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Socio-Política: El Mundo en Guerra
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 04/03/2014 05:40 |
¿Puede Washington derrocar tres gobiernos a la vez?
El poder de un Estado se mide a la vez por su capacidad para defenderse y
por su posibilidad de atacar en uno o varios frentes. Bajo esa óptica,
Washington está tratando –por primera vez– de demostrar que es capaz de
derrocar tres gobiernos simultáneamente: en Siria, en Ucrania y
en Venezuela. Creyendo que, si lo logra, ningún gobierno tendrá ya
posibilidades de hacerle frente.
Washington,
después de fracasar en 2011 en su intento de bombardear simultáneamente
Libia y Siria, está tratando de hacer una nueva demostración de fuerza:
organizar cambios de régimen en tres Estados al mismo tiempo y en
diferentes regiones del mundo –en Siria (CentCom), Ucrania (EuCom)
y Venezuela (SouthCom).
Para lograrlo, el presidente Obama ha movilizado prácticamente todo el equipo de su Consejo de Seguridad Nacional.
Primeramente, la consejera de seguridad nacional Susan Rice y la
embajadora ante la ONU Samantha Power. Las dos son maestras en el uso de
la jerga «democrática». Y durante años se han especializado en
aconsejar la injerencia en los asuntos internos de otros Estados con el
pretexto de prevenir genocidios. Sin embargo, y a pesar de sus generosos
discursos, a ninguna de las dos les importan las vidas
no estadounidenses, como lo demostró la señora Power en el momento de la
crisis de las armas químicas en la Ghoutta de Damasco. La señora
embajadora de Estados Unidos, quien sabía perfectamente que las
autoridades sirias no habían cometido aquel acto, simplemente se fue a
Europa para asistir con su esposo a un festival de cine dedicado a
Charles Chaplin mientras que su gobierno denunciaba un crimen contra la
humanidad atribuyéndolo al presidente Assad.
Están también los tres responsables por regiones: Philip Gordon
(Medio Oriente y Norte de África), Karen Donfried (Europa y Eurasia) y
Ricardo Zúñiga (Latinoamérica).
- Phil Gordon (amigo personal y traductor del
ex presidente francés Nicolas Sarkozy) organizó el sabotaje de la
conferencia de paz Ginebra 2 hasta que la cuestión palestina se resuelva
en función de lo que quiere Estados Unidos. Durante la segunda sesión
de Ginebra 2, mientras que el secretario de Estado John Kerry hablaba de
paz, Phil Gordon reunía en Washington a los jefes de los servicios
secretos de Jordania, Qatar, Arabia Saudita y Turquía para preparar un
enésimo ataque contra Siria. Estos conspiradores han reunido en Jordania
un ejército de 13 000 hombres, de los que sólo 1 000 han recibido
un breve entrenamiento militar para pilotear blindados y tomar Damasco.
El problema es que esa columna corre el riesgo de ser destruida por el
Ejército Árabe Sirio antes de alcanzar la capital siria. Pero sus
padrinos no logran ponerse de acuerdo sobre la manera de defender
esa fuerza sin equiparla con armamento antiaéreo, que pudiera ser
utilizado después contra la aviación de Israel.
- Karen Donfried es la ex oficial nacional de inteligencia a cargo de Europa. Dirigió durante mucho tiempo el German Marshall Fund
en Berlín. Actualmente se dedica a manipular a la Unión Europea para
enmascarar el intervencionismo de Washington en Ucrania. A pesar de la
reciente revelación del contenido de una conversación telefónica de la
embajadora estadounidense Victoria Nuland, la señora Donfried logró
hacerles creer a los europeos que el objetivo de la oposición de Kiev
era unirse a la Unión Europea y que estaban luchando por la democracia,
cuando en realidad más de la mitad de los amotinados de la plaza Maidan
son miembros de partidos nazis y agitan retratos de Stepan Bandera,
quien colaboró con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
-
Para terminar, Ricardo Zúñiga es nieto del Ricardo Zúñiga que presidió
el Partido Nacional de Honduras y que organizó los golpes de Estado
militares de 1963 y 1972 a favor del general López Arellano. El nuevo
Zúñiga dirigió la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes
y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro. Y ahora
moviliza a la extrema derecha trotskista en Venezuela para derrocar al
presidente Nicolás Maduro acusándolo de stalinismo.
La parte mediática de estas operaciones está en manos de Dan Rhodes,
el especialista en propaganda que se encargó en el pasado de escribir la
versión oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 redactando
el informe de la comisión presidencial. En ese informe, Rhodes eliminó
toda huella del golpe de Estado militar que se produjo aquel día (al
presidente George W. Bush se le retiró el poder sobre las 10 de la
mañana y no se le devolvió hasta la noche, todo su gabinete y los
miembros del Congreso fueron confinados en búnkeres, supuestamente para «garantizar su seguridad») para que sólo quedara el recuerdo de los atentados.
En las operaciones organizadas contra Siria, Ucrania y Venezuela, la
narrativa estadounidense reposa exactamente sobre los mismos principios:
acusar a los gobiernos de matar a sus propios ciudadanos, calificar a
los opositores de «democráticos», adoptar sanciones contra los «asesinos» y, en definitiva, concretar un golpe de Estado.
El movimiento comienza siempre con una manifestación en la que mueren
opositores pacíficos y ambos bandos se acusan mutuamente de los hechos
de violencia. En realidad, fuerzas especiales o elementos a las órdenes
de Estados Unidos o de la OTAN, convenientemente ubicados, disparan a la
vez contra la multitud y contra la policía. Así sucedió en Deraa
(Siria) en 2011, al igual que en Kiev (Ucrania) y en Caracas (Venezuela)
en los últimos días. En el caso de Venezuela, las autopsias practicadas
demuestran que 2 víctimas –un manifestante de la oposición y otro
favorable al gobierno– fueron baleadas con la misma arma.
Calificar a los opositores de «democráticos» es un simple
juego de retórica. En Siria, se trata de takfiristas financiados por la
peor dictadura del planeta: la de Arabia Saudita. En Ucrania, son unos
cuantos proeuropeos sinceros rodeados de un montón de nazis.
En Venezuela, son jóvenes trotskistas de familias acomodadas respaldados
por milicias a sueldo de dueños de empresas. Y en todos los casos
aparece el seudo opositor estadounidense John McCain para proclamar su
solidaridad con los opositores locales, sean verdaderos o falsos.
Del apoyo a los opositores se encarga la National Endowment for Democracy
(NED). La NED es una agencia gubernamental estadounidense que se
presenta como una ONG financiada por el Congreso de Estados Unidos.
La realidad es que la NED fue creada por el presidente Ronald Reagan,
en asociación con Canadá, Gran Bretaña y Australia. La dirigen
el neoconservador Carl Gershman y Barbara Haig, la hija del general
Alexander Haig (ex comandante supremo de la OTAN y posteriormente
secretario de Estado bajo la administración Reagan). Es precisamente
la NED –en realidad el Departamento de Estado– quien moviliza al senador
«de oposición» John McCain.
En este dispositivo no podía faltar la Albert Einstein Institution, «ONG» financiada por la OTAN. Creada por Gene Sharp en 1983, la NED formó agitadores profesionales a través del CANVAS [1] –en Serbia – y de la Academy of Change –en Qatar.
En todos los casos, Susan Rice y Samantha Power adoptan
invariablemente la misma pose de justa indignación antes de dictar la
adopción de sanciones –a las que rápidamente se suma la Unión Europea–
cuando en realidad son ellas mismas quienes se dedican a orquestar
previamente los actos de violencia.
Queda entonces por llegar a concretar los golpes de Estados, lo que no siempre funciona.
Así trata Washington de demostrarle al mundo que sigue siendo el amo.
Para garantizar los resultados, emprendió las operaciones en Ucrania y
en Venezuela mientras se desarrollaban los Juegos de Sochi. Así
garantizaba que Rusia no tomara medidas de respuesta, con tal de evitar
que algún atentado de los terroristas islamistas le echara a perder la
fiesta olímpica.
Pero los Juegos de Sochi terminaron este fin de semana. Y ahora le toca jugar a Moscú.
Thierry Meyssan
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De: Marti2 |
Enviado: 10/04/2014 02:20 |
Comprender la guerra…
Estados Unidos, indignado por la muerte de cientos de personas tras un ataque con armas químicas, decide castigar al gobierno de Siria con una guerra de una duración predeterminada –cuestión insólita esa de saber cuánto duran las guerras— de dos meses, tiempo durante el cual el número de muertos civiles será de cinco o incluso seis cifras.
Según se ve, los esfuerzos internacionales se centran en saber si es legítimo atacar Siria por violar el tratado que prohíbe el uso de armas químicas si se demuestra que este país ha transgredido las normas y ha usado gas contra su propia población, pero no parece que haga falta ningún esfuerzo para reflexionar sobre el sentido que pueda tener que un gobierno sea castigado haciéndole ver cómo la población que va a ser defendida por los siempre buenos occidentales contra ese gobierno malvado ve destrozado el resto de lo que a sus ciudadanos les queda de vida, ya sea porque unos mueran mientras son defendidos, ya sea porque otros sobrevivan a un ataque masivo –sin armas química, eso sí—, que les condenará a vivir en un país en ruinas y, tal y como se intuye por las guerras emprendidas en los últimos años bajo el lema de extender la paz y la democracia al gusto occidental, en la rutina de una interminable guerra civil para la cual no habrá duración predeterminada –seguramente porque no responde a los parámetros racionales que barajan los occidentales que calculan el tiempo de las guerras que ellos comienzan y de las que se retiran— y la proliferación de grupos “terroristas” que antes de la guerra de castigo para salvarles y entregarles un mundo mejor no existían.
En una comparecencia ante el Senado de Estados Unidos que tuvo lugar en abril de 2013, un ciudadano yemení explicaba cómo un misil lanzado desde uno de esos drones con los que se afirma hacer la guerra al terrorismo con la seguridad y eficacia que necesitan los buenos, matando sin tomar verdadera conciencia de ello desde la virtualidad y distancia que otorga ir a la oficina a eliminar terroristas en una pantalla de video, con un buen café, o té, en una agradable y enmoquetada sala de algún edificio de la NSA rodeado de verdes y perfectamente recortados jardines, efectivamente cumplió su misión, pues para que haya guerra contra el terror tiene que haber terroristas, y esto se logra cuando destrozas una aldea y matas a primos, abuelas, hijos y alguna madre en plan daño colateral.
Desde las oficinas de la NSA, se debe ver algo así como cuando se te muere el erizo del Sonic en la consola, que desaparece de la pantalla y ya. Igual que desde los salones de todo occidental que se precie, enganchado a su tele para matar la vida y no pensar el tiempo, tampoco se ve nada porque las cosas importantes, como el fichaje de un tipo cachas por una de esas empresas dedicadas a hipnotizar a las masas con la exhibición casi diaria de sus empleados en un césped tan bien o mejor cuidado que los jardines del edificio desde donde se disparó el misil del dron, acaparan toda la atención de los ciudadanos de pro.
Pero los tipos que vivían en la aldea donde también vivía el yemení que fue al Senado de Estados Unidos para satisfacer, eso sí, el morbo sensiblero de algunos congresistas progres que verían en el chaval una bolsa de votos inmigrantes o lo que fuera, aquellos tipos, los de la aldea, tenían otra perspectiva de las cosas.
