúa son desde los 3600 y los 2200 metros sobre el nivel del
mar. En los pisos templados la extensión de las grandes vertientes es
uno de los rasgos topográficos comunes en los Andes tropicales. Los
geosistemas tibios y cálidos oscilan entre temperaturas que van de los
17 a los 23 grados. Hablamos de alturas comprendidas entre los 2200 y
los l000 metros sobre el nivel del mar. En este geosistema no hay
heladas; en cambio, cuando la humedad es suficiente las temperaturas
permiten la proliferación de bacterias, en tanto que en los suelos el
ciclo del nitrógeno es rápido[40].
Los geosistemas y medios naturales en los Andes ecuatoriales se
clasifican también en geosistemas fríos, que son los páramos, los
geosistemas templados y los geosistemas tibios y cálidos. Los
geosistemas fríos comprenden el páramo alto, que se sitúa entre los 3800
y los 4700 metros sobre el nivel del mar y mantienen unas temperaturas
entre los 2 y 7 grados centígrados; el páramo bajo, que se sitúa entre
los 3700 y los 3200 metros sobre el nivel del mar, mantiene una
temperatura que oscila entre los 7 y 10 grados. Los geosistemas
templados se caracterizan por moverse en una temperatura media anual de
14 grados centígrados, además de contar con una precipitación anual de
1200 mm. En los geosistemas templados de los Andes ecuatoriales el maíz
se produce bien por encima de los 14 grados centígrados, las
precipitaciones distribuidas adecuadamente favorecen el mantenimiento
del bosque. En los geosistemas tibios y templados las temperaturas
medias oscilan entre los 17 y23 grados centígrados; estos geosistemas se
sitúan entre los 2000 y 800 metros sobre el nivel del mar[41].
A parte de estos geosistemas tenemos también los geosistemas cálidos
de piemonte. En estos geosistemas las precipitaciones pueden ser muy
fuertes, que sobrepasen a los 4000 mm; en este caso las condiciones de
producción son difíciles a causa de la erosión de los suelos,
empobrecidos por la rapidez con que desaparece la materia orgánica.
Cuando las precipitaciones son menos intensas se abre la posibilidad de
producir en la selva a través de su transformación en sectores de
cultivos, donde se cultiva el cacao y el plátano y se explota el caucho,
se cultiva también alimentos variados de la región o, en su caso, pasto
para vacunos. Los valles secos, que también se encuentran en los
geosistemas tibios y cálidos, a diferencia de los anteriores, no cuentan
con humedad; estos valles son asoleados y cálidos. Las temperaturas
medias son elevadas, oscilan entre los 25 y 40ngrados centígrados. Las
precipitaciones generalmente son inferiores a los 1000 mm anuales. Estos
fondos cálidos y secos están cubiertos por una estepa arbórea espinosa y
por cactus, cuentan con un tapiz de gramíneas durante las lluvias.
Estos páramos espinosos se han degradado desde la Colonia con la
introducción del ganado vacuno. Cuando caen las primeras lluvias
torrenciales el agua puede lavar los suelos. En esos geosistemas
piemonte ecuatoriales la producción agrícola requiere un sistema de
riego, utilizando los ríos que descienden de las montañas[42].
Por último tenemos a los geosistemas y medios naturales de los Andes
tropicales del sur. Una diferencia entre estos geosistemas y los
geosistemas ecuatoriales consiste en la oposición entre una estación
húmeda y otra seca. A esta situación hay que agregarle las variaciones
de temperatura mensuales de norte a sur. Por otra parte, el carácter
masivo de la montaña andina, la amplitud de los volúmenes montañosos
coronado por superficies planas, así como la extensión de regiones secas
contribuyen a crear familias de ecosistemas, cuyos caracteres
específicos y disposición geográfica son marcadamente diferentes de los
Andes del norte. Estas condiciones ecológicas han tenido consecuencias
en los modos de ocupación, adecuación y utilización de la montaña[43].
También los geosistemas tropicales del sur se clasifican por
geosistemas fríos, templados y tibios y cálidos. A los geosistemas
húmedos los llamamos también puna y suni. Las punas se extienden en los
altiplanos, sus temperaturas oscilan entre los 8 y 25 grados
centígrados. Las punas configuran una de las particularidades del
paisaje de los Andes tropicales del sur. La puna es una formación
vegetal que pasa de la pradera gramínea de tapiz continuo a las estepas
de matas discontinuas de plantas resinosas y espinosas. En los Andes
tropicales del sur los bosques de altura se han como retirado a las
montañas intertropicales húmedas. El substrato de la puna es variado;
presenta mesetas sedimentadas o volcánicas; mesetas de derrames
volcánicos; formaciones lacustres; expansiones glaciares y
fluvioglaciares cuaternarias. A una escala más próxima el mosaico
ecológico parece diversificado por la situación topográfica, pasamos de
las punas de pendiente a punas hundidas con mal drenaje hacia las
turberas. Los suelos; el substrato rocoso; la situación de exposición en
las latitudes tropicales, con las diferencias entre este y oeste a
medida que se avanza en la latitud hacia el sur. Revisando los datos
históricos, antropológicos y sobre todo arqueológicos, las punas han
sido recorridas, ocupadas, adecuadas y utilizadas por comunidades de
cazadores y recolectores, después por agricultores y pastores de llamas,
así mismo por grupos agropecuarios[44].
En lo que respecta a la puna es también indispensable diferenciar la
puna húmeda de la puna seca, así como de la árida, dependiendo de las
precipitaciones y las temperaturas.
Los geosistemas suni son conocidos como sistemas de vida de
transición; se encuentran en la franja intermedia que conduce a la puna,
entre los 3600 y los 3900 metros sobre el nivel del mar. Sus
temperaturas oscilan entre los 8 y 10 grados centígrados; las heladas
son moderadas, en cambio las precipitaciones son irregulares, comprenden
un intervalo entre los 500 y 1000 mm. Contamos con dos variedades de
suni, la del altiplano y la de vertiente. El geosistema suni altiplánico
se caracteriza por la extensión de sus superficies plana, que se
encuentran como a los 3600 metros sobre el nivel del mar. En estos
geosistemas suni altiplánicos se encuentra el lago Titicaca, sus orillas
se hallan en la franja de variación de la capa lacustre. La
geomorfogénesis de este sistema de vida depende de las variaciones
lacustres, así como también de los desbordes de los cursos de agua. La
ocupación, la adecuación y la utilización del espacio por parte de las
comunidades andinas son antigua y relativamente intensiva. De todas
maneras con el transcurso del tiempo y considerando los periodos, los
pastos se han modificado con la introducción de nuevas especies de
gramíneas y leguminosas. Se pueden distinguir campos cultivados de
manera más o menos permanente en las inmediaciones de las casas de los
campesinos; aunque lo más frecuente es que se hagan cultivos con ciclos
de hasta dos o tres años. Los más conocidos cultivos son los que se
dedican a los tubérculos, papa y olluco, también se cultiva la quinua,
además de otros cereales, combinándose, en algunos casos, con el cultivo
de legumbres como la cebolla. Una vez terminado el ciclo de cultivo,
durante ocho o diez años, se deja la tierra en barbecho y se utiliza el
espacio como campo de pastoreo[45].
El geosistema suni de vertiente se diferencia del geosistema suni
altiplánico debido a la pendiente que la caracteriza. Corresponde a una
franja ubicada entre las punas francas y los pisos templados; se trata
del paso de la pradera y de la estepa herbosa al páramo arbustivo. Su
formación vegetal contiene numerosas especies leñosas y gramíneas, que
son producto de la actividad humana. La geomorfología de los sistemas
suni de vertiente se encuentra afectada por movimientos de masa, lentes
de solifluxión, desprendimientos ocasionados por infiltración de agua en
sustratos ya pasturados o debido a procesos laminares como el
escurrimiento. La geomorfogénesis depende entonces del tipo de lluvia,
de los suelos que reciben esta lluvia, así como de los cultivos y del
mantenimiento de las vertientes[46].
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:43 |
Fundamentación
La madre tierra, el planeta tierra, la pachamama, la madre
naturaleza, es el hogar de todos los seres vivientes, forma parte de la
constelación, la vía láctea, que a la vez forma parte del cosmos y el
taqpacha, la totalidad de los espacio-tiempo. Después de la gran
explosión inicial, se formaron los átomos y las estrellas, se forman los
planetas y los sistemas, también las estructuras, los componentes, los
elementos, las materias del planeta tierra, que vamos a tomarlas también
como bondades y dones de la naturaleza. La madre tierra es el conjunto
de los espacio-tiempo y el ciclo de estos espacio-tiempo; el
espacio-tiempo cósmico, del pluriverso; el espacio-tiempo del presente,
del lugar, del territorio, de la biodiversidad; el espacio-tiempo
interior, de las entrañas de la tierra, de los cuerpos; y la totalidad
de los espacios-tiempos que hacen a la unidad plural y al pluralismo
unitario complementarios del cosmos. La naturaleza es el conjunto de
ecosistemas integrados y complementarios, y de sus procesos ecológicos
que construyen permanentemente los equilibrios dinámicos, los retornos
armónicos, como volviendo a los nacimientos iniciales, a las matrices
originarias. La madre tierra, el planeta tierra, la pachamama, la madre
naturaleza, son distintos nombres que codifican y que incluyen las
distintas relaciones que mantienen los seres humanos con los demás seres
vivientes, con los continentes ecológicos, con la biodiversidad, las
territorialidades, los recorridos, las huellas, los ciclos y circuitos
de la vida, de las formas de vida, los componentes, elementos, las
materias y los seres de la naturaleza. Al comprender la complejidad de
estos nombres y el sentido complementario de las relaciones
significadas, descartamos otros nombres que expresan relaciones de
explotación, expropiación y disociación de la naturaleza, que
manifiestan relaciones mercantiles, comerciales y capitalistas,
descartamos el nombre de recursos naturales, que manifiesta la relación
de despojamiento de la naturaleza por parte del sistema-mundo
capitalista. En la misma perspectiva, en consecuencia, también
descartamos el concepto de los recursos naturales; no son recursos, como
dijimos, pues son seres, materias, elementos, componentes, bondades de
la naturaleza, que es la totalidad estructurada de la vida. En el
contexto del actual modelo de desarrollo y desde las cosmovisiones de
pueblos indígenas originarios campesinos no consideramos adecuada la
distinción entre renovables y no renovables pues la naturaleza es
vulnerable al saqueo, la contaminación, la degradación y la depredación,
la vida misma es vulnerable a la explotación indiscriminada del
capitalismo; en este contexto todos los seres bondades y frutos de la
naturaleza son susceptibles de agotamiento, la vida en el planeta tierra
puede ser aniquilada.
La crisis ecológica en la que estamos embarcados ha desatado el
debate contemporáneo sobre el modelo civilizatorio vigente, que es el
moderno y capitalista, basado en la explotación exhaustiva de lo que
llama el discurso economicista recursos naturales y en la explotación de
la fuerza de trabajo. La ecología y las teorías de la complejidad se
han convertido en algunos de los referentes de la discusión, pero
también y sobre todo, la emergencia de las cosmovisiones indígenas, las
que exigen un desplazamiento epistemológico intercultural replanteando
ancestrales relaciones inaugurales entre los seres y los ciclos vitales,
interrelaciones y complementariedades entre las que se encuentran las
comunidades y sociedades humanas. Las cosmovisiones indígenas plantean
la relación con fuerzas y espíritus inherentes a los seres y ciclos, que
de manera integral componen una armonía dinámica y cambiante. Grande es
la analogía entre las cosmovisiones indígenas y las teorías de la
complejidad, sobre todo cuando se trata de la concepción integral de la
reproducción de la vida. Con el objeto de desarrollar una
fundamentación de la Propuesta de los Derechos de la Madre Tierra desde
la Visión de los Pueblos Indígenas Andinos, vamos a exponer una
interpretación de las cosmovisiones indígenas-originarias de las
naciones y pueblos andinos.
Cosmovisión y simbolismo de la Madre Tierra
Es muy difundida en las culturas, sobre todo agrícola - ¡y qué
sociedad no lo ha sido! -, el imaginario, las representaciones, el
simbolismo, la ceremonialidad y la ritualidad vinculadas a las
pre-comprensiones y a las comprensiones, a las interpretaciones de la
Madre Tierra. Esta deidad se encuentra muy asociada a la fecundidad y a
la fertilidad, indisociables de la reproducción de la vida, tanto humana
como no-humana. Las interpretaciones histórico-culturales, dependiendo
de los periodos y de los contextos, van a variar, van a construir
narraciones diversas, a cuál más ricas e imaginativas. En esta
diversidad se encuentra la proliferación creativa de los imaginarios, de
las narratividades, pero también de las conexiones con los seres y
ciclos vitales de la Madre Tierra. En la región andina se conoce a esta
deidad como Pachamama, cuya decodificación lingüística no la vamos a
hacer en este momento. Lo que interesa es que tiene un nombre y que
tiene que ver con la potencia creativa, la capacidad fecunda y fértil de
la Madre Tierra. Esto es lo que importa, pues lo significativo tiene
que ver con las prácticas, las conexiones, las articulaciones, que
buscan reciprocidad y complementariedad con los ciclos vitales de la
Madre Tierra. A su vez, la función de estas prácticas, de estas
ceremonias, de estos ritos, de sus representaciones y simbolismos, tiene
directa implicación en los ciclos agrícolas, en los procesos agrarios,
en la domesticación y manejo de las plantas y animales, en la
domesticación de los genomas de plantas y animales. Todo este despliegue
agrícola en los territorios tiene que ver también con la consolidación
de las lenguas y la formación de las gramatologías, entre ellas de las
escrituras. Les debemos a las sociedades ancestrales y a las sociedades
antiguas la invención de las lenguas, de las escrituras y de los
alimentos, además de las vestimentas y las llamadas medicinas
tradicionales, que comprende su inclusión en la arqueología de los
saberes ancestrales y antiguos, cuya riqueza y pertinencia
recientemente, contemporáneamente, descubrimos, después que las ciencias
positivas y la modernidad los ha descalificado y descharchado.
La importancia de volver a la Madre Tierra tiene que ver con la
crisis ecológica y la crisis civilizatoria de la modernidad, crisis que
han puesto en peligro la vida en el planeta tierra. De lo que se trata
es de escapar al pretendido dominio sobre la naturaleza del capitalismo,
buscando un reencuentro de las sociedades humanas con los seres y
ciclos vitales de la Madre tierra. De lo que se trata es de establecer
armonías y equilibrios dinámicos con los nichos ecológicos, con los
ecosistemas, con los bosques, con los suelos, con el ciclo del agua, con
el ciclo del aire, con los ciclos reproductivos de los seres. Esto se
puede lograr con un retorno a la comprensión del significado y el
sentido originario de la Madre Tierra, esto se logra compenetrándose con
la complejidad de los ciclos de la Madre Tierra. Esto se logra
retornando al sentido inicial de la perplejidad de las sociedades
ancestrales y las sociedades antiguas ante la desmesura creativa de la
Madre Tierra, a la capacidad interpretativa de estas sociedades de las
señales y gramas de los procesos inherentes a la madre tierra. Estas
vinculaciones con la matriz territorial y bilógica, geológica y de la
biosfera, con la dinámica de los ciclos reproductivos, con las
inmanencias y energías de la Madre Tierra, compenetran a los seres
humanos con las potencias creadoras de la vida.
Pachamama
Imaginario, representación colectiva, simbolismo, ceremonialidad y
cosmovisión de los pueblos autóctonos andinos. La Pachamama es la gran deidad de las naciones y pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del Sur.
La divinidad Pachamama configura a la Tierra, pero no solo el suelo o la tierra geológica, así como tampoco solo la naturaleza; es el cosmos. No está localizada en un lugar específico, pero se concentra en ciertos lugares como manantiales, vertientes, o apacheta.
De todas maneras se trata de una deidad inmediata y cotidiana, que
actúa directamente, por presencia y con la cual se está en contacto.
Se trata de una divinidad creadora así como protectora y proveedora;
es el hogar de las comunidades y sociedades de vida, entre ellas las
comunidades y sociedades humanas, posibilita la vida y favorece la
fecundidad y la fertilidad.
En reciprocidad el pastor de la puna meridional se complementa con la
Pachamama ofrendando a la Pacha parte de lo que recibe, no sólo en los
momentos y sitios predeterminados para el ritual sino, particularmente,
en todos los acontecimientos culturalmente significativos,
configurándose así una integración de la comunidad con la Madre Tierra.
Los quechuas, los aymaras y otros pueblos de la región andina, realizan ofrendas, sacrificando camélidos para derramar su sangre. También se ofrecen hojas de coca, conchas marinas mullu y sobre todo el feto de la llama; de acuerdo a las creencias se trata de fertilizar la tierra para evitar que falte la cosecha.
La Pachamama, acompañada por otras deidades inmanentes y animistas,
que tienen que ver con la fuerza de los seres y ciclos vitales, conforma
la cosmovisión y la espiritualidad andina. Desde la Colonia y con la
llamada persecución de las “religiones” nativas, persecución que fue
conocida como de "extirpación de idolatrías”, la deidad de la Pachamama
sufrió las consecuencias de la aculturación, deculturación, pero
también se fortificó con las resistencias, además de ser afectada por la
interculturalidad, por el sincretismo.
Se mantiene y conserva el sistema de creencias y rituales relacionados con la Pachamama, practicada principalmente por las comunidades quechuas y aimaras,
además de otros pueblos y las poblaciones mestizas y comunidades
interculturales. Por medio de los migrantes climáticos se ha difundido
el culto a la Pachamama; también se ha expandido el culto a numerosas
ciudades y grandes metrópolis modernas.
Uno de los rituales vinculados al culto de la Pachamama es la challa.
Se la realiza el primer día del mes o, de acuerdo a las tradiciones,
incluso se puede efectuar durante todo el mes; es costumbre usar el
primer viernes de
cada mes como día dedicado a la ceremonia. Los rituales están a cargo
de personas ancianas o de mayor autoridad moral dentro de cada
comunidad. En el caso de los aymaras esta persona recibe el nombre de
“yatiri”. También se realizan ceremonias a la Pachamama en ocasiones
especiales, como al partir de viaje o al pasar por una apacheta.
En el lenguaje corriente de los campesinos del sur de los Andes
Centrales, la palabra “challar” se usa como sinónimo de “dar de comer y
beber a la tierra”. La challa abarca una compleja serie de pasos
rituales que comienzan en las viviendas familiares la noche de la
víspera, durante la cual se cocina una comida especial, el recorrido
culmina en un ojo de agua o la toma de una acequia donde se realiza el
ritual principal a la Pachamama.