Así que, tras el ataque antiterrorista, muchos de los que segundos antes del impacto del misil eran pastores y artesanos en un puñado de casas de adobe perdidas en los desiertos de la Península Arábiga, debido a que en su ignorancia y barbarie propia de los nacidos en esas tierras no comprendieron la parte positiva del ataque, que era la de haber acabado con algún terrorista, y se quedaron sólo con las cosas negativas, que era la muerte de abuelas, primos, madres, hermanas y algún hijo, ahora son voluntarios en alguna nueva facción anti-occidental dispuestos a inmolarse, pues ya no les quedan ganas de seguir viviendo ante tanta obscenidad que han visto y que, cosas de la entropía, resulta irreparable.
En Occidente, no se concibe tanta falta de cerebro entre aquellos pobres desgraciados que, en lugar de agradecer el esfuerzo que se está haciendo por liberarlos de tipos de quienes no hacía falta liberarlos hace años, cuando sonreían en las visitas de diplomáticos que acompañaban a empresarios occidentales del consorcio de los gases y crudos con que se alimentan, entre otras cosas, las teles desde donde se ve a los empleados de las empresas de hipnotismo saltar y berrear sobre el césped tan bien recortado y tan verde como el del edificio de la NSA, en lugar de agradecer el esfuerzo, se vuelven todavía más bestias y se alistan en grupos terroristas que antes de que comenzara la guerra contra el terrorismo no existían.
Pero esto último no parece que sea demasiado importante en el razonamiento de los debates para determinar si ha habido o no ataque con armas químicas por parte de un gobierno de malos contra sus ciudadanos y que decidirán, los buenos, si hay que, por el bien de la humanidad y para acabar con el peligro que amenaza el mundo, sacrificar a unas cuantas decenas de miles de ciudadanos, de ellos, que de los nuestros se lía parda cuando muere uno sólo, sobre todo si se trata de niños en una escuela o algo así.
Quizás haya que entender que es por su propio bien, el de ellos, los ciudadanos buenos del gobierno de los malos.
Los mataremos porque nos importan sus vidas.
A fin de cuentas, una guerra declarada por un premio Nobel de la paz, y avalada por el pensamiento del mundo de las libertades, no puede ser cosa mala.
Lo demás, intereses privados y cosas raras de la geopolítica, queda para la conspiranoia.
Erraticario
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De: kuki |
Enviado: 01/05/2014 01:27 |
Las paradojas de la guerra: “Una visita a Otorikuma”.
Hoy en día Otorikuma es considerado el historiador más genial del
Japón, aun cuando desde hace muchos años no haya publicado ninguna obra
nueva. Es un anciano modesto y pequeño, tiene setenta y cinco años de
edad, y vive privadamente dando lecciones a estudiantes de la
Universidad.
Fui a verlo con la esperanza de saber por su medio qué piensan hoy,
acerca del mundo, los japoneses más inteligentes. Pero Otorikuma no
gusta hablar acerca de su patria. Me habló en perfecto inglés:
- Yo era contrario a la última guerra, y por muchas razones, algunas
buenas y otras malas. El Japón había vencido la vez primera a un coloso,
la China; la segunda vez venció a otro coloso: Rusia. Pero éstos eran
gigantes avejentados, enfermos, todavía medievales. No debía
ahora enfrentarse contra un tercer coloso en pleno crecimiento de
fuerzas y de ambiciones, como son los Estados Unidos. Una vez que se han
dado dos golpes con buen éxito es una locura arriesgarse a dar un
tercero y un cuarto. Ahí tenemos a Napoleón: había conquistado a
Alemania e Italia, pero no logró el mismo éxito contra Inglaterra y se
vio arruinado en la campaña de Rusia.
»En el año 1853, los norteamericanos habían obligado al Japón, con
amenazas, a abrir sus fronteras a la civilización del Occidente, y
nosotros, en lugar de resistir, nos convertimos en alumnos e imitadores
de Europa y de los Estados Unidos. Fuimos discípulos excelentes, pero
es muy difícil que el alumno pueda superar al maestro si continúa
obrando en el mismo plano de la enseñanza recibida. A pesar de las
amenazas hubiéramos podido continuar siendo un pueblo de samurai, de
artistas y poetas; en cambio, quisimos convertirnos en un pueblo de
fabricantes, de ingenieros y navegantes. Traicionamos el espíritu
antiguo de nuestras tradiciones nacionales y finalmente sobrevino el
castigo.
»Si un pueblo de ruiseñores siente envidia del águila y pretende
parecerse a los gavilanes, acaba por ser víctima del cóndor. Pero, le
suplico que abandonemos este tema, demasiado doloroso para mi viejo
corazón».
-¿Qué piensa acerca de la tragedia actual del mundo?
- Si en verdad es una tragedia, no puede concluir más que en una
catástrofe. Pero también puede ser que sea una tragicomedia, y entonces
también puede concluir en un contrato de bodas. Pero yo soy historiador,
no profeta. Ya que tiene la bondad de escucharme, deseo hablarle de las
muy extrañas paradojas que se han producido después de la última
guerra.
»En otros tiempos, y bajo otras civilizaciones, las naciones
derrotadas eran obligadas a ceder territorios y a pagar indemnizaciones,
pero los jefes de esas naciones, y menos aún los jefes militares, no
eran procesados por los vencedores. Los monarcas abdicaban a veces, pero
por su propia voluntad; los generales vencidos podían ser castigados
por sus gobiernos, pero no por los vencedores; el dolor y la vergüenza
de la derrota ya eran de por sí un duro castigo. Ahora, en cambio, los
jefes políticos y militares de los países vencidos son considerados
delincuentes, y como tales son procesados y castigados. Este es un hecho
completamente nuevo en la historia moderna. Se ha hablado de
«criminales de guerra», pero todos los ejércitos que están en
guerra cometen, en formas más o menos graves, lo que se llama
«atrocidades». Si los vencidos hubieran resultado vencedores, con los
mismos pretextos hubieran podido declarar «criminales» a los mismos
hombres que han sido sus jueces. Si mañana hubiera otra guerra,
cualquier general de cualquier país puede correr el riesgo de morir
ahorcado o fusilado si no tiene la fortuna – a veces puramente fortuita
-, de pertenecer al bando de los vencedores.
»Pero, hay otra paradoja aún más sorprendente. Los vencedores
sacrifican millones de vidas y gastan centenares de miles de millones
para lograr la victoria, pero inmediatamente después se apuran a gastar
otros centenares de miles de millones para alimentar a los pueblos
vencidos, para darles los medios de reparar las ruinas de la guerra,
para levantar otra vez las industrias, para alcanzar un mejor nivel de
vida y lograr una mayor prosperidad. Este singular espectáculo se vio ya
después de 1918, pero ahora es todavía más espectacular. El hombre
común de la calle podría pensar que era mucho más sencillo ahorrar los
millones destinados a la destrucción, con lo cual también se ahorrarían
los destinados a la reconstrucción, millones todos que proceden de
los combatientes y de los contribuyentes del pueblo victorioso.
»Pero hay todavía otra paradoja aún más increíble e inverosímil. Los
vencedores han gastado profusamente vidas y millones para aniquilar a
las fuerzas armadas del adversario, y apenas obtenida esta finalidad que
parecía ser para ellos de importancia vital, se apresuran
a proporcionar fusiles, cañones, aeroplanos y miles de millones a los
pueblos vencidos a fin de que el día de mañana éstos se conviertan en
sus aliados contra algunos de sus aliados de ayer. Sería algo similar
que la policía, después de desarmar a una banda de malhechores, pusiera
en manos de éstos armas más poderosas que las que antes tenían, y los
invitara a combatir contra las milicias auxiliares que participaron en
su captura.
»Estas paradojas no son absurdos inventos de mi fantasía, podría leer
las pruebas y confirmaciones en los diarios de todos los países.
Ciertamente, en estas paradojas hay una necesidad dialéctica en vías de
realización, pero deberá usted confesar que se trata de una dialéctica
diabólica o, mejor aún, demente. Según mi parecer, la verdad es que,
desde 1914, el género humano ha sido herido por una forma grave de
locura colectiva, la que por el hecho de ser común y universal no es
advertida y reconocida como locura auténtica. Lo que sucede en
los últimos lustros no es juzgado fruto de la fiebre o del delirio, como
es en realidad de verdad, sino simplemente se le considera un
desarrollo natural de la vida humana. Ninguno piensa o puede pensar,
consiguientemente, en una verdadera y apropiada curación. El frenesí y
la obsesión parecen estados normales y nadie se da cuenta de las
alocadas paradojas a que se ven arrastrados los hombres.
»Esta enfermedad, lo mismo que todas las enfermedades mentales, tiene
un desarrollo caprichoso y cíclico: a los ataques de furor homicida de
los períodos 1914-1918 y 1939-1945, suceden períodos menos violentos,
pero en los que son evidentísimas y constituyen un pavoroso preludio de
otros ataques furiosos, las manías de persecución, de grandezas, la
manía del suicidio, de la destrucción y otras igualmente peligrosas. La
humanidad tendría necesidad urgente de una cura drástica y radical,
pero, ¿dónde están los siquiatras titanes capaces de intentarla? Cuando
la Tierra toda es un manicomio hasta los médicos y enfermeros se ven
reducidos a ser simples espectadores impotentes o se vuelven locos igual
que sus pacientes. Esta locura, colectiva e incurable, conducirá
probablemente a un exterminio total o a un suicidio universal. Solamente
la Divinidad podría curar y traer la salvación, pero hasta ahora Dios
guarda silencio, y ese silencio de Dios es quizá la más terrible
condenación de los hombres».
Otorikuma cesó de hablar y me miró. Por la expresión de mi rostro
debió darse cuenta de que sus pensamientos me habían turbado y
entristecido, pues me estrechó fuertemente la mano derecha con sus dos
pequeñas manos y me acompañó obsequiosamente hasta la puerta.
Erraticario
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De: Marti2 |
Enviado: 03/05/2014 06:26 |
Buena información ... click en la flor
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De: Marti2 |
Enviado: 18/05/2014 05:54 |
Encuentro Putin-Burkhalter, última oportunidad de desescalada en Ucrania
El
presidente de la OSCE se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin
para abordar el tema de Ucrania. La prensa occidental presenta
el resultado de esta mediación como un cambio en la estrategia rusa.
En realidad, Rusia mantiene su estrategia. El acuerdo entre Putin y
Burkhalter demuestra la prudencia de Moscú. Para no verse arrastrada a
un conflicto generalizado, Rusia opta por definir un proceso de salida
de crisis, aun a sabiendas de que los occidentales no van a respetar
ese acuerdo mucho más que el que se negoció en Kiev el 21 de febrero.
Varias observaciones muy concisas sobre el encuentro
de ayer [7 de mayo de 2014] entre el presidente de la Federación Rusa,
Vladimir Putin, y el de la Confederación Suiza y presidente en ejercicio
de la OSCE [1], Didier Burkhalter:
1.