Debido a las simbiosis y sincretismos culturales y religiosos la
espiritualidad centrada en la Pachamama también se practica en forma
paralela al cristianismo, al punto tal que muchas familias son simultáneamente cristianas y pachamamistas.
Interpretación de las cosmovisiones indígenas-originarias
Ante todo hay que entender que la interpretación se la hace desde un
presente y desde una problemática; por otra parte es importante
comprender que las llamadas cosmovisiones indígenas son dinámicas, se
transforman, son también sistemas interpretativos, aunque recogen las
matrices de sus conocimientos y saberes, son también capaces de
interactuar con otras formaciones significativas y enunciativas. Por
esto mismo es sugerente que las cosmovisiones indígenas-originarias
emerjan con fuerza en el presente, interpelando el modelo civilizatorio
moderno, capitalista y extractivista. En el mundo andino, sobre todo en
las comunidades indígenas, aunque también extendida por irradiación y
conexión intercultural, afectando al ámbito de las migraciones y
asentamientos urbanos, se han difundido y expandido las concepciones,
representaciones, simbolismos, ceremonialidad y ritos de la pachamama.
Hay interpretaciones sobre el uso de esta expresión transmitida durante
siglos. Vamos a retomar las interpretaciones más próximas en el sentido
lingüístico, en la perspectiva de una deconstrucción de la concepción
de la pachamama, comprendiendo la sedimentación geológica de
varios textos acumulados. De lo que se trata es de entender la
actualidad de la concepción de la pachamama y las cosmovisiones indígenas andinas.
No es fácil hacer la interpretación de la pachamama, sobre
todo por el sincretismo que se ha dado con el cristianismo,
particularmente en su versión católica, desde la Colonia. Por eso,
quizás sea indispensable separar pacha de mama, pues pacha
tiene una inmediata vinculación con las cosmovisiones indígenas
ancestrales, los mitos, en el sentido de las narraciones de los
orígenes, los símbolos, los saberes y los conocimientos animistas. Hay
casi ya un acuerdo entre los estudiosos que pacha tiene que ver tanto con el espacio como con el tiempo; pacha viene del aymara paya, que significa dos, el número dos, pero también el doble. Pacha
es espacio y tiempo, es la dualidad cósmica, por eso mismo también la
complementariedad; en este sentido connota el ciclo, la visión cíclica
del tiempo, empero también la concepción cíclica del espacio. Pacha
también connota el movimiento, ciertamente hablamos del movimiento
cíclico. Con la recurrencia a la concepción de la dualidad recurrimos
también al pensamiento de la complementariedad, que expresa las
prácticas y las experiencias de la complementariedad. En este sentido
podemos entender que también pacha se interpreta como armonía;
podemos decir como armonización de los complementos, de la dualidad, en
forma de ciclo, quizás también de retorno. Hay un término que se usa en
el sentido del retorno al ciclo anterior, ese término es pachacuti,
que querría decir el retorno al ciclo anterior, pero también se
interpreta como cataclismo, trastrocamiento estructural, nuevo comienzo.
En los discursos contemporáneos se lo ha usado también para enunciar
los tiempos de crisis, aunque también, en su sentido cosmológico, cambio
de ciclo cósmico. La interpretación más adecuada parece ser la de
retorno al ciclo anterior, pues otras interpretaciones están afectadas
por sincretismo y mezclas, incluyendo interpretaciones mesiánicas y
milenaristas. El uso cristiano o sincrético de términos aymaras o
quichwas con objeto de la evangelización ha afectado a los significados
mismos de las palabras en uso; por eso mismo se hace difícil recuperar
sus significaciones originarias. De todas maneras, lo que se puede hacer
es tratar de distinguir las significaciones que pueden estar afectadas
por usos evangelizadores en la primera etapa colonial. Antes de pasar a
significaciones complicadas, posiblemente afectadas por sincretismos,
vamos a dar cuenta rápidamente de dos representaciones divinas
vinculadas a esta dualidad de la pacha; estos son Pachacamac, deidad abstracta en la época del incanato; también Pachacutej, en la mitología, deidad que da armonía, en correspondencia con el Tata Inti, la divinidad solar[47].
Ya introdujimos en la interpretación la palabra tata;
¿cuándo se introduce este término? ¿Qué significación tiene? ¿Padre? ¿El
sentido masculino contrasta con el sentido femenino de mama?
¿Se trata de una dualidad? ¿De una complementariedad? ¿O se trata de la
oposición masculino-femenino? ¿Se trata ya de sincretismos, aludiendo a
Dios padre y a la Virgen María? ¿En esta oposición sincrética juega un
papel la pachamama en oposición al Tata Inti o al pachatata?
En todas estas transformaciones semánticas puede la complementariedad y
la dualidad no desaparecer, empero se terminan conjugando con
imaginarios cristianos. La apropiación de los pueblos nativos de los
símbolos cristianos es dinámica, pero también, y no hay que olvidar las
estrategias de evangelización han sabido usar muy bien desde el
principio las propias creencias nativas, sus símbolos y sus mitos[48].
El problema entonces es el siguiente: ¿Es posible recuperar las
cosmovisiones indígenas originarias, separando las significaciones
ancestrales de las significaciones transformadas por el sincretismo
religioso? Resolver este problema no es fácil, como ya lo dijimos; de lo
que se trata es de enfrentarlo a través de una constate disociación con
las transfiguraciones sospechosas de sincretismo. Pero, tampoco sin
olvidar que también de lo que se trata es de comprender e interpretar el
alcance crítico de las cosmovisiones indígenas tal como han llegado a
emerger en el presente.
Lo mismo ocurre con las expresiones de alajpacha, mancapacha y acapacha,
que Bertonio traduce como cielo, infierno y tierra. Sin embargo, no hay
que olvidar que, en el mismo diccionario, de manera marginal, Bertonio
transcribe otras significaciones, quizás más apropiada a los sentidos
originarios. Tampoco hay que olvidar que en aymara se usa también la
expresión taqpacha, que significa todo, la integralidad de las
pachas, del espacio-tiempo, de los ciclos. Lo que nuevamente nos
devuelven a una perspectiva cósmica. Podríamos decir que en los mismos
usos de la lengua aparecen las tensiones de las diferentes
significaciones e interpretaciones. Por otra parte, sabemos que,
dependiendo del contexto lingüístico, del contexto del uso, las palabras
adquieren un significado concreto. Alajpacha puede significar allí, arriba; mancapacha el subsuelo o el interior, y acapacha aquí, el mismo lugar desde donde enunciamos. Las ceremonias actuales a la pachamama recogen una mezcla y yuxtaposición de sentidos, tanto ancestrales como cristianos. La referencia a los apus, a los achachilas,
a los cerros, a las cumbres más altas, generalmente es el comienzo de
los discursos de los encargados de la ceremonia. Lo que viene después,
puede variar, no sigue la secuencia necesariamente; luego se continúa
con la fertilidad de la tierra, también ofrenda a la apacheta, la que se encuentra abajo, en oposición a los apus, donde se cultiva. Se hace referencia también a los mallkus, a las mama t’allas,
a los héroes guerreros, a los Katari y a los Willca, a la heroína
Bartolina Sisa. A partir de aquí, pueden recurrirse a invocatorias y
convocatorias más actuales; las referencias pueden abrirse y adquirir
connotación más contemporánea. Estos discursos ceremoniales vienen
acompañados por el ritual de la mesa; la misma que puede estar
dividida en cuatro partes o en dos. La misma que puede reunir artefactos
del mundo terrenal y artefactos del mundo suprasensible; el primero
haciendo visible los colores, el segundo mostrando un solo color, que
generalmente es el blanco. Ahora bien, esta última parte, vuelve a
plantearnos el problema del sincretismo; ¿en las cosmovisiones indígenas
hay una concepción de lo espiritual separado de los material? ¿No se
trata más bien de fuerzas inmanentes que no separan mundos sino que
comprenden la integralidad animada del cosmos? Un acompañante
indispensable en la ceremonia es el acullico de la hoja de coca,
considerada hoja sagrada; también se acompaña con alcohol, que se usa
como combustible en la quema de la mesa, también como ofrenda a la pachamama,
y también como bebida que circula colectivamente. En el Altiplano, en
la serranía y en los valles próximos se usa un feto de llama como
ofrenda a la pachamama, se lo coloca en el centro de la mesa y se quema con todos los artefactos que se encuentran en la mesa.
Dependiendo cómo se quema el feto de llama, qué perfil adquiere su
incineración, se hacen pronósticos e interpretaciones. Hay calendarios
para las mesas, al comienzo de las labores agrícolas, para que vaya bien la siembra, también puede hacerse mesas
al comienzo de la cosecha. En las zonas urbanas se acostumbra a
efectuar mesas al comienzo de las construcciones, o también cuando se
inicia una actividad. Dependiendo del ciclo agrario o dependiendo del
ciclo solar se definen periodos de ceremonias. Podemos decir que hay
pues una variedad de calendarios y adaptaciones en la ceremonialidad de
la pachamama.
De todas maneras, lo que importa del sincretismo en torno a las ceremonias dedicadas a la pachamama,
es que se produce la interpretación entre horizontes culturales y en
esta interpretación se hace evidente la preservación del sentido
animista y pluralista de las cosmovisiones indígenas ancestrales. Por
más incorporaciones cristianas que se haya podido dar, el uso de estas
incorporaciones, de estos símbolos externos, terminan transformándose de
acuerdo a la lógica de las ceremonias, los ritos y las creencias, que
se hacen patentes en las ofrendas y el vínculo con las fuerzas
inmanentes de la madre tierra. Y lo más importante, en lo que respecta a
la fundamentación de la Ley de los derechos de la Madre Tierra, es esta
concepción que atribuye vida al cosmos, a los componentes del cosmos, a
la energía, a sus ciclos vitales, comprendiendo también que la Madre
Tierra es un ser viviente, conformada por seres vivientes y ciclos
vitales integrados. Se entiende que esta cosmovisión es el sustrato de
la atribución de sujeto de derechos a la Madre Tierra, tiene que ver con
esta matriz de creencias, valores, concepciones, cosmovisiones,
ceremonias y ritos animistas; matrices que tiene su actividad difundida
en las creencias y prácticas en torno a la pachamama. El
acontecimiento político en el presente es que los derechos y deberes
para con la Madre Tierra se han constitucionalizado, ahora corresponde
elaborar leyes que respondan a la realización de estos mandatos, también
se requiere llevar a cabo transformaciones institucionales que
condicionen las prácticas sociales en la perspectiva de la armonización
entre sociedades, comunidades y pueblos con los seres y ciclos vitales
de la Madre Tierra. No cabe duda que en todo este proceso las
cosmovisiones indígenas sostienen los saberes, los principios y los
valores que sustentan el constitucionalismo de la Madre Tierra y del
Vivir Bien, así como las leyes que pueden derivarse. Las cosmovisiones
indígenas son los saberes ancestrales y alternativos que posibilitan
relaciones armónicas y complementarias con la Madre Tierra.
Volvamos al ciclo que connota la pacha; la dualidad de la pacha
una doble existencia, como ciclo y como ser, aunque también, como
dijimos, como espacio y como tiempo. En tanto ciclo también puede ser
entendido como torbellino, como bucle que vuelve sobre sí mismo. Esto es
como movimiento constitutivo del ser, de un ser circular y
complementario, conformado por la dualidad, atravesado por la dualidad.
Ahora podemos entender que hay múltiples pacha, que todo se
mueve circulando, que todo está integrado de tal manera que formamos
parte de este movimiento circular, de la complementariedad y la dualidad
que nos constituye. Las fuerzas inmanentes, las ánimas, los espíritus,
están presentes, forman parte del movimiento circular, que es como
retorno al inicio. Es posible entonces la comunicación directa, la
interpretación de las señales y de símbolos que nos circundan; es
posible entonces acceder a la comunicación con los seres y los ciclos
vitales. El permiso y el agradecimiento forman parte de las ceremonias y
los ritos, la observación atenta del firmamento y de los
comportamientos de los animales y de las plantas es parte indispensable
de esta comunicación. A partir de estas observaciones se generan mitos,
leyendas y narraciones sobre los orígenes cósmicos, de las estrellas,
del sol, de la madre tierra, de la luna, de las plantas, de los
animales, de la caza, de la pesca, de la siembra, de los instrumentos,
del agua, del fuego, de las sociedades y de las comunidades. Podemos
clasificar, regionalizar, localizar estas narraciones, y admirarnos por
su proliferante imaginario; pero, lo que interesa para el objeto de esta
fundamentación es comprender que forman parte de una concepción
vitalista integral, que comprende un cosmos viviente.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:45 |
Cosmovisión indígena y epistemología de la complejidad de la madre tierra
A partir de esta concepción, que tiene que ver con las cosmovisiones
indígenas y la teoría de la complejidad, se ha desarrollado la
estructura del anteproyecto de ley y el contenido. Los tópicos más
significativos son derechos y deberes para con la madre tierra, seres y
bondades de la madre tierra, el enfoque de la transformación
institucional y el enfoque integral participativo y de control social.
La ruptura epistemológica de la ley se puede valorar cuando se dice que
ya no se puede hablar de recursos naturales cuando se está hablando de
la interacción e interactivad de los seres, de los ciclos y de los
ecosistemas de vida; el término de recursos naturales corresponde a la
modernidad y al capitalismo, que separa sociedad y naturaleza y reduce
los componentes de la madre tierra a recursos explotables que entran al
proceso de acumulación del capital. Se dice que se va hablar de
“recursos naturales” desde una traducción intercultural y comprendiendo
la etapa de transición; esta traducción intercultural considera lo
definido, que reconoce a los “recursos naturales” como estratégicos y
orientados al vivir bien, esto significa no son mercantilizables y están
mas bien vinculados a una concepción sustentable en armonía con la
madre tierra. Del anteproyecto de ley es apreciable evaluar la
concepción que se tiene de la madre tierra, la perspectiva cósmica y el
entrelazamiento de los ciclos de vida.
Teorías de la complejidad
Ahora vamos a desarrollar la fundamentación retomando las teorías de
la complejidad, teorías que expresan la ruptura, las transformaciones y
los desplazamientos epistemológicos respecto a los paradigmas
universales de la modernidad. Lo sugerente de las teorías de la
complejidad es que replantean desde las perspectivas científicas
contemporáneas concepciones de los ciclos constitutivos del universo y
la vida, concepciones de la integralidad de los ciclos
auto-organizativos y eco-organizativos. Sobresalen las semejanzas con
las concepciones animistas, inmanentes y pluralistas de las
cosmovisiones indígenas, sobre todo por esta elucidación de la vida en
su complejidad, complementariedad, interrelación e integralidad,
comprendiendo la formación de sujetos en todos los niveles de la vida,
celular, poli-celular, societal. Las cosmovisiones indígenas conciben a
la Madre Tierra como sujeto, al sol como sujeto, lo mismo a la luna,
también el cosmos es concebido como sujeto, también las plantas, los
animales, los bosques, los ríos, los vientos. Todo está habitado por
“espíritus” con los cuales se establecen relaciones de reciprocidad. En
las teorías de la complejidad el sujeto ha dejado de ser un atributo del
ser humano, es atributo de todo ser viviente. Son estas analogías las
que nos permiten retomar la fundamentación tanto desde la perspectiva de
las cosmovisiones indígenas como desde la perspectiva de las teorías de
la complejidad. Estas teorías retoman la hipótesis del big bang,
que puede traducirse como explosión inicial, entendida como
singularidad espacio temporal de densidad infinita matemáticamente
paradójica. Después de esta “explosión” se forma el universo
expandiéndose constantemente, pero sobre todo se forman los átomos y las
estrellas, las moléculas y las constelaciones. Se forman en torbellinos
que escapan a la entropía, retornan, giran en torno a sí mismo, dando
lugar a micro y mega-maquinas, que terminan auto-constituyéndose,
auto-organizándose, re-produciéndose. El secreto radica en estas
turbulencias, en estos ciclos, en estos bucles creativos. La vida
aparece en un espacio-tiempo que se desintegra y organiza; la vida ha
nacido después de muchas rotaciones y espirales formadoras de nebulosas y
de estrellas, entre ellas nuestro sol. Se puede decir que se inscribe
en la rotación cíclica alrededor de este sol del planeta Tierra que si
bien vuelve exactamente sobre sí mismo, no se encuentra nunca en el
mismo lugar de nuestro universo[49].
La vida no puede entenderse sólo desde la aparición de las
macromoléculas, después la formación de la célula, después de los
organismos poli-celulares, después de las sociedades, comprendiendo en
esta evolución al ser humano y sus sociedades; pues la vida no podría
explicarse sólo a partir de este recorrido, la vida comprende también
sus condiciones de posibilidad, la totalidad de esas condiciones, que
tampoco se reducen a la biosfera, aunque la vida se encuentra
precisamente en esta esfera.
Fundamentación jurídica
El derecho en el constitucionalismo andino
La Constitución de la República del Ecuador de 2008 se expresa en el preámbulo del modo siguiente:
Celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia, y después señala que decide construir:
Una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con
la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay. El capítulo VII de la Constitución de Montecristi se refiere a Derechos de la naturaleza,
o sea que desde el título reconoce la cuestión medioambiental como
propia de la naturaleza y a ésta como titular de derechos. En
consonancia con esta posición, el artículo 71º dispone: La
naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene
derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y
regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos
evolutivos.
Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la
autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para
aplicar e interpretar estos derechos se observarán los principios
establecidos en la Constitución, en lo que proceda.
El Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a
los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a
todos los elementos que forman un ecosistema.
La Constitución Política del Estado boliviano, sometida al voto popular en 2009, se expresa del modo siguiente en el Preámbulo:
Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con
principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad,
armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto
social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la
pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los
habitantes de la tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua,
trabajo, educación, salud y vivienda para todos.
El artículo 33º prescribe: Las personas tienen derecho a un medio
ambiente saludable, protegido y equilibrado. El ejercicio de este
derecho debe permitir a los individuos y colectividades de las presentes
y futuras generaciones, además de otros seres vivos, desarrollarse de
manera normal y permanente.
El artículo 34º complementa el anterior disponiendo: Cualquier
persona, a título individual o en representación de una colectividad,
está facultada para ejercer las acciones legales en defensa del medio
ambiente, sin perjuicio de la obligación de las instituciones públicas
de actuar de oficio frente a los atentados contra el medio ambiente.
La constitución boliviana recoge los derechos devenidos de las
demandas ambientalistas, también de las demandas ecologistas, pero,
sobre todo, desde una interpretación integral y atendiendo al suma qamaña y el suma kausay, el vivir bien, recoge los derechos devenidos de un constitucionalismo del vivir bien.