El acuerdo marco adoptado, que traza las líneas generales de una hoja
de ruta para la organización de una desescalada en Ucrania, comporta
4 disposiciones principales:
- instauración de un cese del fuego,
- desescalada militar (retirada de las tropas y desarme de todos los grupos armados ilegales),
- apertura de un diálogo para la reconciliación nacional y
- organización de nuevas elecciones.
Es evidente que la pelota está en el campo de Kiev. Todo nuevo
intento de reprimir con el uso de la fuerza el movimiento de oposición
que se desarrolla en el sudeste de Ucrania volverá a cerrar
definitivamente esta estrecha puerta hacia una posible solución de la
crisis.
2.
El pedido de posposición de los referéndums previstos en Donetsk y
Lugansk es un acto de buena voluntad del presidente Putin. Dado el
estado de ánimo y los sentimientos de la población, es poco probable que
se anulen esos referéndums. Los habitantes de esas regiones están
impacientes por disponer de medios legales sobre los cuales poder
apoyarse para deshacerse de la autoridad y de las decisiones arbitrarias
del régimen de Kiev. Dicho sea de paso, la no anulación de los
referéndums desacreditaría la propaganda occidental, que acusa a Putin
de estar manipulando los movimientos de protesta en el sudeste de
Ucrania.
3. El presidente ruso subrayó nuevamente que
«los responsables de la crisis hay que buscarlos del lado de quienes
organizaron el golpe de Estado en Kiev y que no se han preocupado, hasta
el momento, de desarmar a los grupos de fanáticos de los nacionalistas y
de la extrema derecha» [2].
En otras palabras, ni el compromiso de diálogo a favor de la
reconciliación ni ninguna elección podrán organizarse mientras no se
concrete el desarme de esos grupos.
4.
También subrayó que el proyecto de nueva constitución para Ucrania
debería discutirse en el marco del diálogo de reconciliación nacional y,
por supuesto, antes de la realización de cualquier tipo de elección.
5.
La situación en el terreno hace pensar que la aplicación de esa hoja de
ruta exigiría no menos de 6 meses y requeriría la participación de
Viktor Yanukovich, presidente constitucional de Ucrania.
Esta oportunidad única e inesperada es la última que pudiera permitir
preservar la existencia de un Estado federal ucraniano. Al analizar los
intereses tan opuestos de las potencias internacionales que controlan
la actual administración de Kiev, puede verse que la posibilidad de
mantener abierta la puerta a la negociación es un difícil desafío. La
esperanza será, sin dudas, la última víctima de esta interminable
crisis.
Red Voltaire
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De: Marti2 |
Enviado: 18/05/2014 05:56 |
Las masacres en Odesa dan el tiro de gracia a la unidad de Ucrania
Las
masacres que enlutaron Odesa el 2 de mayo de 2014, tanto en las calles
como en la Casa de los Sindicatos de esa ciudad, muestran la voluntad
del régimen golpista de Kiev de imponer la ley del terror anti-ruso.
Lejos de reaccionar condenando esos hechos, los países miembros de la
Unión Europea y de la OTAN se encierran en un silencio cómplice. Estos
hechos hacen imposible la continuación del experimento ucraniano y
marcan el inevitable fin de un Estado artificial.
Los trágicos acontecimientos de Odesa, donde
militantes nazis quemaron a más de 50 personas, resuenan ya en las
conciencias como un nuevo Khatyn. Las dos masacres se parecen tanto que
la imagen de Khatyn volvió a todas las mentes de inmediato. La población
no ha olvidado cómo los mártires de Khatyn fueron quemados vivos por el
118º batallón de la policía nazi, cuyos miembros provenían
fundamentalmente de los batallones Roland y Nachtigall, inicialmente
creados en 1939 con la colaboración de Stepan Bandera [1] para servir en las filas del ejército nazi y puestos en 1941 bajo las órdenes de la Abwehr [2].
La misma mentalidad criminal orquestó y perpetró ambas masacres. Al
principio de la guerra (1939-1945 [el autor se refiere a la Segunda
Guerra Mundial]), el batallón Nachtigall estaba bajo las órdenes de
Roman Shukhevych. Este individuo reasignó posteriormente su banda de
asesinos a otra unidad de las fuerzas represivas que acababa de crearse.
El 2 de mayo de 2014, los habitantes de Odesa murieron entre las llamas
del incendio provocado por la nueva generación de fascistas ucranianos
que hoy se pasea por las calles del país agitando los retratos de sus
predecesores, Stepan Bandera y Roman Chukhevytch.
La masacre de Odesa puso fin a una etapa. Una nueva realidad se
impone ahora a los ciudadanos ucranianos que sólo aspiran a defender su
derecho a hablar su lengua materna, a preservar su modo de vida y los
valores en los creen y que, para lograr eso, no tienen otra opción que
levantarse contra el régimen neonazi que se ha apoderado de Kiev, la
capital de su país.
Contrariamente a lo sucedido en la región de Donbass, donde se formó
una milicia armada, Odesa siguió siendo, hasta el 2 de mayo, una ciudad
tranquila y las manifestaciones que allí se registraron eran totalmente
pacíficas. A pesar de ello fue precisamente en esa ciudad donde se cruzó
el Rubicón. Allí se violó el principio que prohíbe que hombres armados
asesinen pacíficos ciudadanos. No es por casualidad que, horas después
de la masacre de Odesa, la Guardia Nacional abrió fuego sobre los
habitantes de Kramatorsk que trataban de cerrar el paso a sus vehículos
blindados interponiéndose físicamente en su camino. Muchos de ellos
ignoraban sin dudas lo sucedido a sus conciudadanos de Odesa, quemados
vivos en presencia de fuerzas de policía indiferentes a su suerte,
mientras los neonazis vociferaban consignas como «¡Fríanse, sucios rusos!» y «¡Muerte a los diablos rusos!».
Quienes lograban salir del edificio en llamas eran exterminados a
garrotazos y hachazos mientras resonaba el himno nacional ucraniano,
manchado para siempre por la huella infamante de la masacre de Odesa,
convertida en una nueva Khatyn.
Informaciones recientes demuestran que los dirigentes del régimen de
Kiev planificaron y organizaron las provocaciones que sirvieron de
pretexto a las operaciones represivas desatadas el 2 de mayo contra la
población de Odesa, para intimidar a los opositores. El objetivo era
ahogar y liquidar un foco de agitación que podía extenderse y desembocar
en la organización pública de una resistencia frontal al régimen de
los sucesores de Stepan Bandera, como ya estaba sucediendo en Donetsk,
Lugansk y Slaviansk.
Es para eso que los hombres de la fuerza de intervención especial de
la región este (Vostok) y las tropas de asalto patrocinadas por el
multimillonario ucraniano Igor Kolomoisky fueron enviados a Odesa
disfrazados como civiles. La llamada «14ª compañía de las fuerzas de autodefensa de Maidan»,
proveniente de Kiev y ya implicada en los motines que allí
se produjeron el 29 de abril, también participó en la operación de
Odesa.
- Abril
de 2014. Vista de las tiendas de campaña instaladas por los militantes
antifascistas de Odesa en el barrio de Kulikovo después del golpe de
Estado perpetrado en Kiev en febrero pasado.
El grupo de tiendas de campaña de los ciudadanos de Odesa contrarios
al régimen ilegal instaurado en Kiev fue instalado en el centro de la
ciudad desde finales de febrero de 2014, inmediatamente después del
golpe de Estado. A lo largo de los meses subsiguientes, miles de
ciudadanos se reunieron allí y expresaron repetidamente en aquel lugar
su decisión inquebrantable de manifestarse públicamente en defensa de
sus derechos y de sus libertades fundamentales en una Ucrania donde la
camarilla nacionalista de Kiev trata de extender su control a todo el
país.
- Extraña
mezcolanza de emblemas contradictorios (la cinta de San Jorge y
la bandera ucraniana) sobre el chaleco blindado de uno de los
participantes en la matanza perpetrada en las calles de Odesa. Obsérvese
además el brazalete rojo que porta este individuo.
El 2 de mayo de 2014, el club de futbol local FC Chornomorets recibía en Odesa al FC Metalist
de Jarkov en un partido correspondiente a la Liga 1 de Ucrania.
Multitudes de aficionados llegaron de Jarkov y se dirigieron al estadio.
Pero se vieron agredidos repentinamente por encapuchados armados que
portaban al mismo tiempo la cinta de San Jorge (adoptada como símbolo de
los opositores al régimen de Kiev) y un brazalete rojo. El mismo
brazalete rojo podía verse sobre los uniformes de algunos policías
ucranianos.
En varias fotos, muy fáciles de encontrar, puede comprobarse que los
agresores contaron como mínimo con la neutralidad de las fuerzas de
policía. Otras imágenes demuestran que el despliegue, las agresiones y
los desmanes de los agresores estuvieron coordinados por individuos que
portaban uniformes de la policía. Uno de los coordinadores identificados
no es otro que el jefe delegado de los servicios del ministerio del
Interior en Odesa, el coronel Dimitri Fucheji.
- El
responsable de las fuerzas de policía delegado por el ministerio del
Interior (visible en el círculo rojo y en la foto insertada en la
esquina derecha) supervisa las acciones y el despliegue de individuos
armados que extrañamente portan la cinta de San Jorge.
- Odesa,
2 de mayo de 2014. Individuos con brazaletes rojos escuchan las
instrucciones que les imparte un personaje en uniforme de la policía
ucraniana.
- Encapuchados
armados (ver arma en el círculo rojo) se mueven tranquilamente entre
los agentes de la policía local. Obsérvese que estos individuos también
llevan brazaletes rojos.
- Individuos armados disparan contra la multitud de aficionados al futbol.
- Un
individuo armado (en el círculo rojo) apunta y dispara contra los
aficionados al futbol sin que los agentes de la policía de Odesa traten
de impedirlo o se interesen por él.
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De: Marti2 |
Enviado: 18/05/2014 05:58 |
No es por lo tanto sorprendente la reacción de los aficionados
al futbol, quienes se lanzaron a perseguir a los agresores destruyendo
todo lo que encontraban a su paso. Luego de aparentar brevemente que
se «interponían», las fuerzas de policía se replegaron dejando
libre el camino hacia el barrio de Kulikovo, donde se hallaba el
campamento de base de los antifascistas que protestaban pacíficamente en
Odesa.
En ese preciso instante se sumaron los matones de Pravy Sektor a los
grupos de aficionados al futbol, luego de dejar la Casa de los
Sindicatos a los manifestantes antifascistas que en su mayoría se habían
refugiado en aquel lugar. La horda que así se constituyó se abalanzó
entonces dentro del edificio matando a todo el que encontraban a su paso
e incendió la construcción lanzando gran número de cocteles molotov.
Al final de la jornada se contabilizaron 116 víctimas como resultado
de los enfrentamientos callejeros y del incendio. Más de 200 personas
resultaron heridas y mutiladas, 20 quedaron gravemente heridas y están
en estado crítico. Al menos 8 personas murieron al saltar por las
ventanas de los últimos pisos tratando de escapar a las llamas.
Los últimos informes recogidos revelan que se hizo uso de gases
tóxicos contra las personas que ya se habían refugiado dentro del
edificio. La Red Voltaire publicó un estremecedor reportaje fotográfico sobre las atrocidades perpetradas dentro de la Casa de los Sindicatos [3].