Al respecto Eugenio Raúl Zaffaroni dice que:
En cuanto a sus consecuencias prácticas, habilita a cualquier
persona, de modo amplio, a ejercer las acciones judiciales de
protección, sin el requisito de que se trate de un damnificado, que es
la consecuencia inevitable del reconocimiento de personería a la propia
naturaleza, conforme a la invocación de la Pachamama entendida en su dimensión cultural de Madre Tierra[50].
En ambas constituciones la Tierra asume la condición de sujeto de derechos,
en forma expresa en la ecuatoriana y algo implícita en la boliviana,
pero con iguales efectos en ambas: cualquiera puede reclamar por sus
derechos, sin que se requiera que sea afectado personalmente.
Zaffaroni dice que:
De este modo el constitucionalismo andino dio el gran salto del ambientalismo a la ecología profunda, es decir, a un verdadero ecologismo constitucional. La invocación de la Pachamama va acompañada de la exigencia de su respecto, que se traduce en la regla básica ética del sumak kawsay, que es una expresión quechua que significa buen vivir o pleno vivir y
cuyo contenido no es otra cosa que la ética –no la moral individual–
que debe regir la acción del Estado y conforme a la que también deben
relacionarse las personas entre sí y en especial con la naturaleza. No
se trata del tradicional bien común reducido o
limitado a los humanos, sino del bien de todo lo viviente, incluyendo
por supuesto a los humanos, entre los que exige complementariedad y
equilibrio, no siendo alcanzable individualmente. Siendo una regla de
convivencia que en modo alguno niega la utilización de la naturaleza y
ni siquiera de la técnica, sino que exige respeto a todo lo humano y no
humano, tiene implicancias de todo orden en el plano político y
económico y, naturalmente, enfrenta decididamente al suicida festival del mercado encarnado en un capitalismo desenfrenado[51].
El dramático despliegue de una civilización depredadora, que
podríamos interpretarla a partir de los signos de una neurosis
civilizatoria, cuyo síntoma se expresa en su incapacidad para incorporar
la muerte, incapacidad detectada en esa asombrosa y descomunal
acumulación ilimitada de bienes, incapacidad para incorporar la muerte a
la vida la conduce a incorporar la vida a la muerte, que en términos
del psicoanálisis implica la celebración tanática de la aniquilación. Contra
este modelo civilizatorio, el nuevo constitucionalismo latinoamericano
opta por proclamar una convivencia con todos los seres vivientes dentro
de la Tierra, denunciando coyunturalmente al fundamentalismo de mercado
de las últimas décadas del siglo pasado, aunque desde una perspectiva
mucho más amplia y universal. De este modo, Gaia, que entre nosotros se llama Pachamama y
no llega de la mano de elaboraciones científicas, sino como
manifestación del saber de la cultura ancestral de convivencia en la
naturaleza, se incorpora al derecho constitucional como otro aporte del
constitucionalismo latinoamericano al universal, así como en Querétaro
–en 1917– se inauguró nada menos que el constitucionalismo social[52].
Después de quinientos años de colonialismo, neocolonialismo,
etnocidio, genocidio y dominación, retorna con fuerza y vigor la
cosmovisión de los pueblos andinos y el culto a la Madre Tierra, que
comprenden los postulados de la convivencia armoniosa con los seres y
ciclos vitales de la Madre Tierra. La actualidad de esta cosmovisión
revela el alcance y la fuerza interpretativa de las perspectivas
inmanentistas y animistas.
Al respecto Zaffaroni anota que:
La fuerza de esas cosmovisiones, que sobrevivieron sincretizadas,
ocultas, disimuladas, transmitidas oralmente, son la prueba evidente de
su autenticidad y enraizamiento en la comprensión de la realidad de los
grupos humanos más despreciados por la soberbia de los sucesivos
dominadores. No caben muchas dudas acerca de la minimización –e incluso
ridiculización– que pretenderá hacerse respecto de estas incorporaciones
constitucionales, a las que seguramente se tildarán como mera expresión
de folklorismo. No faltarán quienes le asignen el mero papel de curiosidades.
Pero no será la primera vez que esto sucede. No olvidemos que el cambio
de paradigma jurídico más importante del siglo pasado se estableció en
un instrumento con escaso valor positivo en su momento y con una fórmula
aparentemente simple y elemental: todo ser humano es persona.
De ese modo, la comunidad internacional archivó el paradigma racista en
el artículo primero de la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948, pero lo expresó sólo en forma de declaración, lo que no tiene
mucho valor preceptivo en el derecho internacional público, alcanzado
sólo décadas después, al considerarla parte de la Carta de la ONU y al
ratificarse los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y
Económicos, Sociales y culturales[53].
Todo esto forma parte de los aportes de los pueblos de Abya Ayala a
la historia del constitucionalismo, a sus aperturas y sus
desplazamientos innovadores. No podemos olvidar que la contribución más
original de América Latina al constitucionalismo comparado fue la
incorporación de los derechos sociales en la Constitución Mexicana de
1917.
Zaffaroni anota que:
Los diputados con formación jurídica de la época, provenientes de
la academia, la resistieron, porque consideraban que era cuestiones que
debía resolverlas la legislación ordinaria o infra constitucional, pero
se incorporaron por la presión de los diputados provenientes del
campesinado y de las otras clases subalternas mexicanas. También los intelectuales
de su tiempo ridiculizaron al constitucionalismo social, que dos años
más tarde –en 1919– se inauguraría en Europa con la Constitución de
Weimar[54].
Cabe observar al respecto que la más creativa tendencia de la
doctrina del derecho constitucional europeo contemporáneo releva muy
particularmente la cultura constitucional y defiende la idea de la
formación de una cultura constitucional europea pero también universal y
las recíprocas influencias. Uno de los más lúcido sostenedor de esta
tesis –y atento comparatista– es Häberle; este teórico sostiene que
junto a los tres capítulos tradicionales de la teoría del estado
(pueblo, poder y territorio) es menester incorporar la cultura y con ella incorpora nada menos que la constitución. Esto quiere decir que el poder del Estado debe entenderse también como cultural y no como un factum brutum, que no se trata de un fenómeno “natural” sino cultural.
La conclusión de Zaffaroni es la siguiente:
En esta circunstancia del mundo –con la supervivencia humana en
emergencia– y en trance de sancionar constituciones para pueblos cuya
cultura ancestral sobrevivió en las más negativas contingencias,
verificando con su resistencia su potencial cultural, puestos a definir
la posición del ser humano en la naturaleza y a señalar el camino de
convivencia y armonía, no es concebible que se marginen del texto legal
los elementos claves con que esas culturas rigen esas relaciones. No se
trata de una incorporación antojadiza y simbólica, de una ocurrencia
vernácula, sino de una definición que emerge de la cultura tradicional
del pueblo esencial a la idea moderna de constitución[55].
En ese sentido, desde la perspectiva culturalista del más puro
constitucionalismo europeo se ratificaría que una constitución
auténticamente andina – una expresión cultural– no puede menos que
aportar su cultura a los más acuciantes problemas de la humanidad. Más
aún: si no lo hiciese, estaría negando uno de los elementos que la
doctrina postula como indispensables para la renovación de la teoría del
Estado[56].
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:46 |
La Guerra por la Madre Tierra
Estamos ante una verdadera guerra por la Madre Tierra; se asume
plenamente el combate por la defensa de la Madre Tierra; las
organizaciones y movimientos sociales son conscientes del peligro en el
que se encuentra la vida de la Madre Tierra y de las formas de vida en
la Madre Tierra, que comprende a los múltiples seres componentes,
incluyendo a los seres humanos.
Ante el peligro por la contaminación múltiple, del aire, del agua, de
los suelos; por la deforestación que erradica grandes extensiones de
bosques, que forman parte de la articulación, interactividad,
interacción y entrelazamiento de los distintos ciclos de la vida,
generativos y regenerativos; por la desertificación, la crisis
climática, la crisis ecológica, crisis energética, económica y
financiera, el calentamiento global, el efecto invernadero, las naciones
y pueblos indígenas originarios campesinos se declaran en emergencia y
se movilizan en defensa de la Madre Tierra. Los enemigos de la Madre
Tierra son las trasnacionales, las empresas industriales, el comercio
indiscriminado, la mercantilización desorbitada, el consumismo
compulsivo, la expansión desbordante de la frontera agrícola, el
extractivismo exacerbado, articulada a un capitalismo dependiente,
absorbido por la economía-mundo y sistema-mundo capitalista. Todas estas
formas depredadoras forman parte del modelo civilizatorio moderno,
capitalista y occidental, que se ha universalizado, expandiéndose
globalmente, deshaciendo otros modos civilizatorios y culturales
alternativos nativos y ancestrales. El enfrentamiento en defensa de la
Madre Tierra es contra este modelo civilizatorio depredador y por la
construcción del modelos civilizatorio alternativo al capitalismo, la
modernidad y el desarrollo del vivir bien, pensado en términos de
transmodernidad y modernidades heterogéneas, otras modernidades.
Se ha asumido la responsabilidad política y cultural de defender a la
Madre Tierra. Se puede decir que desde abril del 2007, cuando se acude a
la Cumbre del ALBA-TCP, las organizaciones sociales se proponen la
tarea de retomar orgánicamente la defensa de la Madre Tierra, aunque
esta tarea estaba implícita en el documento propuesto para la Asamblea
Constituyente, también en la participación de las organizaciones
sociales en el proceso constituyente, plasmando esta tarea en la
Constitución Política del Estado. La tarea de elaboración de una Ley de
la Madre Tierra se da en la Conferencia de los Pueblos por el Cambio
Climático y los Derechos de la Madre Tierra. En las resoluciones de
Tiquipaya-Cochabamba se plantea dar cumplimiento a la reducción de los
gases de efecto invernadero, por parte las potencias industriales que
firmaron el protocolo de Kioto, por lo menos en un 50% para evitar que
el calentamiento global suba peligrosamente ocasionando catástrofes
ecológicas. También exige que las negociaciones en las Cumbres (COP)
sean transparentes, inclusivas y democráticas, sin ningún documento
impuesto por las potencias industriales, ni condicionamientos ni
chantajes. Así mismo rechaza el Entendimiento de Copenhague por ser una
amenaza para la vida y demanda el respeto al marco legal vigente en la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el
Protocolo de Kioto. En el mismo sentido, exige a los gobiernos de los
países desarrollados, “Financiamiento para la Tierra, no para la
Guerra”, y la transferencia de los presupuestos militares; así como
incrementar los recursos financieros para salvar el planeta y la Madre
Tierra y atender los impactos del cambio climático en los Países en
Desarrollo. Demanda la justicia climática, denuncia la ausencia de los
pueblos en las instancias de decisión sobre el futuro común, y demanda
la creación de espacios de participación de los pueblos del mundo en
la toma de decisiones sobre el cambio climático, asimismo en el
monitoreo y supervisión del cumplimiento de los compromisos contraídos
por los países desarrollados. Promueve la creación de normas legales
internacionales que sancionen las infracciones e incumplimientos de los
compromisos de reducción de emisión de gases de efecto invernadero,
financiamiento, transferencia de tecnología y otras obligaciones
asumidas por los países desarrollados. Del mismo modo promueve la
creación del Tribunal de Justicia Climática que será una instancia de
ejecución de estas normas. Exige a los países desarrollados respeto a
los derechos de las poblaciones migrantes por efectos climáticos, y que
se destinen recursos para brindarles acogida y compensación a nivel
local, nacional, regional e internacional. Las resoluciones de la
Conferencia de los Pueblos por el Cambio Climático y los Derechos de la
Madre Tierra también se proponen construir un movimiento mundial desde
los pueblos y las organizaciones sociales en defensa de la Vida y la
Madre Tierra, basada en la inclusión y complementariedad de todos. Así
mismo, en la misma tónica, se propone promover el Vivir Bien y sus
principios como alternativa al sistema de vida capitalista, recuperando
hábitos y costumbres ancestrales, como la reconstitución de los
calendarios orientados a devolver y recuperar los ciclos naturales de la
Madre Tierra; en esta perspectiva se plantea promover la producción
ecológica, el consumo de productos orgánicos locales, promover y
generar políticas de incentivo al consumo de productos locales
naturales, además de recuperar y promover la matriz tecnológica de
nuestros pueblos y generar una complementariedad de conocimientos. Las
resoluciones de Tiquipaya se proponen impulsar y consolidar a nivel
mundial la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. En
este sentido sustituir el sistema capitalista por un modelo alternativo
que priorice la armonía con la Madre Tierra, la reciprocidad, la
complementariedad y el equilibrio de la Vida antes que el consumismo.
Consecuente con todas estas resoluciones, se convoca a una segunda
Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre
Tierra, además de promover el Referéndum mundial sobre el Cambio
Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Por último, las
resoluciones se plantean la creación de una Organización Mundial
alternativa de los pueblos: UNO, en esta perspectiva, creando espacios
donde las representaciones de los pueblos tengan plena participación con
poderes de decisión.
Se retoma seriamente las resoluciones de Tiquipaya y se da a la tarea
de elaborar un Anteproyecto de Ley de la Madre Tierra. Una de esas
decisiones tiene que ver con desechar el nombre de recursos naturales
porque reproduce el significado de explotación de la naturaleza, basado
en la comercialización, el mercado y la acumulación capitalista. Por
otra parte se decide expresar elocuentemente en la escritura del
documento los imaginarios de las cosmovisiones indígenas originarias,
campesinas e interculturales. La tarea encomendada deriva en la Ley de
la Madre Tierra.
La Ley de la Madre Tierra debe comprender el preámbulo, la exposición
de motivos y doce títulos. Los aspectos generales, el objeto de la ley,
los objetivos, los alcances, las definiciones y conceptos, los
principios. Comprende los derechos y deberes para con la madre tierra;
define el marco institucional, planteando el Consejo de la Madre Tierra
como instrumento de corresponsabilidad en la coordinación de políticas
públicas y la gestión de la Madre Tierra. Establece la participación y
el control social en lo que tiene que ver con la gestión integral de la
Madre Tierra; también comprende el consentimiento previo, derecho
reconocido de los pueblos indígenas por parte de Naciones Unidas y
convenios internacionales. La gestión ecológica de la Madre Tierra; se
define las bondades de la Madre Tierra, una concepción afectiva,
integral, cíclica y dinámica de los componentes de la Madre Tierra,
sustituyendo con esta cosmovisión al discurso extractivista explotador y
de dominación sobre los recursos naturales, aunque se plantea que en la
transición y de acuerdo a la traducción intercultural se mencionara a
los “recursos naturales” en la forma como se debe referir la normativa,
como estratégicos y destinados al vivir bien. Retoma la consulta previa e
informada; se norma sobre las áreas protegidas; se define la
territorialidad, la tierra y el territorio; se determina el régimen
económico; se define los mecanismos para la defensa de la Madre Tierra,
incentivos y sanciones; se establece las disposiciones finales y
transitorias. La Ley de la Madre Tierra se convierte en el Manifiesto
Político y Cultural de la Madre Tierra. Este manifiesto convoca a luchar
por la Madre Tierra, expresando la fuerza de las cosmovisiones de las
naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y afrodescendientes
en complementación, interpretación y traducción intercultural con las
teorías de la complejidad, haciendo una interpretación vital e histórica
de las bondades y componentes de la Madre Tierra, de sus ciclos
vitales, del ciclo del agua, del ciclo del aire, del ciclo de los
suelos, articulados y entrelazados en la generación, regeneración y
evolución de la vida. El Manifiesto de la Madre Tierra hace una
interpretación desde la historia cósmica y de la historia ecológica de
las energías, también interpreta la historia geológica de los
componentes del subsuelo de la Madre Tierra.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:48 |
Causas del cambio climático
El uso de combustibles fósiles.- El uso cada vez más intensivo de fuentes de energía en base a combustibles fósiles (petróleo) está causando un aumento del CO2
en la atmósfera que, produce el consiguiente aumento de la temperatura.
Se prevé un aumento de 1 ºC en el 2020 y de 2 ºC en el 2050. Se
utilizan altas cantidades de energía para satisfacer las necesidades de
la población de países desarrollados, lo que demanda grandes cantidades
de combustibles de origen fósiles, con la consiguiente contaminación del
medioambiente con gases de efecto invernadero que luego calientan la
atmósfera y generan los cambios en el clima.
Los niveles de consumo de la población.-
El consumo excesivo se ha convertido en una de las causas del cambio
climático, debido al aumento de las emisiones de gases de efecto
invernadero provenientes del uso de combustibles fósiles en la industria
y el transporte; el clima está cambiando, en especial en los países
económicamente desarrollados. Las centrales que producen energía para
que haya electricidad y calefacción en nuestros hogares, los coches y
aviones que utilizamos, las fábricas que producen los artículos que
compramos, la agricultura que nos da de comer, todos estos elementos
contribuyen a cambiar el clima.
La deforestación acelerada.- La
creciente necesidad de alimento para satisfacer las necesidades de
consumo de las poblaciones de los países desarrollados, obliga a
destruir grandes extensiones de bosque y liberar CO2 a la
atmósfera. Las causas de la deforestación son múltiples, complejas y
varían en cada país afectado por ella. Cuando se producen cambios en el
uso del suelo, y se destruye el bosque para realizar actividades
ganaderas, agrícolas u otras formas de uso, ocurre la liberación de
importantes cantidades de carbono en forma de CO2,
contribuyendo así al calentamiento global. Si se desbosca, ya no hay
suficiente agua que se libere a través de la evapotranspiración de las
plantas, lo que ocasiona una reducción de las lluvias.
Efectos del cambio climático
Derretimiento y disminución de los casquetes polares y glaciares.- La
superficie marina cubierta por los hielos árticos en el Polo Norte ha
disminuido en un 10% en las últimas décadas y el espesor del hielo por
encima del agua en casi un 40%. En el otro lado del mundo, la capa de
hielo que cubre el continente antártico se ha desestabilizado. Es
probable que el 75% de los glaciares de los Alpes suizos desaparezca de
aquí al 2050, lo mismo puede ocurrir con la cordillera de los Andes,
también con el Himalaya y todas las cordilleras del mundo con nevados.
Al fundirse los casquetes de hielo, aumenta el nivel del mar, en el
último siglo este nivel ha aumentado ya en 10-25 cm y se teme que el
aumento pueda alcanzar los 88 cm de aquí al 2100, lo cual inundaría las
islas y zonas costeras poco elevadas.