Víctimas que habían sobrevivido y que lograron salir del incendio
fueron masacradas en la plaza. Sus cuerpos fueron fotografiados después
junto a una serie de cadáveres calcinados con letreros que proclamaban «¡Esto es Ucrania!».
De todas las imágenes registradas en Odesa, las peores no son
ni siquiera las fotos de los cadáveres calcinados apilados a la entrada
de la Casa de los Sindicatos. Son las imágenes de video que muestran un
grupo de neofascistas rabiosos desbaratando la pierna derecha de un
joven en medio de la calle [4].
Los verdugos no disimulan el deleite que sienten al oír los alaridos de
la víctima y el ruido de sus huesos al romperse, mientras se embadurnan
las manos con su sangre lanzando gritos de júbilo. No queda en ellos
ni un átomo de humanidad. Son bárbaros de la peor especie. El país que
alguna vez llevó el nombre de Ucrania ha desaparecido definitivamente.
Ya puede verse claramente que el régimen no ha logrado lo que quería.
Los ciudadanos de Odesa han renunciado a las manifestaciones pacíficas y
ahora optan por la guerrilla y el contraataque al estilo de los
partisanos. Los habitantes de los territorios ocupados no tienen ya otra
opción para oponerse a los fascistas que hoy profanan su tierra, como
ya sucedió durante la Segunda Guerra Mundial.
En vez de ahogar las brasas de la guerra civil que ya podían verse en
Ucrania, el régimen de Kiev ha arrojado pacíficos ciudadanos a las
llamas. Pero ha incendiado así el país entero.
Los que militaban por la preservación de la identidad ucraniana en el
marco de un Estado federal fueron quemados vivos. Se ha violado así un
fatídico límite. Nada justifica en lo adelante que se prorrogue la
existencia del Estado ucraniano en sus actuales fronteras.
Por supuesto, a Occidente le interesa que se instaure un Estado
neonazi ucraniano. La cuestión es saber cuál será su perímetro. Y no es
una cuestión que afecte únicamente a Rusia. Es muy probable que los
rumanos, los húngaros y los polacos no vean tampoco con entusiasmo la
proximidad de un vecino tan poco recomendable.
Por lo pronto, ya pueden sacarse varias conclusiones de la tragedia de Odesa.
Primeramente,
fue con el concurso de la policía local, que se ha mantenido fiel al
régimen de Kiev, que los individuos armados de Pravy Sektor
–identificados con sus brazaletes rojos– iniciaron la provocación
organizada a expensas de los aficionados del club de futbol que habían
llegado a la ciudad para respaldar el equipo de Jarkov en ocasión del
partido correspondiente al campeonato local.
Segundo:
La cuestión de saber si la reunificación de Crimea con la Federación
Rusa fue una buena decisión está definitivamente resuelta. 7 millones de
personas se pronunciaron por un porvenir de seguridad y prosperidad.
Optaron por sumarse al proyecto autentico, respetable, libre de argucias
que se les proponía. Y lo hicieron a sabiendas del tipo de vida que han
de encontrar como ciudadanos de la Federación Rusa.
Tercero:
El sudeste de Ucrania nunca aceptará someterse a la autoridad de un
régimen que cuenta fascistas entre sus miembros. Las llamas de Odesa
hicieron desaparecer no sólo el acuerdo de Ginebra sino también la idea
misma de una posible federalización de Ucrania, que para muchos se ha
convertido incluso en obscena.
Cuarto:
La opción aplicada en Donetsk de adelantarse a los acontecimientos y
distribuir armas a la población resulta finalmente una sabia decisión.
El régimen de Kiev ha demostrado no tener la más mínima intención de
recurrir al diálogo con las regiones del sudeste. Lo que sí ha
demostrado, por el contrario, es que no vacila en matar y quemar vivos a
quienes no comparten sus puntos de vista.
Quinto:
Los rusos pueden ahora decidir a su conveniencia el momento oportuno
para desplegar sus tropas en el terreno y acudir en auxilio de la
población, si la situación así lo exige, ya que las milicias creadas en
esos territorios son ahora capaces de enfrentarse eficazmente a las
tropas del régimen. La Federación Rusa estará en todo su derecho de
aportar a las regiones del sudeste, a las regiones de la Nueva Rusia, la
ayuda humanitaria que estas necesiten. Las necesidades serán
considerables, dada la importancia de la destrucción y el hambre que
sufre gran parte de la población.
Sexto:
Es inaceptable la organización de una elección presidencial en una
situación de guerra civil. El régimen de Kiev no podrá por lo tanto
reclamar ni una onza de legitimidad después del 25 de mayo. Y todos los
discursos de Angela Merkel y Barack Obama no podrán modificar esa
situación.
El día mismo del drama de Odesa tuvimos la oportunidad de comprobar
la diferencia entre el comportamiento de los rusos y el de los
individuos que dicen ser ucranianos.
Pobladores de origen ruso de Lugansk derribaron un helicóptero del
régimen. Los soldados del régimen que respondieron al pedido de auxilio
del piloto herido se preocuparon por recuperar su armamento, pero
abandonaron el herido a su suerte. Fueron los pobladores rusófonos de
las fuerzas de milicia local quienes lo recogieron y lo llevaron al
hospital más cercano, donde le salvaron la vida las mismas personas que
él estaba dispuesto a ametrallar.
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De: Marti2 |
Enviado: 18/05/2014 06:02 |
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De: Marti2 |
Enviado: 25/06/2014 07:23 |
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:18 |
El Kurdistán y el Califato
En pocas semanas están materializándose dos entidades a las que
muy pocos concedían alguna posibilidad de concretarse: el Kurdistán y el
Califato. Los acontecimientos están confirmando el análisis de
Thierry Meyssan. Ambas entidades actúan estimuladas por Washington. Los
hechos más recientes así lo demuestran.
Desde el momento de la caída de Mosul escribí que la
actual guerra en Irak no podía verse como una acción del EIIL sino como
una ofensiva combinada de los yihadistas y del gobierno local kurdo
tendiente poner en aplicación el plan estadounidense de rediseño del
país [1].
Fui el único en expresar ese juicio y esa visión de las cosas iba
en contra de la corriente. Tres semanas más tarde, la justeza de ese
análisis se ha hecho evidente.
La creación del Kurdistán
El 20 de junio, Israel compraba al gobierno local kurdo el petróleo
robado en Kirkuk, ignorando el aviso internacional que el gobierno
federal iraquí había emitido al respecto [2].
El tránsito del petróleo fue facilitado por el EIIL –que controla
el oleoducto utilizado– y por Turquía, país que permitió el embarque del
crudo en un tanquero en el puerto turco de Ceyhan.
El 25 de junio, los partidos políticos kurdos de Irak dejaban de lado
sus divergencias y formaban un gobierno local de unión. Hasta aquel
momento habían estado divididos en dos grandes coaliciones, una
coalición proturca y proisraelí encabezada por el Partido Democrático
del Kurdistán (PDK) de los Barzani y otra proiraní y prosiria, dirigida
por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) de los Talabani. La unión de
ambas facciones no habría sido posible sin un acuerdo previo entre
Tel Aviv, Washington y Teherán.
Mendi Safadi, un político druso que sirve de enlace entre Israel y
los Contras que operan en Siria, transmitía a Reuven Rivlin una carta
del Partido Kurdo de Izquierda en Siria felicitándolo por su designación
por el parlamento israelí como próximo presidente de Israel y
exhortándolo a que respalde la creación de un Kurdistán independiente,
que abarcaría parte de Irak y una porción de territorio sirio.
Los días 26 y 27 de junio, el ministro británico de Relaciones
Exteriores William Hague visitaba Bagdad y Erbil. Conforme a
lo previsto, llamó al primer ministro iraquí Nuri al-Maliki a formar un
gobierno inclusivo, aunque sabía que ese llamado no sería escuchado. La
exhortación –puramente formal– fue recibida con sorna en la prensa
londinense, que estima que el consejo de Hague llegaba «un poquito tarde» [3].
El jefe de la diplomacia británica conversó después con Masud Barzani
sobre la futura independencia del Kurdistán. Como a menudo sucede,
el paso de los británicos es un momento decisivo.
El 29 de junio, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu rompió
el tabú en Tel Aviv al anunciar, en un discurso pronunciado en el
Instituto de Estudios para la Seguridad Nacional, que Israel respalda la
creación de un Estado kurdo independiente. Pero se abstuvo
prudentemente de precisar las fronteras, que siempre pueden evolucionar
con el tiempo [4].
El 3 de julio, el presidente del gobierno local del Kurdistán, Masud
Barzani, llamaba el parlamento local a organizar un referéndum de
autodeterminación. No sorprendió a nadie que la Casa Blanca respondiera
públicamente reiterando su apoyo a «un Irak democrático, pluralista y unido»
mientras que, por otro lado, el vicepresidente Joe Biden recibía
en privado al jefe de la oficina del señor Barzani, Fuad Hussein, para
preparar el referéndum.
No parece que el PDK –mayoritario en Irak pero minoritario en Siria–
sea capaz de organizar el referéndum simultáneamente en Irak y en Siria.
Washington tendrá por consiguiente que conformarse con un Kurdistán
separado del actual Irak y posponer sus planes de partición para Siria y
Turquía. Por el momento, lo que está haciendo es multiplicar los
mensajes apaciguadores en dirección de Damasco –está comunicándose
nuevamente con el gobierno sirio– y de Ankara, que sin embargo no creen
ni una palabra proveniente de Estados Unidos.
Lo que todo el mundo se pregunta es cuál sería la política exterior
del nuevo Estado. Hasta el momento, los Barzani habían logrado crear un
oasis de prosperidad, pero lo habían alineado con la política de Israel.
Mantener esa línea sería modificar por completo la correlación
estratégica en toda la región.
El espectro del Califato
Mientras tanto, el EIIL –rebautizado EI o Emirato Islámico– ha
proclamado el Califato. En un extenso texto, lleno de lirismo y de
constantes citaciones del Corán, anuncia que después de haber logrado
imponer la sharia en el amplio territorio que controla en Siria e Irak
su conclusión es que ha llegado la era del Califato. Anuncia que ha
elegido como Califa a su jefe, Abu Bakr al-Bagdadi, y que todo creyente,
donde quiera que se encuentre, debe obediencia a este Califa [5].
No se ha divulgado ninguna foto del nuevo jefe de Estado y nadie sabe
a ciencia cierta si al-Bagdadi existe realmente o si el nombre del «califa Ibrahim» es algo así como el “coco” o el mítico “hombre del saco”.
Por otro lado, si bien la toma de la región norte de Irak tuvo una
buena acogida en una parte del mundo musulmán lo más probable es que la
pretensión de gobernar todo ese mundo en su conjunto concite reacciones
menos favorables.
Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) expresó su respaldo «a los héroes del Emirato Islámico»
mientras que al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) envió a ese grupo
sus mejores deseos de éxito y victorias. Los demás grupos afiliados a
al-Qaeda, como Boko Haram en Nigeria y los Shabaab en Somalia, también
deberían sumarse próximamente a ese respaldo. Estaríamos asistiendo así a
una mutación de al-Qaeda, que pasaría de la clasificación de red
terrorista internacional a la categoría de Estado no reconocido.