Sabanización de la Amazonia.-
La Amazonia podría convertirse en una sábana sin posibilidades de
ayudar a contener el calentamiento global, según expertos. El también
llamado "pulmón del mundo" se encuentra mayormente en Brasil, pero
también cubre extensiones importantísimas de territorio y geografía de
Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, comprendiendo también a
las Guayanas. Particularmente Brasil ha sido blanco de críticas por su
acelerada destrucción. Según el Instituto Nacional de Pesquisas
Espaciales (INPE de Brasil), se estima que, con el ritmo del avance del
calentamiento y de la deforestación, ya en el 2050 tendríamos las
señales claras de la “sabanización de la Amazonia". Esto tendría como
consecuencia, además de pérdida de la biodiversidad, posibles cambios
climáticos en otras regiones, especialmente en el sur de Brasil y norte
de Argentina.
Fenómenos naturales.- El
cambio climático da lugar a fenómenos como tempestades, inundaciones,
sequías y olas de calor. En la última década, ha habido en el mundo 3
veces más catástrofes naturales de origen meteorológico -inundaciones y
huracanes- que en los años 60. A partir de 2070 aproximadamente, Europa
podría experimentar una ola de calor similar a la del 2003 cada dos
años. El abrasador verano de 2003 contribuyó al fallecimiento prematuro
de 20.000 europeos, favoreció los grandes incendios forestales del sur
de Europa y ocasionó a la agricultura pérdidas por valor de más de
10.000 millones de Euros. En las regiones que ya sufren con sequías,
habrá un aumento de salinidad y desertificación del suelo. Una situación
análoga se vive en el continente de Abya Ayala, bautizado por los
españoles como América, también en los cuatro continentes restantes,
Asia, África, Oceanía y la Antártida, considerando sus condiciones
climáticas y sus diferencias contextuales y geomorfológicas.
Escasez de agua y alimentos.- El
agua escasea ya en muchas regiones del mundo. Casi un quinto de la
población mundial, 1.200 millones de personas no tiene acceso a agua
potable limpia. Si las temperaturas mundiales se incrementan en 2,5ºC,
es probable que entre 2.400 y 3.100 millones de personas más padezcan
escasez de agua en todo el mundo. Con un aumento de la temperatura de
2,5ºC, 50 millones de personas más podrían sumarse a los 850 millones
que son víctimas actualmente de hambre crónica. En las áreas urbanas,
uno de los mayores problemas a enfrentar será la falta de agua. Se
estima que en el 2055, entre 60 y 150 millones de personas en la región
sufrirán estrés hídrico.
Disminución de la biodiversidad.- Muchos
animales y vegetales no podrán sobrevivir al cambio de temperatura o
tendrán que desplazarse a regiones con clima más adecuado. Se podrían
extinguir un tercio de las especies de la tierra de aquí al 2050. Los
mamíferos y aves de las regiones frías, como los osos polares, las
focas, las morsas y los pingüinos, son especialmente vulnerables. Los
ecosistemas se verán afectados y con ello se pone en riesgo la
sobrevivencia de varias especies de nuestro planeta. La biodiversidad
disminuirá y sufrirán cambios la distribución y el régimen de
reproducción de diversas especies.
Procesos de aculturación y deculturación.- El
desplazamiento de los pueblos indígenas de sus territorios debido a la
presión por ampliar la frontera agrícola, por la explotación de la
madera, por las actividades petroleras y mineras, provoca que haya una
pérdida de identidad de los pueblos indígenas afectados. Esta pérdida
de identidad se da a través de la aculturación y deculturación. La
aculturación es el proceso mediante el que una cultura receptora asimila
e incorpora elementos procedentes de otra cultura o de otro grupo con
los que ha estado en contacto directo y continuo durante cierto tiempo.
La deculturación es la pérdida de elementos de la propia cultura.
Pérdida de la calidad de vida (enfermedades).- Las
enfermedades tropicales como la malaria (paludismo) y el dengue podrían
expandirse al hacerlo las zonas en que las condiciones climáticas son
adecuadas para la vida del mosquito que la transmite. Un aumento de la
temperatura de 2ºC pondría en peligro a 210 millones de personas más. En
la salud pública, los cambios climáticos pueden provocar más
desnutrición y riesgo de incidencia de malaria y dengue. Habrá también
un incremento de plagas y enfermedades en las plantaciones y un aumento
de la demanda del agua para irrigación, generando una mayor competencia
por el agua.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:49 |
Los campos problemáticos de la Madre Tierra
A estas alturas de la luchas y las reivindicaciones de las naciones y
pueblos indígenas, sobre todo teniendo en cuenta los alcances de las
constituciones de Ecuador y Bolivia, además de los problemas de su
aplicación, sobre todo en lo que tienen que ver con la materialización
de los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios y los
derechos de la Madre Tierra, debemos ponernos a evaluar y analizar las
problemáticas que son a su vez los desafíos que hay que sobrellevar para
continuar el camino de la descolonización y la construcción de
alternativas al capitalismo y la modernidad. En ese sentido, vamos
a trabajar con los campos problemáticos que todavía enfrentan las
organizaciones y movimientos indígenas en el camino de su emancipación.
Un primer tópico es el que tiene que ver con el modelo extractivista,
sus consecuencias para las comunidades y territorios indígenas. En esa
perspectiva es indispensable ahondar la problemática de la minería y sus
efectos irradiantes de contaminación, además de destrucción y
descohesión social. En el mismo camino, tenemos que ver lo que pasa con
los hidrocarburos, que es el segundo rubro importante en la composición y
estructura del modelo extractivista. También aquí se sucede una
afectación irremediable a los territorios indígenas y a los ecosistemas.
Hay más rubros vinculados al extractivismo, empero, por el momento nos
concentraremos en estos dos. Sin embargo, es importante considerar las
formas del extractivismo en lo que se viene en llamar neo-extractivismo;
no solamente nos referimos a las tecnologías avanzadas en minería y en
hidrocarburos, como son la explotación a cielo abierto que se da en
minería, también las nuevas tecnologías destructivas de la explotación
hidrocarburífera, sino también nos referimos a la compleja biotecnología
de los transgénicos. Aunque esté en discusión si los transgénicos
pertenecen o no al neo-extractivismo, lo que importa es que forman parte
de los avances del bio-poder y la bio-producción en los últimos
desplazamientos del capitalismo. Es importante tratar esta problemática
de los transgénicos, pues ataca de manera directa al control de las
semillas y al control de proceso reproductivo de los cultivos, así como
ataca a lo que llamamos la soberanía alimentaria. En esta perspectiva es
indispensable escudriñar los temas relativos al control de la
información genética; también a la recuperación de la biodiversidad
genética, recurriendo a los saberes ancestrales. En este terreno se
asocia al control de la información genética el control de los saberes
ancestrales, que son de propiedad colectiva, comunitaria y de las
naciones y pueblos indígenas. Por eso mismo debemos tratar de evaluar
someramente los alcances de la destrucción de la biodiversidad, así como
también los alcances de la destrucción comunitaria.
En contraposición debemos también evaluar y visualizar las
posibilidades de salida de la crisis ecológica, de la crisis
capitalista, de la crisis de la modernidad, así también de la crisis del
desarrollo. En ese sentido debemos trabajar con los tópicos o los
horizontes que tienen que ver con la gestión territorial comunitaria de
la Madre Tierra, la soberanía alimentaria, la transición del modelo
extractivista al Vivir Bien, la defensa de la biodiversidad, la defensa
de los saberes colectivos y ancestrales, la defensa de las comunidades y
territorios indígenas, la garantía de recorrer los caminos de la
descolonización. Por lo tanto, tratemos de analizar cada uno de estos
tópicos.
El extractivismo
Maristella Svampa dice que hay catorce mitos en torno al
extractivismo, uno de ellos supone que los que se oponen al
extractivismo son fundamentalistas, están en contra de todo tipo de
minería. Cosa que no es cierto, pues depende de las características de
la minería; de lo que se trata es de oponerse al extractivismo minero de
las empresas trasnacionales debido a su capacidad destructora y
depredadora. También es necesario detener el desplazamiento depredador
de una explotación minera contaminante, que aunque sea nacional, termina
también afectando los ecosistemas. Por ejemplo, incluso las
cooperativas mineras han optado por formas de explotación salvajes y
depredadoras de sus propias regiones. Lo que se requieres es abastecer
primordialmente el mercado interno, no así las exigencias compulsivas
del mercado externo; lo que se requiere es una minería al servicio de
una estrategia económica que se encamine a cumplir con la soberanía
alimentaria. Una minería que sea como un sostén, una infraestructura que
sustente esta estrategia de la seguridad y soberanía alimentaria.
Un segundo mito supone que la minería es un “motor de desarrollo” que
impulsa la economía nacional. Esta afirmación desarrollista y
extractivista es completamente insostenible a la luz de la experiencia
histórica de nuestros países periféricos del sistema-mundo capitalista.
La minería ha sido una de las formas de articulación de nuestros países a
un modelo capitalista impuesto, por medio de procedimientos de
violencia colonial. El modelo extractivista es históricamente un modelo
colonial impuesto a los países periféricos. El extractivismo no deja
sino cementerios mineros y los escombros de la explotación desmesurada,
el empobrecimiento de las poblaciones involucradas y la depredación de
los suelos de las regiones afectadas por la minería. El excedente, el
plus-producto, la plusvalía, la acumulación ampliada de capital se
transfiere al centro de acumulación del sistema mundo capitalista. Este
“desarrollo” genera el subdesarrollo y la dependencia. La explotación
minera de las empresas trasnacionales y de las empresas mineras
nacionales, articuladas a los circuitos del mercado internacional y a
los circuitos del capital financiero, no genera sino la ilusión del
desarrollo.
Relacionado al anterior, otro mito es el que supone que la minería
genera empleo y crecimiento económico local. Así también el que supone
que la minería crea muchos puestos de trabajo indirectos. En el mismo
tono se dice que la minería se instala en zonas postergadas, crea un
círculo virtuoso, genera desarrollo y eleva el nivel de vida de la
población. Al respecto, Maristella Svampa y los autores de 15 mitos y realidades de la minería transnacional en la Argentina escriben:
Desde Voces de Alerta, cuestionamos radicalmente la actual
colonización que los grandes poderes económicos producen en las
universidades, sistemas científicos y en la educación pública en
general. Estamos convencidos de que no
existe ninguna posibilidad de avanzar en la democratización de la
sociedad, si no se pone coto tanto al modelo extractivo (régimen social
de acumulación y distribución de riqueza), que necesita dominar y
doblegar bajo cualquier medio a las poblaciones que habitan esos
territorios, como a las guardias pretorianas que los custodian[57].
El cuarto mito es el que dice que la minería crea muchos puestos de
trabajo indirectos. Lo que no es cierto, recogiendo las experiencias e
la minería en el continente se ve que si bien se crea un entorno de
población y actividades, básicamente comerciales, no se ve de ninguna
manera un incremento del empleo indirecto, sino mas bien un incremento
de las actividades comerciales, incluso del contrabando, pero
principalmente de las actividades informales. Lo que se crea son el
subempleo, o el desempleo encubierto. El problema es que el conjunto de
estas actividades terminan sosteniendo el ciclo vicioso de los bajos
salarios y de la súper-explotación de los trabajadores. Se trata mas
bien de un aporte a la formación de la plusvalía de parte de estos
entornos que de un gasto o una inversión de la empresa minera. Si las
empresas mineras llegan a invertir en proyectos de salud, culturales e
incluso productivos agrarios, lo hacen en muy baja escala y sobre todo
para legitimar y encubrir sus actividades desbastadoras y depredadora,
cuyos costos jamás los cubren, más bien los ocultan, como aquellos que
tienen que ver con la contaminación múltiple, la destrucción a escala,
el desequilibrio ecológico, además de la destrucción de la cohesión
social y los fenómenos de deculturación y aculturación.
El quinto mito tiene que ver con que cuando la minería se instala en
zonas postergadas, crea un círculo virtuoso, genera desarrollo y eleva
el nivel de vida de la población. Esto tampoco es cierto, para tal
efecto aproximémonos a una de las experiencias de la instalación en una
“zona postergada” de una de las empresas trasnacionales que desarrolla
la tecnología desbastadora de cielo abierto, arrancando toneladas de
tierra y minerales a los territorios afectados. Hablamos de la Empresa
San Cristóbal, que paso de manos de la corporación financiera y de
inversiones del famoso empresario Soros a la empresa japonesa Sumimoto.
Resulta que el pueblo y la población que habita el lugar donde se
concentran los minerales a explotar, hablamos de los yacimientos
mineralógicos, con sus propias características, era un obstáculo para la
explotación minera. Ante la negativa del pueblo a dejar el pueblo para
permitir la explotación extractiva, la empresa se ve obligada a proponer
un plan espectacular; trasladar al pueblo a otro logar, en el entorno
de la zona de explotación. ¿Este nuevo pueblo es una muestra elocuente
de desarrollo? No, quizás haya mejorado la construcción, que se hizo
como los que corresponde a los planes de vivienda, homogeneizando la
arquitectura; empero lo que ocurrió notablemente es la marginación del
poblado, ahora se trata de un pueblo aislado de los beneficios del
excedente que extrae la explotación minera y los transfiere a los
centros de acumulación de capital. Se pueden tocar muchos ejemplos, los
mismos que, a pesar de sus características particulares, expresan
análogos efectos, aislamiento, marginación, subempleo, subalternidad.
Quizás el mito más sobresaliente es el que enuncia que los beneficios
de la minería se quedan en los países donde se extraen los minerales, y
las empresas contribuyen con el pago de diferentes impuestos en el
desarrollo del país. Este enunciado es una falacia, se propone contra
toda evidencia empírica, evade descaradamente la aritmética de la
acumulación originaria y ampliada de capital. La explotación minera, el
extractivismo, que corresponde más bien a la acumulación originaria, a
la acumulación por despojamiento, es el comienzo del ciclo de la
acumulación ampliada de capital. ¿De lo que extraen, del excedente
formado, las empresas trasnacionales cuánto se llevan? ¿Cuánto queda en
el país que es objeto del extractivismo y el despojamiento? ¿Cuál la
relación de lo que invierten y lo que se llevan como ganancia? Las
cifras que se pueden arrojar son escalofriantes, además dependen de los
rubros, los contextos, los periodos; en otras palabras, de la historia
de la explotación minera. Por efectos de síntesis sólo empleemos uno de
los indicadores que da una de las investigaciones sobre la
capitalización o la privatización en Bolivia. Este estudio encuentra que
por cada dólar invertido en el rubro de hidrocarburos las empresas
trasnacionales se llevan siete dólares. Ciertamente el estudio habla de
las empresas dedicadas a la explotación de los hidrocarburos, empero el
caso no es distinto en minería, incluso podríamos aseverar que, con la
nueva tecnología arrasadora de cielo abierto, las ganancias son mayores,
podríamos hablar de que por cada dólar invertido las empresas mineras
se llevan de 8 hasta 10 dólares. Estamos entonces hablando de ganancias
extraordinarias. Si las empresas trasnacionales tienen el control
financiero, tienen el control tecnológico, tienen el control de los
mercados, tienen el control incluso de los gobiernos, además del
resguardo militar, se entiende que crearon las condiciones de
posibilidad de súper-ganancias; hablamos de inversiones con muy alta
rentabilidad, con tasas de retornos a corto y mediano plazo. ¿Qué queda
en las zonas, países y regiones de intervención extractivista?
Cementerios mineros, huecos gigantescos en los territorios, ecosistemas
desequilibrados, contaminados y depredados, con daños irreparables.
El séptimo mito plantea una total contradicción con la realidad, dice
que la minería puede ser limpia, no contamina el ambiente, y se puede
hacer sin riesgos ambientales. Hay una solución técnica para cada
problema ambiental. Mas bien el carácter contaminante y depredador de la
minería ha ido avanzando e incrementándose con el desarrollo
tecnológico y a aplicación de tecnologías avanzadas que son
desbastadoras, por lo tanto el alcance de sus efectos multiplicadores se
han expandido, afectando cada vez más a amplias zonas y regiones,
sumando nichos ecológico y ecosistemas desequilibrados. Los casos más
patéticos, que hoy son muestra de estudios descriptivos de estas
calamidades, son los que tienen que ver con la tecnología de extracción a
cielo abierto. Por otra parte es escandaloso el uso gratuito y
depredador que hacen del agua, incluso de agua fósil, desecando los
entornos y acabando con los bofedales, por lo tanto también atentando
contra la producción agrícola, fundamentalmente campesina y
comunitaria.
El siguiente mito tiene que ver con el cumplimiento institucional,
dice que los emprendimientos cumplen con exigentes regulaciones
ambientales y la minería es la única actividad regulada por una ley
ambiental en nuestro país. La experiencia de nuestros países muestra
todo lo contrario; la gran minería, la minería con emprendimientos
trasnacionales, goza de paraísos fiscales, incluso se da el lujo
sistemático de atravesar las normas y regulaciones mineras corroyendo la
institucionalidad y corrompiendo a los funcionarios. Hay una historia
larga de escándalos financieros y fiscales que involucran a estas
empresas mineras. Podemos hablar de pillaje, corrupción y criminalidad,
como así lo hace Alain Deneault en su estudio de Noir Canada[58].
Se puede decir que la historia de la minería está íntimamente ligada a
la historia de las violaciones y transgresiones a las normas y
reglamentaciones mineras.
El noveno mito tiene que ver con la necesaria consulta a las
poblaciones afectadas por el extractivismo minero y la violación al
Convenio 169 de la OIT, dice que ningún proyecto minero se hace sin el
consentimiento previo de las comunidades involucradas. La costumbre es
más bien que no se consulte de acuerdo a los procedimientos adecuados y
establecidos; cuando las empresas se ven impelidas a consultar ya sea
por las normas ambientales o las normas relativas a los territorios y
pueblos indígenas, lo hace a su manera, manipulando consultas a las
poblaciones afectadas, comprometiendo a dirigentes, ofreciendo dinero y
compensaciones, que obviamente están muy lejos de subsanar los daños
ocasionados. En estos casos generalmente se benefician dirigentes
corruptos o que han sido atropellados o sorprendidos en su buena fe. No
se cumplen con las normas internacionales sobre consulta e impacto
ambiental.
El décimo mito dice que la minería fortalece el tejido social, reduce
la migración y la descomposición de las comunidades. El enunciado de
este mito parece una ironía, parece reírse de lo que acontece;
precisamente la minería ha demostrado su gran potencia destructiva del
tejido social, de la cohesión social, disgregando a las comunidades,
fragmentando a la sociedades aledañas, pervirtiendo las costumbres. En
lo que respecta a la migración, podemos evaluar dos efectos migratorios;
uno que tiene que ver con los migrantes climáticos, quienes se
desplazan precisamente por el factor destructivo y depredador de los
ecosistemas, que afecta directamente a la agricultura; el otro que tiene
que ver con la aculturación y deculturación, con la introducción de
esquemas de comportamiento modernos que motivan precisamente la
migración a las ciudades.
El siguiente mito tiene que ver con la afectación a los derechos
democráticos, que tienen que ver con la transparencia y la evaluación,
dice que las empresas transnacionales garantizan transparencia y
libertad de opinión en cuanto a la evaluación de sus actividades. Es
difícil sostener semejante aseveración cuando precisamente tenemos la
intromisión de la gran empresa minera en los medios de comunicación, su
incidencia manipulada en la opinión pública, su interposición, a través
de los medios fiscales y policiales, sobre la libertad de opinión,
cuando se tiene una larga historia de encubrimiento, de ocultamiento, de
falsificaciones, de doble contabilidad, es decir, cuando precisamente
estamos ante ejemplos elocuentes de total falta de transparencia.
El siguiente mito dice que cada país es autónomo y soberano en sus
relaciones con empresas mineras transnacionales. Las empresas mineras
transnacionales respetan el marco legal de los países donde operan. Este
mito contrasta con la larga y dramática historia de la dependencia y la
supeditación de los Estados de los países periféricos des sistema-mundo
capitalista a la dominación de los circuitos e inversiones del gran
capital, de la hegemonía y dominación imperialista, de la conspiración
constante de las empresas trasnacionales, vulnerando las soberanías
nacionales. Ahora que ya se tiene la opción claramente implementada por
el proyecto neoliberal de los tribunales internacionales, las empresas
trasnacionales optan por estos tribunales escapando a las leyes
nacionales.
Los siguientes mitos son también discutibles, no se sostienen ante la
evidencia de los hechos y la experiencia de la minería en nuestros
países. El mito treceavo dice que las empresas transnacionales se
comportan con responsabilidad social empresarial, robusteciendo el
tejido socioeconómico de la zona. El siguiente mito dice que los que se
oponen a la minería a gran escala, nacional o trasnacional, no tienen
alternativas de desarrollo. Y el último mito de la lista dice que
América tiene un destino mineral. Sin desarrollo minero, no hay futuro
para nuestras sociedades. El mito sobre la responsabilidad social
empresarial contrasta con las exiguas inversiones que realiza en este
sentido, comparadas con las enormes riquezas que se lleva. El decir que
los que se oponen a la minería a gran escala no tienen alternativas de
desarrollo choca con las experiencias que han logrado sacar a la minería
y han optado por la soberanía alimentaria. Por último decir que no hay
alternativa económica sino es con la minería, es apostar a un modelo
colonial, al modelo extractivista que ha generado precisamente
“subdesarrollo”, pobreza, desigualdades y ausencia de horizontes, en los
países precisamente donde se ha practicado esta minería.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:51 |
Imposición de proyectos extractivos socava la libre determinación de los pueblos indígenas
Informe Anual del relator Especial de la ONU James Anaya
El informe es importante no solo porque se trata de un informe
oficial de Naciones Unidas, sino también porque subraya la obligación de
los Estados de respetar, proteger y cumplir los derechos fundamentales,
los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas,
reconocidos en la Declaración de Naciones Unidas sobre Pueblo Indígenas.
Los proyectos de extracción de recursos naturales y otros grandes
proyectos de desarrollo llevados a cabo en territorios indígenas o en
proximidad de ellos socavan la libre determinación de los pueblos
indígenas y constituyen una de las fuentes más importantes de la
vulneración de sus derechos en todo el mundo, señala el Informe Anual
presentado por el Relator Especial James Anaya ante el Consejo de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El tema principal de este informe son las industrias extractivas
(minería, hidrocarburos, forestales, represas hidroeléctricas) que
realizan operaciones dentro de territorios indígenas o en proximidad de
ellos. Además de la libre determinación, señala la vulneración de los
derechos a la consulta, al territorio, a los bienes naturales y a la
salud, entre otros.
“Se deberán celebrar numerosos debates, todos ellos sin duda
necesarios, sobre el modelo vigente de operaciones de extracción y su
impacto social y medioambiental. Mientras tanto, los pueblos indígenas
seguirán siendo vulnerables a violaciones de sus derechos humanos que
socavan los cimientos de su libre determinación y, en algunos casos,
ponen en peligro su existencia misma como pueblos diferenciados”,
predice el Relator Especial James Anaya.
El informe, de 22 páginas, recoge y sistematiza las opiniones,
preocupaciones y recomendaciones recibidas como respuesta a un
cuestionario remitido por James Anaya el 31 de marzo del 2011 a los
gobiernos, pueblos indígenas, empresas, expertos académicos y la
sociedad civil en general.
Problema apremiante
Las actividades extractivas, afirma el Informe, producen efectos
que a menudo violan los derechos de los pueblos indígenas. Los
organismos públicos y las empresas privadas que participan en la
extracción o explotación de recursos naturales han contribuido a causar
estos efectos. Los derechos humanos siguen siendo violados como
resultado de la creciente demanda de recursos y energía. Las operaciones
cada vez más numerosas de las industrias extractivas constituyen un
problema apremiante para los pueblos indígenas a escala mundial.
Uno de esos graves impactos es la gradual pérdida de control
sobre las tierras, territorios y recursos naturales indígenas, lo cual
se origina en las deficientes medidas de protección de las tierras
comunales.
En cuanto al impacto medioambiental, el más grave es la
degradación y destrucción de ecosistemas debido a las actividades
extractivas, así como los efectos devastadores que esto causa en las
economías de los pueblos indígenas, estrechamente vinculados a esos
ecosistemas. Además de la contaminación de las aguas y las tierras y la
reducción de la flora y la fauna locales.
El agotamiento y contaminación de los recursos hídricos tienen
efectos perjudiciales sobre el agua disponible para el consumo humano,
el riego de tierras de cultivo y el pastoreo, y afectan a la pesca
tradicional.
Anaya también encuentra una conexión entre los daños
medioambientales y el deterioro de la salud de las comunidades
indígenas, así como con la pérdida de medios de vida tradicionales, con
el consiguiente peligro para la seguridad alimentaria.
Efectos sociales y culturales
James Anaya se refiere también a los efectos negativos de las
actividades extractivas sobre las estructuras sociales y culturales de
los pueblos indígenas, señalando que la pérdida de tierras y recursos
naturales pone en peligro su supervivencia como culturas diferenciadas
que están unidas de modo inextricable a los territorios que habitan
tradicionalmente.
La emigración forzada de pueblos indígenas desde sus tierras
tradicionales, como consecuencia de su expulsión o de la degradación
medioambiental causada por la extracción de recursos, tiene un impacto
negativo general en las culturas y estructuras sociales indígenas.
Todo esto es agravado por el asentamiento ilegal de madereros o
mineros, la llegada de trabajadores no indígenas y de personal
contratado, y el aumento de tránsito de vehículos debido a la
construcción de carreteras y otras infraestructuras en territorios
indígenas.
“En Colombia –dice textualmente el Informe–, la
llegada de las industrias extractivas a las zonas indígenas parece
haber provocado una infiltración en los territorios indígenas de
traficantes de drogas y guerrilleros, además de una militarización de
esos territorios”.
Violencia y criminalización
Las actividades extractivas provocan criminalización y
militarización. El relator advierte “una escalada de la violencia por
los gobiernos y fuerzas de seguridad privadas en el contexto de las
operaciones extractivas en territorios indígenas, dirigida
principalmente contra dirigentes indígenas”, y acerca de “casos de
represión general de los derechos humanos cuando comunidades enteras
habían manifestado su oposición a las operaciones de extracción”.
Los proyectos extractivos, adicionalmente, provocan la
destrucción de lugares de importancia cultural y espiritual para los
pueblos indígenas, como sitios sagrados y restos arqueológicos.
Derecho a la consulta
El incumplimiento de la obligación de consultar a los pueblos
indígenas sobre los proyectos de extracción de recursos naturales que
les afectan es la causa de numerosos conflictos sociales, señala el
Informe.
Otra de sus preocupaciones es que “las comunidades indígenas
pueden carecer de los conocimientos técnicos necesarios para participar
en pie de igualdad en las consultas y negociaciones, por lo que deben
confiar en las evaluaciones de impacto hechas por empresas extractivas,
que no siempre evalúan de modo exacto y completo la envergadura del
impacto de sus actividades sobre los pueblos indígenas”.
La situación se complica debido a que los marcos regulatorios
nacionales deficientes constituyen barreras para el respeto de los
derechos indígenas, en particular la ausencia de normas claras sobre “el
contenido y alcance de los de derechos de los pueblos indígenas sobre
sus tierras, territorios y recursos naturales (…); los procedimientos de
consulta con los pueblos indígenas; y los planes de participación de
los beneficios”. Aun siendo insuficientes, “los gobiernos carecen a
menudo de la voluntad política de hacer cumplir esas normas y
transfieren su responsabilidad a las empresas y a los pueblos
indígenas”.
En cuanto a la participación de los beneficios de las actividades
extractivas, los pueblos indígenas tienen claro que los efectos
negativos sobre su medio ambiente, cultura y sociedades tienen más peso
que los mínimos beneficios a corto plazo obtenidos de las operaciones de
extracción.
Responsabilidad de los Estados
En el informe se señala que el actual debate mundial sobre las
repercusiones de las actividades empresariales en los derechos humanos
ha reafirmado que el Estado tiene la responsabilidad jurídica
internacional última de respetar, proteger y cumplir los derechos
humanos.
Sin embargo, “los gobiernos tienden a inhibirse del proceso de
aplicación de los procedimientos de consulta y de otras salvaguardas de
los derechos de los pueblos indígenas en el contexto de las operaciones
de extracción, y actúan como simples reguladores”. Más aun cuando “los
marcos regulatorios estatales relativos a los derechos de los indígenas
(…) son insuficientes o inexistentes”.
Todo ello “pone de manifiesto la necesidad de un cambio de la
situación actual si se desea que la normativa de los derechos de los
indígenas tenga un efecto significativo sobre las políticas y
actividades de los Estados y las empresas en lo que atañe a los pueblos
indígenas”.
Conclusiones y Recomendaciones
A partir del vínculo particular que tienen los pueblos indígenas
con sus tierras, territorios y recursos naturales tradicionales, es
indispensable proponer medidas para dar cumplimiento a las
responsabilidades de los Estados y las empresas respecto de las normas
internacionales en que se afirman los derechos de los pueblos indígenas.
Es también necesario avanzar hacia el logro de un entendimiento
normativo común para que se hagan efectivos los derechos de los pueblos
indígenas y las salvaguardias internacionales conexas en el ámbito de
los proyectos de extracción y explotación de los recursos naturales en
territorios indígenas, a fin de contribuir a una aplicación más completa
de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas y otras normas internacionales.
Para ello es importante establecer directrices o principios
concretos encaminados a ayudar a los Estados, las empresas y los pueblos
indígenas a cumplir las responsabilidades derivadas de las normas
internacionales de protección de los derechos humanos de los pueblos
indígenas. Esta tarea forma parte del mandato del Relator Especial de
examinar los obstáculos existentes para la plena y efectiva protección
de los derechos de los pueblos indígenas.
Esta es la razón por lo que se “ha establecido como prioridad
máxima para la segunda etapa de su mandato la realización de consultas
con los interesados, el intercambio de mejores prácticas y la
elaboración de estudios concretos de expertos en relación con los
pueblos indígenas y las industrias extractivas”.
Finalmente, sugiere al Consejo de Derechos Humanos que asigne al
relator Especial “la tarea concreta de adoptar iniciativas para hacer
efectivos los derechos de los pueblos indígenas y las garantías
institucionales conexas, en el contexto de los proyectos de extracción y
explotación de recursos naturales que pueden afectar a los territorios
indígenas, con objeto de que el Relator Especial pueda presentar al
Consejo una serie de directrices o principios concretos en 2013”.
Crisis del capitalismo y crisis ecológica
La crisis actual del capitalismo, que algunos economistas consideran
que se trata de una crisis financiera, en tanto otros comprenden que se
trata de una crisis estructural, entendiendo esta lectura en los ciclos
largos del capitalismo, ha terminado de poner en evidencia otra crisis
que compromete a la humanidad, a los seres orgánicos y a la vida en el
planeta; llamemos a esta crisis ecológica; es decir, crisis del oikos,
del hogar donde habitan y viven los seres orgánicos. Hablamos de la
crisis de los ecosistemas; en otras palabras, de la armonía de las
interdependencias dadas en la biodiversidad, en los nichos ecológicos y
en los continentes ecológicos, crisis que compromete la vida de las
especias, de las plantas, de los animales, crisis que provoca
contaminación ambiental, también una contaminación múltiple de las
condicionantes ecológicas, de los ecosistemas, de los suelos, del agua,
de las mismas plantas y animales, provocando desarreglos, enfermedades y
extinción de especies. Crisis que se manifiesta de manera alarmante en
la deforestación, en la desertización, en la degradación ambiental, en
el calentamiento global, en la escasez de agua, también en la crisis
alimentaria y crisis de la agricultura. Esta crisis ecológica tiene que
ver con la explotación depredadora de los recursos naturales, con la
revolución industrial y su continuidad expansiva, evolutiva y
compulsiva, contaminante y devastadora. La crisis ecológica también
tiene que ver con el consumismo compulsivo y degradante. Estos son las
condicionantes, los factores, los procesos económicos que pueden
considerarse como causas de la crisis ecológica, por lo tanto se pueden
concebir como articulaciones críticas entre la crisis del capitalismo y
la crisis ecológica. Al capitalismo hay que entenderlo no sólo como modo
de producción sino también y sobre todo como economía-mundo y
sistema-mundo, no sólo como economía, en el sentido restringido de la
palabra, como ámbito de la producción, distribución y consumo, sino
también hay que concebirlo como modelo civilizatorio antropocéntrico,
tecno-céntrico, cuantitativista, basado en el dominio de la naturaleza,
centrado en la valorización del dinero, por lo tanto especulativo y
encaminado a la clausura del ciclo del capitalismo en la administración
financiera de la crisis y el diferimiento de la crisis por medio de
procedimientos financieros, lo que se ha llamado financiarización.
Podemos decir que la matriz de las causas estructurales de la crisis
ecológica se encuentra precisamente en la economía-mundo y en el sistema
mundo capitalista.
Podemos decir que desde el nacimiento de este sistema-mundo
capitalista se ha producido el desequilibrio, sobre todo debido a lo que
se llama la acumulación orgánica del capital, a esta forma de
acumulación por despojamiento, despojamiento de tierras, de recursos
naturales, de recursos humanos, de riquezas, incluso, en una etapa
posterior, de empresas públicas por medio del procedimiento de la
privatización. El sistema mundo capitalista se desarrolla mediante
crisis, podemos decir que es la crisis misma, la crisis es la forma
dinámica de su funcionamiento. Esta crisis termina de expandirse al
resto, al entorno, a la totalidad, al planeta, a la ecología. La crisis
estructural del capitalismo termina invadiéndolo todo, en la medida que
el capitalismo se ha mundializado, se convierte en crisis del modelo
civilizatorio moderno, en crisis de mundo, en crisis del planeta, en
crisis ecológica. En la medida que el capitalismo no solamente ha
subsumido al trabajo sino también a la vida al propio proceso de
acumulación, a la vorágine destructiva de la valorización dineraria, en
esa misma medida ha transferido su crisis orgánica a las condiciones y
factores intervinientes en el proceso de producción, distribución,
comercialización y consumo. Se ha producido una especie de asíntota; por
un lado se ha efectuado un crecimiento y desarrollo del capitalismo sin
precedentes, contando no sólo con una revolución industrial sino
también con la llamada revolución tecnológica-científica, por otro lado
se ha producido un despojamiento, una desforestación, una contaminación,
una degradación y depredación sin precedentes de la naturaleza. El
desarrollo del capitalismo ha tenido su costo ecológico. Lo que quiere
decir que el capitalismo no va con la naturaleza, no va con la ecología,
no se complementan, al contrario, entran en una contradicción
irresoluble. En conclusión el capitalismo destruye la naturaleza, el
capitalismo destruye sus propias condiciones iniciales de producción, la
fuerza de trabajo y las condiciones “naturales”, los “recursos
naturales”, considerados materia prima, y al hacerlo destruye los
ecosistemas, los equilibrios ecológicos, haciendo desaparecer especies,
provocando escasez de agua, escasez de alimentos y expandiendo el
desierto que provoca. La lógica de la acumulación del capital es una
lógica abstracta, convierte a las relaciones entre sujetos en relaciones
entre cosas, convierte a la relación entre los seres orgánicos en una
relación mercantil, reduce la vida al crecimiento cuantitativo. En tanto
que las lógicas inmanentes a la vida, a la biosfera, a la
biodiversidad, equivalen a procesos integrales, recurrentes, complejos,
interdependientes y concomitantes, que producen sus propias condiciones
de posibilidad de reproducción; son lógicas genéticas y fenoménicas al
mismo tiempo, complementarias y autopoiéticas. Por eso podemos
decir que la lógica del capital choca plenamente con las lógicas
inmanentes de la vida, se oponen. La lógica del capital destruye la
vida.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:52 |
¿Cómo puede haber ocurrido esto, cómo puede ocurrir que algo que ha
surgido de la misma naturaleza, de la historia de las sociedades
humanas, de la historia de las civilizaciones, de los sistemas-mundo,
termine destruyendo a la misma naturaleza? ¿Cómo ha ocurrido que el
sistema-mundo capitalista, sistema que se expande, que se hace global,
hegemónico y dominante, sistema basado en la valorización dineraria,
termine poniendo en peligro a la naturaleza misma, a la vida misma? De
acuerdo a la interpretación de Edgar Morin, teórico de la complejidad,
después de la gran explosión inicial y el gran caos, el universo y los
átomos se forman debido a los torbellinos y bucles que aplican la
fuerza de la expansión explosiva, de la entropía, de esta energía en
expansión sobre sí misma. La vida aparece como una segunda generación,
si se pude hablar así, de bucles y torbellinos, que producen una
auto-organización genotípica y fenotípica diversa, es decir la vida,
como capacidad de auto-reproducción, evolución y equilibrio ecológico.
La pregunta es si se produce una tercera generación de bucles y
torbellinos dando lugar a las sociedades humanas, o si mas bien éstas
son parte de la complejidad del oikos y de la vida. En todo
caso lo que importa en la historia de las sociedades humanas es la
disociación que se produce entre el sujeto y sus condiciones de
formación biológicas, antropológicas sociales, culturales; hablamos de
la disociación del sujeto del individuo-viviente de la especie homo
sapiens[59]. Esta disociación se expresa claramente en el pensamiento occidental; Descartes realiza la disyunción paradigmática entre ego cogitans y la res extensa[60]. Edgar Morin dice al respecto que, el
sujeto se convierte en principio metafísico y el reino científico del
objeto comienza. El sujeto se desmaterializa, el objeto se reífica[61].