En todo caso, el EI (ex EIIL) prosigue su avance, pero lo hace con
prudencia. Sabe que puede combatir dentro de ciertos límites y trata de
no interferir en los intereses de Washington y de sus aliados, aun
cuando se trata de aliados circunstanciales. Por ejemplo, en Samarra el
EI se abstuvo cuidadosamente de atacar los mausoleos de los imanes
chiitas para no provocar a Irán.
Y ya se hacen oír en Washington numerosas voces que confirman el
rediseño de Irak. Entre ellas se halla la de Michael Hayden, ex director
de la NSA y de la CIA, quien dio a Fox News el siguiente veredicto: «Con
la conquista por parte de los insurgentes de la mayor parte del
territorio sunnita, Irak ya deja prácticamente de existir. La partición
es inevitable.» Sus declaraciones vienen acompañadas de llamados a la intervención.
Por su parte, James Jeffrey, ex consejero de George Bush y
posteriormente embajador de Barack Obama en Irak, comentó: «[Los
yihadistas] nunca se han detenido, ni siquiera cuando yo estaba allá,
en 2010 y 2011. Fueron totalmente derrotados y perdieron su población.
Los perseguíamos y no lograron recuperarse. No hay manera de hacerlos
entrar en razones, no hay cómo contenerlos, no se puede hacer otra cosa
que matarlos.»
La prensa atlantista interpreta las posiciones expresadas en esas
declaraciones como un debate entre partidarios de la división de Irak y
defensores de la unidad del país mediante el uso de la fuerza.
En realidad, el programa de Washington no puede ser más claro: dejar
primeramente que los yihadistas dividan Irak (y quizás Arabia Saudita)
para aplastarlos después, cuando hayan hecho el trabajo sucio.
Es con esa intención que el presidente Obama emprende consulta tras
consulta y sigue dando largas al asunto, por el mayor tiempo posible. En
franca violación de los acuerdos de defensa existentes entre Irak y
Estados Unidos, Barack Obama envió solamente 800 hombres, de los que
sólo 300 servirán de consejeros a las fuerzas armadas iraquíes.
Los demás se dedicarán a garantizar la protección de la embajada de
Estados Unidos.
Thierry Meyssan Red Voltaire
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:21 |
«Kurdistán»... pero al estilo israelí
Mientras todo va configurándose con vista a la creación de un Kurdistán
independiente, Thierry Meyssan ve en ello una manipulación del sueño del
pueblo kurdo en beneficio de Israel, Estados Unidos y Turquía. Denuncia
además el proyecto de limpieza étnica del clan Barzani y destaca la
oposición del PKK a la creación de un «Kurdistán» basado en tales premisas.
Cuando David Ben-Gurion proclamó unilateralmente el
Estado de Israel, la defensa de esa entidad suponía la creación de una
zona de seguridad alrededor de esta. Esto correspondía a la estrategia
europea de los «peldaños»: las guerras israelíes buscaban
extender el territorio de Israel o, como mínimo, desmilitarizar las
zonas colindantes con su frontera.
Pero, a raíz de la aparición y generalización de los misiles, la congelación de los «peldaños» dejó de representar una garantía. De modo que, en 1999, Israel estuvo a punto de devolver el Golán [1] y, en el 2000, prefirió retirarse del sur del Líbano para no seguir teniendo que enfrentar el hostigamiento del Hezbollah.
Poco a poco fue imponiéndose una doctrina militar diferente: la
seguridad de un territorio dependería de la capacidad de destruir desde
más lejos los misiles que lo amenazaran. Ello implica no sólo
desmilitarizar los «peldaños» para protegerse de una invasión
terrestre sino dotarse además de un perímetro de protección que debe
sobrepasar las fronteras de los Estados enemigos para neutralizar
también la amenaza de los misiles. Lo cual explica la creación de Sudán
del Sur (en 2011) y, próximamente, la del Kurdistán, quizás en 2015.
Israel se vería entonces en condiciones de amenazar simultáneamente tres
países: Egipto, Siria y Líbano.
La experiencia de Sudán del Sur es muestra del carácter artificial de
ese tipo de creación. Hoy por hoy, Sudán del Sur no es otra cosa que un
Estado sin Estado, un hueco negro donde no se aplica el derecho… bajo
la ocupación del ejército israelí.
Desde el punto de vista de Estados Unidos, la creación del Kurdistán es una etapa del rediseño del «Medio Oriente ampliado» o (Greater Middle East),
o sea una división de la región en micro-Estados étnicamente homogéneos
y fáciles de dominar. Es por eso que el Pentágono ha pasado a
desempeñar el papel de “partidario desde lejos”.
Durante la reunión a puertas cerradas en la que el secretario de
Defensa Chuck Hagel y el jefe del Estado Major Conjunto, el general
Martin Dempsey, explicaron la situación en Irak a los congresistas
estadounidenses, no sólo afirmaron que se les había perdido el
expediente de Abu Bakr al-Baghdadi –y que por lo tanto ignoraban por qué
Estados Unidos lo había arrestado en 2004 y por qué lo liberó unos
meses después [2]–
sino que incluso admitieron que no tenían ningún plan de intervención y
que Estados Unidos está dejando el campo completamente libre en Irak al
Emirato Islámico y al Kurdistán [3].
Desde el punto de vista turco, este «Kurdistán» representa una
excelente oportunidad de resolver su propio problema kurdo. El primer
ministro Recep Tayyip Erdogan sopló toda la operación en los oídos de la
familia Barzani. Por otro lado, el propio Erdogan acaba de hacer votar
en el parlamento turco una ley que lo autoriza a negociar con los kurdos
de Turquía: los parlamentarios que contribuyan al desarme y la
integración de los rebeldes serán exonerados de todo proceso judicial [4].
El primer ministro Erdogan espera convertirse en presidente con los
votos de los kurdos de Turquía, quienes le agradecerían así el apoyo
prestado a la creación de un «Kurdistán» en el extranjero. Por supuesto, después de electo es poco probable que Erdogan mantenga esa política de apertura.
Pero el «Kurdistán» de Tel Aviv y Ankara no tiene mucho que
ver con el que quiere el pueblo kurdo. Al contrario de su gran
predecesor Saladino el Magnífico, quien liberó y unificó el Levante, el
clan Barzani pretende separar a los kurdos de los demás pueblos de la
región –árabes, armenios, etc.– y convertirlos en gendarmes al servicio
del apartheid sionista.
Mientras los miembros del PDK [5] debaten en internet sobre su futura moneda, el kuro [6], el clan Barzani actúa como si ya hubiese ganado, con ayuda de Israel, la partida que iniciaron enviando los peshmerga
a apoderarse de los campos petrolíferos de Bai Hassan y de Kirkuk
–supuestamente para garantizar su seguridad ante las maniobras de
Bagdad– y expulsando de allí a los obreros árabes [7].
O sea, no hay dudas de que el proyecto israelí del clan Barzani implica una limpieza étnica que no ha hecho más que comenzar.
El PKK [8]
de Abdullah Ocalan ya llamó a la población kurda a no caer en la
trampa. Y publicó un documento de la reunión secreta realizada el 1º de
junio en Amman, reunión en la que los grupos islamistas armados y el PDK
de Massud Barzani establecieron su actual alianza y planificaron la
ofensiva conjunta contra el gobierno central de Irak [9]. El PKK llamó a una movilización general del pueblo kurdo contra el proyecto israelí de los Barzani.
Por su parte, el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki reveló que su
ejército no puede atacar el alto mando del Emirato Islámico porque este
se encuentra… en Erbil –capital del Kurdistán iraquí– y bajo la
protección del gobierno kurdo local.
Existen, por lo tanto, dos líneas diametralmente opuestas. Pero sólo el pueblo kurdo podrá hacer fracasar el plan israelí.
Thierry Meyssan Red Voltaire
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:24 |
El nacimiento de un siglo eurasiático
Las alianzas comerciales son solo parte del futuro pacto
Un fantasma persigue a Washington, la inquietante visión de una alianza
china-rusa combinada con una expansiva simbiosis de comercio e
intercambio de bienes a través de gran parte de la masa continental
eurasiática a costa de EE.UU.
Y no es ninguna sorpresa que Washington esté
ansioso. Esa alianza ya es un hecho en una variedad de maneras: mediante
el grupo BRICS de potencias emergentes (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica); en la Organización de Cooperación de Shanghái, el contrapeso
asiático a la OTAN; dentro del G20 y a través del Movimiento de No
Alineados (NAM) de 120 naciones. El comercio y el intercambio de bienes
son solo parte del futuro pacto. Las sinergias en el desarrollo de
nuevas tecnologías militares también son de interés. Es seguro que Pekín
quiere tener una versión del ultrasofisticado sistema de defensa aérea
antimisiles ruso al estilo de La guerra de las galaxias después de que
se introduzca en 2018. Mientras tanto, Rusia está a punto de vender
docenas de cazas jet Sukhoi Su-35 de última generación a los chinos
cuando Pekín y Moscú procedan a sellar una cooperación en el terreno de
aviación e industria.
Esta semana debería deparar los primeros verdaderos fuegos
artificiales en la celebración de un nuevo siglo eurasiático en
gestación cuando el presidente ruso Vladimir Putin visite al presidente
chino Xi Jinping en Pekín. Recordareis el “Ductistán”: todos esos
oleoductos y gasoductos claves que cruzan de un lado a otro Eurasia para
formar el verdadero sistema circulatorio de la vida de la región. Ahora
parece que también se firmará lo último en acuerdos de Ductistán por
valor de 1 billón [millón de millones] de dólares que se ha preparado
durante 10 años. En ese acuerdo el gigante energético ruso controlado
por el Estado, Gazprom, aceptará suministrar a la gigantesca Corporación
Nacional de Petróleo de China (CNPC), controlada por el Estado, 3.750
millones de pies cúbicos de gas natural licuado diarios al menos por 30
años, a partir de 2018. Es el equivalente de un cuarto de las masivas
exportaciones de gas de Rusia a toda Europa. La actual demanda diaria de
gas de China es de cerca de 16.000 millones de pies cúbicos diarios y
las importaciones cubren el 31,6% del consumo total.
Es posible que Gazprom todavía reciba la parte principal de sus
beneficios de Europa, pero Asia podría ser su Everest. La compañía
utilizará este meganegocio para aumentar las inversiones en Siberia
oriental y toda la región será también reconfigurada como centro
privilegiado de gas para Japón y Corea del Sur. Si queréis saber por qué
ningún país clave de Asia ha estado dispuesto a “aislar” a Rusia en
medio de la crisis ucraniana –y desafía al gobierno de Obama– no hay que
buscar más allá del Ductistán.
Sale el petrodólar, llega el "gas-o-yuan"
Y luego, hablando de ansiedad en Washington, hay que considerar la
suerte del petrodólar, o más bien la posibilidad “termonuclear” de que
Moscú y Pekín se pongan de acuerdo en el pago del acuerdo Gazprom-CNPC
no en petrodólares sino en yuanes chinos. Apenas se puede imaginar un
desplazamiento más tectónico, en el cual el Ductistán se cruza con una
creciente cooperación política-económica-energética china-rusa. Junto a
ella aparece la futura posibilidad de un impulso, dirigido de nuevo por China y Rusia,
hacia una nueva moneda de reserva internacional –en realidad un canasto
de monedas– que reemplace el dólar (por lo menos en los sueños
optimistas de miembros de los BRICS).
Directamente después de la decisiva cumbre china-rusa vendrá una
cumbre de los BRICS en Brasil en julio. Es cuando un banco de desarrollo
de los BRICS de 100.000 millones de dólares, anunciado en 2012, nazca
oficialmente como potencial alternativa al Fondo Monetario Internacional
(FMI) y al Banco Mundial como fuente de financiamiento de proyectos
para el mundo en desarrollo.
El “gas-o-yuan” refleja más cooperación de los BRICS a fin de
soslayar el dólar, como en el caso de gas natural comprado y pagado en
la divisa china. Gazprom incluso considera mercadear bonos en yuan como
parte de la planificación financiera de su expansión. Bonos respaldados
en yuanes ya se comercializan en Hong Kong, Singapur, Londres y más
recientemente en Frankfurt.
Nada podría ser más sensato que el nuevo pacto de Ductistán se pague
en yuanes. Pekín pagaría a Gazprom en esa moneda (convertible en
rublos); Gazprom acumularía los yuanes y Rusia entonces compraría la
miríada de bienes y servicios hechos en China en yuanes convertibles en
rublos.
Es de conocimiento común que los bancos de Hong Kong, de Standard
Chartered a HSBC –así como otros estrechamente vinculados a China por
tratos comerciales– han estado diversificando en yuanes, lo que implica
que se convertiría en una de las monedas de reserva de facto incluso
antes de que sea totalmente convertible (Pekín trabaja extraoficialmente
en un yuan totalmente convertible en 2018).
El trato ruso-chino del gas está inextricablemente vinculado a la
relación energética entre la Unión Europea (UE) y Rusia. Después de
todo, la parte principal del PIB ruso proviene de ventas de petróleo y
gas, así como su influencia en la crisis de Ucrania. Por su parte,
Alemania depende de Rusia en un importante 30% de sus suministros de gas
natural. Sin embargo, los imperativos geopolíticos de Washington
–nutridos con la histeria polaca– han llevado a empujar Bruselas a
encontrar maneras de “castigar” a Moscú en la futura esfera energética
(pero sin poner en peligro las actuales relaciones en el terreno de la
energía).
Hay consistentes rumores en Bruselas estos días sobre la posible
cancelación del proyectado gasoducto South Stream, de 16.000 millones de
euros, cuya construcción debería comenzar en junio. Una vez terminado
bombearía todavía más gas natural ruso a Europa, en este caso bajo el
mar Negro (evitando Ucrania) a Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Serbia,
Croacia, Grecia, Italia y Austria.
Bulgaria, Hungría y la República Checa ya han dejado claro que están
firmemente opuestos a cualquier cancelación. Y probablemente no tenga
lugar una cancelación. Después de todo, la única alternativa obvia es
gas del mar Caspio de Azerbaiyán, y no es probable que esto pase a menos
que la UE pueda repentinamente reunir la voluntad y los fondos para un
programa urgente a fin de construir el legendario oleoducto
Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC), concebido durante los años de Clinton
expresamente para soslayar Rusia e Irán.
En todo caso, Azerbaiyán no tiene capacidad para proveer los niveles
de gas natural necesarios y otros actores como Kazajistán, plagados de
problemas de infraestructura, o el poco fiable Turkmenistán, que
prefiere vender su gas a China, ya están fuera del cuadro. Y no hay que
olvidar que South Stream, combinado con proyectos energéticos
subsidiarios, creará numerosos puestos de trabajo e inversiones en
muchas de las naciones de la UE más devastadas económicamente.
A pesar de todo, semejantes amenazas de la UE, por poco realistas que
sean, solo sirven para acelerar la creciente simbiosis de Rusia con los
mercados asiáticos. Para Pekín especialmente, es una situación en la
que ambas partes solo pueden ganar. Después de todo, no hay comparación
entre energía suministrada a través de mares vigilados y controlados por
la armada de EE.UU. y permanentes y estables rutas terrestres desde
Siberia.
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:24 |
Escoge tu propia Ruta de la Seda
Por cierto, el dólar estadounidense sigue siendo la máxima moneda de
reserva global, involucrando un 33% de los valores en divisas
extranjeras globales a finales de 2013, según el FMI. Era, sin embargo,
un 55% en el año 2000. Nadie conoce el porcentaje en yuanes (y Pekín no
habla), pero el FMI señala que las reservas en “otras monedas” en los
mercados emergentes han aumentado un 400% desde 2003.
Se puede decir que la Fed está "monetizando" un 70% de la deuda del
Gobierno de EE.UU. en un intento de impedir que las tasas de interés
suban al cielo. El consejero del Pentágono Jim Rickards, así como todo
banquero basado en Hong Kong, tiende a creer que la Fed está en quiebra
(aunque no lo dirán oficialmente). Nadie puede llegar a imaginar la
dimensión del posible futuro diluvio que el dólar de EE.UU. podría
sufrir en medio de un monte Ararat de 1,4 trillones de derivados
financieros. No hay que pensar, sin embargo, que se trataría del final
del capitalismo occidental, es solo la decadencia de la fe económica
reinante, el neoliberalismo, que todavía es la ideología oficial de
EE.UU., de la abrumadora mayoría de la Unión Europea y de partes de Asia
y de Suramérica.
En cuanto a lo que se podría llamar el “neoliberalismo autoritario”
del Imperio del Medio, ¿qué es lo que puede no gustar por el momento?
China ha demostrado que es una alternativa orientada a los resultados
del modelo capitalista “democrático” occidental para naciones que
quieren tener éxito. Es construir no una, sino una miríada de nuevas
Rutas de la Seda, masivas conexiones de ferrocarriles de alta velocidad,
conductos, puertos, y redes de fibras ópticas por inmensas partes de
Eurasia. Estas incluyen una carretera del Sudeste Asiático, una
carretera de Asia Central, una “carretera marítima” del océano Índico e
incluso un ferrocarril a través de Irán y Turquía que llega hasta
Alemania.
En abril, cuando el presidente Xi Jinping visitó la ciudad de
Duisburg sobre el río Rin, con el mayor puerto tierra adentro del mundo y
directamente en el corazón de la industria del acero del Ruhr en
Alemania, hizo una audaz propuesta: debería construirse una nueva “Ruta de la Seda económica”
entre China y Europa, sobre la base del ferrocarril
Chongqing-Xinjiang-Europa que ya va de China a Kazajistán, luego a
través de Rusia, Bielorrusia, Polonia, y finalmente Alemania. Son 15
días en tren, 20 días menos que barcos de carga navegando desde el
litoral oriental de China. Eso representaría el decisivo terremoto
geopolítico en términos de integrar el crecimiento económico a través de
Eurasia.
Hay que recordar que, si no hay cambios radicales, China está a punto
de convertirse, y mantenerse, en la potencia económica global número
uno, una posición que mantuvo durante 18 de los últimos 20 siglos. Pero
no lo contéis a los hagiógrafos de Londres, todavía creen que la
hegemonía de EE.UU. durará, bueno, eternamente.
Camino a la Guerra Fría 2.0
A pesar de serios problemas financieros recientes, los BRICS han
estado trabajando conscientemente para convertirse en una antítesis del
original G8 y –después de expulsar a Rusia en marzo– de nuevo un Grupo
de 7 o G7. Están ansiosos de crear una nueva arquitectura global para
reemplazar la que fue impuesta después de la Segunda Guerra Mundial y se
consideran un potencial desafío al mundo excepcionalista y unipolar que
Washington imagina para nuestro futuro (con su país como robocop global
y la OTAN como su fuerza de robo-policía). El historiador y animador
imperialista Ian Morris en su libro War! What is it Good For?, definió a
EE.UU. como el decisivo “globocop” y “la última esperanza de la
Tierra”. Si ese globocop “se cansa de su rol”, escribe, “no existe un
plan B”.
Bueno, existe un plan BRICS, o por lo menos es lo que quieren creer
los BRICS. Y cuando los BRICS actúan en este espíritu en la escena
global, conjuran rápidamente una curiosa mezcla de temor, histeria y
pugnacidad en el establishment de Washington. Tomemos a Christopher Hill
como ejemplo. El exsecretario de Estado adjunto para el este de Asia y
embajador de EE.UU. en Irak es ahora asesor del Albright Stonebridge
Group, una firma consultora muy bien conectada con la Casa Blanca y el
Departamento de Estado. Cuando Rusia estaba “derrotada”, Hill solía
soñar con un “nuevo orden mundial” hegemónico estadounidense. Ahora,
cuando los mal agradecidos rusos han despreciado lo que “Occidente ha
estado ofreciendo” –es decir “un estatus especial con la OTAN, una
relación privilegiada con la Unión Europea y cooperación internacional
en esfuerzos diplomáticos– están, a su juicio, tratando activamente de
resucitar el imperio soviético. Traducción: si no sois nuestros
vasallos, estáis contra nosotros. Bienvenidos a la Guerra Fría 2.0.
El Pentágono tiene su propia versión de esto dirigida no tanto contra
Rusia como contra China que, afirma su think-tank sobre futuras
guerras, ya está en guerra con Washington de numerosas formas. Por lo
tanto si no es el Apocalipsis ahora, será el Armagedón mañana. Y sobra
decir que cualquier cosa que vaya mal, mientras el gobierno de Obama
“gira” descaradamente hacia Asia y los medios estadounidenses se llenan
la boca sobre un renacimiento de la “política de contención” de la era
de la Guerra Fría en el Pacífico, todo es culpa de China.
Empotrados en el demencial arranque hacia la Guerra Fría 2.0 están
algunos risibles hechos en el terreno: el gobierno de EE.UU., con 17,5
billones de dólares de deuda nacional, y suma y sigue, considera un
enfrentamiento financiero con Rusia, el mayor productor global de
energía e importante potencia nuclear, tal como también promueve un
cerco militar económicamente insostenible alrededor de su mayor
acreedor: China.
Rusia tiene actualmente un considerable superávit comercial. Los
gigantescos bancos chinos no tendrán problema alguno para ayudar a los
bancos rusos si los fondos occidentales se agotan. En términos de
cooperación inter-BRICS, pocos proyectos superan un oleoducto de 30.000
millones de dólares que se está planificando y que se extenderá de Rusia
a India a través del noroeste de China. Las compañías chinas ya
discuten ávidamente la posibilidad de participar en la creación de un
corredor de transporte de Rusia hacia Crimea, así como un aeropuerto,
astillero, y terminal de gas natural líquido en el lugar. Y se prepara
otro gambito “termonuclear”: el nacimiento de un equivalente del gas
natural a la Organización de Países Exportadores de Petróleo que
incluiría a Rusia, Irán, y según se informa al descontento aliado de
EE.UU. Catar.
El (no definido) plan a largo plazo de los BRICS involucra la
creación de un sistema económico alternativo que incluye un canasto de
monedas respaldadas en oro que dejaría de lado el actual sistema
financiero global centrado en EE.UU. (No sorprende que Rusia y China
estén acumulando todo el oro posible.) El euro –una moneda sana
respaldada por grandes mercados líquidos de bonos e inmensas reservas de
oro– también sería bienvenido.