Retomando el análisis podemos lanzar la siguiente hipótesis: esta
disociación del sujeto de lo viviente produce no sólo una subjetividad
que se cree autónoma, independiente de lo viviente, un imaginario que
cree reinar sobre lo viviente, sino también produce una voluntad de
dominio de lo viviente. La expresión cogito ergo sum, pienso
luego soy, es la expresión más fuerte de este dominio sobre la
naturaleza de la filosofía occidental. Se ha dado lugar a un sujeto
perdido en el laberinto de sus representaciones; en realidad la
representación del sujeto, pues el sujeto también es el
individuo-viviente, no pude disociarse sino es imaginariamente. Una
combinación extraña entre la matriz cultural judeo-cristiana y la matriz
helénica, ésta desarticulada y subsumida a la interpretación de
aquella, ha dado lugar a la exacerbación de esta voluntad de dominio de
la naturaleza, de dominio sobre lo viviente, por parte, y esto es lo más
extraño, de una representación del sujeto, reducido a su actividad
pensante, disociado del conjunto de las operaciones de lo viviente. A
esta matriz cultural es a lo que hemos llamado genéricamente cultura
occidental, que ha venido acompañada de su instrumentalización
económica, la expansión del sistema-mundo capitalista, una manera de
articulación y sistematización estructural de las formas capitalistas
heredadas de Asia y África[62].
La revolución mundial del vivir bien
Ha recomenzado una revolución anticapitalista, esta vez en nombre del vivir bien, suma qamaña en
aymara, esta vez en defensa de la Madre Tierra; ya no se trata
solamente de defender la fuerza de trabajo, al proletariado, de
recuperar el tiempo de trabajo excedente para los obreros, no se trata
solamente de oponerse a la explotación de la fuerza de trabajo, sino que
ahora se trata de defender la vida contra la amenaza de la degradación,
depredación ambiental, la amenaza de la crisis ecológica ocasionada por
el desarrollo destructivo del capitalismo. Ahora se movilizan los
pueblos contra el capitalismo; hemos pasado de la lucha del proletariado
contra el capitalismo a la lucha de la humanidad contra el capitalismo,
en defensa de todos los seres orgánicos, la biodiversidad, aunque
también de la biosfera, de los suelos y de los subsuelos, donde anidan
las riquezas naturales. La teoría del valor nos permitió comprender la
lógica del capital inherente a la producción, esto nos llevó a
desarrollar el concepto de modo de producción capitalista; ahora se
requiere una teoría de la vida, que nos ayude a elucidar la
contradicción entre capitalismo, la lógica de la valorización del
dinero, y la vida, la naturaleza. El capitalismo, no solamente entendido
como modo de producción sino sobre todo como sistema-mundo, no
solamente explota la fuerza de trabajo sino explota las riquezas
naturales, explota la vida, absorbiendo energía acumulada durante
millones de años, destrozando la tierra para encontrar minerales y
someterlos a la transformación productiva, subsumiendo información
genética, saberes biológicos, también la psiquis y saberes evocativos a
la vorágine del capital. Es cierto que las anteriores sociedades,
civilizaciones, sistemas-mundo, han explotado también la tierra,
domesticado las plantas, domesticado los animales, domesticado los
genomas, explotado minerales, pero lo hacían para satisfacer necesidades
concretas; empero lo que pasa con el capitalismo es distinto, lo hace
para satisfacer una necesidad desquiciada, la satisfacción de la
ganancia, explota no sólo para acumular riqueza, sino para acumular
dinero, el equivalente general de la riqueza. Se trata de la acumulación
abstracta de la medida de la valorización, es la acumulación
estadística de la medición dineraria de la producción, pero también de
la especulación. La esquizofrenia capitalista ha llegado al extremo del
desborde financiero de esta acumulación, que no sabe dónde invertir para
conseguir más dinero, más valor abstracto; por eso encuentra una salida
descabellada invirtiendo en sí misma, en más especulación financiera.
Las famosas burbujas financieras crecen hasta reventar, empero se siguen
produciendo como hongos, como enfermedad delirante de un imaginario
excitado por su propio frenesí ganancial. Se ha producido una
inflamación exacerbada del capital, que no puede explicarse por su
infraestructura, por su estructura productiva, sino por una maquinaria
financiera hipertrofiada. De este modo podemos afirmar, contra la teoría
clásica, que el capitalismo es en realidad una superestructura, también
un imaginario delirante, ocasionado por una sociedad, una civilización,
un sistema-mundo que ha separado las condiciones naturales, las
condiciones materiales de la reproducción y de la producción, del
intercambio y la circulación, de las condiciones inmateriales, de las
condiciones subjetivas, de la medida de las cosas, la riqueza, la
producción, la productividad y la valorización. No es que el capitalismo
funciona solamente de manera abstracta, lo hace de esta manera porque
asienta este funcionamiento en los procesos concretos de explotación,
producción, intercambio y circulación, pero lo hace sin evaluar los
procesos concretos, sin la valorización cualitativa de estos procesos,
aunque desarrolle estadísticas de las cosas, de los instrumentos, de los
utensilios, de los artefactos, de las maquinarias, de las rutas, de los
flujos y stocks, de los hombres, animales y plantas. En este sistema
hay una concomitancia entre el valor de uso, la otra cara del valor de
cambio, entendiendo su uso como uso productivo y para el consumo, con el
valor abstracto, el valor de cambio y el signo monetario. Este sistema
se ha cerrado a otras evaluaciones de las cosas, de las actividades, de
las plantas y de los animales, evaluaciones que aprecian las otras
dimensiones de las interrelaciones, de las interacciones e
interrelaciones de los ecosistemas y dentro de los ecosistemas,
abarcando organismos, poblaciones, pero también las interconexiones
individualizadas. El sistema-mundo capitalista no ha desarrollado
metodologías de valorización de la vida. La vida ha sido reducida a
objeto de estudio, no es sujeto, subjetividad, voluntad, saber,
inteligencia, desarrollada, evolucionada, acumulada durante miles de
millones de años. Este desprecio de la vida, inherente a la lógica del
sistema capitalista, se ha expandido tanto con la mundialización, se ha
desarrollado estrepitosamente en el proceso de acumulación del capital,
que ha puesto en peligro la vida en todo el planeta. La contradicción
entre capitalismo y vida, capitalismo y naturaleza, se ha vuelto un
antagonismo. Esta contradicción desarrollada en antagonismo es la base
de la revolución mundial anticapitalista.
La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los
Derechos de la Madre Tierra ha aprobado un primer documento de la
revolución mundial anticapitalista. Es un documento que hay que
comprenderlo en el marco de un acuerdo entre los pueblos, movimientos
sociales, países, gobiernos, científicos e intelectuales críticos que se
reunieron en Tiquipaya, Cochabamba, Bolivia. Un primer documento que
sienta las bases de la defensa de los derechos de la madre tierra, que
identifica como causa estructural de la crisis ecológica al sistema
capitalista, que orienta la voluntad, multitudinaria a un nuevo proyecto
civilizatorio cultural denominado vivir bien, que conduce a ratificar
el protocolo de Kioto para bajar las emisiones de gases contaminantes en
un 50%, que reenfoca la producción hacia la soberanía y seguridad
alimentaria, bajo un nuevo concepto de la agricultura, desconectada de
su orientación mercantil y comercial, que defiende los bosques y prohíbe
la explotación de los recursos fósiles en los bosques mismos, que exige
a los países desarrollados, industrializados y contaminantes, una
compensación ambiental a los países en desarrollos, además de estar
obligados a reponer los daños ocasionados a la naturaleza, corriendo con
los gastos y transferencias tecnológicas correspondientes. En esta
perspectiva, para garantizar el cumplimiento de la resolución de la
Conferencia y lo que puede ser la ratificación del protocolo de Kioto se
propone conformar un tribunal ecológico. Para lograr la realización de
estos objetivos, la continuidad de la lucha y la movilización por la
vida y la madre tierra se constituye una internacional de movimientos
sociales en defensa de la Madre Tierra. Se pretendía que las
resoluciones de la Conferencia de Tiquipaya sean vinculantes en la
cumbre climática de Cancún, en esta perspectiva fueron entregadas a
Naciones Unidas, buscando también que sean vinculantes para el mundo,
siendo ya vinculantes para Bolivia, país anfitrión de la Conferencia.
Aunque en Cancún se haya hecho caso omiso a las resoluciones de
Tiquipaya, queda el antecedente de la contra-cumbre y de la demanda
mundial entregada a este organismo mundial de los Estados.
En este contexto se da el compromiso de una movilización general en
el mundo, además de que la Conferencia propone realizar un referéndum
mundial sobre los derechos de la Madre Tierra. Visto de esta manera, la
Conferencia ha rebasado las expectativas de los organizadores; se
esperaban unas diez y ocho mil personas, empero se llegaron a inscribir y
aglutinar a más de treinta y cinco mil personas, desbordando los
escenarios, cobrando dinámica propia, convirtiendo al encuentro, además
de espacios de discusión, en una fiesta y en una feria.
¿Qué es el vivir bien? Decimos que es un proyecto civilizatorio y
cultural alternativo al capitalismo y a la modernidad, que se basa en
las matrices civilizatorias indígenas, que recoge la cosmovisión del suma qamaña, del suma kausay, del tekokavi, del ñandereko, del ivimarei, del qhapajñan,
que sobre esta base incorpora las concepciones alternativas de las
resistencias al capitalismo y a la modernidad, que integra utopías y
proyectos sociales en armonía con la naturaleza y la comunidad,
articulando formas de consumo, de comportamiento y de conductas no
degradantes, asumiendo formas de espiritualidad que responden a relación
ética con la vida y desplazando tejidos sociales solidarios y
complementarios, armaduras culturales y ámbitos simbólicos, imaginarios y
significaciones cohesivas de lo colectivo, de los saberes y el
intelecto general.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:53 |
La alternativa al desarrollo
La ilusión desarrollista
Tomemos ilusión no sólo como ficción, expectativa, apariencia, sino también como illusio,
como interés, como creencia fundamental en el interés del juego y el
valor compartido; la lógica específica de un campo se funda en la
mentalidad que aparece en forma de habitus específico que
también podríamos llamar sentido del juego, al que por lo común se
designa como espíritu o como un sentido implícito[63].
Por lo tanto ilusión como ficción, pero también como mentalidad; desde
esta perspectiva trataremos de analizar la ilusión desarrollista. Es
ciertamente una ilusión creer que el desarrollo va llegar por la
industrialización, peor aún con la llegada de capitales financieros, que
es lo mismo que reducir el desarrollo a la industrialización, reducción
que tiene que comprenderse también en el ámbito del sentido, en el
espacio de configuración, de lo que quiere decir desarrollo. Es también
una ilusión que el único camino que hay es el desarrollo, la
transformación de las condiciones, no solamente el crecimiento
económico, en clave moderna; es decir modernización de las
instituciones, modernización de los medios de comunicación, de
transporte, modernización de las costumbres y las conductas,
modernización del consumo, modernización de los servicios. En otras
palabras optar por la cultura moderna en todos los sentidos qué esto
implica. En una época, durante los siglos XVIII y XIX se entendido esto
como ilustración, razón, racionalidad, ciencia, positivismo,
pretendiendo que sólo hay una forma de madurez, el uso de la razón como
autoridad, entendiendo que la única razón es el de la ilustración. Esto
obviamente es una reducción, que durante el siglo XX ya fue
insostenible, pues la misma ciencia, su desarrollo y ampliación,
encontró distintas racionalidades, no sólo en lo que implican distintas
lógicas inherentes a las epistemologías, ciencias, complejidades
sociales, sino también en lo que respecta a los modos de pensar de
distintas civilizaciones. Particularmente interesan los estudios de
Claude Lévi-Strauss, sobre todo los cuatro tomos de Mitológicas[64],
pues en ellos demuestra otras formas de racionalidad, otros modos de
pensar, otras maneras de clasificar, de construir la cultura, su
relación con la naturaleza, y la explicación de los orígenes del fuego,
de las armas, de la comida, de la agricultura. Que todavía uno se
encuentra con gente que cree que hay una sola forma de racionalidad, que
la civilización posible es la modernidad, se debe a los anacronismos
relativos a la persistencia de sentidos comunes anclados en los
prejuicios correspondientes a la colonización y a la colonialidad,
además de constituirse en sedimentos ideológicos positivistas y
decimonónicos. Esto también es una ilusión, entendida como mentalidad,
ideología de un campo. Pero, ¿cuál campo es este? Creo que se trata de
un campo donde habitan los funcionarios públicos, que son celosamente
modernistas, los tecnócratas, los técnicos, las cooperaciones, los
gobiernos y las organizaciones no-gubernamentales metidas en la
promoción y a gestión del desarrollo. En este sentido la ilusión
desarrollista es un habitus incorporado de un capo que es como
una diáspora donde funcionan instituciones de influencia y decisión en
las políticas públicas. Es un campo que conecta instituciones locales,
regionales, nacionales e internacionales. El habitus de este
campo supone un espacio técnico y político donde las reglas del juego se
establecen de acuerdo al logro de indicadores, metas y objetivos que
valorizan el desarrollo. Una de las características de esta mentalidad
tiene que ver con la creencia en la industrialización como medio
primordial del desarrollo, también con la extensión de esta creencia a
que el desarrollo es el la columna vertebral de la modernidad y que la
modernidad es la arquitectura de la civilización mundial. Ciertamente,
visto desde la perspectiva de la crítica de la ideología, esto no es
otra cosa que la formación discursiva legitimadora de la dominación del
imperio, del centro de acumulación del sistema-mundo capitalista sobre
la periferia, entendida como reserva de recursos naturales y de mano de
obra barata y explotable. Pero también hay que evaluar esta creencia
desde la masa de sus comportamientos y conductas; se trata de un
conjunto de normas, de procedimientos, de técnicas, de actitudes, de
predisposiciones incorporadas y que se desenvuelven como prácticas
configuradoras de las políticas, que ahora atraviesan no solo el espacio
nacional, sino también regional, micro-regional y local, incidiendo
también en los comportamientos locales, regionales y nacionales, además
de incidir en el campo económico, en el campo social y en el campo
cultural. Esta mentalidad desarrollista delimita el dominio de su campo,
discrimina otras maneras de pensar, otras racionalidades, no las acepta
como razón ni racionalidad, descalifica otras alternativas al
desarrollo, descalifica otros modos de producción, las expulsa al
submundo de la irracionalidad, de la pre-modernidad, del
pre-capitalismo; esta visión linealista expulsa la diferencia respecto
del desarrollo, respecto de la industrialización y de la modernidad al
espacio abominable de lo bárbaro y salvaje, espacio que ciertamente se
requiere domesticar, disciplinar y civilizar. Como se puede ver, se
trata de un proyecto de poder, basado en la publicidad, la propaganda,
la programática, la promoción del desarrollo, en lo que podemos llamar
mercado técnica del desarrollo, que busca ganar más adeptos, que
requiere incorporar a más gente, convencer a más grupos y obviamente más
países en esta catarsis de la ilusión del desarrollo. Los resultados de
estas políticas desarrollistas son diferenciales, dependen de los
contextos nacionales, también de los periodos de los que estemos
hablando, así mismo de los recursos naturales involucrados en este
proceso de extracción-explotación-industrialización-comercialización, de
su vínculo con los monopolios del mercado, el control de las
trasnacionales y el dominio del capital financiero. La articulación de
estos procesos y de estas políticas económicas con todo el espacio
económico nacional, con la diversificación de la economía, con su
triangulación entre industria pesada, industria liviana y servicios, va
depender también de distintas problemáticas específicas de los distintos
países. Pero, lo cierto es que el desarrollo soñado, la ilusión plena
desarrollista no llega, salvo parcialmente, fragmentado, de manera
diferencial, dependiendo de las áreas, de los rubros, de las regiones,
de la diferencia recurrente entre ciudad y campo. La relación con los
países llamados desarrollados, con los países llamados industrializados,
no es solamente un problema cuantitativo, como de cuánto falta, sino
también cualitativo, se trata de la relación estructural con estos
países, de la diferencia estructural, de la condición dominante,
hegemónica, de control que tienen de los circuitos financieros o de lo
que identifica como los monopolios de los países centrales del
sistema-mundo capitalista: el monopolio tecnológico, el monopolio de los
flujos financieros, el monopolio del acceso a los recursos naturales,
de una manera directa o indirecta, el monopolio de la comunicación y de
los medios, y el monopolio militar, primordialmente en el terreno de los
armamentos de destrucción masiva[65].
El desarrollismo es un habitus de un campo institucional,
por lo tanto una mentalidad, una ideología, es también una formación
discursiva, que supone sus conceptos, sus objetos y sus sujetos, así
como es una retórica, un arte de convencimiento moderno, por lo tanto un
conjunto de reglas, de procedimientos, de disposiciones en un espacio
de correlación de fuerzas, impotente ante la estructura de poder de la
economía y sistema-mundo capitalista. Lo único que puede hacer es
replantear la modificación de la relación de los términos de intercambio
y la variación en la relación cuantitativa entre centro y periferia,
empero no puede trastrocar la estructura de poder mundial. Para esto no
se requiere de desarrollo ni de discurso desarrollista, de políticas
desarrollistas, ni de industrialización, sino de algo que escapa al
modelo desarrollista, esto es de una verdadera alternativa y alteración
al desarrollo, a la modernidad, al orden mundial; esto significa
potenciar las capacidades alternativas y alterativas, las otras lógicas,
las otras racionalidades civilizatorias y culturales, potenciar, por
ejemplo, en el contexto de la economía plural, la economía comunitaria,
las formas comunitarias, las reciprocidades y complementariedades de
estas formas que construyen lo común a partir de otro simbolismo, otros
imaginarios, otras valoraciones, que no son las que conocemos relativas a
la valorización del valor abstracto del tiempo socialmente necesario.