No es ningún secreto en Hong Kong que el Bank of China ha estado
utilizando una red SWIFT paralela para realizar todo tipo de comercio
con Teherán, que sufre un duro régimen de sanciones estadounidenses.
Como Washington esgrime Visa y Mastercard como armas en una creciente
campaña al estilo de la Guerra Fría contra ella, Rusia se propone
implementar un sistema alternativo de tarjetas de pago y crédito que no
esté controlado por la industria financiera occidental. Un camino
incluso más fácil sería adoptar un sistema de Unión de Pagos chino cuyas
operaciones ya han superado a American Express en volumen global.
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:27 |
Solo giro sobre mí mismo
Es probable que ninguna cantidad de “giros” del gobierno de Obama
hacia Asia para contener China (y amenazarla con el control de las vías
energéticas marinas de ese país por la Armada de EE.UU.) logre que Pekín
se aleje de su estrategia autodenominada de “desarrollo pacífico”,
inspirada en Deng Xiaoping, con el propósito de convertirse en una
potencia comercial global. El despliegue avanzado de tropas de EE.UU. o
de la OTAN en Europa Oriental y otros actos al estilo de la Guerra Fría
tampoco disuadirán a Moscú de un cuidadoso juego de malabarismo:
asegurar que la esfera de influencia rusa en Ucrania se mantenga fuerte
sin comprometer el comercio y el intercambio de bienes, así como los
vínculos políticos con la Unión Europea, sobre todo, con el socio
estratégico Alemania. Es el Santo Grial de Moscú: una zona de libre
comercio de Lisboa a Vladivostok que (no por casualidad) se refleja en
el sueño chino de una nueva Ruta de la Seda a Alemania.
Por su parte Berlín, cada vez más alerta respecto a Washington,
detesta la noción de que Europa se vea atrapada en las garras de una
Guerra Fría 2.0. Los dirigentes alemanes tienen problemas más
importantes, incluyendo el intento de estabilizar una bamboleante UE
mientras evita un colapso económico en la Europa meridional y central y
el avance de los partidos de derecha cada vez más extremistas.
Al otro lado del Atlántico, el presidente Obama y sus altos
funcionarios dan toda la impresión de hallarse atrapados en sus propios
giros, hacia Irán, hacia China, hacia las zonas fronterizas orientales
de Rusia, y (pasando desapercibidos) hacia África. La ironía de todas
esas maniobras –militares para comenzar– es que en realidad ayudan a que
Moscú, Teherán y Pekín refuercen su propia profundidad estratégica en
Eurasia y otros sitios, como se refleja en Siria o, crucialmente, cada
vez en más pactos energéticos. También ayudan a reforzar la creciente
cooperación estratégica entre China e Irán. La incesante narrativa del
"ministerio de la verdad" de Washington sobre todos estos eventos ignora
ahora cuidadosamente el hecho de que sin Moscú “Occidente” nunca se
habría sentado a discutir un acuerdo nuclear definitivo con Irán o
habría conseguido un acuerdo de desarme químico de Damasco.
Cuando las disputas entre China y sus vecinos del Mar del Sur de
China y entre ese país y Japón por la islas Senkaku/Diaoyou se sumen a
la crisis de Ucrania, la inevitable conclusión será que tanto Rusia como
China consideran que sus zonas fronterizas y vías marítimas son de
propiedad privada y no van a aceptar tranquilamente los desafíos –sean
mediante expansión de la OTAN, cerco militar de EE.UU., o escudos de
misiles-. Ni Pekín ni Moscú tienden a la forma usual de expansión
imperialista, a pesar de la versión de los eventos que se suministra
actualmente a los públicos occidentales. Sus “líneas rojas” siguen
siendo de naturaleza esencialmente defensiva, no importa las bravatas
que a veces se urlizan en su protección.
Sea lo que sea lo que Washington quiera, tema o intente impedir, los
hechos en el terreno sugieren que en los próximos años Pekín, Moscú, y
Teherán se acercarán, lenta pero seguramente, creando un nuevo eje
geopolítico en Eurasia. Mientras tanto, EE.UU. perplejo parece cómplice
en la deconstrucción de su propio orden mundial unipolar mientras ofrece
a los BRICS una auténtica oportunidad para tratar de cambiar las reglas
del juego.
Rusia y China en modo de giro
En el mundo de los think-tanks de Washington se ha reforzado la
convicción de que el Gobierno de Obama debería concentrarse en una
reedición de la Guerra Fría mediante una nueva versión de la política de
contención para “limitar el desarrollo de Rusia como potencia
hegemónica”. La receta: armar a los vecinos de los Estados del Báltico
para “contener” a Rusia. La Guerra Fría 2.0 existe porque desde el punto
de vista de las elites de Washington la primera nunca ha terminado
realmente.
Sin embargo, por mucho que EE.UU. pueda luchar contra la emergencia
de un mundo multipolar, con múltiples potencias, los hechos económicos
en el terreno apuntan regularmente a semejantes tendencias. Sigue
existiendo la pregunta: ¿Será lenta y razonablemente digna la decadencia
del "hegemón" o arrastrará consigo a todo el mundo en lo que ha sido
llamada “la opción Sansón”?
Mientras contemplamos el desarrollo del espectáculo, sin que haya a
la vista una jugada final, hay que recordar que una nueva fuerza crece
en Eurasia y que la alianza estratégica china-rusa amenaza con dominar
su región vital junto con grandes trechos de su parte interior. Ahora
eso es una pesadilla de proporciones "mackinderescas" desde el punto de
vista de Washington. Hay que pensar, por ejemplo, en cómo lo vería
Zbigniew Brzezinski, el exconsejero nacional de seguridad que se
convirtió en mentor en política global del presidente Obama.
En su libro de 1997 El gran tablero de ajedrez, Brzezinski argumentó
que “la lucha por la primacía global seguirá jugándose” en el “tablero
de ajedrez” eurasiático del cual “Ucrania era un eje geopolítico”. “Si
Moscú recupera el control de Ucrania”, escribió entonces, Rusia
“recuperará automáticamente los medios para convertirse en un poderoso
Estado imperial, abarcando Europa y Asia”.
Esta sigue siendo la mayor parte de la justificación tras la política
imperial de contención estadounidense del “exterior cercano” europeo,
de Rusia al Mar del Sur de China. Sin embargo, sin una jugada final en
el horizonte, no hay que perder de vista un giro de Rusia hacia Asia,
China girando por el mundo y los BRICS trabajando intensamente en el
intento de realizar un nuevo Siglo Eurasiático.
Pepe Escobar Red Voltaire
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:30 |
¿Yihad global contra los BRICS?
Nuevo "califato" del siglo XXI en Irak
Lejos de ser una alianza levantina al servicio de las ambiciones occidentales, el nuevo «califato»
del siglo XXI responde a los objetivos del imperialismo global. Para
Washington, el Emirato Islámico es un arma de destrucción masiva
dirigida contra los países emergentes, fundamentalmente contra Rusia, la
India y China. El analista mexicano Alfredo Jalife explica qué uso
puede dar Estados Unidos al Emirato Islámico, mucho más allá de Siria e
Irak.
La nebulosidad sobre la sorprendente creación y
propagación del grupo sunnita jihadista Emirato Islámico de Irak y el
Levante (Siria y Líbano) –EIIL, conocido igualmente como ISIL, por sus
siglas en inglés, o Daesh en árabe–, que ha generado aparente «confusión», empieza a disiparse debido a sus alcances geoestratégicos en la frontera del «triángulo RIC»
(Rusia, India y China), cuyos tres miembros forman parte del ascendente
grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a 14 días de
celebrar su sexta cumbre en Fortaleza.
El primer día del ayuno islámico del Ramadán, un dato simbólicamente
ilustrativo fue escenificado por ISIL/Daesh, que deja oficialmente de
lado su nombre por el de «Estado Islámico»: el lanzamiento del «califato islámico»
en los territorios bajo su ocupación militar, y nombró a su enigmático
líder Abu Bakr al-Baghdadi como su nuevo califa (que significa en árabe «sucesor» del profeta Mahoma).
El temerario lanzamiento del nuevo califato por el «Estado Islámico» sunnita es un triple anatema para el chiísmo universal de 300 millones de feligreses (20% del total islámico global):
1) el califato, que nace con los «compañeros» del profeta, es eminentemente sunnita y motivo de la ruptura sucesoria con los chiítas seguidores de Alí (primo de Mahoma);
2)
Abu Bakr fue el primer califa del sunnismo, padre de la legendaria
Aisha y uno de los suegros del profeta, y hoy su nombre se convierte en nom de guerre del «nuevo califa del siglo XXI»,
3)
el califato sunnita proclamado llega hasta las fronteras de Irán, en la
provincia de Diyala, para vincularse con Alepo (Siria), en la frontera
turca.
El primigenio califato fue abolido con la derrota del Imperio Otomano
en la Primera Guerra Mundial, lo cual significó el reparto de sus
despojos mediante la artificial cartografía medioriental del tratado
secreto anglo-francés Sykes-Picot, que el nuevo califato del siglo XXI
ha dado por muerto al borrar de facto la transfrontera de Siria e Irak, lo cual beneficia el nuevo trazado militar del Kurdistán iraquí.
Las consecuencias del nuevo califato del siglo XXI son enormes a
escala local/transfronteriza/regional y euroasiática, en medio de su
epifenómeno multidimensional –donde el control de los hidrocarburos
juega un papel preponderante–, cuando sus implicaciones prospectivas se
plasman en su irredentismo cartográfico tanto de su yihad petrolera como
de su proyección geopolítica para los próximos 5 años.
A «alguien» le convino la guerra de 1980-1988 focalizada entre
los árabes de Irak (en la etapa de Sadam Husein) contra los persas de
Irán (en la fase del ayatola Khomeiny), para que luego
Estados Unidos/Gran Bretaña/OTAN librasen sus dos guerras puntuales
contra Irak (en 1990-1991 y en 2003-2011) del nepotismo dinástico de los
Bush (padre e hijo).
Irak, hoy en delicuescencia, lleva 34 años ininterrumpidos de guerras
caleidoscópicas y ahora entra a un nuevo estadio: una guerra
etno-teológica que puede durar otros 30 años –réplica de las guerras
europeas del siglo XVII– entre sunnitas y chiítas, que abarca ya
nítidamente a varios países del «Gran Medio Oriente» (según la definición del general israelí Ariel Sharon este Gran Medio Oirente
va desde Marruecos hasta Cachemira y de Somalia al Cáucaso): Irak,
Siria, Líbano, Yemen, Bahréin, Arabia Saudita (en su parte oriental
petrolera, donde predomina la «minoría» chiíta), y en la que
participan a escala regional tras bambalinas (ya muy vistas) las
6 petromonarquías del Consejo de Cooperación del Golfo, Turquía,
Jordania e Irán, sin contar el Kurdistán iraquí (gran aliado de Israel).
El nuevo califato del siglo XXI, en pleno centro de Eurasia, comporta
implicaciones profundas en el triángulo geoestratégico de los RIC,
donde existen importantes «minorías» islámicas, a diferencia de
Estados Unidos y todo el continente americano, donde la presencia
musulmana es microscópica: 0,8% de la población en Estados Unidos; 0,42%
en Sudamérica y 1,6% en todo el continente americano.
Es mi hipótesis que el nuevo califato del siglo XXI y su yihad
global, tanto petrolera como geopolítica, carcome las fronteras
islámicas del «triángulo RIC» y desestabiliza su conformación
demográfica interna –con un total de casi 200 millones de musulmanes en
su seno–, tomando en cuenta la doble «contención» que Estados Unidos trata de imponer contra Rusia y China (mediante la doctrina Obama).
Con antelación ya había expuesto el preponderante «factor islámico» en la India, que se encuentra ante un tsunami demográfico y geopolítico.
El presidente ruso Vladimir Putin ya declaró al respecto que
«los acontecimientos provocados por Occidente en Ucrania son una
muestra concentrada de una política de contención contra Rusia».
No se pueden soslayar los vasos comunicantes entre Ucrania, el Mar
Negro, el Transcáucaso y el Gran Medio Oriente, donde se distingue
intensamente el «factor checheno».
A juicio de Putin, después del fracaso del mundo unipolar, «Occidente» pretende imponer a otros países sus principios, convirtiendo el planeta en un «cuartel mundial». ¡Uf!
Durante el paroxismo de la guerra fría, el libro predictivo sobre la disolución de la URSS, El imperio resquebrajado: la revuelta de las naciones en la URSS,
de la aristócrata francesa Helène Carrère d’Encausse, exhibió la
vulnerabilidad de la URSS debida al galopante crecimiento demográfico de
su poligámica población musulmana.
Los políticos de Estados Unidos, entre ellos su vicepresidente Joe Biden, vuelven a repetir el «modelo demográfico» del «imperio resquebrajado»,
ya reducido a la mínima expresión de Rusia, donde existe una relevante
minoría musulmana de alrededor de 15% de su población (20 millones del
total) asentada en la región Volga/Ural y en el hipersensible Cáucaso
norte (Daguestán, Chechenia, etc.).
En China también existe una «minoría» islámica sunnita
muy inquieta, ostensiblemente azuzada desde el exterior: los célebres
uigures –de origen mongol, conectados con sus congéneres de Asia central
y Turquía–, que predominan en la Región Autónoma de Xinjiang y que
ascienden a 10 millones (según el censo de 2010).
La superestratégica región de Xinjiang, con una extensión de
1,6 millones de kilómetros cuadrados, encierra grandes yacimientos de
petróleo, constituye la mayor región productora de gas natural de toda
China y ostenta importantes reservas de uranio.
La conexión comercial de Xinjiang con Kazajstán es de la mayor importancia geoestratégica en medio de Eurasia.
En fechas recientes, los separatistas uigures sunnitas han
intensificado sus atentados en el mero corazón de China, en su capital
Pekín.
Los separatistas uigures, que buscan derrocar al gobierno chino local, están inspirados por la teología de la yihad global avant la lettre, teología que ahora proclama y reclama el nuevo califato del siglo XXI, con el que muy bien pudieran conectarse.
Cabe entonces que nos preguntemos: ¿Forman parte del «cuartel mundial» de «Occidente» el nuevo califato del siglo XXI y su yihad global contra los BRICS?
Alfredo Jalife-Rahme La Jornada (México)
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De: Marti2 |
Enviado: 11/08/2014 05:56 |
¿Qué tienen en común las guerras de Ucrania, Gaza, Irak, Siria y Libia?
Alfredo Jalife, especialista mexicano en geopolítica, estima que la
simultaneidad de los acontecimientos explica el significado de estos:
después de anunciar la creación de una institución alternativa al
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial –y por ende al dólar–
Rusia está teniendo que enfrentar simultáneamente la acusación de haber
destruido en pleno vuelo el avión de pasajeros de la Malaysian Airlines,
el ataque de Israel contra la franja de Gaza –perpetrado con
la complicidad de los servicios de inteligencia militares de
Estados Unidos y Gran Bretaña–, el caos en Libia y la ofensiva
del Emirato Islámico en el Levante. Además, en cada uno de esos teatros
de operaciones, los combates giran alrededor del control de los
hidrocarburos, cuyo mercado funcionaba –hasta ahora– única y
exclusivamente en dólares.
Los cronogramas, organigramas, infogramas y
genealogías son seminales para el análisis geopolítico. Dos días antes
del misterioso y letal misil que derribó en el cielo tempestuoso
ucraniano el avión de Malaysia Airlines –como todo lo recóndito que ha
ocurrido con sus dos recientes vuelos–, fue clausurada la histórica
VI cumbre del BRICS y su conexión con UNASUR, donde concurrieron
notablemente Colombia y Perú [1].
Un día antes del misil letal, Obama elevó la puja de las sanciones
contra Rusia y su binomio inextricable de la banca y los energéticos.
"Coincidiendo" el mismo día con el letal misil misterioso en los cielos
de Ucrania, «Netanyahu, jefe de un Estado nuclear, ordenaba a su ejército invadir la franja de Gaza»: apreciación sugerente de Fidel Castro, quien en su filípica acusa de «provocación insólita» al gobierno golpista de Ucrania bajo la férula de Estados Unidos [2].
¿Qué sabrá perturbadoramente el caribeño viejo zorro de mil batallas?
Mientras el misil misterioso derribaba el vuelo de Malaysia Airlines,
el Estado racista/paria/apartheid de Israel invadía la franja de Gaza,
lo cual le han puesto en desacato de las resoluciones de la ONU y de «aislarse con la opinión pública mundial», como señala el ex presidente Bill Clinton [3] y coincide marcadamente con mi opinión en la radio mexicana.
Al unísono de la «coincidencia» (Castro dixit) de las agendas
geopolíticas de Ucrania y Gaza, arreciaban los enfrentamientos sectarios
y energéticos en tres países árabes: Libia, Siria e Irak –tildados de «fallidos» por los estrategas de Estados Unidos–, sin contar las guerras de Yemen y Somalia.
En Libia –balcanizada y vulcanizada como consecuencia de la
intervención "humanitaria" de Gran Bretaña y Francia, con Estados Unidos
hipócritamente instalado en el asiento trasero–, 2 días antes del letal
misil misterioso en Ucrania, las milicias rebeldes de las brigadas
Zintan cerraron el aeropuerto internacional de Trípoli (la capital
libia), mientras recrudecían los enfrentamientos entre clanes rivales en
Bengazi, de donde salieron las armas para abastecer a los yihadistas de
Siria e Irak, en medio del extraño asesinato del embajador de
Estados Unidos en Libia.
Más allá de la interconectividad del torrencial flujo de armas entre
Libia, Siria e Irak en la geografía de Al-Qaeda/Al Nusra y el nuevo
califato Daesh [4],
lo fundamental para las trasnacionales petroleras/gaseras/acuíferas de
Estados Unidos/Gran Bretaña/Francia radica en el control de las materias
primas (gas y agua dulce) de Libia [5], donde Rusia y China se dejaron embaucar inocentemente.
Resulta aburridamente tautológico abundar sobre la captura del
petróleo de Irak, también balcanizado y vulcanizado, lo cual le ha
valido «una guerra de 30 años» de parte de la dupla anglosajona Estados Unidos/Gran Bretaña.
En mi reciente estadía en Damasco, donde fui entrevistado por Thierry Meyssan, el director del portal galo Red Voltaire, este me confió que la súbita voltereta de «Occidente» (whatever that means)
contra Bachar al-Assad se debió en gran medida –más allá del gas en su
costa del mar Mediterráneo– a sus pletóricos yacimientos de
hidrocarburos en tierra firme, que hoy se encuentran bajo control del «nuevo califato Daesh del siglo XXI».
La interconectividad petrolera/gasera vuelve a resaltar en Gaza
5 años después del operativo «Plomo Fundido», cuya estrategia es
refrendada por la operación «Escudo Defensivo» (sic) en curso,
sin una investigación concluyente sobre la culpabilidad del deleznable
asesinato de 3 jóvenes israelíes –como había previsto premonitoriamente
el "visionario" jefe del Mossad, Tamir Pardo [6] y que fue pretexto desproporcionado para la enésima invasión israelí en Gaza con sus atrocidades de infanticidio masivo.
Manlio Dinucci, del rotativo italiano Il Manifesto [7],
aduce que una de las causas del irredentismo israelí se debe a los
pletóricos yacimientos gaseros que Gaza posee en su zona marítima.
Asimismo, el pletórico gas de esquistos en la República Autónoma de
Donetsk –que busca la separación de Ucrania y/o la federación– muy bien
vale la feroz guerra sicológica de propaganda entre los multimedia
pro-estadounidenses y pro-rusos para echarse la culpa del derribo del
avión de Malaysia Airlines. ¿El derribo del avión de Malasia Airlines
pudo haber sido un operativo de «falsa bandera» del gobierno ucraniano que con «grabaciones», que muy bien pueden ser editadas, acusa de «terrorismo» a los separatistas para aplastarlos higiénicamente?
Hace dos meses, el canal de TV Russia Today, cada vez más
consultado en Latinoamérica para contrastar la intoxicación
desinformativa de los multimedia israelí-anglosajones –lo cual le ha
valido el exorcismo del secretario de Estado estadunidense, John Kerry–
destaca la importancia del gas de esquistos en Donetsk (la parte
oriental de Ucrania que busca su separación) y pregunta si «los intereses de las petroleras gigantes occidentales se encuentran detrás de la violencia» [8].
El oriente de Ucrania, hoy en plena guerra civil, posee «carbón y pletóricos yacimientos de gas shale en la cuenca Dnieper-Donets».
En Donetsk la petrolera británica Shell firmó en febrero de 2013 un
acuerdo de reparto de utilidades por 50 años con el gobierno de Ucrania
(Nota: el anterior gobierno depuesto por los golpistas neonazis
apuntalados por Estados Unidos) para explorar y extraer su gas de
esquistos [9].
Russia Today argumenta que son tan elevadas «las ganancias que Kiev no desea perder», por lo que ha emprendido una desproporcionada «campaña militar contra su propia población».
Chevron firmó un acuerdo similar el año pasado (con el mismo gobierno depuesto) por 10 000 millones de dólares.
Hunter Biden, hijo del vicepresidente de Estados Unidos, acaba de ser
nombrado en el consejo directivo de Burisma, el mayor productor privado
(¡supersic!) de gas en Ucrania [10], lo cual «coloca la explotación del gas de esquistos ucraniano en una nueva perspectiva»”, porque «posee licencias que cubren la cuenca de Dnieper-Donets».
Kerry no se queda atrás en el reparto de utilidades y Devon Archer, su
anterior asesor y compañero de dormitorio de su hijastro, pertenece
desde abril a la polémica Burisma.
¿Sirven las "licencias" de enajenación catastral para explotar el gas
de esquistos ucraniano como "licencias para asesinar" inocentes?
¿El fracking del gas de esquistos fractura a Ucrania? Tal ha sido la
tónica de la trágica historia de los hidrocarburos en el siglo XX y su
explotación por las petroleras «occidentales».
Que conste que en todos los frentes bélicos enunciados –Ucrania,
Gaza, Irak, Siria y Libia– el común denominador son los hidrocarburos.
Alfredo Jalife-Rahme La Jornada (México)
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