Valorizaciones que van más allá del triángulo perverso de valor de uso,
valor de cambio y signo. La simbolización alterativa a la racionalidad
moderna, instrumental, cuantitativa, es una ruptura, un escape, una
salida y un desplazamiento hacia un horizonte radicalmente diferente al
constituido en base a la explotación de la fuerza de trabajo, de los
recursos naturales, de la producción compulsiva para el mercado y del
consumismo hedonista infinito. Las producciones de lo común, basadas en
la productividad de la vida, son formas de construcción de vínculos y
relaciones de cohesiones colectivas y sociales, basadas en las
reciprocidades, complementariedades y armonizaciones entre comunidades y
sociedades con la naturaleza.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:55 |
Critica de la ilusión desarrollista
Habría que preguntarse si hay una razón desarrollista, si el
desarrollismo no es mas bien un prejuicio, una ilusión, un espejismo, un
querer imitar a otros, un querer ser como los otros. Hablando en
términos más concretos esto querría decir que de lo que se trata es
seguir la huella de los países industrializados, en este sentido
podríamos hablar de industrializaciones imitativas. Empero el tema no es
tan simple de resolver, pues la misma condicionante del mercado
internacional, sobre todo en lo que respecta a los términos de
intercambio, como que inducen a los países no industrializados a
industrializarse precisamente para mejorar los términos del intercambio
entre centro y periferia de la economía-mundo capitalista. Sin embargo,
esta forma de escapar a un intercambio desigual y a lo que se denomina
la dependencia terminó creando nuevas formas de diferenciación de las
igualdades y soldando nuevas cadenas de la dependencia, en la medida que
los países periféricos no dejaban de ser compradores, primero de
manufacturas y luego de insumos para la industria, además de pagar los
costos de la transferencia tecnológica, fuera de darse el caso de que
los países desarrollados terminan entrando a un proceso que se llama de
desindustrialización, cerrando industrias pesadas, como las
metalúrgicas, y empresas de retorno diferido o largo plazo, traspasando
estas industrias y maquinarias a las potencias industriales emergentes,
tecnologías consideradas obsoletas, frente a las tecnologías de punta a
las que apuestan los países centrales. En otras palabras, los términos
de intercambio desigual se dan en otras y reformadas condiciones que
plasman nuevas distancias abismales entre centro y periferia, norte y
sur. En las condiciones de la revolución científica y tecnológica no
solamente las relaciones de intercambio sino también las mismas
estructuras de las relaciones geopolíticas de la economía-mundo
capitalista han sido trastrocadas y transformadas, nos movemos en un
nuevo orden mundial, que otros consideran caos mundial. Desde esta
perspectiva, teniendo en cuenta las transformaciones en las relaciones
internacionales y los desplazamientos en el sistema-mundo capitalista,
debemos reconsiderar las significaciones de los conceptos de desarrollo y
de la concepción desarrollista, a la luz de los que significan
históricamente la revolución verde, la revolución industrial y la
revolución científica-tecnológica.
Las teorías del desarrollo buscan describir las condiciones
socioeconómicas y las estructuras económicas necesarias para diseñar un
recorrido progresista de desarrollo, comprendiendo al desarrollo
humano, basado en el crecimiento económico sostenido. En lo que respecta
al desarrollo económico, podemos mapear distintas corrientes: las
desprendidas de la economía neoclásica, las derivadas de la teoría
keynesiana del Estado regulador, las que siguen a un análisis económico
marxista, que básicamente tiene una vocación productivista, las que
plantean un reenfoque desde la perspectiva del desarrollo humano, y las
que se deducen de la crítica anarquista. La concepción desarrollista
cuestiona la teoría clásica del comercio internacional, que supone el
principio de las ventajas comparativas, comprendiendo mas bien la
evidencia de los términos de intercambio desiguales y las transferencias
de valor desde la periferia al centro del sistema-mundo capitalista.,
esto significa pensar que los términos de intercambio favorecen a los
países industrializados y desfavorecen a los países enmarcados en
modelos primario-exportadoras. Ahora bien, la revolución verde y la
revolución industrial han quedado atrás, o por lo menos subordinadas,
respecto a la emergente y vigente revolución científica-tecnológica, que
comprende una nueva ruptura epistemológica, un nuevo paradigma en las
ciencias, que inciden en las transformaciones tecnológicas, que nos
llevan, entre otras cosas a la informatización de la producción y la
virtualización del trabajo. Estos cambios también implican
transformaciones en las estructuras financieras y en la extensión y
profundización del dominio del capital financiero, lo que significa
también una modificación en la composición del ciclo del capitalismo y
en la administración de la crisis. Ante esta ruptura epistemológica, el
cambio de paradigma y las transformaciones tecnológicas, el concepto de
desarrollo ha quedado demasiado estrecho y la concepción desarrollista
ya no puede dar cuenta de los grandes desafíos y las grandes
transformaciones dadas en el ámbito de las relaciones contemporáneas de
la economía y el sistema mundo-capitalista. El concepto de desarrollo es
limitado para dar cuenta de la necesidad de cambiar de modelo
civilizatorio ante la crisis ecológica estructural, que enfrenta un
compulsivo productivismo, un consumismo hedonista, con proyecciones
infinitas, ante la evidencia de las riquezas naturales finitas, inmersa
en una naturaleza también acotada. Ante este diagnóstico, la crítica al
concepto desarrollo y a la concepción desarrollista se hace necesaria.
Pero, también, como el concepto de desarrollo está asociado al concepto
de modernidad, es menester también exponer una crítica de la modernidad.
Volviendo a la ilusión desarrollista, parece que este tema ha sido
recurrente en las élites gobernantes de los países conquistados por
Europa, aunque también en los no conquistados como el caso de Japón.
Ciertamente se podría decir que el Japón despegó con su desarrollo en el
marco de una combinación compleja de intervención estatal, aparato
militar y mercado.
Habría dos casos distintos de superación del desarrollo típicamente
europeo, uno es el de la ex colonia inglesa de los Estados Unidos de
América y el otro es el del archipiélago del Japón, que si bien no va a
ser colonia europea opta por un proceso controlado de modernización y de
occidentalización. Ese es la preocupación y el esmero de los
emperadores; pasamos de un periodo identificado como de modernidad
temprana (1573-1868) a los periodos propiamente modernos (1868-2010).
Este desarrollo particular se da en el recuadro de la monarquía y bajo
una Constitución imperial; el ingreso forzado al liberalismo se da
después de la segunda guerra mundial, con la derrota del Japón; una
nueva Constitución e instituciones liberales, descartándose de su
proyección económica y política, el militarismo y el expansionismo que
había caracterizado el imperio nipón.
¿Cuáles son las condiciones de posibilidad histórica que han llevado a
Estados Unidos de Norte América constituirse en una potencia hegemónica
y dominante, encargada de conducir el ciclo del capitalismo
contemporáneo? ¿Cuáles son las condiciones de posibilidad histórica que
han llevado al Japón a desplegar un desarrollo capitalista con
características propias, empujándolo incluso a intentar disputar la
hegemonía mundial de la economía mundo capitalista? No podríamos
entender ambos procesos sin comprender su relación concomitante con la
revolución industrial inglesa. El ciclo del capitalismo inglés se
caracteriza por dos fenómenos que producen cambios estructurales en la
composición del capitalismo; uno de ellos es la articulación indisoluble
entre Estado y capital, el otro es el que tiene que ver con la
revolución industrial, que trastoca las condiciones iniciales de la
producción transformando la composición orgánica del capital y la
estructura organizativa del capitalismo. No podríamos entender la
evolución de la economía de los Estados de la Unión y del imperio nipón
sino dentro de los contextos del sistema-mundo capitalista. Lo que se
produce es el desplazamiento del centro de la economía capitalista desde
Europa hacia el norte del nuevo continente y hacia el extremo oriente.
¿Pero cuáles son las condiciones que permiten este desplazamiento? En
primer lugar las sucesivas crisis del capitalismo europeo, pasamos del
ciclo genovés al ciclo holandés y de éste al ciclo del capitalismo
inglés. En segundo lugar el desgate europeo debido a las guerras entre
las potencias imperialistas, el desenlace de estas guerras que deriva en
la hegemonía y dominación norteamericana. En tercer lugar el plan
Marshall y el plan MacArthur de reconstrucción de Europa y Japón como
parte de la guerra fría, planes que consolidan la hegemonía
norteamericana y el dominio del capital financiero yanqui. En este
contexto de la postguerra y retrocediendo a ciertos antecedentes
históricos, en los que está involucrada la unificación tardía de
Alemania, podemos decir que, sin embargo, Alemania y Japón ya eran
potencias industriales antes de la primera y segunda guerra mundial,
empero la reconstrucción de la postguerra las convierte en Estados
liberales desarmados y en avanzados modelos industriales, altamente
competitivos en el nuevo orden mundial, aves fénix que nacen de las
cenizas ¿Cómo llegaron a ser potencias industriales? En ambos casos el
Estado jugó un papel importante, la promoción estatal de la
industrialización estaba ligada al proyecto militarista y expansivo, en
franco antagonismo con las otras potencias capitalistas, particularmente
Gran Bretaña y Estados unidos de Norte América.
La mayoría de los países, sobre todo los que fueron colonizados, los
llamados países de la periferia del capitalismo o mas bien del
capitalismo periférico vivieron desenlaces distintos, que tienen que ver
con la división del trabajo a nivel internacional, con la división del
mercado mundial, con las diferenciaciones del comercio internacional,
con la división entre centro y periferia, norte y sur, en la geografía y
geopolítica de la economía-mundo y del sistema mundo capitalista. Todas
estas diferenciaciones del capitalismo, de los capitalismos, en plural,
de las formas del capitalismo tienen que ver con la distinción entre
acumulación originaria de capital y la acumulación ampliada de capital,
distinción que establece que la periferia del sistema-mundo capitalista
es el escenario de las condiciones de posibilidad reiterativas de la
acumulación originaria del capital del centro del sistema-mundo
capitalista. Esto quiere decir que esta acumulación primitiva de capital
sea permanente y se realice por procedimientos de despojamiento y
violencia de las riquezas naturales, de la fuerza de trabajo de la
periferia o migrante, reducida a formas de explotación que desechan los
derechos de los trabajadores y los derechos sociales, este mecanismo del
despojamiento también tiene que ver con la privatización de las
empresas públicas y del ahorro de los trabajadores, también con la
privatización de los fondos de pensión, del seguro social, de la salud y
la educación. Se trata de un despojamiento constante y continuo de las
posesiones, propiedades, riquezas, valores y derechos públicos, sociales
y comunitarios en aras de la administración de la crisis del
capitalismo. Estas divisiones geográficas y geopolíticas de la economía
mundo-capitalista, estas fronteras, no son inamovibles, al contrario son
flexibles y modificables, cambian dinámicamente de acuerdo a las formas
plurales de desarrollo de los capitalismos centrales y periféricos. Por
ejemplo, la Unión Soviético y la República Popular China modificaron la
división y las fronteras geopolíticas al desplegar formas intensivas,
forzadas y militarizadas de revolución industrial. Se puede interpretar
que estos socialismos fueron estrategias y medios no solamente de
igualación, de socialización y de democracia directa, por lo menos a un
principio, sino también fueron planificaciones para cumplir las metas de
la huella dejada por la revolución industrial inglesa. Desde esta
perspectiva, haciendo el recuento, estos llamados socialismos realmente
existentes se habrían movido en un mismo paradigma de desarrollo
industrialista, incluso en un mismo concepto de desarrollo basado en la
transformación de las condiciones iniciales de producción. Los países
latinoamericanos también se embarcaron en el proyecto de cumplir las
metas de la revolución industrial con el objetivo enunciativo de salir
de la dependencia y con el objetivo pragmático de sustitución de las
importaciones. Comparando con la repetición de la revolución industrial
socialista, la revolución industrial nacionalista fue mas bien
inconclusa, a medias y fragmentada; sin embargo, también modificaron las
fronteras y la geografía política, disputando en el mercado mundial
nuevos términos de relación de intercambio entre centro y periferia,
norte y sur. Obviamente tampoco el caso latinoamericano escapa del
modelo de desarrollo industrialista y del concepto de desarrollo basado
en la acumulación ampliada de capital.
Recientemente, en la última etapa del siglo XX, los llamados tigres del Asía (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán)
han saltado al escenario mundial como potencias industriales altamente
competitivas, incorporando transformaciones tecnológicas actualizadas,
basándose en la formación de los recursos humanos. Este caso impactante
tampoco escapa del modelo desarrollo industrialista, mas bien lo reitera
y repite en las condiciones de la industrialización avanzada del siglo
XX, ingresando al mercado en condiciones competitivas. Los tigres del
Asia también modifican las fronteras geopolíticas de la economía-mundo
capitalista. Sin embargo, lo que no hay que olvidar es que estas
modificaciones tampoco dejan de quedar atrapadas en las estructuras, las
redes y los circuitos financieros, quedan bajo el control del dominio
casi absoluto del capital financiero, sostenido por la gendarmería del
imperio, que es la fabulosa gigantesca maquinaria
tecnológico-mediático-militar de los Estados Unidos de América.
Siguiendo este decurso en la historia reciente, por último, la
segunda revolución industrial de la República Popular de China, su salto
tecnológico, su apertura al mercado mundial y la incorporación de las
renovadas formas de capitalismo, de empresas, de formas administrativas y
de circuitos comerciales, vuelve a transformar el mapa geopolítico del
sistema-mundo capitalista. En este caso por el peso y la densidad de la
economía china en la economía mundial, su inserción en los flujos
financieros mundial, siendo además una potencia militar y miembro del
grupo de seguridad de Naciones Unidas, afecta no solamente las
condiciones geográficas y geopolíticas del sistema mundo-capitalista
sino que llega a plantear la posibilidad de abrir un nuevo ciclo del
capitalismo con las trasformaciones estructurales correspondientes. Sin
embargo, esta incidencia gigantesca de China en la dinámica económica
mundial no desplaza el modelo de desarrollo industrialista, mas bien lo
profundiza y lo extiende exacerbando las características problemáticas
de este paradigma económico y remarcando las contradicciones propias del
modo de producción capitalista, incluso su supeditación al dominio sin
hegemonía del capitalismo norteamericano.
La incorporación del Alto Perú y del Bajo Perú a la economía mundo
capitalista concurrió en la Colonia y mediante la explotación y
circulación de la plata, también del oro, sobre la base de la
esclavización y servidumbre de fuerza de trabajo nativo, forzado por
medio del mecanismo de la mita y de los repartimientos, y otros
procedimientos de coerción, que tenían como matriz de sometimiento la
institución colonial de la encomienda. Como se puede ver las
instituciones, las normas y procedimientos coloniales sirvieron desde un
principio como mecanismo de subsunción formal del trabajo al capital.
Más tarde, después de la guerra de independencia, la modernidad y el
desarrollo no aparecen sino como parafernalia de las formas aparentes
republicanas. En el periodo del ciclo de la plata y del oro en la forma
incipiente de capitalismo de enclave, se introduce el medio del
transporte del ferrocarril para trasladar minerales. En posteriores
ciclos extractivistas, sobre todo vinculados a la explotación de
minerales comerciales, como del estaño, se establecen relaciones de
producción capitalistas al terminar de convertir a la fuerza de trabajo
mitaya en obreros, ampliándose la base material y la organización de una
forma de capitalismo dependiente. La ilusión desarrollista llega con
los nacionalistas, quienes sueñan con la formación de la nación, la
construcción del Estado y la recuperación de los recursos naturales. El
gran experimento nacionalista se da con los gobiernos populistas y sus
reformas democráticas, cuando a través de medidas fundadoras, de
nacionalización y de reformas democráticas, se intenta la construcción
del Estado-nación y la formación de una burguesía nacional. Sin embargo,
la añorada revolución industrial va a quedar relegada debido a la
postergación de las fundiciones en lo que respecta a la minería y se va
circunscribir mezquinamente al desplazamiento de la inversión en la
formación de una burguesía intermediaria y fragmentaria, que André
Gunder Frank llama lumpen-burguesía. En principio se nacionalizan pero
no se incursiona en la industria pesada; dejando para después estas
tareas de industrialización. Desde la perspectiva del discurso
nacionalista suena paradójico que se hagan concesiones en áreas de
exploración y explotación hidrocarburífera después de haberse
nacionalizado estos recursos estratégicos a las empresas
hidrocarburíferas concesionarias. Un poco después se instalan algunas
fábricas sin romper con el modelo extractivista; empero estos dispersos
emprendimientos no hacen un proyecto industrial ni modifican el modelo
primario exportador. En resumen, haciendo el balance, la concepción
desarrollista en el marco del discurso nacionalista no es más que un
discurso legitimador de políticas públicas tibias y contradictorias,
como reflejo opaco de lo que pretendían los primeros discursos
encendidos.
Lo que viene después cuando se dan los golpes militares, en el
contexto de la guerra fría, lo que ocurre se parece más a una grotesca
caricatura de lo que fue el proyecto nacionalista, dentro de una
atmosfera compartida de sentido común latinoamericano sobre la
revolución industrial, la sustitución de importaciones, la modificación
de los términos de intercambio. En esta prolongación morbosa y perversa
del Estado-nación, que en realidad es como su antítesis, hasta las
mismas nacionalizaciones quedaron en suspenso. Todo esto quedó en la
memoria de un nacimiento heroico y su prolongación contradictoria de los
años de entusiasmo que duró la revolución nacionalista, terminando en
un crepúsculo político infeliz que llamaremos, parafraseando a Sergio
Almaraz Paz, el tiempo de las cosas pequeñas. En realidad los militares
fueron obedientes al Pentágono y a la Casa Blanca, con ellos comenzó un
lento y problemático proceso de desnacionalización, que terminó de
culminarse fehacientemente más tarde, durante la temporalidad política
del proyecto neoliberal, bajo una concepción anti-estatal y
antinacional, bajo un discurso globalizador y privatizador, desprendido
de cualquier proyecto industrialista. El periodo de las dictaduras
militares fue un lapso de venganza de las oligarquías terratenientes,
salvo lo que ocurrió durante los breves interregnos de resistencia y de
acciones nacionalizadoras desesperadas de algunos gobiernos de generales
nacionalistas.
En Bolivia, después del ciclo de movimientos sociales del 2000 al
2005, cuando se pone evidencia la crisis múltiple del Estado-nación y se
demuele a la casta política neoliberal que gobernó el país en las dos
décadas anteriores, nos vemos nuevamente ante el dilema de reavivar los
fantasmas del desarrollo y la revolución industrial o encaminar el
modelo económico por nuevas salidas, alumbradas por la Constitución
Política del Estado. La constitucionalización de la economía plural se
abre al reconocimiento de la pluralidad de formas de organizaciones
económicas, sólo posibles de comprenderse desde el paradigma de la
pluralidad, planteado también en la Constitución. Esto significa el
reconocimiento de distintas estrategias y lógicas económicas, con lo que
se rompe la pretensión insostenible de una absoluta omnipresencia
lineal del desarrollo y la revolución industrial, quebrando también la
pretensión universal de la modernidad, abriéndose mas bien a una
heterogeneidad civilizatoria y cultural, además de heterogéneos
recorridos alternativos al desarrollo y a la modernidad, proponiendo
composiciones y combinaciones singulares entre revolución tecnológica,
recuperación de tecnologías tradicionales, reconstitución de la economía
comunitaria, desenvolvimiento de emprendimientos sociales, en el
contexto jurídico-político donde el pueblo se convierte en el
propietario absoluto de las riquezas naturales, convirtiéndose el Estado
en un mero administrador. Sin embargo, en esta transición, en este
proceso, se concibe también un Estado interventor, un Estado regulador y
un Estado encargado de promover un modelo productivo a través de la
industrialización de los “recursos naturales”, llamados así
transitoriamente, empero destinados al Vivir Bien.
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De: Marti2 |
Enviado: 04/06/2014 21:56 |
Lo complejo del modelo económico de la Constitución Política del
Estado es su proceso de transición transformadora, parte de una economía
plural, atraviesa la transición a un modelo productivo mediante la
intervención del Estado, apunta a un horizonte definido como economía
social comunitaria, donde hay que potenciar la economía comunitaria como
alternativa; por otra parte, el modelo no concluye ahí, pues avanza a
códigos que trascienden el economicismo desplazándose a una concepción
ecológica, proponiendo un modelo ecológico que va más allá de la
economía social y comunitaria. El modelo ecológico se articula
plenamente con el modelo civilizatorio y cultural de Vivir Bien.
Haciendo esta lectura, bajo esta interpretación, se puede decir que el
horizonte abierto por la Constitución trasciende los límites del
paradigma desarrollista-industrialista, proponiendo un más allá de la
modernidad, un modelo civilizatorio integrador e inclusivo de
heterogéneas formaciones económicas, que apuntan a la recuperación de lo
común, del intelecto general, de los saberes colectivos, del trabajo
colectivo, de los valores simbólicos de los productos sociales,
restituyendo las reciprocidades y complementariedades.
La transición a la economía social y comunitaria
¿Qué es la economía social y comunitaria?
Una de las más interesantes discusiones se ha generado a propósito
del nuevo modelo económico propuesto por el llamado nuevo
constitucionalismo andino, por las constituciones de Bolivia y Ecuador.
Esta propuesta reconoce nuevas formas de organizaciones económicas,
orientadas a mejorar la calidad de vida y el vivir bien. Se dice que la
configuración economía está constituida por las formas de organización
económica comunitaria, estatal, privada y social solidaria. El campo
económico articula las diferentes formas de organización económica según
los principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad,
redistribución, igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad,
equilibrio, justicia y transparencia. Pero, también se dice que la
economía social y comunitaria complementará el interés individual con el
vivir bien colectivo. Por lo tanto, se entiende que la economía plural
se concibe como economía social y comunitaria. Este es el sentido, si se
quiere la direccionalidad de la articulación de las distintas formas de
organización en el contexto de la economía plural. Se trata
descriptivamente de una economía plural y se comprende que el contenido,
el sentido, la direccionalidad de esta formación económica es la
economía social y comunitaria.
Lo importante es saber qué se potencia con el crecimiento y
desarrollo de la economía. Pero, qué quiere decir, cómo se entiende, una
economía social y comunitaria. Se sobreentiende que esto comprende no
sólo a las redes de relaciones que cruzan y atraviesan el campo
económico, la economía pensada como relación, sino también que la
perspectiva económica es social y no sólo la inclinación de la ganancia
por la ganancia, el crecimiento por el crecimiento, el desarrollo por el
desarrollo y la producción por la producción. No se trata de mantenerse
en la lógica económica capitalista sino de crear líneas de fuga
respecto a esta lógica perversa, a este círculo vicioso de valorización
del capital. No sólo se trata de rescatar el valor de uso, la cualidad
del valor de uso, pues puede ocurrir que el valor de uso sea la otra
cara del valor de cambio, la cara material, sino de rescatar en el
consumo la reproducción social, como una reproducción ampliada de la
vida. No nos olvidemos que en el nuevo Estado plurinacional el Estado se
convierte en instrumento de la sociedad, la sociedad es recuperada,
reivindicada como acontecimiento histórico y cultural. La perspectiva
social de la economía implica el objetivo de la satisfacción de las
necesidades, la seguridad alimentaria, pero también las otras
necesidades básicas y culturales. Todo esto significa la reapropiación
social del excedente, replanteando en forma plural, las formas de
propiedad. La perspectiva social de la economía convierte a la economía
en instrumento de la sociedad, la sociedad deja de ser un rehén en la
economía. Esta preponderancia social de la economía recupera el
principio y el fin, si podemos seguir hablando así, la matriz social de
toda economía, de la producción, distribución, intercambio y consumo. A
esto se llamaba antes socialización. No se trata sólo de volver a
discutir la posibilidad de la socialización de los medios de producción,
tampoco la socialización de las grandes formas de propiedad privada,
sino de desencadenar en el contexto de la economía plural el carácter
social de la producción. No nos olvidemos que la producción es
cooperativa, es social, que el intelecto general es social, que, en
cambio, las formas de apropiación privada desvirtúan este proceso social
circunscribiéndola a una apropiación privada del excedente. En otra
perspectiva la apropiación social del excedente significa una
reproducción ampliada de la sociedad. Esto entona con el principio y fin
de la Constitución, el suma qamaña, el vivir bien, en armonía con la comunidad y la naturaleza.
¿Qué significa lo comunitario en la economía social y comunitaria? En
la Constitución política del Estado de Bolivia se dice que el Estado
reconocerá, respetará, protegerá y promoverá la organización económica
comunitaria. Para aclarar que quiere decir esto establece que, la forma
de organización económica comunitaria comprende los sistemas de
producción y reproducción de la vida social, fundados en los principios y
visión propios de las naciones y pueblos indígena originarios y
campesinos. Esto tiene que ver directamente con el artículo dos de la
Constitución, donde se establece que, dada la existencia precolonial de
las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio
ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en
el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la
autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus
instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales.
También tiene que ver con los derechos de las naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos, constitucionalizados. La forma de
organización comunitaria comprende variadas y diversas formas
comunitarias, sin embargo, esta pluralidad se asienta sobre la base de
matrices de redes de relaciones colectivas, que tienen como núcleo las
relaciones de parentesco y las alianzas territoriales. La forma
comunidad se opone a la forma valor, desarrollada por el capitalismo, en
los sucesivos ciclos históricos del capitalismo. La forma comunidad no
sólo rescata el valor de uso de la hegemonía del valor de cambio, sino
también recupera profundamente la función del consumo comunitario. No
solo se trata de una producción colectiva, de una distribución
colectiva, de una circulación simbólica, cultural y colectiva, sino
también de una restitución del carácter comunitario de las instituciones
culturales y de la irradiación de lo comunitario en la sociedad y en el
Estado. La forma comunidad apunta a la superación de las crisis del
capitalismo y la modernidad, además de la superación de sus
contradicciones. Ciertamente lo comunitario pone en escena la
complementariedad y reciprocidad, además de la redistribución y la
dualidad de los procesos inherentes a la producción, reproducción y
consumos materiales y simbólicos, el desarrollo de la institucionalidad
cultural y política de la gestión comunitaria, ambiental y territorial.
Pero también lo comunitario implica la constitución de nuevas
subjetividades colectivas y de nuevos sujetos sociales, donde el
horizonte de la comunidad se repliega en la intimidad y en la
interioridad misma de la experiencia y expresión social.
Podemos decir que en esta relación entre lo social y comunitario, que
en la articulación de la economía plural, por lo tanto en la transición
hacia la economía social y comunitaria, el Estado juega un papel
fundamental. En la economía plural el Estado ejercerá la dirección
integral del desarrollo económico y sus procesos de planificación. El
Estado se mueve ahora en un contexto donde los recursos naturales son
propiedad del pueblo boliviano, sin embargo serán administrados por el
mismo Estado. Esta forma política respeta y garantiza la propiedad
individual y colectiva sobre la tierra. El Estado participa en la
industrialización de los recursos naturales, con el objeto de superar la
dependencia en la exportación de las materias primas y lograr una
economía de base productiva, en el marco del desarrollo sostenible, en
armonía con la naturaleza. Así mismo, el Estado intervendrá en toda la
cadena productiva de los sectores estratégicos, buscando preservar el
abastecimiento. Está descontado que, en el marco de la economía plural,
el Estado respeta la iniciativa empresarial y la seguridad jurídica,
pero también fomentará y promocionará el área comunitaria de la economía
como alternativa solidaria tanto en el ámbito rural como urbano. Se
puede entonces entender al Estado, en todo este proceso integral,
dinámico, holista, ecológico, sustentable social y comunitario, como un
instrumento que ayuda a transitar revolucionariamente la transición. Se
trata de revolucionar la estructura económica, la estructura social, la
estructura cultural, la estructura institucional. Se trata de crear las
condiciones de un Estado plurinacional, comunitario y autonómico, las
condiciones de posibilidad de la economía social y comunitaria como
alternativa al desarrollo, a la modernidad y al capitalismo.
¿Qué es el Estado? Es una red de relaciones, es un conjunto de
engranajes, de procedimientos y de normas, es un mapa de instituciones,
es una genealogía de una multiplicidad de formas de la gubernamentalidad.
El Estado se ha transformado, desde su condición de Estado policía a
una condición de Estado conformado por una economía política. En esta
situación ha vivido una deformación, el mercado y la competencia se han
convertido en la matriz que orienta sus acciones. El Estado interviene
para promover y motivar la competencia y, lo que es peor, para
acrecentar las arcas de las elites dominantes. En contraposición a esta
historia del Estado, se posesiona una transición donde se busca que la
máquina estatal sirva como un instrumento de transformación de las
multitudes, un instrumento de-constructor de su propio aparataje, de la
propia maquinaria liberal y colonial. Se propone un Estado que cree las
condiciones de posibilidad para el desarrollo de una sociedad libre y
comunitaria, autodeterminante y autogestionaria, sustentable y en
armonía con la naturaleza. Se trata de un Estado en tránsito y en
transición en un proceso que lo lleva a su propia desaparición.
Modelo económico social y comunitario
En la Constitución Política del Estado de Bolivia tenemos por lo
menos tres modelos organizacionales: Un modelo de Estado, un modelo
territorial, vinculado a las cuatro formas de autonomía, y un modelo
económico. Es indispensable discutir la articulación y coherencia entre
los tres modelos, puesto que esta articulación y su consistencia hacen a
la composición misma del marco constitucional. Esta tarea quedará
pendiente; por razones del desarrollo del análisis entre Estado y
sociedad, que ha tenido que ver con la discusión de la inserción de la
formación económico-social en la economía-mundo capitalista, vamos a
desarrollar primero el análisis del modelo económico, para abordar
después los otros modelos y sobre todo la evaluación de su articulación.
La cuarta parte de la Constitución Política del Estado de Bolivia,
Estructura y organización económica del Estado, está dividida en tres
títulos: Organización económica del Estado; medio ambiente, recursos
naturales, tierra y territorio; y desarrollo rural integral sustentable.
Podemos decir entonces como que hay un modelo restringido económico,
que se refiere estrictamente a la organización económica del Estado, y
un modelo económico ampliado, que integra a la estructura y organización
económica también al medio ambiente, tierra y territorio, además del
desarrollo rural integral sustentable. Esto quiere decir que, una
concepción amplia del modelo económico comprende a los recursos
naturales, tierra y territorio, que pueden considerarse como condiciones
de posibilidad trans-históricas de la formación económica. De la misma
manera, una concepción amplia del modelo económico contiene un proyecto
de desarrollo rural integral sustentable. En el caso de los recursos
naturales, tierra y territorio, podemos decir que no sólo se trata de
las condiciones de posibilidad, sino también de sus alcances y límites,
puesto que se trata de recursos finitos, aunque sean renovables o no
renovables. En el caso del desarrollo rural integral sustentable, se
trata de una concepción de desarrollo armónico, en la perspectiva de
preservar el equilibrio ecológico, en beneficio de las futuras
generaciones y del planeta. Desde esta perspectiva, se puede decir que
todo el modelo económico está afectado por este carácter integral y
sustentable, por las condiciones, alcances y límites de los recursos
naturales, tierra y territorio. Esta perspectiva se interpreta
claramente cuando se lo hace desde los horizontes del suma qamaña,
del vivir bien, en armonía con la comunidad y la naturaleza. Podemos
interpretar entonces que el modelo económico está direccionado a la
armonía con la comunidad y la naturaleza, al vivir bien. El modelo
económico tiene que producir esto, armonía, vivir bien, equilibrio
ecológico, en pleno sentido de la palabra, equilibrio biológico,
equilibrio social y equilibrio psíquico. La economía habría vuelto a su
sentido inicial, al oikos, a la ecología. Ciertamente, leído de
esta forma, el modelo económico se propone como una alternativa al
capitalismo. No vamos a discutir aquí la viabilidad de este proyecto,
tampoco las condiciones de su viabilidad. Esto forma parte de todo el
análisis de la relación histórica entre Estado y sociedad. Lo que
interesa por el momento es interpretar el modelo, tal como se encuentra
en la Constitución Política del Estado de Bolivia.
Ahora bien, nos detendremos en el análisis del primer título, de la
organización económica del Estado, es decir, de lo que hemos llamado el
modelo económico restringido. Este título comprende cuatro capítulos:
disposiciones generales; función del Estado en la economía; políticas
económicas, y como secciones de estas políticas, tenemos política
fiscal, política monetaria, política financiera, políticas sectoriales; y
como último capítulo tenemos bienes y recursos del Estado y su
distribución. En las disposiciones generales nos encontramos con las
características del modelo económico restringido. Se trata de una
economía plural, que se concibe como economía social y comunitaria,
destinada a mejorar la calidad de vida y al vivir bien de las bolivianas
y los bolivianos. En su sentido específico entonces el modelo económico
está destinado al vivir bien. ¿Cómo se logra esto? Es indispensable
entender que esta organización económica aplica los principios de
complementariedad, reciprocidad, redistribución, igualdad, seguridad
jurídica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. Ahora
bien, en qué contexto se aplican estos principios. En la articulación de
las formas de organización económicas comunitaria, estatal, privada y
social cooperativa. ¿De qué modo se articulan? Aquí el Estado juega un
papel primordial. El Estado reconoce, respeta y promueve la economía
comunitaria; el Estado reconoce, respeta y protege la economía privada;
el Estado reconoce y protege las cooperativas. El Estado mismo tiene una
forma de organización económica propia: Administra la propiedad de los
bolivianos sobre los recursos naturales, administra los servicios
básicos, produce bienes y servicios, promueve la democracia económica y
la seguridad alimentaria, garantiza la participación y el control
social. En la economía plural, que es en realidad la economía social y
comunitaria, el Estado ejercerá la dirección integral del desarrollo
económico y sus procesos de planificación, además de que podrá
intervenir en toda la cadena productiva de los sectores estratégicos. En
este contexto, la economía plural está encargada de la
industrialización de los recursos naturales. La economía social y
comunitaria debe eliminar la pobreza, a exclusión social y económica,
generando el producto social, logrando la producción, distribución y
redistribución justa de la riqueza, así como la reducción de las
desigualdades sociales y regionales.
¿Es un modelo socialista? ¿Es un modelo comunitario? No parece ser un
modelo socialista al estilo de los países donde instauró el llamado
socialismo realmente existente, de la Europa oriental, como el caso de
la Unión Soviética y los países ocupados por el ejército rojo, tampoco
al estilo de Asia, como el caso de China, Corea del Norte y Vietnam, del
mismo modo no ocurre lo de América Latina, como el caso de Cuba, y hay
muchas diferencias con África, como en el caso de Angola. ¿Es un
socialismo del siglo XXI? Aquí, lo importante es definir qué se entiende
por socialismo del siglo XXI, cuáles son las diferencias entre el
llamado socialismo real y el socialismo del siglo XXI, y si se puede
llamar éste socialismo. En todo caso hay diferencias con lo que ocurre
en Venezuela. No nos olvidemos que en un sentido amplio se habló también
de socialismo Europeo cuando se hace referencia a las políticas
públicas de la socialdemocracia; este es el caso del modelo del Estado
de bienestar, que puede ser interpretado como la aplicación ampliada de
políticas keynesianas. Podemos inferir entonces que el caso boliviano es
único. Esto por sus peculiaridades, el tópico, el tema y el horizonte
político que abren las naciones y pueblos indígenas originarios
campesinos lo hace singularmente distinto. En el discurso ideológico y
en los análisis sobre los movimientos sociales se habló sobre un
proyecto cultural y civilizatorio alternativo. Puede ser, esto va a
depender del desarrollo del proceso mismo, sobre todo de la forma como
se resuelva la vinculación ineludible con el capitalismo en su inserción
en la economía-mundo. Sin embargo, sin esperar estos resultados de
desenlaces históricos, podemos ver que se trata de un modelo económico
en transición. El devenir de la transición depende de cómo se definan y
se apliquen las políticas públicas, cómo se conduzca la política, sobre
todo económica, cómo se transite en la transición, es decir, cómo se
produzca el desembarazo de los modelos heredados, relativos a la forma
de capitalismo de desarrollo desigual y combinado, característica de las
forma de dependencia desplegadas en la periferia de la economía-mundo
capitalista. Al respecto, podemos referirnos concretamente a los estilos
de modernización de los tipos liberales y también a los perfiles de los
estilos de modernización de lo que se llamó en América Latina el
capitalismo de Estado. Haciendo un análisis retrospectivo y comparativo
del presente, podemos decir que éste no es el proyecto de la
Constitución, no se busca repetir la huella del pasado, la intención de
la Constitución Política del Estado, del modelo económico de la
constitución, es potenciar la economía comunitaria, desarrollar la
economía social y comunitaria, comprendiendo las formas de
emprendimiento social y las forma de comunidad actualizadas e inventadas
por las nuevas comunidades, las llamadas sociedades políticas. El hecho
constitucional que ahora sea el pueblo boliviano el propietario de los
recursos naturales y el Estado un administrador, nos muestran
variaciones en las condiciones de posibilidad del modelo económico.
Ahora bien, tampoco podemos olvidar que el Estado va a jugar un papel
fundamental en esta transición. ¿Esto qué quiere decir? Lo que quiera
decir en la práctica, lo que ocurra definitivamente va a depender de la
transformación del Estado, de las transformaciones institucionales, de
que sea otra clase de Estado, ya no el Estado-nación moderno; el
desenlace depende entonces de la relación que se establezca entre Estado
y sociedad, de que realmente el Estado se convierta en un instrumento
de la sociedad.
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